EL ARCANO DIEZ

Desde el punto de vista rigurosamente académico, la palabra Evolución significa: desarrollo, construcción, progresión, adelanto, avance, edificación, dignificación, etc., etc., etc.

Haciendo un enfoque gramatical, ortodoxo y puro, aclaro: el término Involución quiere decir progresión a la inversa, retrocesión, destrucción, degeneración, decadencia, etc.

Obviamente urge enfatizar la idea trascendente de que la Ley de las Antítesis es coexistencial con cualquier proceso crudamente natural. Este concepto de contenido es absolutamente irrecusable, irrebatible, irrefutable.

Ejemplos concretos: día y noche, luz y tinieblas, construcción y destrucción, crecimiento y decrecimiento, nacimiento y muerte, etc., etc., etc.

La exclusión de cualquiera de esas dos antes citadas Leyes (Evolución e Involución), originaría la estática, el quietismo, la parálisis radical de los mecanismos naturales.

Negar, pues, cualquiera de esas dos ordenanzas significa de hecho caer en un barbarismo…

Existe Evolución en la planta que germina, se desarrolla y crece; existe Involución en el vegetal que envejece y decrece lentamente hasta convertirse en un montón de leños.

Existe Evolución en todo organismo que se gesta, nace y se desarrolla; existe Involución en toda criatura que caduca y muere. Existe Evolución en cualquier unidad cósmica que surge del Caos; existe Involución en todo planeta en estado de consunción llamado a convertirse en Luna, en cadáver…

Hay Evolución en toda civilización ascendente; hay Involución en cualquier cultura de tipo descendente…

Es ostensible que estas dos citadas Leyes constituyen el eje mecánico fundamental de la Naturaleza.

Incuestionablemente sin tal eje básico no podría girar la Rueda de los Mecanismos Naturales. La vida se procesa en oleadas que rotan con el Arcano 10 del Tarot…

Oleadas esenciales inician su Evolución en el Reino Mineral; prosiguen con el Estado Vegetal; continúan en la Escala Animal y por último alcanzan el nivel de tipo humanoide intelectivo…

Oleadas de Vida descienden luego involucionando dentro del interior del organismo planetario para bajar por las escalas Animal y Vegetal hasta regresar al Reino Mineral.

Gira la Rueda del Samsara: por el lado derecho asciende Anubis evolucionante; por el izquierdo desciende Tiphón involucionante.

La estadía dentro del estado humanoide intelectivo es algo demasiado relativo y circunstancial.

Con mucha justeza se nos ha dicho que cualquier período humanoide consta siempre de ciento ocho existencias de tipo evolutivo e involutivo, más o menos alternadas.

Aclaro: a cada ciclo humanoide racional se le asignan ciento ocho vidas que guardan estricta concordancia matemática con el número de cuentas que forman el collar del Buda.

Después de cada época humanoide, de acuerdo con las leyes de tiempo, espacio y movimiento, gira inevitablemente la rueda del Arcano 10 del Tarot; entonces resulta palmario y manifiesto que las oleadas de vida involucionando descienden en el interior del organismo planetario para reascender evolutivamente más tarde…

Tres mil veces gira la Rueda del Samsara. Comprender esto, captar su honda significación es indispensable e inaplazable si es que realmente anhelamos la Liberación Final.

Continuando con el presente capítulo es necesario llamar la atención del lector con el propósito de aseverar lo siguiente: concluidos los tres mil períodos de la Gran Rueda, cualquier tipo de Auto-Realización Intima resulta imposible.

Con otras palabras, es necesario afirmar el hecho ineludible de que a toda Mónada se le asignan matemáticamente tres mil ciclos para su Auto-Realización Interior Profunda. Es indubitable que después de la última vuelta de la Rueda las puertas se cierran.

Cuando esto último sucede, entonces la Mónada, la Chispa Inmortal, nuestro Real Ser, recoge su Esencia y sus principios para absorberse definitivamente entre el seno de Eso que no tiene nombre (el Supremo Parabrahatman).

Es obvio que las Mónadas fracasadas no lograron la Maestría; poseen la felicidad divinal, más no tienen legítima Auto-Conciencia; son apenas Chispas de la Gran Hoguera, no pudieron convertirse en Llamas…

Ningún tipo de disculpa podrían dar esas Chispas, pues las tres mil vueltas de la Rueda se procesan siempre en muchos Días Cósmicos y en variados escenarios universales ofreciendo infinitas posibilidades.

Encima de la rueda del Arcano 10 vemos una Esfinge adornada con una corona de nueve puntas metálicas. Tal figura egipcia ostensiblemente no se encuentra ubicada ni a la derecha ni a la izquierda de la Gran Rueda.

La corona nos está hablando de la Novena Esfera, del sexo, del Trabajo Esotérico en la Fragua Encendida de Vulcano.

Ostensiblemente esa hierática imagen tan apartada de las Leyes Evolutivas e Involutivas simbolizadas en los lados derecho e izquierdo de la Rueda, nos está indicando la Senda de la Revolución de la Conciencia, la Sabiduría Iniciática Real…

Sólo entrando por el camino de la Rebelión Intima, sólo apartándonos de las sendas evolutivas e involutivas de la Rueda del Samsara podremos convertirnos en Hombres auténticos, legítimos y verdaderos.

La exclusión intransigente de la Doctrina de la Transmigración de las Almas enseñada por Krishna, el Gran Avatara hindú, viene a embotellarnos de hecho en el Dogma de la Evolución.

En cuestiones de esoterismo, orientalismo, ocultismo, etc., los eruditos tienen plena libertad para escribir lo que les plazca; empero no deben olvidar el “Libro de Oro”. Quiero referirme al “Patrón de Medidas”: el Tarot…

Nadie podría violar impunemente las Leyes del Tarot sin recibir su merecido; recordad que existe la Ley de la Katancia, el Karma Superior… Hay responsabilidad en las palabras…

El dogma de la Evolución quebranta las Leyes Cósmicas del Arcano 10 del Tarot; viola los Desideratos del Libro de Oro… conduce a muchas gentes al error.

Obviamente todo erudito ocultista, esoterista, debe siempre apelar al “Patrón de Medidas”, al Tarot, si es que no quiere caer en el absurdo.

¡Paz Inverencial!
Samael Aun Weor

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