Pistis Sophia – Tercer Libro – Capítulo 106

Que los misterios serán dados de nuevo al arrepentido hasta el tercero del segundo espacio.

Y el Salvador respondió a Juan: “Si es un hermano que no es farsante y en verdad anhela las cosas de Dios, y si le habéis dado muchas veces los misterios del principio y por la necesidad de los elementos del Destino no ha realizado lo que es digno de los misterios del Reino de la Luz, perdonadlo entonces, dejadlo entrar y dadle el primer misterio que está en el segundo espacio. Tal vez ganéis el alma de ese hermano“.

Y si no ha realizado lo que es digno de los misterios de la Luz y ha delinquido cometiendo diversos pecados y más adelante ha vuelto de nuevo con gran arrepentimiento renunciando al mundo de todos sus pecados, y vosotros sabéis con certeza que no es farsante y en verdad anhela las cosas de Dios, entonces volved con él de nuevo, perdonadlo y dejadlo que pase y dadle el segundo misterio en el segundo espacio del Primer Misterio. Tal vez ganéis el alma de ese hermano y herede el Reino de la Luz“.

Y nuevamente si él no ha realizado lo que es digno de los misterios sino que ha delinquido cometiendo diversos pecados, y después ha regresado arrepentido renunciando a todo el mundo y las cosas que hay en él, abandonando el pecado a fin de que vosotros sepáis verdaderamente que no es un farsante sino que ciertamente anhela las cosas de Dios, volved con él otra vez, perdonadlo y aceptad su arrepentimiento, porque el Primer Misterio es compasivo y misericordioso. Dejadlo entrar también y dadle los tres misterios juntos que están en el segundo espacio del Primer Misterio“.

El límite del poder de los discípulos para perdonar pecados.

Si por otra parte ese hombre delinque cometiendo diversos pecados, desde ese momento en adelante vosotros no podréis perdonarlo ni aceptar su arrepentimiento, sin embargo permitidle estar entre vosotros como un tropiezo y como un trasgresor“.

Porque amén os digo: Esos tres misterios serán testigos de su último arrepentimiento de este momento en adelante. Porque amén os digo: El alma de ese hombre no será vertida de nuevo al mundo de este momento en adelante sino que estará en las moradas del Dragón de las tinieblas exteriores“.

La explicación de un refrán antiguo.

Porque con relación a las almas de tales hombres os he hablado antes en forma similar diciéndoos: «Si tu hermano peca contra ti, atraedlo y tratad el asunto entre tú y él a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano; sí no te escucha lleva contigo a otro más. Si no te escucha a ti ni al otro llévalo a la asamblea. Si no escucha a los otros, déjalo como a un trasgresor y como a una piedra de tropiezo». Es decir, si no es aprovechable en el primer misterio, dadle el segundo, y si no es aprovechable en el segundo, dadle los tres juntos que son «la asamblea», y si no es aprovechable en el tercer misterio, dejadle como a una piedra de tropiezo y como a un trasgresor“.

Del principal misterio del perdón de los pecados.

Y la palabra que os he hablado en otro tiempo: «para que mediante dos o tres testigos cada palabra sea establecida» es ésta: Esos tres misterios darán testimonio de su último arrepentimiento. Y amén os digo: Si ese hombre se arrepiente ningún misterio podrá perdonarle sus pecados, ni su arrepentimiento puede ser aceptado, ni ser escuchado por ningún misterio, excepto por el Primer Misterio de Primer Misterio y los Misterios del Inefable. Solamente éstos aceptarán su arrepentimiento y perdonarán sus pecados, porque esos misterios en verdad son compasivos y misericordiosos y siempre perdonan“.

Entonces, cuando el Salvador hubo dicho esto, Juan continuó nuevamente diciéndole al Salvador: “Mi Señor, suponiendo que un pecador consumado ha renunciado al mundo y las cosas que hay en él y a todos sus pecados e intereses y hemos comprobado que realmente no nos engaña sino que ciertamente y en verdad anhela las cosas de Dios; y además sabemos que se ha hecho merecedor de los misterios del segundo y tercer espacio, ¿Deseas acaso que le demos los misterios del segundo espacio y del tercero antes que haya recibido misterios de la Herencia de la Luz o no?. ¿Acaso así lo deseas?“.

Más acerca del perdón de los pecados.

Y el Salvador le contestó diciendo a Juan en medio de sus discípulos: “Si sabéis con certeza que ese hombre ha renunciado al mundo y todos sus intereses y asociaciones y pecados, y si sabéis en verdad que no os engaña ni que es un farsante o curioso por conocer los misterios y cómo se realizan y que realmente anhela las cosas de Dios, no lo esquivéis sino dadle los misterios del segundo y tercer espacio e investigad de qué misterio es merecedor; y ése del que sea merecedor dádselo y no se lo ocultéis porque si se lo ocultáis podréis haceros culpables de una gran condena“.

Si le concedéis una vez los misterios del segundo y tercer espacio y vuelve de nuevo al pecado debéis insistir de nuevo la segunda vez y hasta la tercera vez. Si aún así continúa, no insistáis más, porque esos tres misterios serán testigos para su último arrepentimiento. Y amén os digo: El que otorgue misterios nuevamente a ese hombre del segundo o tercer espacio es culpable de una gran condena. Sin embargo permitidle ser para vosotros como un transgresor o como un tropiezo“.

Amén os digo: El alma de tal hombre no puede ser vertida de nuevo al mundo desde ese momento en adelante; y su morada estará en medio de las fauces del dragón de las tinieblas exteriores, la región del llanto y crujir de dientes. Y en la disolución del mundo su alma será congelada y perecerá en el frío y fuego violento y no tendrá existencia eternamente“.

Aun cuando vuelva de nuevo y renuncie al mundo con todos sus intereses y todos sus pecados y muestre gran arrepentimiento, ningún misterio puede aceptar de él su arrepentimiento ni prestarle atención para tenerle misericordia y perdonar sus pecados, excepto el misterio del Primer Misterio y el misterio del Inefable. Son éstos los que aceptarán el arrepentimiento de tal hombre y le perdonarán sus pecados; porque en realidad esos misterios son compasivos y misericordiosos y siempre perdonan los pecados“.

Jeshua Ben Pandirá

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