Capitulo XIII – ARCANO No. 13 “LA INMORTALIDAD”

DESCRIPCIÓN DE LA LAMINA:

En este arcano los mazos de trigo representan el Renacimiento, al igual que las flores. LAS FLORES, EL COMIENZO DE LA VIDA; EL TRIGO, EL FINAL UN JERARCA DE LA LEY corta unos manojos de Trigo, los cuales tienen granos grandes y pequeños que son los llamados Boby- Caldenos, que representan los Valores, el Capital que trae cada ser humano en sus TRES CEREBROS (INTELECTUAL, MOTOR, EMOCIONAL). Quien trae granos pequeños vive poco, muriendo a los pocos días, meses o en los primeros años de vida. Se vive por tercios y se muere por tercios; quien malgasta su Capital Intelectual, cae en la locura, esquizofrenia, etc. Quien malgasta su Centro Motor o de Movimiento, termina paralítico, deforme, etc.; quien malgasta su Centro Emocional, sufre enfermedades del corazón.

Este Arcano tiene representación física e interna, es el Arcano de Judas Iscariote, que representa la Muerte del “Ego”.

La GUADAÑA es el símbolo funeral de los ÁNGELES DE LA MUERTE.

SIGNIFICADO ESOTÉRICO DEL ARCANO:

Realmente la Muerte es el regreso a la matriz. LA VIDA Y LA MUERTE son dos fenómenos de una misma cosa.

La MUERTE es una resta de quebrados, terminada la operación matemática, sólo quedan los VALORES DE LA CONCIENCIA. Se restan los Valores de la Personalidad. No hay ningún mañana para la Personalidad del muerto, tiene un principio y un fin. Los Valores de la Conciencia se encuentran embotellados en el “Ego”, estos, vistos clarividentemente, parecen legión de fantasmas, esto es lo que continúa.

El retorno de los Valores es la mecánica de la Naturaleza. Realmente el Alma no retorna porque el hombre todavía no ha encarnado su Alma. Sólo los Valores retornan.

Cuando llega la hora de la muerte, concurre al lecho del agonizante el ÁNGEL DE LA MUERTE, encargado de cortar el Hilo de la Existencia. En el instante preciso en que exhalamos el último aliento, el Ángel de la Muerte saca al individuo de su Cuerpo Físico y corta con su guadaña el Cordón de Plata (cierto hilo misterioso, de color plateado que conecta los Cuerpos Internos con el Cuerpo Físico). Tal cordón magnético puede alargarse o acortarse hasta el infinito. Gracias a dicho hilo es como podemos incorporarnos de nuevo al Cuerpo Físico en el momento de despertar, después del sueño.

Los moribundos suelen ver al ÁNGEL DE LA MUERTE, ellos cuando están trabajando se revisten con sus trajes funerales y asumen una figura espectral, esquelética y empuñan la guadaña con la que cortan el Cordón de Plata. Esa tétrica figura sólo la asumen en su trabajo, fuera de él adoptan figuras muy hermosas, ya de niños, ya de damas, o de Venerables ancianos. Los Ángeles de la Muerte nunca son malos o perversos, ellos siempre trabajan de acuerdo con la Gran Ley. Cada cual nace en su hora y muere exactamente en su tiempo.

Los Ángeles de la Muerte son muy sabios y se desarrollan y desenvuelven bajo el Rayo de Saturno. No solamente conocen lo relacionado con la muerte común y corriente del Cuerpo Físico, estos Ministros de la Muerte son, además, profundamente sabios en todo lo relacionado con la Muerte del “Yo Pluralizado”.

PROSERPINA, LA REINA DE LOS INFIERNOS, es también Hécate, la Bendita Diosa Madre Muerte, bajo cuya dirección trabajan los Ángeles de la Muerte. La Madre Espacio convertida en Madre Muerte, ama entrañablemente a sus hijos y por eso se los lleva.

La Bendita Diosa Madre Muerte, tiene poder para castigarnos cuando violemos la Ley y potestad para quitarnos la vida. Es indudable que ella es tan sólo una faceta magnífica de nuestra DUADA Mística, una forma espléndida de nuestro propio Ser. Sin su consentimiento ningún Ángel de la Muerte se atrevería a romper el Hilo de la Vida, el Cordón de Plata, el Antakarana.

Tres formas humanas van al sepulcro:

  1. EL CADÁVER FÍSICO.
  2. EL CUERPO VITAL O LINGAM SARIRA.
  3. LA PERSONALIDAD.

El Cuerpo Físico en un proceso graduativo, se desintegra dentro de la fosa sepulcral.

El Cuerpo Vital flotando ante el sepulcro cual fantasma fosforescente a veces visible para las gentes muy psíquicas, se desintegra lentamente conforme el Cuerpo Físico se va desintegrando.

La PERSONALIDAD es ENERGÉTICA, se forma durante los primeros siete años de la infancia y se robustece con el tiempo y las experiencias. La Personalidad es hija de su tiempo, nace en su tiempo, no existe ningún mañana para la Personalidad del muerto. Después de la muerte del Cuerpo Físico, la Personalidad está dentro del sepulcro, pero sale cuando alguien lleva flores, cuando algún doliente la visita, ambula por el panteón y vuelve a su sepulcro. Lentamente se va desintegrando en el cementerio.

Aquello que continúa, aquello que no va al Sepulcro es el “Ego”, el Sí Mismo, el Mí Mismo, el “Yo”: cierta suma de Yoes Diablos que personifican nuestros Defectos Psicológicos.

Eso que continúa después de la Muerte, no es pues algo muy hermoso. Aquello que no es destruido con el Cuerpo Físico, no es más que un montón de Diablos, de Agregados Psíquicos, de Defectos; lo único decente que existe en el fondo de todas esas entidades cavernarias que constituyen el Ego, es la Esencia, la Psiquis, el Budhata.

Normalmente dichos Agregados Psíquicos se procesan en los mundos Astral y Mental. Raras son las Esencias que logran emanciparse por algún tiempo, de entre tales elementos subjetivos, para gozar de unas vacaciones en el Mundo Causal, antes del retorno a este valle de lágrimas. Pero esto es posible con la Disolución del Ego.

Los Egos normalmente se sumergen dentro del Reino Mineral en los Mundos Infiernos o retornan en forma inmediata o mediata en un nuevo organismo.

El Ego continúa en la semilla de nuestros descendientes; retornamos incesantes para repetir siempre los mismos dramas, las mismas tragedias.

Debemos hacer hincapié en eso de que “NO TODOS LOS AGREGADOS PSÍQUICOS LOGRAN TAL HUMANO RETORNO”; realmente muchos Yoes-Diablos se pierden debido a que, o bien se sumergen dentro del Reino Mineral, o continúan reincorporándose en organismos animales o resueltamente se aferran, se adhieren a determinados lugares.

Samael Aun Weor

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