ANTROPOLOGÍA GNÓSTICA – SEGUNDA CÁTEDRA

Esta cuestión del origen del hombre es realmente muy discutible, muy espinosa. Mr. Darwin, sentó ciertos principios en su obra que deben ser recordados por los mismísimos antropólogos materialistas. Dice Mr. Darwin que “una especie que evoluciona positivamente, en modo alguno podría descender de otra que evoluciona negativamente”. También afirma Mr. Darwin que “dos especies similares, pero diferentes, pueden referirse a un antecesor común, pero nunca la una vendría de la otra”.

Así que, conforme nosotros vamos avanzando en estas disquisiciones de la Antropología Científica, obviamente encontramos ciertas contradicciones en el materialismo. ¿Cómo es posible que se ignoren los principios darwinistas? ¿Cómo es posible que aún, hoy en día, haya quiénes piensen que el hombre viene del mono?

Incuestionablemente, los hechos están hablando por sí solos, hasta ahora no se ha encontrado jamás el famoso ESLABÓN PERDIDO. ¿Dónde está?

Mucho se ha hablado contra la existencia del padre de Manú, el DHYAN-CHOHAN, pero son en realidad millones las personas en el mundo oriental y hasta en el occidental, que aceptan al Dhyan-Chohan.

Además, es más lógica tal creencia, que aquel hombre mono que Haeckel quisiera que existiese, pero que, en realidad de verdad, no pasó de ser más que una simple fantasía de su autor.

Los tiempos van pasando y no se ha descubierto en ningún lugar de la Tierra, al famoso “hombre-mono”. ¿Dónde estará un mono que razone, que piense, que tenga un lenguaje asequible a todo el mundo? ¿Cuál es?

Incuestionablemente, esta clase de fantasías literarias, no sirven en el fondo absolutamente para nada. Obsérvese, por ejemplo, el tamaño de los cerebros. El cerebro de un gorila, en volumen, no alcanza a ser ni siquiera la tercera parte del cerebro de cualquier salvaje de Australia (que bien sabemos, entre paréntesis, que son las criaturas más primitivas de nuestro globo terráqueo).

Faltaría un eslabón que conectara al gorila más adelantado con el salvaje más atrasado de Australia. ¿Dónde está ese eslabón? ¿Qué se hizo? ¿Existe acaso? Indubitablemente, en el CONTINENTE LEMUR, durante la ERA MESOZOICA, surgieron los PRIMEROS SIMIOS. ¿Mas cuál sería su origen? La Gnosis afirma, en forma enfática, que determinados grupos Lemúricos humanos se mezclaron con algunas bestias subhumanas para originar las especies de los simios.

Claro, Haeckel en modo alguno se opuso jamás al concepto de que los simios habían tenido su nacimiento en Lemuria; aceptó siempre la realidad de ese continente.

Pero reflexionemos un poco… ¿En dónde estaba ubicada la Lemuria? En el océano Pacifico, eso es obvio. Cubría una extensa zona de ese mar. A través de 10 mil años de terremotos se fue sumergiendo, poco a poco, entre las embravecidas olas del océano. Mas quedaron restos de Lemuria en la Oceanía, Australia, la Isla de Pascua, etc. La Lemuria tuvo realidad, ocupó su lugar en un tiempo muy antiguo…

Esto podrá molestar, hoy en día, a aquellos antropólogos materialistas partidarios de la Pangea.

Se han embotellado tanto esos señores en su dogmatismo sobre la Pangea, que ni remotamente aceptarían la posibilidad de la Lemuria.

Que los simios hayan nacido durante la Era Mesozoica, en la época mismísima del MIOCENO, tercera parte del EOCENO, no tiene absolutamente nada raro. Pero ahí no terminan nuestras afirmaciones. Otras especies de monos también tuvieron su origen en la ATLÁNTIDA de Platón, que no pasa de ser más que un simple mito para los señores materialistas fanáticos de la Pangea. Sin embargo, la Atlántida existió, aunque ellos la nieguen. Y ya ha sido descubierta, aunque ellos se opongan.

Cualquiera que haya estudiado el suelo marino, sabe muy bien que entre la América y la Europa existe, aún hoy en día, una gran plataforma. Hace poco, precisamente algunos científicos que descubrieran la Atlántida, se propusieron explorarla desde España. Sin embargo, era la época del régimen de Franco y no les fue posible. La Atlántida no es pues lo que se cree: una leyenda fantástica. Tuvo realidad.

El mapa del mundo en otro tiempo fue completamente diferente, distinto. Todo va cambiando.

Aún la mismísima Pangea de los materialistas antropólogos tiene que haber sufrido tremendos cambios, pues bien sabemos nosotros que los CONTINENTES son FLOTANTES. Ya Don Mario Roso de Luna lo ha explicado claramente, y esto no debe sorprender a nadie.

En eso sí están de acuerdo los fanáticos materialistas de la Pangea, no lo niegan; mas les falta muchísimo todavía como para conocer las causas o motivos de tales flotaciones continentales.

Yo creo que si ellos se leyeran a Don Mario Roso de Luna (cosa que la considero bastante imposible), completarían mejor sus informaciones.

Si pensáramos en nuestra Tierra como un huevo, la yema serían los continentes sosteniéndose sobre una clara; y entre la yema y la clara no faltan, naturalmente, substancias, líquidos, elementos que la ciencia materialista, hoy por hoy, desconoce.

Hay quiénes creen que ciertos tipos de monos superiores, o de “changos” (diríamos nosotros), como el gorila, orangután, chimpancé vienen de Lemuria. También hay quiénes afirman, claramente, que las clases inferiores como el catirrino (catarrino), el platirrino, etc., vienen propiamente de la Atlántida. En esto no pondremos objeciones, pero sí tenemos que reflexionar, y profundamente…

Por ahora se están haciendo ciertos comentarios muy simpáticos, la Ciencia Materialista inventa todos los días nuevas hipótesis. Han establecido una cadena muy curiosa, ridícula por excelencia, con relación a nuestros posibles antepasados.

Como rey de esa cadena aparece el TIBURÓN, del cual descienden, según dicen los antropólogos materialistas, los LAGARTOS. Ridícula teoría, ¿verdad? Sólo concebible por “mentes de lagarto”, realmente.

Y prosiguen después con el famoso OPOSSUM, criatura similar al cocodrilo pero un poquito más evolucionada, según enfatizan. Y de allí pasan (siguiendo el curso de la gran cadena de maravillas), a cierto animalillo al que se le ha dado por estos tiempos muchísima importancia, me refiero, en forma enfática, al “LEMÚRIDO” o “lemur”, según le llaman. Le atribuyen una placenta discoidal, cuestión que es rechazada por los mismísimos zoólogos. Contradicciones tremendas encontramos en estos recovecos de la Ciencia de la Antropología Materialista.

Prosigue la cuestión, diciéndose que de ese animalillo (que pudo haber existido hace unos 150 millones de años), desciende a su vez el mono, y por último, el gorila. En esa cadena el gorila es nuestro inmediato antecesor, ¡el antecesor del hombre!…

Algunos antropólogos (como decía en mi pasada conferencia), no dejan de meter en estas cuestiones al pobre RATÓN, y hasta quieren incluirlo también dentro de esta cadena. ¿Cómo? ¿De qué manera? Ya no serían siete los componentes, serían ocho. ¡Allá ellos y sus teorías! Afirman con un tono de sapiencia extraordinaria que “el hombre era chiquitito, microscópico, es decir, tan pequeñito que hoy en día nos asombraríamos al verlo”.

¿Se basan en qué? Que el ratón es chiquito, pequeñito; que como nosotros también, según ellos, somos hijos del ratón (no sé en qué parte lo incluyan, posiblemente antes del lemúrido o después del lemúrido); fuimos creciendo hasta llegar a la estatura de altísima civilización y perfección extraordinaria que hoy tenemos…

¡Válgame Dios y Santa María! Hoy en día el ratón pasa a ocupar los primeros puestos en las conferencias públicas. Y si así continúan las cosas, dentro de algún tiempo el Gobierno tendrá que prohibir la matanza de ratones, puesto que son, según ellos, nada menos que nuestros antepasados.

Pero, ¿dónde están los eslabones? ¿Cómo es posible que del tiburón, así porque sí, aparezca de la noche a la mañana o a través de unos cuantos siglos, el lagarto? Han pasado millones de años y los tiburones siguen tranquilos. Y nunca se ha visto que de una especie de tiburones, sea en el Atlántico o sea en el Pacifico, nazcan nuevos lagartos. Empezando porque los lagartos, por lo menos los que yo he conocido (si no están demasiado civilizados todavía y andan por ahí, por las calles, inventando teorías), en realidad de verdad no se encuentran en el mar, sino en los ríos y en los lagos.

¿Conocen ustedes acaso, alguna vez, alguna especie de lagartos o cocodrilos surgiendo de las embravecidas olas del océano? Bien sabe todo el mundo que los lagartos son de agua dulce. Los hemos visto en los grandes ríos, y eso me consta. He visitado también los océanos y nunca he visto, o jamás he escuchado que pescador alguno haya pescado en pleno océano un lagarto. Pescaran tiburones, pero lagartos, ¿cuándo? Estamos hablando sobre hechos concretos, claros y definitivos.

Y ¿dónde estaría el eslabón o los eslabones que conectaran al lagarto con el opossum? Y ¿dónde estarían los eslabones que conectaran al opossum con ese animalillo lemúrico, que desprovisto de placenta es señalado por Haeckel como criatura con placenta discoidal? Prosiguiendo, ¿dónde estarían los eslabones que conectaran a tal criatura con el mono? Y por último, ¿dónde estarían los eslabones del mono con el gorila? Y ¿dónde estarían los eslabones del gorila con el hombre? ¿Cuáles son? Estamos viendo, pues, hechos concretos, faltan los eslabones.

Hablar así porque sí, resulta demasiado absurdo.

Se ha hablado demasiado sobre el MONERÓN, átomo del abismo acuoso, la primera pizca de sal en un océano silúrico lleno de lodo en el fondo y donde todavía no ha sido depositada la primera capa de rocas. Pero, ¿cuál es el origen del Monerón? ¿Podría acaso concebirse que algo tan extraordinario como el primer punto atómico del PROTOPLASMA tan debidamente organizado y con construcción tan compleja, hubiera resultado del azar, del acaso? Tengo entendido que al negarse los PRINCIPIOS INTELIGENTES a la Naturaleza, pierde todo sentido de organización el Protoplasma.

Los tiempos van pasando, y la Antropología Materialista irá siendo destruida, poco a poco.

No han podido hasta ahora los antropólogos materialistas decir en qué fecha y cómo surgió el primer hombre. Hipótesis, nada más; y resultan bastante ridículas tales hipótesis, no tienen fundamentos serios.

Mucho se apela en Antropología Materialista a la cuestión esa de la Australia. Resulta muy socorrida la posición de la Antropología meramente Materialista, al decir que las tribus existentes en Australia descienden del mono. Científicamente esto cae por el suelo, si se miden cerebros y se hacen confrontaciones.

El cerebro de un gorila muy avanzado, repito, no alcanza a ser ni la mitad del volumen al de un salvaje de Australia. Faltaría pues, un eslabón entre el gorila más avanzado y un australiano salvaje.

¿Dónde está ese eslabón? Que nos lo presenten, que nos lo muestren, aquí estamos todos para verlo; afirmar así, por afirmar, sin una base seria, resulta espantosamente ridículo.

Decía en mi pasada plática que ellos, los señores del Materialismo Antropológico, afirman en forma demasiado grandilocuente que no creen sino en lo que ven, pero los hechos están demostrándonos su falsedad. Están creyendo con firmeza en hipótesis absurdas que jamás han visto.

Eso de decir que “nosotros en su origen venimos del tiburón”, y establecer luego una cadena de caprichos, simplemente por parecidos fisonómicos, demuestra en el fondo una superficialidad llevada al extremo.

Si eso escriben, en verdad que es abusar demasiado de la inteligencia de los lectores. Si eso hablan, resultan en el fondo terriblemente cómicos y hasta absurdos.

¿Que en la Lemuria (continente que posiblemente hoy pongan en tela de juicio los fanáticos espantosos de la Pangea), se hayan mezclado seres humanos con bestias? No lo ponemos en tela de duda. Resultaron de allí, no solamente simios, sino múltiples formas bestiales que, aún hoy en día, tienen documentación tanto en el Este como en el Oeste del mundo.

Citaremos como ejemplo, ciertos extraños simios lemures, que podrían servir, naturalmente, de mofa para los materialistas superficiales de esta época (pero en verdad que uno puede afirmar con valor lo que es real), me refiero a alguna especie que existió, que tan pronto se movía sobre manos y pies (como cualquier simio), como se erguía sobre sus dos pies; rostros azules y también rojos (producto del cruce de ciertos seres humanos con bestias subhumanas del Mioceno, especialmente de la Época Mesozoica); que hablaban, así lo dicen las viejas leyendas…

Así, encontramos bases en papiros y en muchos monumentos antiguos. Así, pues, fueron múltiples las formas simiescas que surgieran en el viejo Continente Mu.

Mas, ¿cómo surgiría el hombre? ¿De qué manera? Hasta ahora éste ha sido un verdadero rompecabezas para los materialistas de Darwin y de Haeckel, y aún para los materialistas antropólogos contemporáneos.

¿Dónde podríamos nosotros hallar el origen del hombre? Incuestionablemente, en el hombre mismo, ¿en qué otro lugar?

Concretémonos ahora a AUSTRALIA. ¿Qué es lo que dicen los antropólogos materialistas? Que “las tribus australianas actuales tienen como ascendientes a los monos”.

Claro, no pueden probarlo, pero lo afirman, lo creen, no lo han visto pero lo creen, aunque dicen que “no pueden creer jamás cosa que no han visto”. Vean ustedes cuán paradójicos resultan los antropólogos del materialismo.

En realidad de verdad, son las tribus más primitivas que existen actualmente en el mundo; las de Australia, repito. ¿Cuál sería el origen de tales tribus? Habría que saber cuál es el origen de Australia.

Australia en verdad es un pedazo de la Lemuria, ubicado en el Pacifico, una tierra vieja, viejísima. Allí se podría conseguir mucha vida si se sembrara bastante, todo artificialmente, pues ya se encuentra en estado de caducidad.

Los antepasados de esas tribus, ¿dónde estarán? Hablemos de sus cuerpos físicos. Obviamente, hallaremos tales restos óseos en el fondo mismo del Pacifico; restos de bestias, porque en verdad son las tribus australianas mezcla de ciertos hombres con ciertas bestias; pasaron por muchas transformaciones y actualmente existen.

Habría que observar a tales tribus para darse uno cuenta evidente de que se trata de mezclas de habitantes de antigua Lemuria con ciertas bestias de la Naturaleza.

Por ejemplo, hay lugares en Australia donde es tan abundante el pelo en el cuerpo de las personas, que parece más bien piel de bestias. Eso da naturalmente una aparente base como para que los señores materialistas digan: “Sí, he ahí… Son hijos de los antropoides… ¡Nuestra teoría demostrada!” Ellos, los antropólogos materialistas, son terriblemente superficiales, no tienen en verdad madurez en el entendimiento, se trata de mentes en estado de decrepitud, degeneradas y eso es realmente lamentable.

Si queremos nosotros, en verdad, buscar el origen del hombre, tenemos que conocer a fondo la ONTOGENIA. No sería posible conocer la FILOGENIA excluyendo a la Ontogenia. Obsérvense los procesos de recapitulación del ser humano entre el vientre materno. La Naturaleza hace siempre recapitulaciones.

Obsérvese una semilla, un germen de árbol. Allí hay un árbol en estado potencial completo, sólo falta que se desarrolle, y para que se desarrolle se necesita tierra, se necesita agua, y aire, y Sol.

La Naturaleza recapitula todos los procesos del árbol que sirvió de padre, dijéramos, para el germen que se ha de desarrollar. O en otros términos diríamos: la Naturaleza recapitula en ese germen que ha de desenvolverse, los procesos por los cuales pasó toda la familia de ese árbol, toda esa especie de árboles; y va desenvolviéndose lentamente, va creciendo lo mismo que crecieron los otros árboles, o el árbol del cual se desprendió tal germen.

Hay siempre un proceso de recapitulación, hoja tras hoja, hasta que el árbol, por último, da fruto y semilla también, para que los otros árboles que nazcan, hagan siempre las mismas recapitulaciones.

Observemos como recapitula la Naturaleza en el Cosmos todas sus maravillas: cada año vuelve la Primavera, el Verano, el Otoño, el Invierno; es una recapitulación perfecta.

Así también, repito, en el vientre materno hay recapitulación correcta de toda la especie humana. Allí están, en el vientre materno, todas las fases por las cuales pasó el ser humano desde sus más antiguos orígenes.

En primer lugar, nadie podría negar que en el vientre, el feto pasa por los CUATRO REINOS DE LA NATURALEZA: primero es piedra, segundo planta, tercero animal, cuarto hombre.

Como piedra, o como germen, o corpúsculo es inorgánico, es el óvulo que se desprende del ovario y que va unirse con la materia orgánica. La circulación conduce a tal óvulo hasta el fondo mismo de la materia orgánica para su desarrollo.

En el segundo aspecto vemos nosotros el estado vegetal, una especie de zanahoria redonda en su base, puntuda en su parte superior. Cuando se le estudia clínicamente parecería más bien como una cebolla con distintas capas, entre las cuales hay un líquido maravilloso. Del ombligo de esa aparente cebolla, pende la posibilidad del feto, como el fruto de una planta. He ahí el estado vegetal.

Más tarde aparece la forma animal. Sí, el feto toma la forma del renacuajo y eso está completamente demostrado. Y por último asume la figura humana.

Las cuatro fases son una Mineral, otra Vegetal, otra Animal y otra Humana. Pero, ¿se ha visto hasta ahora un mono por ahí? ¿A qué médico le consta, a qué científico, haber visto alguna vez la fase de antropoide? ¿Cuál es el doctor que ha visto que, durante el proceso de RECAPITULACIÓN FETAL, alguna vez el feto tome la figura de un mono catarrino, o platirrino, o de un orangután o de un gorila?

Así, pues, es absurdo lo que la Ciencia Materialista afirma. El origen del hombre hay que buscarlo en el vientre mismo de la mujer. En esos procesos de recapitulación está el origen del hombre, las fases por las cuales ha pasado…

Tampoco ha aparecido un tiburón entre el vientre de la madre. ¿Dónde está? ¿Cuál es? O el lemúrico aquél (animalillo que antes se mencionara y por el cual hasta se apasionó el mismísimo Haeckel), ¿dónde está?, ¿en qué fase del embarazo aparece?

¿Por qué quieren esos señores salirse de lo correcto? ¿Por qué no buscan el origen del ser humano dentro del mismo ser humano? ¿Por qué andan buscándolo afuera? Todas las Leyes de la Naturaleza existen dentro de uno mismo, y si no las encontramos dentro de sí mismos, no las encontraremos fuera de sí mismos jamás.

Mas hemos llegado a un punto muy delicado y bastante difícil. ¿Que fuimos piedras, que fuimos planta, que fuimos animal, hombre? Está bien, aceptado. Pero, ¿cuándo? ¿Cómo? ¿Qué causas primarias o secundarias gobernaron todos estos procesos? ¡Enigmas!…

¿Podrían aclararse acaso estos enigmas? Si los señores materialistas no estuvieran fanatizados con el dogma de la Geometría Tridimensional de Euclides todo sería diferente.

Desgraciadamente, están empeñados en querer que todos aceptemos ese dogma a la fuerza.

Quieren tenernos embotellados dentro de tal dogma. Eso es tan absurdo como querer nosotros embotellar la Vida Universal, o como querer nosotros encerrar el océano dentro de un vaso de cristal.

Se oponen violentamente a la cuestión está de las Dimensiones Superiores de la Naturaleza y del Cosmos. ¿A qué se debe eso? Sencillamente a que sus mentes están en decrepitud, degeneradas, y no pueden ver más allá de sus narices, eso es obvio.

¿Que existe una Cuarta Coordenada, una Cuarta Vertical? Eso es innegable, pero molesta a los materialistas. Sin embargo, Einstein –que cooperó en la cuestión ésa de la bomba atómica– aceptó la Cuarta Dimensión.

En Matemáticas nadie puede negar la Cuarta Vertical. Pero a las gentes materialistas de esta época, ni siquiera así les entra esta cuestión de que pueda existir otra Dimensión o Dimensiones Superiores en la Naturaleza.

A la fuerza quieren que nos encerremos, o nos auto-encerremos todos en el Mundo Tridimensional de Euclides. Y debido a esa falsa posición absurda en qué están, tienen a la física completamente detenida en su avance.

Ésta es la hora en que ya deberían existir Naves Cósmicas capaces de viajar a través del infinito. Pero no sería posible semejante anhelo, mientras la física continúe embotellada en el Dogma Tridimensional de Euclides.

Si estos señores –que hasta ahora no han sido capaces de responder a la pregunta: ¿dónde surgió el hombre, en qué fecha, y cuándo?– aceptaran en verdad la posibilidad de una Cuarta Dimensión, y de una Quinta, y una Sexta, y una Séptima, todo sería diferente.

Pero estamos seguros de que no lo aceptan ni lo aceptaran jamás. ¿Por qué? Porque sus mentes están en proceso de franca degeneración, debido al abuso sexual; y en esas condiciones no es posible que acepten esta tesis que nosotros les planteamos. Tendrían que empezar ellos por regenerar el cerebro antes de que aceptaran nuestros postulados gnósticos.

Piedra, planta, animal, hombre, he ahí la base misma de una Antropología seria. Pensemos en la forma anterior al estado humano, en nuestros legítimos antecesores. Incuestionablemente nos encontraríamos con la vida animal en la Naturaleza, pero ubicada en una Cuarta Dimensión (chocante esto para el materialismo).

Sin embargo son los mismos materialistas quiénes se reían de Pasteur y sus teorías, quiénes se mofaban de él cuando desinfectaba los instrumentos de cirugía. Nunca creyeron ellos en los microorganismos, que porque no los veían; ya hoy los aceptan.

¿Puede existir vida animal en una Cuarta Coordenada? ¡Obviamente sí! ¿Habrá algún sistema, algún método de comprobación? Claro está que sí, pero sistemas muy diferentes a los de una Ciencia Materialista que se encuentra en estado retardatario.

¿Quién tiene esos procedimientos? Nosotros los tenemos, y con mucho gusto los enseñamos a quiénes de verdad quieran investigar en el terreno de la Ciencia Pura.

¿Hubo vida animal, pues, en la Cuarta Coordenada? Es obvio que la hubo. ¿Y hubo vida vegetal en la Quinta Coordenada? Sí, la hubo. ¿Y hubo vida mineral en la Sexta Coordenada? Sí, la hubo; pero aclaro: la vida mineral de la Sexta Coordenada, o la vegetal de la Quinta, o la animal de la Cuarta, en modo alguno se parecerían a la vida mineral, vegetal y animal de nuestro mundo meramente físico.

¿Que más tarde se condensó esa vida mineral, vegetal y animal aquí, en este globo de materia tridimensional? No lo negamos. Pero eso fue a través del curso de millonadas de años.

¿Cómo podríamos nosotros definir en alguna forma los procesos evolutivos, desde el mineral hasta el hombre? No sería posible si nosotros elimináramos de la Naturaleza la cuestión ésa planteada por Leibniz. Me refiero a las MÓNADAS (Principios Inteligentes de la Naturaleza, las Mónadas o Jivas).

Por cierto que entre el Monerón Atómico de Haeckel y el Zaristripa de Manú, o el Jiva de los Indostanes, o la Mónada de Leibniz (o como se le quiera llamar), media todo un abismo. Porque el Monerón Atómico de Haeckel está muy lejos de lo que es la verdadera Mónada o Principio de Vida.

Así que es cierto y de toda verdad, que las Chispas Virginales, o simplemente las Mónadas de Leibniz, evolucionaron en el Reino Mineral durante la época de grandes actividades de la Sexta Dimensión; evolucionaron también en el Reino Vegetal, en la Quinta Dimensión, y avanzaron hasta el Estado Animal en la Cuarta Dimensión. Eso es incuestionable.

Estas Dimensiones de la Naturaleza, no está tarde el día en que puedan ser vistas a través de aparatos delicadísimos, de óptica. Pero mientras llegue ese día, podemos estar seguros nosotros, los antropólogos gnósticos, que tendremos que soportar la misma burla que soportó Pasteur cuando hablaba de sus microbios. Mas un día, estas Dimensiones serán perceptibles por medio de la óptica, y entonces la burla terminará.

Por de pronto, como les decía a ustedes, se intentan experimentos para transformar las ONDAS SONORAS EN IMÁGENES, cuando esto sea, se podrán ver todos los procesos evolutivos e involutivos de la Naturaleza. Y entonces, el Anticristo de la Falsa Ciencia quedará desnudo ante el veredicto solemne de la conciencia pública.

En cuanto al organismo humano, ¿no ven ustedes que en principio es invisible? A simple vista no se ven un zoospermo y un óvulo cuando comienzan el proceso de concepción, cuando comienza a formarse la célula germinal. ¿Quién podría suponer que de un zoospermo y una célula fertilizante pueda salir una criatura? ¿Y se ve a simple vista acaso? Se sabe que existe por el microscopio, eso es obvio. Así que, vamos concretando en hechos…

Las Mónadas que pasaron por el Reino Mineral en la Sexta Dimensión, son las mismas que pasaron por el Reino Vegetal en la Quinta y por el Reino Animal en la Cuarta. Y precisamente, fue al final de la Cuarta, cuando apareció cierta criatura similar al antropoide, mas no antropoide, no un gorila, no un chimpancé ni algo por el estilo.

Al acercarse la época de actividad para el Mundo Tridimensional de Euclides, tal forma sufrió algunos cambios, algunas metamorfosis, lo mismo que las sufriera el planeta Tierra, y cristalizó, al fin, en figura humana. Téngase en cuenta que la morfología de las criaturas humanas y de la Naturaleza va cambiando conforme pasan los siglos.

Incuestionablemente, la morfología humana surgió de acuerdo con la EDAD PROTOPLASMÁTICA de nuestra Tierra, para venir realmente a la existencia. Pasando por los períodos HIPERBÓREO y LEMÚRICO y ATLANTE, fue la morfología alterándose un poco hasta nuestros días.

Las criaturas que nos precedieron, la raza humana antigua (como lo dicen, como lo atestiguan las tradiciones del antiguo México y de distintos países de la Tierra), fueron GIGANTES; han ido perdiendo estatura, hasta ser lo que actualmente son.

Si quisiéramos explicarnos las Cuatro Etapas (Mineral, Vegetal, Animal y Humana), exclusivamente dentro de la Zona Tridimensional de Euclides en este mundo Tierra, estoy seguro, absolutamente seguro, que quedaría realmente convertido todo eso en nuevos enigmas sin solución alguna.

A medida que nosotros ahondamos en esta cuestión, y después del fracaso tan espantoso que ha tenido la Antropología Materialista al no poder, en realidad de verdad, haber dado una fecha ni el cómo ni el cuándo surgió el ser humano, hoy no les queda a los científicos más remedio que aceptar la cruda realidad de las Dimensiones Superiores de la Naturaleza y del Cosmos.

¿Que lo nieguen? Tienen derecho a negarlo. ¿Que se ríen? Ya he dicho que “el que ríe de lo que desconoce está en camino de ser idiota”. ¿Qué porque no ven? Tampoco veía los microbios Pasteur y sin embargo hoy en día la óptica los puede ver.

A medida que vaya transcurriendo el tiempo, la Ciencia Materialista irá quedando desnuda ante los nuevos descubrimientos. Y cada día se hundirá más y más dentro del pozo mismo de su propia ignorancia.

Eso del Noepitecoide con sus tres hijos bastardos: el cinocéfalo con cola, el mono sin cola y el hombre-arbóreo, pues resulta en verdad bueno como para un Molière y sus caricaturas. En verdad que no tenemos nosotros en la sangre nada de Pitecoides; hasta ahora los hechos hablan por nosotros…

Mis estimables hermanos, hasta aquí mi plática de esta noche. Claro que dejo plena libertad como para que ustedes puedan hacer las preguntas que quieran hacer, siempre y cuando se hallen contenidas dentro de la misma plática que han escuchado.

– Estudiante. Maestro, ¿qué relación tiene en la Ciencia Oficial, el Abominable Hombre de las Nieves, el Yeti, con la Evolución?

– Maestro. Bueno, ahí nos salimos completamente del tema, por lo tanto no tiene contestación esa pregunta. Las preguntas tienen que ser dentro de lo mismo que se está enseñando, no fuera del tema.

– Estudiante. Si la Ciencia Materialista no puede fijar fecha sobre el origen del hombre, ¿nosotros sí podríamos fijarla, aproximadamente?

– Maestro. ¡Claro está que sí, podemos fijarla! Obviamente, el origen del hombre está al PRINCIPIO DE LA ÉPOCA PROTOPLASMÁTICA de nuestra Tierra, hace unos 350 millones de años. Eso es obvio.

– Estudiante. ¿Cómo se puede comprobar?

– Maestro. …Obviamente, la única forma, o lo único que podrá darnos a nosotros la razón y demostrarlo, será CUANDO APAREZCAN ESOS APARATOS con los que actualmente se están haciendo experimentos. Unos experimentos se están haciendo en Italia y otros en los Estados Unidos, y ya se han obtenido muy buenos resultados.

Se ha conseguido, por ejemplo, descomponer las ondas sonoras correspondientes a Jesús de Nazareth y convertirlas en imágenes; y la imagen presentada fue muy correcta; se sigue con esos experimentos… (Claro esto que estoy diciendo aquí no es para la plática, sino es aparte). Pero MIENTRAS llega ese día, no nos queda más remedio que APELAR, nosotros, A LA INTUICIÓN DEL PRAJÑA-PARAMITA, que sí nos permite investigar; ese sentido, Prajña-Paramita, y su grado más elevado, nos permite investigar los Registros Akáshicos de la Naturaleza.

Así que, en nuestro auxilio y para demostrar a las gentes, tenemos que aguantarnos un poquito; tenemos que aguardar, sencillamente, que se perfeccionen los aparatos que en Estados Unidos e Italia, en este momento, se están perfeccionando. La descomposición de las ondas sonoras del pasado en figuras, en imágenes. Se está ya marchando por ese camino; antes no sería posible.

Si alguien quiere comprobar lo que estamos diciendo, tiene que entrar en nuestros estudios y dedicarse a desarrollar el sentido llamado “Intuición Prajña-Paramita”. Si la desarrolla, si sigue nuestras indicaciones, por sí mismo podrá evidenciarlo. Eso es claro. Hay alguna otra pregunta.

– Estudiante. Maestro, ¿a qué se refiere exactamente la Pangea?

– Maestro. La PANGEA se refiere, pues, a LOS CONTINENTES FLOTANTES: que un día estuvieron Europa y América unidos y se fueron separando poco a poco, a través del tiempo; que Asía y América también, que estuvieron muy cerca y luego se fueron alejando…

Ya Don Mario Roso de Luna ha hablado, ampliamente, sobre la cuestión de los continentes flotantes. Ya sabemos que Don Mario Roso de Luna fue todo un gnóstico y todo un esoterista de verdad, verdad. A ver hermana…

– Estudiante. Maestro, ¿qué condiciones se presentaron o se necesitan para un cambio de una dimensión a otra, de una morfología a otra?

– Maestro. Pues es claro que conforme la morfología del planeta Tierra cambia, cambia la morfología también de las criaturas. No es el antecesor legítimo humano muy semejante al antropoide, mas no es un antropoide ni nada que se le parezca. Pinta una similitud nada más. De la época antigua, antes de que surgirán las actividades en el mundo propiamente físico-químico, es decir, de la época aquélla de la Cuarta Dimensión, cuando se desenvolvía la vida animal en esa Cuarta Coordenada, pues pasó por cierta metamorfosis conforme la Tierra también pasó. Y resultó de ahí el Hombre Protoplásmático de la Época Polar. Ese Hombre Protoplamástico a su vez, conforme la Tierra fue pasando por sus metamorfosis, conforme la Tierra fue cambiando su morfología, también fue cambiando él su morfología…

Vienen en nuestro auxilio, en este momento, las tribus de Australia; su morfología guarda mucha relación con aquella isla que parece más bien un continente. Se encuentran en un estado bastante lamentable, por cierto. ¿Hay algo más?

– Estudiante. Maestro, según la Ciencia Materialista, los restos más lejanos se encuentran en el orden de 35 mil años: los residuos antropoides que fueron después del hombre. Para nosotros, la distancia más larga es de 350 millones de años. Ahora bien, ¿esos 350 millones de años corresponden a un hombre, o a la etapa de evolución del hombre por los diferentes millones?

– Maestro. Bueno, hemos hablado de la época en que apareció el Hombre; hemos hablado de la tierra Protoplasmática; hemos hablado de la época en que el primer intento de hombre pasó por una transformación de su morfología, conforme la Tierra también pasó por la misma transformación; de eso hemos hablado…

Pero en cuanto a la afirmación que dices tú, de que los Materialistas dicen que “los datos que se tienen sobre el hombre, cuando mucho, datan de unos 35 mil años”, estás un poco equivocado en tu concepto, porque ellos aceptan, por ejemplo, para el Mioceno (tercera parte del Eoceno) edades que figuran entre los 15 y 25 millones de años; eso es aceptado oficialmente, actualmente.

De manera que ese concepto que tú tienes, más bien resulta ahora extemporáneo. ¿Algún otro tiene algo que decir?

– Estudiante. Maestro, cuando la Esencia a través de la Ley Evolutiva pasa del estado de animal al estado de hombre, ¿tiene éste una especie animal específica o no?

– Maestro. Repite la pregunta, a ver…

– Estudiante. Cuando la Esencia, por la Ley Evolutiva, pasa del estado de animal al estado de hombre, ¿tiene éste una especie animal específica o no?

– Maestro. Pues, hay distintas líneas por donde se puede ingresar al estado humano, eso es obvio; NO ES UNA ESPECIE DEFINIDA, claro está que no. Hay distintas líneas por donde se ingresa al estado humano.

Ahora, hay que tener en cuenta también (y eso lo trataremos después en próximas pláticas) que no solamente existe la Evolución, existe también la Involución. Al final de cada subraza de cualquier raza hay involución; y al final mismo de toda raza hay involución, eso es obvio (pero sobre eso nos ocuparemos más tarde). ¿Alguna otra pregunta?…

– Estudiante. Maestro, usted habló de la Cuarta, Quinta y Sexta Dimensión. Hasta donde tengo entendido, entre más alta sea la Dimensión más sutileza de la materia hay, ¿verdad?

– Maestro. ¡Así es!

– Estudiante. O sea, ¿la Quinta es más sutil que la Cuarta; la Sexta que la Quinta?

– Maestro. ¡Así es!

– Estudiante. Entonces, ¿por qué razón están ubicados estos Reinos en forma inversa: en la Cuarta el Animal, en la Quinta el Vegetal, en la Sexta el Mineral, que es el más denso?

– Maestro. Porque…, ahora concretando, porque esto no lo vamos a grabar para la conferencia puesto que a los señores Materialistas tenemos que hablarles en forma diferente. No lo vamos a concretar para el libro, aclaro, sino aquí entre nosotros, diré lo siguiente:

En el MUNDO DE LA MENTE, naturalmente, se desarrolló la PRIMERA RONDA de evolución.

Lo primero que surgió allí fue el REINO MINERAL; en el MUNDO ASTRAL surgió el REINO VEGETAL; en el MUNDO ETÉRICO surgió el REINO ANIMAL; y en el MUNDO FÍSICO ya apareció el HOMBRE, sobre el casquete polar del Norte: la Primera Raza, la RAZA PROTOPLASMÁTICA.

Después vinieron los HIPERBÓREOS, después los LEMURES, después los ATLANTES y después los ARIOS (todos nosotros); ése es el orden.

Claro que cuando uno está estudiando esas cuestiones en los Mundos Internos, pues ve las cosas en cierta forma, muy distintas y tiene que saberlas entender. Por ejemplo, es claro que las Mónadas del Reino Mineral, durante la Primera Ronda, pues tienen figura humana. Y entonces tiene uno la tendencia a pensar de que todos eran humanos ahí; pero no, se trata de los Elementales, sencillamente, del Reino Mineral. Se necesita muy buena capacidad de penetración con la Intuición Prajña-Paramita para ver el auténtico Reino Mineral, dejando a un lado sus Mónadas.

Lo mismo sucede con el asunto del vegetal en la Segunda Ronda, en el Mundo Astral: uno ve Elementales, personas muy inteligentes; millones de personas…, pues son los Elementales. Pero uno, con la Intuición Prajña-Paramita, concentra un poco mejor su atención y puede ver, sencillamente, que el Reino Vegetal es una cosa y otra muy distintas las Mónadas.

Desciende uno a la Tercera Ronda. Ve uno también puras criaturas bellísimas, inteligentes, comprensivas que van, que vienen… Uno piensa que son Hombres de la Tercera Ronda; no hay tales, son los Elementales. Y si se observan con más cuidado los cuerpos de esos Elementales, se verá que tienen distintas formas animalescas que hoy en día, en esta Cuarta Ronda, ya no se ven (formas animalescas diferentes)…

Y por último, ya al final, es cuando ve uno surgir una criatura semejante, en realidad de verdad, al simio, pero no es un simio; es similar, tiene cierto parecido, tiene algo que se asemeja al antropoide, pero no es antropoide. Claro, esa criatura, a su vez, al sufrir la Tierra un cambio, una transformación, al alterarse la metamorfosis de la Tierra, se altera también esa forma antropoide y aparece el primer Hombre, la Primera Raza humana viviendo ya en el continente Polar, que otrora estaba situado en la zona ecuatorial.

Y luego vienen las sucesivas transformaciones de la Tierra, o metamorfosis de la Tierra que dan origen también a cambios en la raza humana en la Época Hiperbórea, en la Época Lemúrica, Atlante y hasta nuestros días…

Si se observa, cada raza humana está exactamente de acuerdo con el ambiente en que se desarrolla y desenvuelve…

– Estudiante. Maestro, ¿ese proceso evolutivo ocurrió o aún sigue ocurriendo?

– Maestro. Pues, todavía SIGUE OCURRIENDO. En la Sexta Raza habrá otro cambio de la morfología de la Tierra y, como secuencia o corolario, traerá otro cambio en la raza humana. La Sexta Raza será muy distinta a la nuestra; y la Séptima también será completamente diferente a la nuestra. Es decir, LA MORFOLOGÍA DE LA TIERRA Y DE LAS RAZAS MARCHAN EN FORMA PARALELA; eso es obvio.

– Estudiante. ¿Qué relación hay ahora entre los organismos de los Elementales que están en el Reino Mineral de esta Tercera Dimensión y ese proceso que usted menciona?

– Maestro. Bueno, los Elementales que ahora están pasando por su estado de Elementales en el Mundo Mineral, pues siguen ahí. Un día pasaran a ser vegetales, otro día pasaran a ser animales, y al fin llegaran a ser humanos.

Lo que sí veo son graves errores por parte de algunos. Hay quiénes al ver, por ejemplo, las figuras humanas de las Rondas precedentes piensan, sencillamente, que esos eran Hombres que iban descendiendo poco a poco, etc. Pero, realmente, nosotros tenemos que comprender que la Mónada toma la figura humana siempre. Y no hay que confundir a la Mónada con el Hombre. El Hombre es algo que tiene que autocrearse; todavía no existe realmente el Hombre. Hay unos cuantos Hombres, los demás son “animales intelectuales”, aún hoy en día; ésa es la cruda realidad de los hechos… ¡Habla!

– Estudiante. Venerable Maestro, si el Hombre viene de las Dimensiones, entonces ¿qué hay sobre la Cultura Maya que dice en el Popol-Vuh, que los Dioses experimentaron varias formaciones (los hicieron de barro, de madera, etc., con varias formas), pero que no reconocían su origen, hasta que por fin dieron con un Hombre que reconoció su propio origen? ¿Tiene relación con esto, Maestro?

– Maestro. Bueno, eso se sale del tema. Es claro que los Dioses tomaron figura de Hombres, pero eso se sale del tema, ¿no? Estamos, estrictamente, ciñiéndonos a la cuestión del temario; ahorita no estamos estudiando, en este momento, otras culturas ni nada; ahora nos ceñimos, estrictamente, a la cuestión de la Antropología Científica. Porque los hermanos necesitan prepararse primero en Antropología Científica antes de que puedan tratar el asunto de culturas, tradiciones, etc., etc.

Vamos a ver cómo se van a preparar en Antropología Científica.

Eso sí, puedo decirles sencillamente que las Mónadas en Rondas precedentes tomaron figuras humanas. En cuanto a los Dioses, los Dioses han existido en todas las Rondas. Existieron en la Primera Ronda junto con los Elementales de la Naturaleza, como existieron en la Segunda Ronda, en la Tercera y aún hoy en día en la Cuarta Ronda; y aún, también puedo decir, que hay muchos Dioses ahora que tienen cuerpos humanos; y eso es todo. A ver.

– Estudiante. …

– Maestro. ¿Cómo?

– Estudiante. El Rayo de Creación…

– Maestro. Bueno, ahora no estamos en Rayo de Creación, háblame de Antropología Científica. A ver, otro allá…

– Estudiante. Maestro, es que tengo entendido que en la ciencia de los hombres, o sea la Ciencia Materialista, ellos dicen que “el hombre es primero mineral, después el hombre en su formación… …Es que el hombre realmente al formarnos se forma primero como mineral, después como vegetal, después como animal y después pasa a humanoide, en su formación, en el momento en que el feto se forma, Maestro, ¿es así?

– Maestro. Pues, tal como lo hemos planteado. Ellos tienen que reconocerlo porque así es. Pero sucede que no se concentran, no ponen la debida atención en esos procesos de RECAPITULACIÓN FETAL que son tan importantes.

Téngase en cuenta que –como les digo– LA ONTOGENIA ES LA BASE MISMA PARA CONOCER LA FILOGENIA. Ellos andan buscando el origen del hombre fuera de sí mismos y están completamente equivocados.

– Estudiante. Tengo entendido, Maestro, que sí lo aceptan […] que el hombre pasa por esas cuatro etapas, antes de hacerse humano…

– Maestro. No lo aceptan. Aceptan, perfectamente, que pase por esas cuatro etapas en el vientre materno. Pero no son capaces de profundizar en la Ontogenia como es debido. Porque si de verdad aceptaran la Ontogenia como es debido, no andarían buscando “changos” para saber de dónde nace uno; ni andarían asentando teorías tan absurdas como ésa en la que se dice que “venimos del ratón”, o que –de “perdida”– “venimos del mandril”…

Con esas afirmaciones están demostrando, hasta la saciedad, de que verdaderamente NO HAN PROFUNDIZADO EN LA ONTOGENIA. No sería posible, repito, conocer la Filogenia sino ahondamos en los misterios de la Ontogenia. Eso es lo que les está pasando a ellos, a los científicos materialistas.

Ahora bien, si aceptaran de verdad la cuestión de que hemos pasado por los cuatro Reinos, deberían ahondar más en ese asunto. Tendrían que NO NEGARLE A LOS CUATRO REINOS SUS MÓNADAS. Sin las Mónadas no sería posible, en realidad de verdad, entender los procesos evolutivos de los cuatro Reinos de la Naturaleza, ni el paso de cada uno de nosotros a través de los cuatro Reinos.

Así pues, ellos no saben de esas cosas. Ellos están, únicamente, buscando pruebas por otro lado. Quieren que descendamos del tiburón; quieren al “hermano” ratón (ellos ahora ponen al ratón como el primer señor de la casa). En todas partes están buscando pruebas, y realmente no han hecho sino fracasar lamentablemente.

¡Qué ahonden en la Ontogenia, para que conozcan la Filogenia! ¡QUÉ BUSQUEN EL ORIGEN DEL HOMBRE DENTRO DEL HOMBRE MISMO! ¡Qué no anden buscando el origen del hombre fuera del hombre, porque eso es absurdo! Y ellos andan buscando el origen del hombre fuera del hombre; eso es absurdo en un ciento por ciento… A ver habla…

– Estudiante. Maestro, en la disertación indicaba que la tesis gnóstica es que el origen del hombre proviene del mono, de una unión de relación entre Hombres y cierta clase de bestias. ¿Esas bestias existen hoy en día?

– Maestro. Lo que he dicho es que los monos (sean los descendientes de Lemuria, como orangutanes, gorilas, chimpancés) o los descendientes de Atlántida (como los catirrinos y platirrinos, etc.), tienen un antecesor que es el Hombre y la bestia. Porque ciertas tribus lemúricas se mezclaron con bestias y de ahí resultaron determinado tipo de simios; lo mismo sucedió al final de la Atlántida.

De manera que hay simios que vienen de Lemuria, y hay otros que vienen del final de Atlántida.

Algunos simios vienen del Mioceno y de la mismísima Época Mesozoica; y hay otros simios que vienen del final de la Atlántida; ésa es la cruda realidad de los hechos.

– Estudiante. Venerable Maestro, en una pregunta que se le hizo se refería al origen del hombre, y usted hablaba de 350 millones de años, aproximadamente, pero yo creo que, más que todo, debemos tratar de precisar la diferencia…

– Maestro. Así que, en realidad de verdad, si quieren que les especifique, con mucho gusto les especifico.

Obviamente que hay que distinguir entre el Hombre-Hombre y el “animal intelectual”. Hombre- Hombre son los de las tres primeras razas.

“Animal intelectual”… ¿cómo nació el “animal intelectual”? Fue de la mezcla de ALGUNOS HOMBRES QUE DEGENERARON durante la época del Mioceno (o sea tercera parte del Eoceno); SE MEZCLARON CON BESTIAS DE LA NATURALEZA y de allí nacieron determinados monstruos – como ya les dije–, ciertos simios que se sostenían sobre las palmas de las manos y los pies, con rostros azules, otros con rostros rojos, y que hablaban y de pronto se erguían sobre sus dos pies, gigantescos, horripilantes; e innúmeras bestias de toda clase.

Obviamente que de alguna de esas bestias humanas salió lo que se llama, en realidad de verdad, el “animal intelectual”, que hoy en día todavía existe.

De manera que, en nombre de la verdad, tengo que decirles que USTEDES VIENEN DE ESA MEZCLA. SON “ANIMALES INTELECTUALES”. Será un poco duro para ustedes, pero es la verdad…

Distíngase entre los “animales intelectuales” y los Hombres. Los Hombres son de la Primera, Segunda y Tercera Raza; de finales de la Tercera Raza para acá, son puros “animales intelectuales”, mezcla de Hombres que se degeneraron con bestias de la Naturaleza; de ahí surgieron los “animales intelectuales”.

Claro, antes de poder caminar sobre sus dos pies, pasaron por ciertos cambios muy difíciles, hasta tomar la semejanza de los Hombres reales. Esto no quiere decir no hayan tenido el Órgano Kundartiguador (la cola, como ustedes ya lo saben)… Pregunta…

– Estudiante. Perdón Maestro, o sea, a lo largo de su disertación fue relacionando el aspecto morfológico con el aspecto ontológico, ¿verdad? ¿Podríamos decir que esa es la metodología de la Antropología Gnóstica: apelar, digamos, al aspecto físico o cambio de la forma, y aparte de eso, al estudio de la Esencia o de la Mónada?

– Maestro. ¡Mira, voy a decirte! La cruda realidad de los hechos es que si tú no estudias la morfología no podrías entender esto a fondo, ¿no? Obviamente que dentro del vientre materno, es decir, [mediante] la Ontogenia puedes descubrir las huellas del ser humano: por dónde ha pasado, cuáles son sus fases, sus cambios, su morfología, etc., etc., etc. Y he relacionado, exactamente, a la Ontogenia con la Filogenia. He hecho pasar por la mente de ustedes, ¿no?, todos los procesos de la Filogenia a través de la Ontogenia.

Y llego a la conclusión de que, si queremos conocer la historia del Hombre realmente, los procesos evolutivos por los que hemos pasado, necesitamos, forzosamente, ir al vientre materno; ahí vemos, en la Ontogenia, todo el proceso histórico de la Filogenia. Esa es la cruda realidad de los hechos.

Que hayamos sido piedra, ¡exacto!; que hayamos sido planta, que hayamos sido animal, ¡correcto! Pero, obviamente, no sería posible el movimiento éste de la Filogenia, sino existieran las Mónadas. Son las Mónadas precisamente del Reino Mineral, las que pugnan, luchan por llegar un día al vegetal; son las Mónadas vegetales las que un día luchan por llegar al animal; son la mismas Mónadas del Reino Animal las que un día originan el primer espécimen de Hombre, que mediante un cambio morfológico, de acuerdo con la Tierra, hace que aparezca, realmente, el “Hombre primitivo”, el “Hombre real”.

Claro, al llegar a esto de “Hombre primitivo”, “Hombre real”, pues estoy hablando en una forma simbólica, me estoy refiriendo a la figura humana. Porque ya sabemos que para poder fabricar al Hombre, pues hay que trabajar mucho dentro de sí mismos. Pero no me estoy deteniendo en esos análisis ahora porque quedarían ustedes confundidos. ¿Hay alguna otra pregunta? A ver habla…

– Estudiante. Maestro, […] con respecto a un dato que dio o aclaró […] que nosotros venimos realmente de una mezcla con animales de la raza anterior, y que tomamos unas formas animalescas y nos fuimos parando, surge una pregunta, Maestro: ¿todos estos cuerpos que se dejaron, que se perdieron, que se enterraron, no serán los que está tomando la Antropología Materialista para dar por sentada la tesis de la aparición del hombre?

– Maestro. Realmente que no. Porque la Antropología Materialista está poniéndonos una cadena absurda: Tiburón, primero que todo; el lagarto, segundo; Opossum, tercero; luego el animalillo lemur; con posibilidades del ratón, que ya –como les dije– pasó a ocupar un puesto muy elevado; y luego sigue el mono y por último el gorila; y del gorila al hombre. ¡He ahí la cadenita! Una cadenita absurda porque faltan los eslabones, ¿dónde están?…

– Estudiante. Ellos ligan de una forma mecánica todo esto, no solamente desde el tiburón, sino desde mucho antes; es más desde la célula ésta que el Maestro ha citado en la profundidad de los mares, y más atrás, desde la aparición misma del planeta… […] O sea, a través de una lógica poder demostrarles que lo que ellos exponen, cómo apareció el planeta a través de la nebulosa; que se fue condensando y que aparece de pronto el planeta con el mar, y de ahí va salir la célula ésa de la que van a salir algas, y de las algas el tiburón, y así sucesivamente…

– Maestro. ¡Correcto, estoy de acuerdo con eso! Pero si nosotros hiciéramos una mezcla de todo eso ahora, si mezcláramos nosotros en este momento las cuestiones de la Cosmogénesis con la Antropología en estos instantes, en primer lugar no nos alcanzaría toda la noche, nos echaríamos aquí, por lo menos, unos seis meses; tendrían que traernos el desayuno por debajo de la puerta; esto no concluiría jamás.

Vamos a ir desarrollando el tema por orden. Incuestionablemente habrá necesidad de ir desglosando eso que tú afirmas, pero lo vamos haciendo con una didáctica, poco a poco. (Porque, entre paréntesis, estamos queriendo dar forma a un libro. Estas conferencias se irán reuniendo en forma de libro y ese libro saldrá a la luz pública. Debe llevar, por lo tanto, una didáctica).

No hay duda y quién puede negarlo de que existió una tierra Protoplasmática, ¡existió!, y por lo tanto un hombre Protoplasmático: el primer bosquejo de hombre en la Época Polar. Tampoco podemos negar nosotros que la Tierra estuvo ubicada, en otro tiempo, en el Mundo Astral, en el Mundo Mental, ¡pues claro!; fue cristalizando poco a poco hasta llegar a la época actual.

Por eso se dice que primero fue el fuego; el fuego se transformó en aire. ¿Fuego? Cuando la Tierra fue mental; se transformó en aire cuando la Tierra fue astral; se transformó en agua, cuando la Tierra fue etérica; se convirtió en física cuando la Tierra condensó físicamente, cuando apareció el cuarto elemento que se llama “materia física”. Pero esa materia física vino surgiendo desde esas Regiones –como ya les decía a ustedes– desde el Iliaster hasta la Región meramente Tridimensional de Euclides.

– Estudiante. […] Maestro mire: Lo del fuego, ellos [los materialistas] hablan también que era un gran fuego que se volvió aire; pasó a ser un mar (agua) y después que salió la tierra; y después que está la Tierra, está la forma material, ya está, digamos, el mineral. Después sale el vegetal con las algas (ya sabemos que no es cierto, Maestro) […], de las algas los animales y después de los animales sale la forma humana… …pero que manejan una intuición de la real evolución del hombre, ¿verdad, Maestro?

– Maestro. Pues voy a decirte una gran verdad. Hemos investigado profundamente el Materialismo histórico, y sabemos lo que es esa ciencia. Lanzan hipótesis sin fundamento alguno…

¿Quién podría negar que primero es el fuego? Para eso no se necesita estudiar Esoterismo. El fuego es lo fundamental. Solamente que ellos lo hacen depender de por allá, de los rincones de la nebulosa. “Ollas” donde hay fuego; “hornos” ardientes de donde salen mundos, pero, ¿quién los enciende? ¿Quién enciende esos “hornos”, y por qué tienen que salir de allí? ¡Nada saben sobre esas cosas!…

Y luego, hacen unos planteamientos de vertebrados, comenzando por el simple protoplasma de Haeckel allá, arrojado en el fondo de un mar lleno de lodo, porque ni siquiera han aparecido las primeras capas de piedra, en las épocas todavía silúricas; pero, ¿les consta eso a los señores materialistas? ¿Qué pueden ellos saber sobre la constitución de nuestro mundo en el alborear de la vida? ¡Absolutamente nada!

No podríamos negar que hemos pasado por las fases de piedra, planta, animal y hombre, ¡correcto!, ¿pero dónde?…

– Estudiante. […] Hace ocho días yo le preguntaba de las mutaciones, y nos explicaba usted que no hay tal mutación. Pero entonces ese cambio, ese proceso de una forma a otra forma de ser humano, ¿cómo se da?

– Maestro. Bueno, hay cambios morfológicos…

– Estudiante. Sí, esos cambios…

– Maestro. Ésos marchan de acuerdo con la Naturaleza. Porque una cosa es el Lemur gigantesco, descomunal, de cuatro metros de estatura, que no cabría aquí en este salón, y otra cosa es el hombre de la Quinta Raza, una persona de nuestra época.

Conforme la morfología de la Tierra va cambiando, la morfología de las criaturas cambia también. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Pensar que mediante esos cambios el mono se haya convertido en hombre, eso es completamente diferente y absurdo además. ¿Qué otra pregunta hay?

– Estudiante. Maestro, ¿qué dice en cuanto a eso de las condiciones que se requieren para un caso como el del mono, que es algo excepcional que provenga del hombre?

– Maestro. Pues, hoy en día no es muy posible. Pero en aquella época de la antigua Lemuria, en pleno Mioceno, y aún más, durante la época de los reptiles (la época Mesozoica), las condiciones eran diferentes: los Rayos del Okidanock, omnipresente y omnipenetrante, se intercambiaban en forma diferente y hacían posibles tales cruces sexuales entre Hombres y bestias; aún más, en la Atlántida todavía eran posible esos cruces. Hoy en día, ya cuesta mucho trabajo. Puede un hombre caer en la bestialidad, o una mujer [caer] en la bestialidad, y ya difícilmente sale de ahí una criatura.

Así pues, que han habido cambios en la morfología de la Tierra y entre las fuerzas ocultas que la gobiernan.

– Estudiante. Tenía referencia, Maestro, que hace poco sucedió en la costa Norte de Colombia una mutación de ésas: un niño que nació con cara de marrano y con cuerpo de niño, y murió a los pocos instantes. Pero si obtuvo grandes revuelos, y se hizo algo internacional; fue en Sabanalarga, en la costa.

– Maestro. Bueno, pero no vamos a pensar que la mamá de ese niño se haya metido con un cerdo, ¿no? Me parece imposible. Es posible que la madre haya fijado muy bien su imaginación en algún cerdo, sí. Y que eso se haya grabado completamente en el feto, haya modelado el feto.

– Estudiante. El hijo lo tuvo fue la marrana, Maestro…

– Maestro. ¿Cómo?

– Estudiante. La marrana fue…

– Maestro. ¡Ah, entonces cambió la cosa! ¡Ahí sí ya cambio la cosa! Entonces ahí sí pudo haber habido un “chango” muy especial, ¿no?, que se haya metido con la marrana. Sí, esos son casos posibles, pero no definitivos, porque no puede decirse que ese cerdo haya sobrevivido con rostro humano, con cara humana, no logró sobrevivir.

Claro, el macho que se haya metido con esa cerda, incuestionablemente, es “cerdo” también, es obvio… Bueno, a ver…

– Estudiante. Maestro, ¿cómo podríamos definir a la Antropología Gnóstica?

– Maestro. Bueno, es una Antropología, por oposición, diferente a la Materialista, ¿no? Pues ya sabemos nosotros que “antrophos” es “hombre”, ¿no? Y “Antropología”, pues el origen o historia del hombre, ¿no?

Pero “gnóstica” quiere decir “Gnosis”, “conocimiento”. Es un conocimiento antropológico más profundo, ¿no? Que va a su raíz gnóstica, a su raíz sapiente; va a buscar el verdadero Homo- Sapiente. Busca al Homo-Sapiente a través de otro sistema de estudio diferente, que es el gnóstico, precisamente.

Es un sistema diferente, y llegamos al Homo-Sapiente por un camino muy distinto. Llegamos al Homo-Sapiente a través de nuestra propia investigación. No andamos buscando afuera, buscamos dentro de nosotros mismos; y dentro de nosotros mismos encontramos al origen verdadero del Hombre. ¡No fuera, sino dentro!… A ver…

– Estudiante. […] Hace poco leí en un lado que en Rusia estaban haciendo unos experimentos de relación entre monos y seres humanos. ¿Habrá la posibilidad que salga algún ser de ese cruce?

– Maestro. Pues sí, se obtuvo ya de cien mujeres que fueron inseminadas con zoospermos de monos; salieron cien niños que murieron. Es posible, pues, que eso sea así…

Están buscando los científicos a ver por qué murieron. Eso es lo que falta saber: ¿por qué murieron? ¿Qué buscan los Rusos con eso? Crear una raza de esclavos para que se ocupen de trabajos sencillos, manuales, mientras que ellos se dedican a las artes y a la ciencia; así piensan…

Como les digo a ustedes, dos especies diferentes, aunque similares, pueden tener un antecesor común, pero nunca una depende de la otra.

Mas otro caso, muy distinto, es que se cruce sexualmente un antropoide con un ser humano.

Como quiera que son similares, es posible que nazcan las criaturas. Y sí, nacieron cien, pero murieron inmediatamente.

Creo que hasta aquí ya es suficiente, mis queridos hermanos, porque se nos va haciendo tarde…

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