Sucedió entonces cuando Jesús concluyó de pronunciar estas palabras a sus discípulos, que María Magdalena se adelantó y dijo:
“Mi Señor, no te enfades conmigo si os interrogo, pues nosotros te interrogamos con exactitud con respecto a todo“.
Y Jesús contestó diciéndole a María:
“Pregunta lo que desees preguntar, que yo os lo revelaré abiertamente y sin semejanzas, y todo lo concerniente a lo que preguntes os lo diré con exactitud y certeza. Yo os perfeccionaré en todo poder y toda plenitud, desde el interior de los interiores hasta el exterior de los exteriores, desde el Inefable hasta la tiniebla de las tinieblas, así serás llamada: «la plenitud perfeccionada en toda Gnosis». Ahora por consiguiente María, pregunta lo que más quieras preguntar que yo os lo revelaré con gran júbilo y gran regocijo“.
María interroga de nuevo a Jesús.
Sucedió entonces cuando María escuchó decir estas palabras al Salvador, que se regocijó sumamente en gran gozo y dijo: “Mi Señor, ¿serán superiores los hombres del mundo que han recibido los misterios de la Luz, a las emanaciones del Tesoro en tu reino?. Porque tú has dicho: «Si los conduzco a la región de aquellos que han recibido los misterios de la Luz, será considerada la región de las emanaciones de la Tierra de la Luz por vosotros como una mácula de escombros debido a la gran distancia que ésta dista de ella y por la gran luz en que ella está», es decir la Tierra de la Luz es el Tesoro, la región de las emanaciones; por lo tanto mi Señor, ¿serán los hombres que han recibido los misterios, superiores a la Tierra de la Luz y superiores a las emanaciones en el reino de la Luz?”.
(Distíngase entre los hombres que han recibido los Misterios de la Luz y las emanaciones del Tesoro del Reino.)
(La tierra de la luz es el tesoro; en la región de las emanaciones, por tanto, serán los hombres que ciertamente han recibido esos grandes misterios que se encuentran más allá de la Tierra de la Luz.)
Samael Aun Weor