EL NACIMIENTO DE JESÚS

El maestro Jesús era un Bodhisattva caído y tuvo que levantarse con supremos sacrificios. Como muchos hermanos espiritualistas no saben que es un Bodhisattva vamos a dar una explicación.

El Intimo tiene dos almas gemelas, la Divina y la humana. El Bodhisattva es el alma humana. Cuando un maestro quiere reencarnarse, envía adelante a su alma humana (Bodhisattva) para que se reencarne, esta alma entra al vientre materno y nace como cualquier niño común y corriente, entonces nosotros decimos: este niño es el Bodhisattva de un maestro; Estos Bodhisattvas tienen que prepararse para poder encarnar en sí mismos a su Íntimo.

El maestro interno es un compuesto perfecto, es un Íntimo y un alma divina ya fusionados integralmente. El Intimo es masculino y su alma divina (la conciencia) es femenina. El resultado es que de esta mezcla resulta un perfecto hermafrodita divino, ese perfecto hermafrodita-espíritu, es un maestro interno, este maestro envía a su alma humana para que se reencarne y prepare.

Cuando ya el Bodhisattva está preparado, el maestro entra en él, entonces se dice que ha nacido el maestro. Cuando decimos que Jesús nació en un pesebre, estamos asegurando esotéricamente el nacimiento espiritual de Jesús. El pesebre es solo un símbolo.

El espíritu de sabiduría siempre se reencarna en este pesebre del mundo para salvar a la pobre humanidad doliente. Los animales del pesebre son las pasiones humanas. Muchas veces sucede que el Bodhisattva de cualquier maestro se cae y entonces el maestro no puede reencarnarse. El maestro no se cae; el Bodhisattva es humano y puede caerse. Cuando un Bodhisattva se deja caer, se le envía en la nueva reencarnación a pagar sus deudas y si no logra levantarse se le hace reencarnar en condiciones cada vez más difíciles, y cuando al fin se levanta, entonces el maestro entra en el para hacer alguna gran obra. Jesús es el Bodhisattva de un maestro y nació en un templo. Jesús estaba caído y se levantó con supremos esfuerzos y sacrificios. El nacimiento de Jesús es espiritual.

“Los hijos de Dios no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, más de Dios”.

Samael Aun Weor

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