Allá en el viejo Egipto, en el país asoleado de Kem, existieron los grandes Misterios de la Gnosis. Entonces, quien ingresaba a los Colegios Iniciáticos, después de haberse sometido a las pruebas más difíciles, recibía de labios a oído el secreto terrible del Gran Arcano (la clave de la Magia Sexual).
Todo aquel que recibía este secreto debía prestar juramento de silencio. Quien juraba y luego violaba su juramento, era llevado a un empedrado patio de muerte. Allí, ante un muro lleno de extraños jeroglíficos, era muerto inevitablemente. Se le cortaba la cabeza; se le arrancaba el corazón, se quemaba su cuerpo y sus cenizas eran arrojadas a los cuatro vientos.
Todo aquel que recibía el Gran Arcano durante la ceremonia sacra, entraba, de hecho, inmediatamente a trabajar con la vestal del templo. Allí, había muchas vestales preparadas para trabajar en la Gran Obra con los Iniciados célibes. Los Iniciados casados practicaban en sus casas con sus esposas sacerdotisas. Las vestales eran debidamente preparadas para el sacerdocio del Amor. Ellas tenían grandes maestras que las preparaban, y estaban sometidas a grandes ordalías y penitencias. Propiamente esas fueron las prostitutas sagradas de que hablan muchos autores. Hoy en día sería imposible tener en los Lumisiales, vestales de este tipo. El mundo se ha corrompido tanto, que el resultado sería ayudar a corromper lo que ya está corrompido. Nos convertimos de hecho en cómplices abyectos del delito.
Todos aquellos Iniciados célibes que resplandecieron en la historia de los siglos, practicaron Magia Sexual dentro de las pirámides con dichas vestales. Jesús tuvo también que practicar Magia Sexual en la pirámide de Kefren. Allí recapituló todas sus iniciaciones. Muchos se escandalizarán con esta afirmación nuestra. A estos puritanos no los podemos criticar. Realmente son los curas católicos quienes deshumanizaron a Jesús. Desgraciadamente, eso se ha quedado tan grabado en la mente de la gente, que hasta los ocultistas siguen con la falsa idea de un Jesús castrado, mutilado. La realidad es que Jesús fue todo un Hombre en el sentido más completo de la palabra. Todo un Hombre. En la masonería oculta del viejo Egipto de los faraones existieron tres grados fundamentales: Aprendices, Compañeros y Maestros. Estos tres grados están relacionados con las fuerzas etéreas que fluyen a través y alrededor de la espina dorsal de cada ser humano.
La señora Blavatsky dice de ellas, en la “Doctrina Secreta”, lo siguiente:
“La escuela Transhimaláyica… sitúa el Susumná, el sitio principal de estos tres Nadis, en el tubo o conducto céntrico de la médula espinal, y el Idá y el Pingalá (los dos testigos del Apocalipsis) en sus costados izquierdo y derecho respectivamente. El Idá y el Pingalá son sencillamente el sostenido y el bemol de la nota Fa de la Naturaleza humana que, cuando debidamente pulsada despierta a los centinelas de ambos lados, el Manas espiritual y el Kamas físico, subyuga a lo inferior por medio de lo superior”.
“El puro Akasha pasa hacia Susumná (canal medular). Sus dos aspectos fluyen en Idá y Pingalá (el par de cordones simpáticos que se enroscan en la médula espinal). Estos son los tres aires vitales simbolizados en el hilo brahmánico, y están gobernados por la voluntad”.
“La voluntad y el deseo son los aspectos superior e inferior de una misma cosa. De aquí la importancia de purificar los canales… de estos tres se establece una circulación que del canal céntrico penetra en todo el cuerpo”.
“Idá y Pingalá actúan en la curvada pared de la columna vertebral en que está Susumná (el canal medular). Son semi-materiales, positivo y negativo, Sol y Luna, y ponen en acción la libre y espiritual corriente ígnea de Susumná. Cada uno tiene su peculiar sendero, pues de lo contrario irradiarían sobre todo el cuerpo”.
En aquel viejo Egipto elemental, que creció y maduró bajos las protectoras alas de la Esfinge elemental de la Naturaleza, la ceremonia de Iniciación era algo terriblemente divino. Cuando el venerable Maestro esgrimía la espada en el acto de admisión, los canales de Idá y Pingalá (los dos testigos) y el canal de Susumná, junto con las fuerzas que por ellos circulan, recibían un tremendo estímulo. En el primer grado, este estímulo sólo afecta a la corriente femenina lunar de Idá; en el segundo grado a Pingalá, la corriente masculina, y en el tercero, recibía el estímulo la ígnea corriente del Kundalini que fluye ardiente por el canal medular de Susumná. Con este tercer grado quedaba despierto el Kundalini. Aclaramos que estos tres estímulos estaban correlacionados con el trabajo de la Magia Sexual que el Iniciado realizaba con la vestal del templo. Inútil resultaría tal estímulo si el candidato fuese fornicario. Esto es para gente que está practicando Magia Sexual intensamente.
Idá sale de la base de la espina dorsal, a la izquierda del Susumná y el Pingalá de la derecha. En la mujer están invertidas estas posiciones. Las líneas terminan en la médula oblongada. Todo esto se halla simbolizado en el Caduceo de Mercurio con sus dos alas abiertas.
Estas dos alas del Caduceo de Mercurio significan el poder viajar en Cuerpo Astral, el poder para viajar en Cuerpo Mental, el poder para viajar en los vehículos Causal, Conscientivo y Espiritual. El fuego le concede a todos aquellos que siguen la Senda del filo de la Navaja, el poder de salir del cuerpo físico a voluntad. El Kundalini tiene el poder de despertarle la Conciencia al ser humano. Con el fuego quedamos absolutamente despiertos en los mundos superiores. Todos aquellos que despertaron en los mundos superiores, viven durante las horas del sueño absolutamente conscientes fuera del cuerpo físico. Quienes despiertan la Conciencia ya no vuelven a soñar jamás. Se convierten de hecho y con derecho, en ciudadanos absolutamente conscientes en los mundos superiores. Estos trabajan con la Logia Blanca mientras su cuerpo físico duerme. Estos son colaboradores de la Gran Fraternidad Universal Blanca.
Aclaramos: Idá y Pingalá no son físicos. Ningún médico podría encontrarlos con el bisturí. Idá y Pingalá son semi-etéricos, semi-físicos.
Los grandes misterios del viejo Egipto, así como también los misterios de México, Yucatán, Eleusis, Jerusalén, Mitra, Samotracia, etc., etc., están todos en íntima correlación y son de hecho absolutamente sexuales.
Pedid y se os dará. Golpead y se os abrirá. Los grandes Iniciados siempre responden. Los guardianes de la Esfinge elemental de la Naturaleza, siempre responden.
Todo aquel que practica la Magia Sexual debe pedir el fuego. Rogad a los guardianes de la Esfinge, invocad al Dios Agni. Este Dios restaura el poder ígneo de cada uno de los siete cuerpos.
Cinco son las grandes Iniciaciones del Fuego Sagrado: La primera significa la salida de aquél que entró ya en la corriente que conduce al Nirvana. La quinta, significa la entrada en el templo erigido en la cumbre de la montaña. Con la primera salimos del trillado camino; con la quinta entramos en el templo secreto.
Samael Aún Weor