La Mente está embotellada en el yo. Toda reacción situacional de la mente es el resultado del yo Psico-Bio-Tipológico.
Toda percepción pasa de los sentidos a la mente.
El yo traduce todas las informaciones recogidas por la mente, a su propio idioma de prejuicios, deseos, temores, recuerdos, preconceptos, malicia de cierto género, fanatismo, odio, envidia, celos, pasiones, etc., etc.
El clarividente tiene siempre un mal secretario del cual necesita libertarse. Ese secretado es el yo, el mí mismo, el ego.
El yo del clarividente atrapa todas las representaciones suprasensibles que llegan a la mente, y las interpreta de acuerdo con sus prejuicios, odios, celos, desconfianza, malicia de cierto género, pasiones, recuerdos, orgullo, soberbia, envidia, etc., etc. Las reacciones subsiguientes del clarividente vienen a ser el resultado de su propio YO Psico-Bio-Tipológico.
El clarividente paranoico es orgulloso, gusta estar aislado del pueblo, sólo se trata con algunos pocos, es muy inteligente, astuto, desconfiado, se siente infalible, se cree a sí mismo un gran Maestro, piensa que puede dominar el mundo, no le admite razones a nadie, sólo él es sabio, grande y poderoso. Esta clase de clarividentes cuando reaccionan con odio, malicia, desconfianza, etc., etc., pueden llegar hasta planear fríamente un asesinato intelectual.
El clarividente neurastenoide es de doble personalidad, tan pronto está haciendo oración y predicando cosas inefables, como insultando, o hablando de pistolas, puñales guerra, videncia, etc., etc. Esta clase de clarividentes ante una representación desagradable reacciona calumniando, insultando, matando, etc. Cuando una de sus personalidades se siente acomplejada o humillada, pide perdón y habla con devoción para nivelarse. Logrado su propósito entonces la otra personalidad reacciona con orgullo, ira, soberbia, violencia, traición, etc.
Un análisis de fondo nos lleva a la conclusión de que Judas Iscariote era un neurastenoide. Judas era de doble personalidad, tan pronto sigue al Maestro como está contra el Maestro, besa al Maestro y luego lo entrega, se arrepiente, y por último se suicida. Ese es el tipo neurastenoide.
En el Cristo no existe el yo, el mí mismo. Cristo no reacciona ante las calumnias, bofetadas, burlas, amenazas, látigo, etc., etc. Cristo asombra por su terrible serenidad. Cristo Crucificado sólo dice: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. En el Cristo no existe el Yo y por ello no reacciona, ni juzga a nadie. Cristo es un perfecto clarividente que sabe ver con comprensión, sin juzgar, sin traducir, porque no tiene yo. Cristo es el clarividente que ve, comprende y sabe. Cristo es el espíritu Universal de vida encarnado en Jesús de Nazareth.
El clarividente necesita aprender a contemplar las representaciones internas en ausencia del yo. Ver sin juzgar, sin traducir, sin preconceptos, sin fanatismos, sin pasión, etc. El clarividente debe ser altamente comprensivo.
Un clarividente esquizofrénico con sus reacciones violentas instantáneas y terribles, puede caer en los peores delitos al reaccionar contra una representación desagradable.
Un clarividente esquizoide hipersensible es por lo común triste, melancólico, auto-concentrado, introspectivo; posee ideas melancólicas, se cansa con todo trabajo intelectual, etc., etc. El clarividente esquizoide si no es rigurosamente analítico, puede reaccionar ante una representación desagradable matando a otro y suicidándose luego.
Un clarividente masoquista goza azotándose a sí mismo en presencia de las representaciones místicas, o haciendo terribles penitencias hasta morir.
La clarividencia exige pensamiento lógico y concepto exacto. Para ser clarividente ejercitado se necesita equilibrio mental perfecto. Un clarividente con algún trauma psíquico puede sufrir serios trastornos mentales y crear inconscientemente en el mundo mental imágenes fatales. Cuando el clarividente mentalmente trastornado contempla sus propias creaciones suprasensibles, puede recibir el Shock nervioso emotivo, o el ímpetu vertiginoso, un raptus de emoción imprevista y aguda que lo lleva exactamente al abismo del delito. El trauma psíquico es el resultado de una gran pena moral, o de un tremendo susto, la pérdida de un ser querido, etc., etc.
El clarividente Sadista-Masoquista ha llegado a tal estado de perversión sexual, que fácilmente, se convierte en un asesino Místico-Erótico. El clarividente Sadista-Masoquista ama las dulces maldades y cae en los cultos fálicos más sangrientos. Las misas negras de la Edad Media con mujeres desnudas sobre el altar y asesinato de niños inocentes, son vivos ejemplos de este género de clarividencia tenebrosa y fatal.
Los sacrificios humanos de todos los tiempos y de todas las religiones, son el resultado de la clarividencia Sadista-Masoquista. La bárbara costumbre de asesinar personas en el altar para el ritual Litúrgico, es un vivo ejemplo de lo que es la clarividencia de tipo Sadista-Masoquista.
En el siglo XV se celebraba la misa negra con sacrificios humanos en muchos Castillos Medievales. El Mariscal Gil de Retz, en Tiffanges, Francia, tenía en su Castillo una Iglesia cuyo sacerdote celebraba la misa negra. Retz fue acusado de haber asesinado doscientos niños en sus misas negras. Catalina de Médicis también hacia celebrar misas negras con sacrificios de niños inocentes.
El Aquelarre con sus misas negras y su brujería, rivalizaban con los sacerdotes del Santo Oficio de la inquisición Católica, es el asesinato de niños inocentes. Esa es la clarividencia Sadista-Masoquista criminal y terriblemente perversa.
Sólo decapitando y disolviendo tal yo Psico-Bio-Tipológico que llevamos dentro podemos ser clarividentes perfectos.
Samael Aun Weor