Ante todo es necesario aprender a vivir de instante en instante; saber aprovechar cada momento, no dosificar el momento. La momentaneidad es característica especial de los gnósticos. Nosotros usamos la filosofía de la momentaneidad.
En cierta ocasión le preguntaron al Maestro Nansen: -¿Qué es el TAO?
-¡La vida Común!
-¿Cómo se hace para vivir de acuerdo con ella?
-Si tratas de vivir de acuerdo con ella, huirá de tí. No trates de cantar esta canción, deja que ella misma se cante. ¿Acaso el humilde hipo no viene por sí solo?
Recordad esta frase: “La Gnosis se vive en los hechos, se marchita en las abstracciones, y es difícil de hallar aun en los pensamientos más nobles.”
Le preguntaron al Maestro Bokujo:
-¿Tendremos que vestir y comer todos los días? ¿Como podría¬mos escapar de todo esto?
El Maestro respondió: -Comemos, nos vestimos…
-No comprendo -dijo el discípulo. -Entonces, vístete y come -dijo el Maestro.
Esta es, precisamente, la acción libre de los opuestos. ¿Comemos? ¿Nos vestimos? ¿Por qué hacemos un problema de eso? ¿Por qué estar pensando en otras cosas mientras estamos comiendo o vistiéndonos?
Si estás comiendo, come, y si estás vistiéndote, vístete, y si estás andando por la calle, anda, anda, anda, pero no pienses en otra cosa, haz Únicamente lo que estás haciendo, no huyas de lo que estás haciendo, no huyas de los hechos, no los llenes de tantos significados, símbolos, sermones y advertencias. Vívelos sin alegorías, vívelos con mente receptiva de instante en instante.
Esta tensión continua de la mente, esta disciplina continua, nos lleva al despertar de la conciencia. Si estamos comiendo y pensando en negocios, es claro que estamos soñando. Si estamos manejando un automóvil y estamos pensando en la novia, es lógico que no estamos despiertos, estamos soñando. Si estamos trabajando y estamos recordando al compadre o a la comadre, al amigo o al hermano, etc., es claro que estamos soñando.
Son terribles el esfuerzo y la vigilancia que se necesitan de segundo en segundo, de instante en instante, para no caer en ensoñaciones. Basta un minuto de descuido y ya la mente está soñando al recordarse de algo, al pensar en algo distinto al trabajo o al hecho que estamos viviendo en el momento.
LA TÉCNICA
Cuando practicamos la meditación, nuestra mente es asaltada por muchos recuerdos, deseos, pasiones, preocupaciones, etc.
Debemos evitar el conflicto entre la atención y la distracción. Existe conflicto entre la distracción y la atención cuando comba¬timos contra esos asaltantes de la mente. El Yo es el proyector de dichos asaltantes mentales. Donde hay conflicto no existe quietud ni silencio.
Debemos anular el proyector mediante la auto-observación y la comprensión. Examinad cada imagen, cada recuerdo, cada pensamiento que llegue a la mente. Recordad que todo pensamiento tiene dos polos: positivo y negativo.
Entrar y salir son dos aspectos de una misma cosa. El comedor y el baño, lo alto y lo bajo, lo agradable y lo desagradable, etc., son siempre los dos polos de una misma cosa.
Examinad los dos polos de cada forma mental que llegue a la mente. Recordad que sólo mediante el estudio de las polaridades se llega a la síntesis.
Toda forma mental puede ser eliminada mediante la síntesis. Ejemplo: Nos asalta el recuerdo de una novia. ¿Es bella? Pensemos que la belleza es el opuesto de la fealdad y que si en su juventud es bella, en su vejez será fea. Síntesis: No vale la pena pensar en ella, es una ilusión, una flor que se marchita inevitablemente.
En la India, esta auto-observación y estudio de nuestra psiquis es llamada, propiamente, Pratyahara.
Los pájaros-pensamientos deben pasar por el espacio de nuestra propia mente en sucesivo desfile, pero sin dejar rastro alguno.
La infinita procesión de pensamientos proyectados por el Yo al fin se agota y, entonces, la mente queda quieta y en silencio. Un gran Maestro autorrealizado dijo: “Solamente cuando el proyector, es decir, el Yo, está ausente por completo, entonces sobreviene el silencio que no es producto de la mente. Este silencio es inagotable, no es del tiempo, es lo inconmensurable, sólo entonces adviene Aquello que es”.
Toda esa técnica se resume en dos principios:
a) Profunda reflexión.
b) Tremenda serenidad.
“REFLEXIÓN SERENA”
Necesitamos reflexión serena si es que de verdad queremos lograr la quietud y el silencio absoluto de la mente.
Empero resulta claro comprender que en gnosticismo puro, los términos serenidad y reflexión tienen concepciones mucho más profundas, y por ende, deben comprenderse dentro de sus connota¬ciones especiales.
El sentimiento de sereno, trasciende a eso que normalmente se entiende por calma o tranquilidad, implica un estado superlativo que está más allá de los razonamientos, deseos, contradicciones y palabras; designa una situación fuera del mundanal bullicio.
Asimismo, el sentimiento de reflexión está más allá de eso que siempre se entiende por contemplación de un problema o idea. No implica aquí actividad mental o pensamiento contempla¬tivo, sino una especie de conciencia objetiva, clara y reflejarte, siempre iluminada en su propia experiencia.
Por lo tanto, “sereno”, es aquí serenidad del no-pensamiento, y “reflexión”, significa conciencia intensa y clara.
Reflexión serena, es la clara conciencia en la tranquilidad del no-pensamiento. Cuando reina la serenidad perfecta, se logra la verdadera iluminación profunda.