EL DRAGÓN DE LAS TINIEBLAS

Amigos míos, reunidos esta noche después de la Navidad de 1972, vamos a platicar un poco sobre el “Dragón de las Tinieblas”.

Recuerden ustedes que estas Enseñanzas constituirán el «Mensaje Navideño 1973-1974».

Indubitablemente, la cuestión ésta del Diablo inquieta hoy bastante a la opinión pública, y se hace necesario aclarar, indicar, señalar con precisión, el crudo realismo satánico.

Francamente, yo no creo en el Diablo ese de las religiones dogmáticas, y pienso que ustedes tampoco aceptarían ese fetiche del clero profano.

Es obvio que en la Atlántida, antes de la segunda catástrofe transalpalniana, existió en la tierra de Mu un reptil volador de tipo más bien neptuniano y lleno de escamas.

Los Caldeos quisieron siempre simbolizar a las tinieblas de la noche, a la Reflexión del Logos en el Universo y dentro de cada uno de nos, con el famoso anfibio atlante.

H.P.B. conceptúa que tal criatura es “Makara”, el décimo signo del Zodíaco. Sin embargo, nosotros vamos un poco más lejos en este punto, porque estoy firmemente convencido de que esa misteriosa criatura, específicamente, es de tipo completamente neptuniana.

En todo caso, el escamoso, el reptil volador de los Caldeos, fue tomado más tarde por los Judíos y, repito, por los cristianos… Lo más lamentable de esta cuestión es que tal alegoría o símbolo haya sido convertido en la figura esa espantosa y horripilante del Diablo ortodoxo.

Conviene ahora recordar a la Comunidad Gnóstica de los Naasenios, adoradores de la Serpiente. Los Adeptos de tal Orden simbolizaron al Dragón o Reflexión del Logos, con la brillante Constelación de siete estrellas. Quiero referirme en forma enfática, clara y precisa, a la “Constelación del Dragón”.

Algunos suponen que Juan, el vidente del «Apocalipsis» es el autor de tal alegoría. Tal suposición es de hecho equivocada, porque el Dragón es de Neptuno, de la Magia Atlante…

Resaltan las siete estrellas de la Constelación del Dragón en la mano del Alpha y Omega, aquel Verbo del «Apocalipsis» que apareciera a Juan.

Es pues el Dragón, el Lucifer, Prometeo, Satán o el Diablo, en su aspecto superior, el mismo Logos, “el Nacido por Sí”, el “Aja” hindú. En su aspecto inferior, es el Dragón o Diablo esotérico, auténtico y legítimo, diferente al de la ortodoxia dogmática. Todo Hierofante, todo verdadero Auto-Realizado es un Dragón de Sabiduría.

Quiero pues, amigos míos, que comprendáis lo que es ese fetiche dogmático o Diablo fantástico ortodoxo, y lo que es realmente la Reflexión del Logos, la Sombra de Dios dentro de cada uno de nos, el Diablo Real, o Lucifer, o Prometeo Sagrado.

Siento que hay algo de resistencia en el fondo de vosotros, en vuestra propia Subconciencia, debido a la educación recibida y a las ideas equivocadas que hasta la fecha todos vosotros tenéis sobre el Diablo.

No me sorprende en modo alguno este prejuicio que condiciona vuestro intelecto. Os enseñaron a creer en un Diablo terrible, sentado en un Trono de ignominia, con un tenedor de acero en su diestra, dominando al mundo entero, y ahora, es claro que al escuchar mis palabras, al deciros que el Diablo de las sectas dogmáticas es una mera fantasía, que no existe y que lo que verdaderamente sí existe es el Diablo de la Buena Ley, la Sombra del Sol Espiritual dentro de cada uno de nosotros, la Sombra de la Noche por oposición al día, la sombra de los árboles en la vera del camino, etc., es obvio que os conmueve y hasta sorprende…, pero sin dejar ese recelo propio de una falsa creencia que os inculcaron desde los primeros años de la infancia.

¿Cómo podría ser mala la Sombra del Eterno Dios Viviente? Reflexionad en esto un poco, por favor…

En el Museo Británico hay una representación del escamoso, por cierto bastante interesante. También existe en el citado museo una pintura arcaica, antiquísima, donde aparece el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, el Manzano del Edén…

Resulta interesante que cerca a ese árbol se ve en la pintura a Adán y Eva, el hombre y la mujer, intentando atraer a las manzanas con el propósito de devorarlas. Tras el tronco de aquel árbol está el Dragón-Serpiente, y en lo alto, en las nubes, aparecen algunos seres maldiciendo al árbol, viva representación de todo clero exoterista o profano, desconocedor de los Misterios Sexuales.

No cabe duda de que los dos seres humanos, hombre-mujer, están pues ante el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal.

La Serpiente-Dragón es el Iniciador, y esto hay que saberlo entender profundamente.

Voy a explicarles francamente, voy a decir lo que es todo esto, para que vosotros entendáis y marchéis con firmeza por el camino estrecho y difícil que conduce al Iniciado hasta la Liberación Final.

Incuestionablemente, la Serpiente es el Fuego Sexual que debe ascender por el Canal Medular Espinal de grado en grado hasta el cerebro.

Naturalmente, tal Elemento Ígneo posee poderes extraordinarios, y cuando sube por la Espina Dorsal nos transforma radicalmente.

En cuanto al Dragón, indubitablemente es el Entrenador Psicológico más extraordinario que cada uno de nosotros carga adentro.

El “Divino Daimón”, citado tantas veces por Sócrates, la Sombra misma de nuestro Espíritu individual, nos mete en tentaciones con el propósito de entrenarnos, educarnos; sólo así es posible que broten en nuestra Psiquis las gemas preciosas de las virtudes. Ahora me pregunto y pregunto a ustedes: ¿Dónde está la maldad de Lucifer? Los resultados son los que hablan: Si no hay tentación, no hay virtudes; cuanto más fuertes sean las tentaciones, más grandes serán las virtudes. Lo importante es no caer en tentación, y por eso debemos rogar al Padre diciendo: “No me dejes caer en tentación”…

Vistos pues estos dos aspectos que se esconden tras el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, llegamos a la conclusión lógica de que el Dragón y la Serpiente, o la Serpiente-Dragón, para hablar en síntesis, es fuera de toda duda el Gran Iniciador práctico.

Muchas veces hemos dado la Clave y no nos cansaremos de repetirla hasta la saciedad: “Conexión del Phalo y del Útero sin eyaculación del semen”. Sólo así se pone en marcha el Fuego Sagrado del Sexo, que elevándose por el Canal Medular Espinal de grado en grado, de vértebra en vértebra, viene por último a transformarnos radicalmente.

¿Que el Dragón nos tienta durante el trabajo? Es su deber… El debe volvernos fuertes; él debe educarnos en el Gimnasio Sexual; él debe convertirnos en atletas de la Magia Sexual.

Mucho más tarde, la Serpiente Ígnea de nuestros Mágicos Poderes debe tragarnos, y entonces nos convertimos de hecho en “Serpientes”…

Sin embargo, antes de ese acontecimiento extraordinario, antes de ese Banquete del Fuego Serpentino, debemos vencer al Dragón, es decir, debemos salir victoriosos en la tentación…

Al fin el Escamoso, Lucifer, la Sombra del Eterno, la Reflexión Íntima de nuestro verdadero Ser Divino, volverá a Él, se fusionará con Él, resplandecerá en Él…

Al llegar a estas alturas podremos exclamar con los antiguos Iniciados: “¡YO SOY UN DRAGÓN; YO SOY ÉL, ÉL, ÉL!”…

P- Maestro, el Divino Daimón sólo nos tienta en el trabajo del sexo o también en el trabajo de la Disolución del Ego?

R- Distinguida dama, es urgente que usted entienda que la raíz del Ego se encuentra en el abuso sexual, en la lujuria, en la fornicación, en el adulterio… Si a un árbol le quitamos sus raíces, es claro que este último muere. Algo semejante acontece al Ego.

Desafortunadamente, Lucifer debe educarnos en el sexo. Allí debe someternos a un entrenamiento riguroso mediante las más severas tentaciones. Es claro que si allí, en el sexo, salimos victoriosos, la desintegración del Ego se precipita inevitablemente.

No quiero decir con esto que todos los Defectos Psicológicos no deban ser trabajados con el propósito de reducirlos a cenizas; únicamente estoy poniendo cierto énfasis en la cuestión sexual, por tratarse de que en la fornicación está el pecado original.

P- Venerable Maestro, he oído decir que en alguno de los Evangelios el Gran Kabir Jesús dijo: “Hijos de Satán sois, mas no Hijos de Dios”. ¿Podría explicarnos esto?

R- Distinguido caballero, escucho su pregunta y con el mayor placer me apresuro a responderle…

Obviamente, todos somos “Hijos del Dragón”, de Satán, del Diablo, de las Tinieblas.

Si alguien quiere hacerse “Hijo de Dios”, debe vencer al Dragón, al Tentador, al Escamoso. Entonces nos habremos convertido en Hijos de Dios y en Dragones de Sabiduría.

Sin embargo, el Gran Kabir Jesús no maldijo jamás a su Sombra. En ninguno de los Cuatro Evangelios se ha dicho que Jesús hubiese extendido su diestra para maldecir a su propia Sombra.

Cuando Jesús, el Gran Sacerdote Gnóstico, fue tentado por Satán, sólo exclamó: “¡Satán, Satán, escrito está: Al Señor tu Dios no tentarás, y a Él sólo obedecerás”… Queda pues aclarado que Satán, Lucifer-Prometeo, debe obedecer a Dios. Su deber es tentar al Iniciado; absurdo sería que la Sombra del Eterno tentara al Eterno, o en otras palabras, que el Diablo tentara a Dios.

Se ve claramente por las palabras del Gran Kabir Jesús, que Lucifer es el Ministro del Altísimo, el Guardián de las Siete Mansiones, el Siervo de la Divinidad.

Quienes anatematizan a la Sombra del Eterno Dios viviente, obviamente están anatematizando al mismo Dios, porque Dios y su Sombra son uno. ¿Entendido?

P- Maestro, no será que ese Diablo de la ortodoxia dogmática con sus cuernos, cola y trinche, en realidad existe como una representación de los Agregados Psíquicos que constituyen el Ego?

R- Distinguido caballero, ya dije en pasadas pláticas que debemos hacer una clara diferenciación entre lo que es el divino Daimón y lo que es el Ego. Indubitablemente, el Ego en sí mismo, con todos sus Agregados Psíquicos, es Luz Astral pervertida, mente maligna; nada tiene que ver con Lucifer. Es más bien la antítesis de Él, su opuesto fatal.

P- Entiendo, Maestro, que son totalmente diferentes el Divino Daimón y el Ego, pero como éste está formado por los Diablos Rojos de Seth, creo que el Diablo que todos conocemos del tridente, bien podría representar al Ego; ¿no lo cree usted así?

R- Distinguido caballero, el trasfondo de su pregunta está equivocado; se fundamenta en un error, en un prejuicio. No sé por qué, señores y señoras, se ha querido convertir a un reptil volador de la antigua Atlántida en un fetiche maligno.

No me parece pues correcto que tal error sirva de basamento a una pregunta; no estoy de acuerdo en que un pobre anfibio inocente tenga forzosamente que representar a la perversidad del Ego.

Que tal reptil simbolice a la Sombra del Eterno, estoy de acuerdo; pero que alegorice a nuestros Defectos Psicológicos, francamente me parece incongruente.

Bien podríamos alegorizar al Ego en cualquier otra forma: Recordemos a las Tres Furias Clásicas o a la Medusa, etc. Con tales figuras clásicas podríamos simbolizar al Ego y a sus Agregados Psíquicos.

P- Maestro, la religión católica, por ejemplo, no pone al Dragón como Diablo, sino que lo representa como un hombre con cuernos, cola, pezuñas y tridente. ¿Qué me dice usted de esto?

R- Aquí en el auditorio veo a una dama que ha hecho una pregunta muy interesante, y es claro que voy a responderle con toda claridad.

Señores, señoras, el Diablo éste de la Religión Católica no es más que una desviación del mismo Dragón pictórico de los Caldeos, inspirado en un pobre reptil volador del continente Atlante.

Les invito a comprender que ese inocente animal fue pintado más tarde en forma de Dragón, y por último, en la más reciente figura del fetiche ese de pezuñas, cuernos y alas negras que tanto atemoriza a los ignorantes. Es necesario desechar la ignorancia, inquirir, indagar, estudiar…

P- Venerable Maestro, cuando se habla del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, ¿qué es lo que realmente significa el “Mal”, y qué es lo que significa el “Bien”?

R- Esta pregunta que sale del auditorio me ha parecido muy interesante, y siento agrado en contestarla…

Amigos, quiero que ustedes sepan que “Bien”, en el sentido más objetivo de la palabra, es todo aquello que hacemos conscientemente y de acuerdo con la Gran Ley; que “Malo” es todo aquello que después de hecho, nos produce remordimiento.

P- Maestro, hay mucha gente que aunque haga mal, esto no le produce remordimiento. ¿Podría decirnos por qué?

R- Distinguida dama, su pregunta merece examinarse detenidamente. Ante todo, ¿qué es el “remordimiento”?

Si los aspectos trascendentales de nuestro Ser Íntimo se enfrentan ante nuestro propio Logos, o ante el Sagrado Sol Absoluto, entonces podemos verificar por sí mismos los errores psicológicos de las partes inferiores de nuestra Psiquis, y esto nos produce remordimiento.

Normalmente, el citado proceso, lo que acabo de decir, se realiza en todos los seres normales, aunque estos en el Mundo Físico lo ignoren radicalmente; de todas maneras, sienten remordimiento después de una mala acción.

Muy distinta es la suerte de los decididamente perversos. Estos últimos, como quiera que ya se han alejado demasiado del Sagrado Sol Absoluto debido a sus maldades, es claro que en sus fueros íntimos ya no se realizan tales procesos, y por ende, el remordimiento se hace imposible.

P- Maestro, nos ha explicado usted que el Dragón de las Tinieblas, en síntesis, es el Gran Entrenador en el Gimnasio de la Vida, y al cual hay que vencer para crear las virtudes, pero como al vencer al Dragón lo que estamos haciendo es decapitando al Ego, y como en este proceso tiene importancia primaria el trabajo con la Serpiente Ígnea de nuestros Mágicos Poderes, que indudablemente es nuestra Divina Madre, no puedo evitar el relacionar al Dragón de las Tinieblas con nuestra Divina Madre, o sea, Devi Kundalini. ¿Es esto incongruente?

R- Escucho la pregunta y voy a dar respuesta a ella con el mayor placer.

Señores y señoras, vuelvo a traer a colación en estos instantes la pintura Caldea del Museo Británico: Tras el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal aparece el Dragón-Serpiente, es decir, el Gran Iniciador efectivo y práctico.

Obviamente, el Dragón solamente representa a la Serpiente, y esto es incuestionable.

Se dice que tenemos que “vencer al Dragón” o “matar al Dragón”, simbólica afirmación de la victoria en la tentación.

Conforme somos entrenados y educados, conforme las gemas preciosas de las virtudes van resplandeciendo en el fondo de nuestra Alma, el Ego se va disolviendo, y esto es irrebatible, irrefutable.

En todo caso hay que vencer al Dragón para ser devorados por la Serpiente. Dichoso aquel que se convierte en “Serpiente”.

P- Maestro, ¿podría el Dragón Interior, drásticamente, realizar un milagro, por ejemplo, hacer algo espectacular con el propósito de corregir a alguien?

R- Amigos míos, me viene a la memoria en estos momentos un relato, por cierto bastante interesante de un hermano gnóstico de Costa Rica.

Nos dice el narrador que en un pueblo de su país sucedió un caso insólito e insospechado.

Tratase de una mujer prostituta. Esta se embriagaba incesantemente con toda clase de bebidas alcohólicas, y en medio de su borrachera exclamaba: “¡Yo me echo diez o quince hombres al día, y todo hombre que se atraviese en el camino, me lo echo, y si el Diablo se me atravesara, también me lo echaría!”…

Sucedió que en cierta ocasión un marino llegó a sus puertas, el cual tenía hermosa presencia. La mujer aquella no tuvo inconveniente alguno en revolcarse con él en el Lecho de Procusto…

Después de la fornicación, aquella mujer, sentada a la puerta del lenocinio, dirigió sus miradas a la calle… De pronto el mancebo, desde adentro, la llamó diciéndole:

-“Tú no me conoces, vuélvete y mírame para que me conozcas”. La infeliz, obedeciendo las indicaciones del amante, se levantó para dirigirse otra vez al interior de la abominable recámara, y luego, mirando a aquel que había sido su instrumento de placer, vio algo horripilante, terrible, tenebroso.

El escamoso, disfrazado con la forma aquella que le dieran los ortodoxos del catolicismo romano, la miraba fijamente a tiempo que un fuerte olor a azufre llenaba el lugar…

La mujerzuela no pudo resistir y cayó en el piso privada, a tiempo que daba algunos alaridos muy agudos… Los vecinos, al escuchar tales gritos vinieron a auxiliarla, pero el olor a azufre los hizo huir despavoridos.

Más tarde, la infeliz, después de haber relatado en el hospital lo sucedido, moría al tercer día; se la llevó el Diablo.

Cuenta el narrador que aquel olor a azufre persistió por algún tiempo en el lenocinio, y que las gentes evitaban, por tal motivo, pasar por la calle donde estaba esa casa.

Analizando juiciosamente tal relato, descubrimos prácticamente una operación de asepsia moral; un método de urgencia tomado por el propio Lucifer Interior para esa mujer.

No hay duda de que su Dios Íntimo ordenó a su Sombra, a su Lucifer, a su Dragón Particular Interior materializarse en esa forma, delante de la infeliz, hacerse visible y tangible ante ella, y hasta copular con ella…

Obviamente, su Divino Sol Íntimo no podría haber realizado tal cópula, tal aparición, pero su Sombra Particular, como quiera que está polarizada negativamente con respecto a la Luz Positiva, resulta palmario y manifiesto que sí pudo realizar concretamente todo esto.

El resultado será más tarde maravilloso. La infeliz aquella desencarnó llena de terror, y cuando vuelva a reincorporarse, cuando renazca en este mundo, cuando tome un nuevo cuerpo, es muy difícil que pueda volver a la prostitución; le ha quedado en la Conciencia ese terror, ese shock psíquico.

Lo más seguro es que en su futura existencia se resuelva a seguir por el Camino Recto, por la “Senda de la Castidad”.

Así es como el Dragón puede trabajar y operar drásticamente en un momento dado.

Samael Aun Weor

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