Incuestionablemente, la Piedra del Sol, el famoso calendario azteca, es una síntesis perfecta de ciencia, filosofía, arte y religión.
Tonatiuh, el Verbo de San Juan, el Logos o Demiurgo creador del universo, con su lengua triangular de fuego, es el Niño de Oro de la Alquimia sexual, el Sol espiritual de la Media Noche, el Águila que asciende, el resplandeciente Dragón de Sabiduría, y se representa por el brillante astro que nos da vida, luz y calor. Decorado a la manera nahua aparece glorioso en el centro de la gran piedra solar.
A los lados del “gran rostro” aparecen sus manos armadas de garras de águila estrujando humanos corazones.
En cuestiones de esoterismo trascendental, bien saben los “M” el hondo significado del saludo con la garra.
Alrededor de la figura del Verbo mexicano se puede ver cincelada en grandes dimensiones a la fecha “4 temblor”, día en el que ha de concluir nuestro actual quinto sol por el fuego y los terremotos. En los rectángulos maravillosos del signo “temblor” están esculpidas las fechas en las que perecieron los soles anteriores.
Los “hijos del primer sol” (los andróginos divinos de la primera raza), que otrora vivieran felices en la Isla de Cristal, perecieron devorados por los tigres. (Recuérdese lo que sobre el citado felino hemos dicho en este Tratado).
Los “hijos del segundo sol” (la segunda raza de la tierra de Apolo), los hiperbóreos, fueron arrasados por fuertes huracanes.
Los “hijos del tercer sol” (los hermafroditas lemures), las multitudes de la raza tercera que antes vivieran en el continente lemúrico situado en el océano Pacífico, perecieron por sol de lluvia de fuego y grandes terremotos.
Los “hijos del cuarto sol”, la cuarta raza, (los atlantes), cuya tierra estaba situada en el océano Atlántico, fueron tragados por las aguas.
Quienes hayan estudiado a fondo el sermón profético del gran Kabir Jesús y la segunda epístola de Pedro a los romanos, indubitablemente habrán de inclinarse reverentes ante el tono severo de la Piedra solar.
Miguel de Nostradamus, vidente extraordinario, insigne astrólogo, quien vivió entre los años 1503 y 1566 en Francia, dice:
“En el año 1999, en el séptimo mes, vendrá del cielo un gran Rey de terror”. (Véanse los dos primeros versos de la Centuria 10-72.)
Según los cálculos astronómicos sólo habrá en este siglo XX dos eclipses totales de sol: Uno el 4 de febrero de 1962 y otro en agosto de 1999.
La horripilante perturbación en la órbita y en el movimiento del planeta Tierra, explicada científicamente por el propio vidente Nostradamus, se deberá a la aproximación de otro astro que durante 7 días aparecerá como otro sol. El Apocalipsis de San Juan cita a tal astro bautizándolo con el nombre de Ajenjo (amargura).
Planeta gigantesco al que hacemos referencia con el nombre de Hercólubus. Muchos le llaman “planeta frío”, otros le denominan “planeta rojo”; incuestionablemente es mucho más grande que Júpiter, el gigante colosal de nuestro sistema solar.
“A un eclipse de sol -dice Nostradamus- sucederá el más oscuro y tenebroso verano que jamás existió desde la creación hasta la pasión y muerte de Jesucristo, y desde ahí hasta ese día, y esto será en el mes de octubre, cuando se producirá una gran traslación de tal modo que creerán que la Tierra ha quedado fuera de su órbita y abismada en las tinieblas eternas.” Jesús, el gran Kabir, dijo:
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias del cielo serán conmovidas”.
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la Tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gloria”. “Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan la hojas, sabéis que el verano está cerca”.
“Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”.
“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”.
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
“Pero el día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos sino sólo mi Padre”.
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”.
“Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca”.
“Y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre”.
“Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado”.
“Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada”.
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor…”
“Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría y no dejaría minar su casa.”
“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.”
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su Señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”
“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su Señor venga, le halle haciendo así”.
“De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.
“Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi Señor tarda en venir, y comenzaré a golpear a sus consiervos, y aún a comer y a beber con los borrachos, vendrá el Señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Isaías XIII, 6-13, dice:
“Por lo cual haré estremecer los cielos; y la Tierra se moverá de su lugar por causa del furor del Señor de los ejércitos y por causa del día de su ardiente ira. Porque las estrellas del cielo y sus astros no lucirán con su luz.”
Isaías XXIV, 19-21:
“La Tierra se tambaleará como un hombre ebrio; será descoyuntada; caerá y nunca más se levantará.”
San Pablo, Ep. 2, 11, 3-4:
“Antes de la segunda venida de Jesús vendrá la apostasía, el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se levantará sobre todo lo que se llama Dios, o se adora; se asentará como Dios, en el templo de Dios, queriendo parecerse a Dios”.
San Pedro, Ep. 2, 111, 4-10
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos ardiendo se desharán, y la Tierra y todas las obras que hay en ella se quemarán”.
Joel, III, 15-16:
“El sol y la luna se obscurecerán y las estrellas perderán su esplendor; y los cielos y la tierra se estremecerán”.
San Juan, Apocalipsis, VI, 12-17:
“Hubo un gran temblor de tierra; y el sol se obscureció y la luna tornóse como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la Tierra como cuando la higuera echa de sí sus higos verdes, sacudida por un viento fuerte; y el cielo retiróse, los muertos y las islas moviéronse de sus lugares; y los reyes de la Tierra, y los ricos, se escondieron en las cavernas y rocas de los montes y decían: “Caed sobre nosotros y ocultadnos de la ira del Cordero; porque es llegado el gran día de su ira”.
San Juan, Apocalipsis, XX, 12-13:
“Y vi los muertos grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y abriéronse los libros; y abrióse otro libro que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras; y el mar dió los muertos que en él había; y la muerte y el infierno dieron los muertos que en ellos había; y fueron juzgados según sus obras”.
San Juan, Apocalipsis, XXI, 1-5:
“Vi un cielo nuevo y una nueva tierra; porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existía. Y el que estaba sentado en el trono dijo: “Hé aquí que renuevo todas las cosas”.
Dicho está en el Apocalipsis que en el fin de este mundo aparecerá el anticristo (la ciencia materialista). La Bestia, la Gran Ramera, la Humanidad entera cuyo número fatal es 666, y el Diablo que los engañaba (el intelectualismo ateísta), el falso profeta que hace milagros y prodigios engañosos, bombas atómicas, cohetes espaciales, aviones ultrasónicos, etc., fueron lanzados dentro del lago de fuego y azufre en las entrañas de la tierra.
El Libro de los Libros del Chilam Balam, joya sagrada del pueblo maya, dice textualmente 1o siguiente:
“El 13 Ahau Katun es el décimo tercero que se cuenta: Cabal Ixbach, Chachalaca-poblado; Kinchil Cobá, Chachalaca-de-rostro-solar, es el asiento del decimotercer Katun”.
“Se ennegrecerá el ramillete de los señores de la Tierra por la universal justicia de Dios Nuestro Señor”.
“Se volteará el sol, se volteará el rostro de la luna; bajará la sangre por los árboles y las piedras; arderán los cielos y la tierra por la palabra de Dios Padre, del Dios Hijo y del Dios Espíritu Santo. Santa Justicia, Santo Juicio de Dios Nuestro Señor”.
“Nula será la fuerza del Cielo y de la Tierra cuando entren al cristianismo las ciudades grandes y los pueblos ocultos, la gran ciudad llamada Maax, Mono, y también la totalidad de los pequeños pueblos en toda la extensión del país llano de Maya Cusamil Mayapan, Golondrina-maya-su-lugar Estandarte-venado”.
“Será el tiempo en que se alcen los hombres de dos días (los homosexuales y lesbianas) en el rigor de la lascivia; hijos de ruines y perversos, colmo de nuestra perdición y vergüenza”. “Dedicados serán nuestros infantes a la Flor de Mayo y no habrá bien para nosotros”.
“Será el origen de la muerte por la mala sangre al Salir la Luna, y al entrar la Luna llena acontecerá la sangre entera. También los astros buenos lucirán su bondad sobre los vivos y sobre los muertos”.
Melchizedek, el Genio de la Tierra, el Rey del Mundo, hizo en el Tibet la siguiente profecía:
“Los hombres (o, mejor dijéramos los mamíferos racionales), cada vez más olvidarán sus almas para ocuparse sólo de sus cuerpos. La mayor corrupción va a reinar sobre la Tierra”.
“Los hombres se asemejarán a las bestias feroces, sedientos de la sangre de sus hermanos”.
“La Media Luna se apagará cayendo sus adeptos en la guerra perpetua. Caerán sobre ellos las mayores desgracias y acabarán luchando entre sí”.
“Las coronas de los reyes, grandes y pequeños, caerán: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, estallará una terrible guerra entre todos los pueblos”.
“Los océanos rugirán…, la tierra y el fondo de los mares se cubrirán de osamentas…,desaparecerán reinos, morirán pueblos enteros…, el hambre, la enfermedad, crímenes no previstos en las leyes, no vistos ni soñados aún por los hombres”.
“Vendrán entonces los enemigos de Dios y del Espíritu Divino los cuales yacen en los propios hombres. Aquéllos que levanten la mano sobre otro perecerán también”.
“Los olvidados, los perseguidos, se erguirán después y atraerán la atención del mundo entero”. “Habrá espesas nieblas, tempestades horribles. Montañas hasta entonces sin vegetación se cubrirán de florestas”.
“La Tierra toda se estremecerá… Millones de hombres cambiarán las cadenas de la esclavitud y las humillaciones por el hambre, la peste y la muerte”.
“Las carreteras se llenarán de multitud de personas caminando al acaso de un lado para otro”.
“Las mayores, las más bellas ciudades, desaparecerán por el fuego… Uno, dos, tres… De cada diez mil hombres sobrevivirá uno, el cual quedará desnudo, destituido de todo el entendimiento, sin fuerzas para construir su vivienda o buscar alimentos. Y estos hombres sobrevivientes aullarán como lobos feroces, devorarán cadáveres, y mordiendo su propia carne, desafiarán a Dios para combate”. “La Tierra toda quedará desierta y hasta Dios huirá de ella… Sobre la Tierra vacía, la noche y la muerte”.
“Entonces yo enviaré un pueblo desconocido hasta ahora (el Ejército de Salvación Mundial), el cual, con mano fuerte arrancará las malas hierbas del terreno del cultivo y del vicio y conducirá a los pocos que permanecen fieles al espíritu del hombre en la batalla contra el mal”.
“Fundarán una nueva vida sobre la Tierra purificada por la muerte de las naciones”.
Esta profecía es aceptada por los gnósticos, los cuales la interpretan como el fin de la Edad Negra o Kaliyuga; después, según ellos, habrá una nueva civilización y una nueva Cultura.
Santa Odelia, aquella princesa alemana nacida en el año 660, quien con acierto profetizara la Alemania de Hitler y la Segunda Guerra Mundial, mencionó para el final del Kaliyuga a “extraños monstruos surgiendo de los mares y esparciendo el terror”.
“Se verán prodigios en el oriente: una gran nube negra esparcirá 1a desolación.”.
Mother Shipson, la famosa vidente del siglo XV, nacida en Inglaterra, predijo en su época cosas que ciertamente produjeron asombro. Veamos algunas de sus predicciones:
Automóviles y ferrocarriles: “Carros sin caballos correrán y accidentes llenarán al mundo de dolor”.
Radiotelegrafía: “Los pensamientos irán alrededor del mundo en el tiempo de abrir y cerrar de ojos”.
Submarinos: “Debajo del agua los hombres se moverán, irán viajando, dormirán y conversarán”.
Aviones: “Veremos a los hombres en el aire, en blanco, negro y verde”.
Gran Catástrofe Mundial: “El Mundo llegará a su fin en 1999.”
El gran Kabir Jesús dijo: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aún los ángeles que están en el Cielo, ni el Hijo, sino el Padre”.
“Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la Casa (ni en qué fecha, ni en qué año) si al anochecer, o a la media noche, o al canto del gallo, o a la mañana”.
“Para que cuando venga de repente no os halle durmiendo (es decir, con la conciencia dormida).
“Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: “Velad” (Despertad conciencia).
Los tiempos del fin han llegado y el gran incendio universal se encuentra demasiado cerca…
Resulta oportuno citar algunos versículos extraordinarios del Korán:
“Entre los signos que deben preceder a la llegada de la hora postrera, se halla el que la Luna se partirá en dos. Pero a pesar de ello los incrédulos no darán crédito a sus ojos”.
(Es incuestionable que en modo alguno se trata de una división geológica de nuestro vecino satélite. Interprétese tal profecía de Mahoma en el sentido político y militar. Desde el año 1980 obsérvense los movimientos del Islam; sólo así podremos comprender lo que ha de acaecer a los adeptos de la Media Luna).
“Cuando se toque la trompeta por primera vez, cuando la tierra y las montañas sean llevadas por los aires y machacadas de un solo golpe, cuando el cielo se desgarre y caiga en pedazos, ese día será el día inevitable”.
(Ya hemos explicado anteriormente los efectos que la visita del Planeta Hercólubus ha de producir en nuestro mundo Tierra; indubitablemente éste sufrirá violentamente los diferentes cambios profetizados por Mahoma en el Korán).
“¡El golpe que es! será en Día del Juicio Final. Quienes tengan obras que pesen en la balanza, tendrán una vida agradable. Quienes ligeras, tendrán por morada la fosa ardiente”. (Los mundos infiernos)
“Cuando la tierra tiemble con ese temblor que le está reservado… Cuando haya vomitado a los muertos que reposan en sus entrañas…, el hombre se preparará para ser juzgado”.
“El sol será desgarrado, las estrellas caerán, las montañas serán puestas en movimiento y terminarán estrellándose contra el suelo. El cielo estallará en mil pedazos y los mares y ríos confundirán sus aguas. Las tumbas se entreabrirán y resucitarán los muertos. Los que hayan practicado el bien tendrán la felicidad sin límites; pero los réprobos serán también castigados sin mesura” (Véase el Korán).
En el mundo causal yo contemplaba con asombro místico a la Gran Catástrofe que se avecina, y como quiera que esa es la región de la música inefable, la visión fue ilustrada con la corriente del sonido.
Cierta deliciosa sinfonía trágica resonaba entre los fondos profundos del cielo de Venus.
Aquella partitura asombraba, en general, por su grandeza y majestad, por la inspiración y belleza de su traza, por la pureza de sus líneas y por el colorido y matiz de su sabia y artística ilustración dulce y severa, grandiosa y terrorífica, dramática y lúgubre a la vez…
Los trozos melódicos fragmentarios (leitmotivs) que se oyeron en el mundo causal, en las diferentes situaciones proféticas, , son de gran potencia expresiva y están continuamente relacionados con el gran acontecimiento y con los sucesos históricos que inevitablemente le precederán en el tiempo… Hay, en la partitura de esa gran Opera Cósmica, fragmentos sinfónicos relacionados con la tercera Guerra Mundial; sonoridades deliciosas y funestas, sucesos horripilantes, bombas atómicas, radioactividad espantosa en toda la Tierra, hambre, destrucción total de las grandes metrópolis, enfermedades desconocidas, revoluciones de sangre y aguardiente, dictaduras insoportables, ateísmo, materialismo, cruel- dad sin límites, campos de concentración, odios mortales, multiplicación de fronteras, persecuciones religiosas, mártires místicos, bolcheviquismo execrable, anarquismo abominable, intelectualismo desprovisto de toda espiritualidad, pérdida completa de la vergüenza orgánica, drogas, alcohol, prostitución total de la mujer, explotación infame, nuevos sistemas de torturas, etc., etc., etc.
Entremezclados con un arte sin precedentes, se escucharon escalofriantes temas relacionados con la destrucción de las poderosas metrópolis del mundo: París, Roma, Londres, New York, Moscú, etc., etc., etc .
Nostradamus, en célebre carta dirigida a Enrique II dice: “Cuando el sol quede completamente eclipsado pasará en nuestro cielo un nuevo y colosal cuerpo celeste que será visto en pleno día, pero los astrólogos (refiriéndose a los famosos astrónomos de hoy y del futuro) interpretarán los efectos de este cuerpo de otro modo (muy a la moderna). Por esta mala interpretación ninguno tendrá provisiones para las fases de penurias (alusión a la Gran Catástrofe)”.
Nostradamus, médico, astrólogo y clarividente iluminado incluye en sus predicciones el asunto ése de la revolución de los ejes de la Tierra mas no indica una fecha exacta, adecuada, de cuándo sucedería; sin embargo, lo conecta con el doble eclipse que tendrá lugar en el año 1999.
Indubitablemente, habrá una conjunción extraordinaria bajo el signo zodiacal de Capricornio que dejará sentir su influencia desde 1984 concluyendo en el año 1999.
La gran Maestra H. P. B. predijo, hace muchos años ya, que habría un levantamiento mundial para fines del presente siglo.
Juan, el evangelista, dice: “Cuando los pájaros de acero desoven los huevos de fuego; cuando los hombres dominen los aires y crucen los fondos de los mares; cuando los muertos resuciten; cuando descienda fuego de los cielos y los hombres de los campos no pudieran alcanzar las ciudades y los de las ciudades no pudieran huir hacia los campos; cuando extraños aparatos se vieran en el cielo y cosas extravagantes fueren vistas desde la Tierra…”
“Cuando criaturas, jóvenes y viejos tuvieren visiones, premoniciones e hicieran profecías; cuando los hombres se dividieran en nombre del Cristo, cuando el hambre, la sed, la miseria, la dolencia y los cementerios sustituyan a las poblaciones de las ciudades…”
“Cuando hermanos de sangre se maten entre sí y las criaturas adoren a la bestia…, entonces los tiempos son llegados.”
El apóstol San Pablo en su Epístola a los Tesalonicenses I V, 20-21, advierte: “No menospreciéis las profecías, examinad todo, retened lo bueno.”
La Historia cíclica de la humanidad se abre en el capítulo VI del Génesis con el relato del Diluvio Universal (la sumersión del continente atlante), y concluye en el XX del Apocalipsis, en las llamas ardientes del Juicio Final.
Moisés, salvado de las aguas embravecidas de la vida, escribió el primero; San Juan, figura extraordinaria de la exaltación solar, cierra el Libro Sagrado con los sellos del fuego y del azufre… A partir de esto, y pese a su aparente universalidad y a la terrorífica y prolongada acción de los elementos desencadenados, estamos convencidos de que el gran cataclismo que se avecina no actuará igualmente en todas partes ni en toda la extensión de los continentes y mares. Algunas tierras privilegiadas abrigarán a los hombres, mujeres y niños del Ejército de Salvación Mundial.
Allí, durante algún tiempo, aquellas almas selectas serán testigos del duelo espantoso del agua y del fuego.
El doble Arcoiris anunciará el encanto de una nueva edad de oro después de la Gran Catástrofe. Virgilio, el gran poeta de Mantúa, Maestro del Dante florentino, dijo: “Ya llegó la edad de oro y una nueva progenie manda.”
Sabemos, por otra parte, hasta qué punto la Biblia es superior a los otros libros. Incuestionablemente, a pesar de ser la Biblia el libro eterno, inmutable, el libro cíclico por excelencia, en ninguno de sus versículos se ha dicho que el año 1999 sea precisamente el de la Gran Catástrofe.
Sin embargo, y a pesar de ignorarse todavía la fecha exacta de la pavorosa catástrofe que se avecina pues sólo el Padre conoce el día y la hora, sabemos por experiencia directa que “los tiempos del fin ya llegaron y que estamos en ellos…”
Nuestra intención no es emprender aquí una refutación contra los partidarios de tal fecha, sólo queremos decir que en la Biblia, a pesar de contener en sí misma la revelación de toda la historia humana, más acá y más allá, incluso de los propios anales de los pueblos, jamás se dijo que en el año 1999 perecería la Raza Aria (la presente humanidad).
Sin embargo, los eruditos en modo alguno pueden ignorar que en la Biblia está la narración “in extenso” del periplo que efectúa cada gran generación cíclica.
La humanidad ya está completamente madura para el castigo supremo; el fin de esta humanidad vergonzosa se acerca…
El análisis kabalístico demuestra que en los números dos (2), cinco (5), cero (O), cero (O) se encierra el secreto de la Gran Catástrofe. Quien tenga entendimiento que entienda porque aquí hay sabiduría. Desafortunadamente, las gentes jamás saben penetrar en el hondo significado de ciertas cantidades kabalísticas; es lamentable que todo lo interpreten literalmente.
Es preciso aguardar con sangre fría la hora suprema, del castigo para muchos y del martirio para algunos.
“Y, ante todo, debéis saber -dice Pedro- cómo en los postreros días vendrán, con sus burlas, escarnecedores, que viven según sus concupiscencias y dicen: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que murieron los padres todo permanece igual desde el principio de la creación.”
“Pero vendrá el día del Señor -en fecha que sólo el Padre conoce- como ladrón, y en él pasarán con estrépito los cielos, y los elementos, abrasados, se disolverán y asimismo la Tierra con las obras que en ella hay.”
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