El culto al fuego fue grandioso en la antigua Persia. El culto al fuego es antiquísimo. Cuéntase que este culto es anterior a la dinastía de los Aqueménidas y a la época de Zoroastro. Los sacerdotes persas tenían una riquísima liturgia esotérica relacionada con el culto al fuego. Jamás los viejos sabios persas se descuidaron con el fuego. Ellos tenían la misión de mantenerlo siempre encendido.
La Doctrina Secreta del Avesta dice que existen distintos fuegos: el fuego del rayo que centella en la noche terrible, el que trabaja en el interior del organismo humano produciendo calorías y dirigiendo los procesos de la digestión, el que se concentra en las plantas inocentes de la Naturaleza, el fuego que arde en el interior de las montañas y que vomitan los volcanes de la tierra, el que está delante de Ahuramazda formando su divina aureola, y el fuego de uso cotidiano que los profanos usan para cocer sus alimentos.
Decían los persas que cuando el agua hirviendo se derrama, o cuando se quema a algún ser viviente, en esos casos Dios hace cesar sus benéficos efectos sobre su privilegiado pueblo.
Realmente, El fuego tiene muchas modificaciones, pero de todos los fuegos, el más poderoso es el que arde delante de Ahuramazda (El Logos Solar), formando su aureola divina. Ese es el fuego que resulta de la transmutación de las secreciones sexuales. Ese es el Kundalini, la Serpiente Ígnea de nuestros mágicos poderes, el Fuego del Espíritu Santo.
Quien quiera buscar el fuego de Ahuramazda, debe buscarlo dentro del interior de su tierra filosófica. Esta tierra es el mismo organismo humano. Los sacerdotes persas cultivaban este fuego en lugares completamente oscuros, templos subterráneos y lugares secretos. El altar era siempre un enorme cáliz de metal con su pie colocado sobre la piedra filosofal. El fuego se alimentaba siempre con maderas fragantes y secas, especialmente con las deliciosas ramas del sándalo. Los viejos sacerdotes soplaban siempre el fuego con fuelles, para no profanarlo con el hálito pecador de la boca humana.
Llena tu cáliz con el vino sagrado de la luz. Recuerda, buen lector, que el fuego viviente secreto y filosofal, arde dentro de tu propia tierra filosófica. Ahora ya comprenderéis el oculto misterio del ritual del fuego.
Dos sacerdotes cuidaban siempre del fuego. He ahí el binario. Cada uno de ellos usaba una tenaza para poner los trozos de madera, y una cuchara para esparcir en él los perfumes. Eran pues, dos tenazas y dos cucharas. En todo esto podemos ver el binario. Con ello se da a entender que sólo el número dos puede cuidar el fuego. Es necesario que el hombre y la mujer en binario perfecto enciendan y cuiden el fuego divino de Ahuramazda.
En el Bundehesch, especie de evangelio ritual, se dice que en un aposento especial estaba el pozo del agua sagrada donde el sacerdote se daba abluciones antes de presentarse ante el altar del fuego. Sólo aquel que bebe el agua pura de vida, puede encender el fuego. Sólo quien lava sus pies en las aguas de la renunciación puede encender el fuego. Sólo quien conserva el agua, puede ritualizar con el fuego. Esa agua simboliza al Ens Seminis.
En toda Persia existen restos de templos complicados y antecámaras donde se le rindió culto al fuego. Estos restos los hallamos hoy en día en Persépolis, en Ispahán, en Yezd, en Palmira, en Susa, etc., etc.
El fuego es terriblemente divino. En las casas de aquellos que recorren la Senda del Matrimonio Perfecto, no debe faltar jamás el fuego. Una candela encendida con profunda devoción, equivale siempre a una oración y atrae entonces de lo alto un tremendo flujo de energía divina. Toda oración al Logos debe ir acompañada de fuego. Así la oración es poderosa.
Ha llegado la hora de volver al culto del fuego. Los gnósticos debieran salir a pasear a las montañas y allí, entre el seno profundo de la Madre Naturaleza, hacer hogueras, encender el fuego y orar y meditar. Así podemos atraer de lo alto poderosos flujos de energía divina que nos ayudarán en la Gran Obra del Padre.
El ser humano debe encender sus cuarenta y nueve fuegos por medio de la Magia Sexual. Cuando nuestros pensamientos sean ardientes podemos crear como Dioses inefables del cosmos. Los Dioses santos son verdaderos ministros del fuego. Los Dioses santos son llamas de fuego que flamea.
LOS DERVICHES DANZANTES
Las danzas sagradas de los derviches danzantes, tanto en Persia como en Turquía, etc., constituyen en el fondo un culto al fuego. Es lástima que las autoridades de Angora, presumiendo de mucha civilización, hayan prohibido las danzas públicas de los derviches danzantes.
Los derviches imitan a la maravilla el movimiento de los planetas del Sistema Solar alrededor del Sol. Las danzas de los derviches están íntimamente relacionadas con la espina dorsal y los fuegos sexuales. Jamás debemos olvidar que la Serpiente goza con la música y la danza, como ya está demostrado en Egipto e India con los encantadores de Serpientes. Estos tocan su flauta maravillosa y las serpientes encantadas danzan.
Viene ahora recordar oportunamente las danzas rituales del fuego de todos los templos antiguos. Recordemos los bailes al desnudo de los Misterios de Eleusis, las bailarinas sagradas de la India, Egipto, México, Yucatán, etc. Cuando los registros Akhásicos caigan en manos de los científicos, y todo el mundo pueda ver por televisión las danzas del fuego de los tiempos arcaicos, entonces volveremos a esas danzas que, inevitablemente, reemplazarán a los bailes profanos.
TINIEBLAS EGIPCIAS
Hace algunos años, unos pocos monjes de mala fe del monasterio Athos, famoso en Grecia y Rusia, de dedicaron a vender tinieblas egipcias en frascos, haciendo con esto un gran capital.
Resulta absurdo vender tinieblas egipcias como polvo negro y metidas en frascos. La realidad de las tinieblas egipcias no se puede vender como polvo negro. Esto de las tinieblas egipcias es una frase alegórica arcaica. Los egipcios, cuando se cubrían con su manto y cerraban los ojos para el mundo físico, quedaban en tinieblas para el mundo, pero en luz esplendorosa para el Espíritu.
Actualmente hay muchos sabios metidos entre las tinieblas egipcias. Empero resplandecen con el fuego sagrado en el Amenra.
Existen muchos sabios egipcios que fueron enterrados vivos en estado de catalepsia. Estos duermen profundamente en sus sepulcros hasta el día y la hora en que deban despertar, de acuerdo con los planes de la Logia Blanca. Hay uno de ellos cuyo cuerpo está dormido desde tres mil años antes de Jesús, el Cristo; otro duerme desde diez mil años antes de Jesús el Cristo, y todos así por el estilo, duermen; sus cuerpos están en tinieblas egipcias, pero sus Almas viven conscientes en los mundos superiores trabajando intensamente por la humanidad.
Llegado el día y la hora, cada uno de estos Adeptos será asistido por sus hermanos, y sacado de su casa sepulcral y despertado. Estos Adeptos egipcios iniciarán una nueva época de actividad espiritual. Ellos conservan en su memoria todos los conocimientos arcaicos.
Resulta interesante saber que los cuerpos de estos Adeptos, debidamente vendados y protegidos dentro de sus cajas funerarias, duermen sin comer y sin beber. Todas sus funciones orgánicas están en suspenso. Extrañas y misteriosas sustancias químicas los protegen. Terribles guardianes elementales guardan sus sepulcros y ningún arqueólogo dará con ellos.
Salir del sepulcro después de miles de años, conservarse sin comer ni beber durante tantos siglos, sólo es posible con el culto al fuego, con el poder del fuego. Todos esos Adeptos practicaron intensamente Magia Sexual. Sólo la Serpiente de fuego puede dar al Adepto esta clase de poderes terribles.
YAHVÉ
En el salón de los recuerdos (el Askasi) está escrita la historia de aquel ángel llamado Yahvé. Saturnino de Antioquía, el gran kabalista dice que Yahvé es un ángel caído, el genio del mal, el diablo. Yahvé es un demonio terriblemente perverso. Yahvé es aquel demonio que tentó a Cristo en el desierto y que lo llevó a la montaña para decirle: “Itababo. Todos estos reinos del mundo serán tuyos si te arrodillas y me adoras”. Yahvé llamó al pueblo judío “mi pueblo predilecto”.
Los judíos han confundido intencionalmente a Yahvé con el señor Jehová. Yahvé fue un Hierofante Lemur. Yahvé tuvo su esposa sacerdotisa. Yahvé fue un ángel con cuerpo humano. El Maestro Yahvé era un guerrero de la luz, un gran sacerdote del rayo de la fuerza y, debido a su alta dignidad sacerdotal, tuvo el derecho legítimo de usar casco y armadura, escudo y espada de metal de oro puro. La esposa sacerdotisa de Yahvé era a todas luces una Dama Adepto.
En los tiempos arcaicos, las castas guerrera y sacerdotal se desenvolvía cada una por su parte independientemente. Empero, había sus excepciones, como en el caso de Yahvé, que era sacerdote y guerrero.
En el ambiente Lemur flotaban los luciferes de la antigua Tierra-Luna. Estos buscaban prosélitos y los encontraron. Yahvé fue uno de sus prosélitos. Yahvé se hizo discípulo de esos tenebrosos sublunares y practicó Magia Sexual negra con derrame del Vaso de Hermes. Esta es la ciencia de Bonz y Dugpas de capacete rojo. El resultado fue la fatalidad. La Serpiente Ígnea bajó, descendió hacia los infiernos atómicos del hombre, y Yahvé se convirtió en un demonio terriblemente perverso.
En el Askasi está descrita esta historia. Yahvé se hizo miembro de un templo de Tantrismo negro Lemur. Su esposa sacerdotisa jamás aceptó Magia Sexual con derrame del Vaso de Hermes. Yahvé se cayó con otra mujer. Resultaron inútiles los esfuerzos que Yahvé hiciera para convencer a su esposa sacerdotisa. Ella no quiso entrar al templo negro. Aquel matrimonio se acabó. La Dama Adepto no quiso entregarse por el camino negro. Ahora, esta Dama Adepto es un ángel inefable de los mundos superiores.
El culto al fuego es muy delicado. Los Dioses del fuego ayudan a proteger a todos aquellos que siguen la Senda del Matrimonio Perfecto.
LAS EDADES DEL MUNDO
La división de la historia de la humanidad en Edades de Oro, Plata, Cobre y de Hierro es una tremenda realidad. El fuego planetario involuciona y evoluciona pasando por estas cuatro etapas mencionadas. No hay duda de que el fuego de nuestro planeta tierra dio muy pocos rendimientos en las tres rondas precedentes y en la antigua Tierra-Luna. Este fuego está lleno de Karma. A eso se debe el fracaso de la humanidad en el planeta Tierra.
Los ciclos se desenvuelven alternativamente. Una edad de gran inspiración mística y de inconsciente productividad, es seguida por otra de crítica tremenda y Auto-Conciencia. Una provee el material para el análisis y la crítica de otra. En el campo de las conquistas espirituales, Budha y Jesús representan las máximas conquistas del Espíritu. Alejandro de Macedonia y Napoleón el Grande, representan las conquistas en el mundo físico. Estas figuras fueron reproducciones hechas por el fuego. Reproducciones de tipos humanos que habían existido diez mil años antes. Imágenes reflejadas del décimo milenio anterior, reproducidas por los misteriosos poderes del fuego.
“Arriba como abajo. Lo que ha sido volverá otra vez. Así como las cosas son en el Cielo lo son también en la Tierra”.
Si el fuego de nuestro planeta Tierra se hubiera desarrollado totalmente en la antigua Tierra-Luna y en las tres precedentes rondas, a estas horas de la vida, nuestra tierra sería un verdadero paraíso. Desgraciadamente el fuego planetario nuestro está lleno de Karma Cósmico.
EL GRAN PROBLEMA
Toda la humanidad unida, la suma total de todas las unidades humanas, es Adam Kadmon, la humana estirpe homo-sapiens, la esfinge, es decir el ser con cuerpo de animal y cara de hombre.
El ser humano participa como parte componente en muchas vidas grandes y pequeñas. La familia, el pueblo, la religión, la patria, son seres vivientes de los cuales formamos parte.
Dentro de nosotros existen muchas vidas desconocidas. Muchos yo que riñen entre sí, y muchos yo que entre sí se desconocen. Todos ellos viven dentro del hombre, así como el hombre y todos los hombres viven dentro del gran cuerpo espiritual de Adam Kadmon.
Estos yoes viven dentro del hombre así como el hombre y todos los hombres viven dentro de las ciudades, pueblos y congregaciones religiosas, etc. Así como todos los habitantes de una ciudad no se conocen entre sí, así también los yoes que viven dentro de la ciudad de las nueve puertas (el hombre) no se conocen todos entre sí. Este es el gran problema.
El llamado hombre no tiene todavía entidad verdadera. El hombre es todavía un ser no logrado.
El hombre parece más bien una casa ocupada por mucha gente. El hombre parece un buque en el que viajan muchos pasajeros (muchos yoes). Cada uno tiene sus ideales, sus proyectos, deseos, etc.
El yo que se entusiasma por el trabajo en el Magisterio del Fuego es desplazado más tarde por otro yo que odia ese trabajo, y si el aspirante comenzó con mucho entusiasmo a trabajar en la Fragua de Vulcano, lo vemos después, desilusionado, apartarse del trabajo y buscar refugio en cualquier escuelita que le brinde consuelo, aún cuando más tarde intervenga otro yo para sacarlo de allí también. Ese es el problema más grande. Además dentro del hombre hay visitantes tenebrosos. Así como a una ciudad entran muchas gentes y también personas no gratas, individuos de malas costumbres, así también se repite desgraciadamente esta tragedia dentro de la ciudad de las nueve puertas (el hombre). Dentro de esta ciudad entran habitantes tenebrosos que dictan malas ideas y estimulan los deseo animales. Desgraciadamente el hombre es subconsciente en un noventa y siete por ciento, y es claro que ignora todo lo que sucede en su interior. Cuando esos habitantes tenebrosos controlan totalmente el cerebro humano, el hombre hace cosas que normalmente no haría ni por todos los dineros del mundo. Así, no es extraño que hasta los santos hayan violado y asesinado en uno de esos instantes fatales.
El Magisterio del Fuego resulta demasiado difícil debido a la cantidad de gente invisible que habita y visita la ciudad de las nueve puertas. Cada una de esas personas misteriosas, cada uno de esos yo piensa distinto y tiene sus costumbres propias. Ahora ya nos explicamos tantos problemas en el hogar. El hombre que hoy se entusiasma por una mujer, mañana la abandona; la mujer que hoy le es fiel al marido, mañana se va con otro. Ese es el gran problema.
En la psique del ser humano se lleva a cabo un continuo cambio de vista de un objeto a otro. Dentro de la mente se sucede una cinta cinematográfica continua de impresiones, sucesos, sentimientos, deseos, etc., y cada una de estas cosas define perfectamente al yo de un momento dado. Dentro de la ciudad de las nueve puertas vive mucha gente. Eso es lo grave. Ese es el gran problema. El culto al fuego es muy difícil porque dentro de la ciudad de las nueve puertas vive mucha gente que aborrece ese culto.
El cuerpo físico es tan solo una sección del cuerpo tetradimensional, Linga- Sarira, o Cuerpo Vital. La personalidad humana es a su vez otra sección tetradimensional del cuerpo humano. Más allá está el Ego (yo pluralizado), como una sección superior de la personalidad humana. Muere la personalidad pero su recuerdo queda en el Ego.
Sobre el Alma y el Espíritu nada sabe todavía el pobre animal intelectual. Eso está todavía muy lejos del nivel común de la humanidad.
Ni el cuerpo, ni la personalidad, ni el Ego se conocen todavía entre sí porque el ser humano es subconsciente. Mucho menos puede el hombre del nivel común conocer el Alma y el Espíritu.
Realmente, los tres aspectos inferiores del Hombre: cuerpo, personalidad y Ego, sólo se conocen entre sí bajo el narcotismo o en trance, o en estados hipnóticos y mediumnísticos, o durante el sueño, o mediante el éxtasis.
El misterio de la Esfinge es el hombre. El animal con cabeza humana es el hombre. Mientras no se resuelva el problema de la Esfinge podemos caer en el abismo de perdición.
Todo aquél que esté trabajando en el Magisterio del Fuego debe pedirle diariamente a su Padre que está en secreto, muchísima ayuda. Es urgente suplicarle a su Dios interno que repita dentro de nuestra conciencia interior el milagro que realizó Jesús cuando expulsó a los mercaderes del templo con el látigo terrible de la Voluntad. Sólo el Bienamado puede expulsar a esos yo intrusos del templo de nuestra Conciencia. Esos mercaderes del templo sabotean la Gran Obra. Son esos malvados los que apagan las candelas del templo. Ese es el gran problema.
Realmente, esta es la Senda del filo de la Navaja. Esta Senda está llena de peligros por dentro y por fuera.
“Muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
LOS CUATRO EVANGELIOS
Los Cuatro Evangelios están íntimamente relacionados con el Magisterio del Fuego. Resulta absurdo interpretar los Cuatro Evangelios a la letra muerta. Esos Evangelios son totalmente simbólicos. El nacimiento en el establo de Belén simboliza la Iniciación Venusta. Cristo nace siempre en el establo del hombre, entre los animales del deseo, y para salvar el Mundo.
La estrella que vieron los Reyes Magos la ven todos los místicos durante el éxtasis. Esa estrella es el Sol Central, el Sol Cristo, formado por el ejército de la Voz. Esa es la estrella que anuncia la Iniciación. Esa es la estrella que guía a los devotos del fuego.
La Iniciación comienza siempre con el milagro de Canaán transmutando el agua de Vida en el Vino de luz del alkimista. Ese milagro se hace en Matrimonio Perfecto.
Tenemos que subir la Serpiente Ígnea de nuestros mágicos poderes, hasta el Gólgota del Padre. (El cerebro).
En el Magisterio del Fuego el verdadero devoto tiene que vivir todo el drama de la Iniciación. Los cuatro Evangelios están escritos en claves, y sólo los Iniciados lo entienden. El Hierofante Jesús no fue el primero que vivió ese Drama de la Pasión. Tampoco fue el último. Dicho Drama ha sido vivido por todos aquellos que se Cristificaron. Quien investigue las sagradas escrituras de todas las religiones arcaicas descubrirá con asombro que este Drama existe desde hace muchos millones de años antes de Jesucristo. Todos los grandes Avataras vivieron el mismo Drama de la pasión, ocuparon el puesto de Jesús.
El gran Maestro de perfección vivió todo el Drama como ya está escrito, pero no debemos interpretar los Cuatro Evangelios a la letra muerta. Recordemos que la aldea de Belem ni siquiera existía todavía en la época de Jesús.
Los Cuatro Evangelios constituyen una guía práctica para los devotos del culto al fuego. Quien no conozca el Arcano A.Z.F., no puede comprender los Cuatro Evangelios del Fuego.
LA MADRE KUNDALINI
Cristo es siempre Hijo de la divina Madre Kundalini. Ella concibe siempre a su hijo por obra y gracia del Tercer Logos. Ella es siempre virgen, antes del parto, en el parto y después del parto. Entre los egipcios, la virgen es Isis. Entre los indostaníes, Kali (en su aspecto positivo). Entre los aztecas Tonantzín. Ella es Rea, Cibeles, María, Adonía, Insoberta, etc., etc., etc.
Sería imposible encarnar el Verbo sin el desarrollo, evolución y progreso del Kundalini.
En un ritual gnóstico está escrito esta plegaria: “Oh Hadith, Serpiente alada de luz, sé tú el secreto gnóstico de mi ser, el punto céntrico de mi conexión; la sagrada esfera y el azul del cielo son míos. O, Ao, Kakof, Na, Khonsa”.
Los adoradores del fuego pueden orar con esta plegaria durante la práctica de la Magia Sexual con la sacerdotisa. La letra H, de Hadith, se vocaliza como J, así: Jadit.
Los mantrams de esta plegaria tienen el poder de sublimar las energías sexuales, el Hyle de los gnósticos hasta el corazón.
Cuando el Iniciado invoca a la Divina Madre Kundalini, ya para que le ayude a poner su cuerpo físico en estado de Jinas, o para cualquier otro milagro de alta magia, ella aparece como una virgen purísima, como una madre de toda adoración. En ella están representadas todas nuestras amantísimas madres de todas nuestras reencarnaciones.
La Madre Kundalini es la Culebra de fuego que sube por el canal medular. Nosotros necesitamos ser tragados por la Culebra. Nosotros necesitamos convertirnos en Culebra misma.
Aquellos seudo-esoteristas que suponen que la Serpiente despierta totalmente, desarrollada y completa, están muy equivocados. El Kundalini necesita desarrollarse, evolucionar y progresar hasta llegar a su completo desarrollo. El sexo debe ayudar al Kundalini. El Kundalini debe ayudar al sexo. No debemos abusar del sexo ni del Kundalini.
Las Siete Serpientes tienen su doble maravilloso en las Siete Serpientes de Luz. Primero el fuego, luego el resplandor brahmánico de la Iniciación Venusta. Necesitamos primero subir por la septenaria escala del fuego, y luego por la septenaria escala de la luz.
Necesitamos resucitar primero en el fuego, y luego en la luz.
La Divina Madre Kundalini, con el Niño de Oro de la Alquimia Sexual entre sus brazos amorosos, nos guía por la Senda terrible del Filo de la Navaja. Nuestra adorable Isis, a quien ningún mortal ha levantado el velo, puede perdonar todo nuestro Karma pasado si realmente nos arrepentimos de todos nuestros errores.
La Serpiente de fuego nos transforma totalmente. La Serpiente nos convierte en Dioses del Cosmos, terriblemente divinos.
Samael Aún Weor