Jamás me cansaré de enfatizar que los sistemas académicos y educativos de estos tiempos degenerados sólo sirven para adulterar los auténticos valores del Ser.
Los hechos han venido a demostrar que tengo la razón. Cada año escolar, aproximadamente 500 niños germano-occidentales se suicidan, según las estadísticas de años previos.
Se estima que 14.000 adolescentes tratarán de quitarse la vida y un alto número de ellos-1 de cada 3 estudiantes menores de 16 años-tendrán severos síntomas de tensión causados por lo que los alemanes denominan schulangst, que significa ansiedad escolar aguda.
Las presiones y tensión de la escuela misma que algunos niños encuentran que no pueden combatir, son responsables de una de las más graves situaciones que afrontan los jóvenes.
La schulangst parece ser un fenómeno social más, el resultado de un sistema escolar altamente competitivo, no solamente en Alemania sino en todos los países del mundo, mezclado con el alto desempleo y una sociedad jerárquica que venera los tontos títulos académicos como contraseña para obtener empleos altamente remunerados y como símbolo de status.
El número de niños en edad escolar que atraviesan por este tipo de ansiedad, sienten que los sistemas de tensión son insoportables.
De acuerdo a un estudio realizado por Karl Stritt Matter, un profesor de Ciencia Educativa, uno de cada tres muchachos menores de 16 años sufren de problemas estomacales crónicos, mojan la cama mientras duermen o padecen severos dolores de cabeza. Uno de cada cinco estudiantes está bajo tratamiento psiquiátrico y se ha encontrado aún que niños de nueve años padecen úlceras a causa de la tensión escolar.
Lo particular del caso son las estadísticas sobre suicidio escolar, especialmente desalentadoras debido a la edad de las víctimas: de los 517 estudiantes menores de 18 años que se suicidaron en Alemania en 1976, 103 tenían entre 10 y 15 años. La escala de suicidios entre jovencitos menores de 18 años es de aproximadamente 3,3 por cada cien mil en Alemania Occidental, un 50% más alto que en Estados Unidos, donde el suicidio entre adolescentes también es un alarmante problema.
Mientras no se trabaje con la Educación Fundamental basada en los principios sólidos de: libre iniciativa, no imitación, libertad creadora, atención consciente, valor, amor, cómo pensar, saber escuchar, sabiduría, generosidad, comprensión, integración, sencillez, paz, veracidad, inteligencia, vocación, etc., expuestas en mi libro Educación Fundamental, seguirán, no sólo los niños y adolescentes, sino los adultos también, en la ansiedad aguda y en el aumento monstruosos del índice de suicidios.