SERENIDAD Y PACIENCIA

Es ostensible que nosotros los hermanos del Templo de “los dos veces nacidos”, habíamos eliminado, de nuestra psiquis, variados elementos subjetivos, infrahumanos; empero, después de haber pasado por las Ocho Iniciaciones, anhelábamos, con todas las fuerzas del Alma, ingresar a los esotéricos trabajos Mágicos de la “Montaña de la Resurrección”.

Se nos dijo en el Templo que debíamos aguardar con infinita paciencia al Abad del Monasterio; mas es evidente que las horas transcurrían largas y aburridoras, con una monotonía insoportable; el Venerable no parecía ciertamente tener prisa alguna.
Algunos de esos Veteranos de la Primera Montaña se movían por doquiera, aquí, allá y acullá, protestando impacientes por la singular demora del Superior.

Hay casos que sorprenden en la vida y uno de ellos fue la asombrosa entrada del Abad en el Templo. Todos los Hermanos de la Orden Sagrada quedamos estupefactos, pues algunos de los nuestros ya habían perdido la esperanza de ver al Maestro.

Frente a la Sacra Cofradía habló el Venerable, diciendo: “A ustedes, Hermanos, les hace falta dos virtudes que este hermano tiene”. Esto dijo a tiempo que me señalaba con el dedo índice.

Posteriormente, en forma dulce e imperativa a la vez, me ordenó así: “Dígales Ud. Hermano, cuáles son esas dos virtudes”.
“Hay que saber ser pacientes, hay que saber ser serenos”, exclamé con voz pausada y clara…
“¿Ya ven? ¿Se convencieron?” Prorrumpió el Abad con gran solemnidad. Todos los Adeptos espantados y maravillados a la vez, optaron por guardar un respetuoso silencio.

Incuestionablemente todos los miembros de la Congregación, a excepción mía, hubieron entonces de ser aplazados, pues sólo mi insignificante persona que nada vale, salió victoriosa en la difícil prueba.

El austero Hierofante me obsequió luego una hermosa naranja; yo capturé de inmediato su honda significación…

Mucho más tarde en el tiempo, hube de comparecer ante la Hermandad de otro Monasterio de la Fraternidad Universal Blanca, con el propósito definido de recibir instrucciones y firmar documentos…

Entonces se me previno con las siguientes palabras: “Debes cuidarte muy bien del frío Lunar”.
Volver a “La Fragua encendida del Vulcano” después de un largo receso, me fue urgente.
Incuestionablemente, entre Montaña y Montaña existen siempre largos períodos de abstención sexual.

Samael Aun Weor

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