AMADÍSIMOS:
Estamos de fiesta: Resplandece en los cielos del oriente interno del alma la estrella de Belén… ¡El aroma de los pinos irradia aquí en las regiones del norte un aroma delicioso! ¡Qué bello!, es el perfume de la amistad, y la fragancia de la sinceridad.
Hijos míos levantemos nuestro Cáliz, y Oremos.
La estrella de Belén es el sello de Salomón. Las seis puntas de la estrella son masculinas. Las seis hondas entradas que se forman entre punta y punta, son femeninas. En resumen, esta estrella tiene doce rayos: seis masculinos, seis femeninos. En ellos están resumidos y sintetizados los misterios del arcano A.Z.F. (La Magia-Sexual).
El sello de Salomón, la estrella de Navidad, es el símbolo perfecto del Sol Central (El Cristo Cósmico: unidad múltiple perfecta). Jamás puede nacer el Niño Dios en el corazón del hombre, sin el resplandor y la vida de la brillante estrella de Navidad. Hay que trabajar con el arcano A.Z.F. para poder encarnarlo.
En el sello de Salomón se hallan resumidas todas las medidas zodiacales; los doce rayos de la brillante estrella cristalizan mediante la alkimia, en las doce constelaciones zodiacales. En el sello de Salomón se hallan escritas las íntimas relaciones que existen entre el zodíaco y el invencible Sol Central. El génesis sexual del zodíaco está representado en el sello del Salomón.
El Venerable Maestro de la Luz Hilarus IX, hablando de la brillante estrella dijo: “es la forma básica de todas las cristalizaciones y el modelo esquemático de todas las floraciones. Sus dos triángulos, que junta o separa el amor, son las lanzaderas con que se teje o desteje el misterio inefable de la vida eterna. Arriba la Santísima Eternidad, que actúa como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Abajo su contraparte con el poder que gobierna, el poder que delibera y el poder que ejecuta”. “Yo soy” La estrella resplandeciente de la mañana” exclama Juan, el “Bien Amado” de Cristo, al recibir de sus propias manos la Iniciación Venusta.
“Y así cada vez que el eterno geómetra fija su atención en un punto del espacio, al punto surge la gloriosa estrella anunciando el nacimiento de un nuevo estado de conciencia, el arquetipo de un Ser, un globo, un astro, un sol”.
(Cuarto Mensaje del Avatara ASHRAMA).
“Y la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos hasta que llegando, se detuvo donde estaba el niño”. Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Reyes Magos, fueron guiados por la brillante estrella, y Jesús nació del agua y del fuego, entre el resplandor de la brillante estrella de Belén.
Jesús nació del agua y del fuego. Por eso es Maestro. Si Jesús no hubiera nacido del agua y del fuego, entonces no sería Maestro. Jesús practicó con el arcano A.Z.F. (la Magia Sexual). Jesús dio testimonio de esta verdad diciendo:
“De cierto, de cierto, te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo hemos visto (lo que hemos experimentado), testificamos y no recibís nuestro testimonio”.
(Juan III, 11).
Todo lo que Jesús rechazó quedó hijo de desecho, hijo de tinieblas, maldito. Rechazó a Judas, y de hecho Judas quedó maldito. Si Jesús hubiera rechazado el sexo, la estrella de Navidad no se hubiera aparecido a los Reyes Iniciados.
El sexo habría quedado maldito, y como toda la humanidad es hija del sexo, toda la humanidad habría quedado bajo maldición. Entonces Jesús no habría sido el salvador, sino el condenador del mundo.
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”
(Juan III, 14).
Necesitamos bajar a la novena esfera (el sexo) a trabajar con el agua y el fuego, origen de mundos, bestias, hombres y dioses, toda auténtica iniciación blanca comienza por allí (el sexo). Necesitamos nacer del agua y del fuego. Necesitamos levantar al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
Sabed hermanos que el resplandeciente y luminoso Yo Soy quiere entrar en el alma del hombre.
Cuando el Yo Soy entra en el Alma, se transforma en Ella, y se convierte en el Hijo del Hombre. El se transforma en Ella, y Ella en El.
Así nace el Cristo en el corazón del hombre. Así nació el Salvador del Mundo, del agua y del fuego.
“De cierto, de cierto te digo, que el que, no naciere del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios” (Juan III, 5).
El agua es el semen, y el espíritu es el fuego sagrado.
“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. No te maravilles de lo que te dije ¡Os es necesario nacer otra vez!”.
(Juan III, 6 y 7)
Tenemos que nacer de nuevo. Tenemos que levantar la Serpiente. Tenemos que levantar al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
He aquí a Ormuz, Osiris, Chur, el Cordero, el Cristo, el Anciano de los Días, el Hombre del Tiempo y del Río, cantado por Daniel.
El Yo Soy transformado en el alma, es el Hijo del Hombre. El Nuevo Hombre. El Hombre Celestial de San Pablo. Adam Kadmón. El Hombre-Sol. El Rey Sol. La Estrella Crucificada en La Cruz. El Cristo de los Abraxas, el de los Esenios. El Cristo Cósmico, cuyo símbolo es la Estrella de Belén.
“Y nadie subió al Cielo, sino el que descendió del Cielo. El hijo del Hombre que está en el Cielo” .
(Juan III, 13)
Este versículo 13 significa muerte. Este es el Arcano 13, “La Muerte”.
El yo humano, debe morir. No vino del Cielo. No puede ir al Cielo. Debe morir crucificado.
“Sólo el Hijo del Hombre sube al Cielo, porque descendió del Cielo. El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del Unigénito Hijo de Dios” .
(Juan III, 18)
Jesús es el Salvador del Mundo, porque nos trajo al Yo Soy, el Interno, la Luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
El Sanctum Sanctorum del Templo de Salomón, significa el sexo.
Allí estaba el Arca de la Alianza. El Gran Arcano 22. Dentro del Arca estaba “Jod”, o el bastón florido de Aarón, símbolo del phalo; y el “Be”, la Copa, el Gomor símbolo del útero, conteniendo el Maná de la Sabiduría Crística.
Allí en el Arca también estaban las tablas de la ley.
Si Jesús hubiera rechazado el sexo, el Sanctum Sanctorum del Templo habría quedado maldito.
El Arca del Testimonio habría quedado envuelta en las tinieblas del abismo, y los misterios del Espíritu Santo habrían quedado profanados.
Entonces Jesús habría sido el condenador del Mundo. Empero esto no fue así:
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por El”
(Juan III, 17).
Aquellos que deshumanizaron a Jesús, insultaron al Espíritu Santo. Jesús es el Hijo del Hombre. Es Hombre y es Dios. Jesús nació del agua y del fuego. Jesús practicó con el Arcano A.Z.F., en la pirámide de Kefrén. Cuando Jesús alcanzó la Iniciación Venusta, encarnó al Cristo, allá en el Jordán. Desde entonces Jesús, se llamó Jesu-Cristo.
El es el Salvador del mundo. El nació entre los esplendores de la brillante Estrella de Navidad.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (vimos su gloria, como del Unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad.
“Juan dio testimonio de El, y clamó diciendo: éste es del que yo decía: el que viene tras de mí, es antes de mí: porque es primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos y gracia por gracia”
(Juan I, 14, 15 y 16).
Todos lo podemos encarnar. Gracia por gracia, porque de su Plenitud tomamos todos. Al que sabe, la palabra da poder, nadie la pronunció, nadie la pronunciará sino aquel que lo tiene encarnado.
El es nuestra Corona de Justicia, aquel Rayo Particular de cada hombre, aquel Rayo de donde emanó el Espíritu del Hombre.
Hermanos míos:
Anhelo para vosotros Felices Pascuas.
Que la Estrella de Belén resplandezca en Vuestro Camino.
PAZ INVERENCIAL.
PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD. PAZ A VOSOTROS.
SAMAEL AUN WEOR
México, 24 de Diciembre de 1957
Nota: A raíz del lamentable fallecimiento de los Maestros Sivananda y Luxemil, hubo de continuar únicamente el Kalki Avatara SAMAEL AUN WEOR