El Hígado es la Glándula más grande del organismo. El hígado está situado en el lado derecho exactamente bajo del Diafragma. El hígado tiene un color pardo rojizo. El hígado pesa unas cuatro libras, tiene poco más o menos nueve pulgadas de largo, siete de ancho, y cuatro pulgadas a través de su parte más gruesa.
El hígado es llamado por los médicos, el órgano de los cincos. Los Kabalistas saben que cinco es el número de GEBURAH, el Rigor la ley. Algunos místicos dicen que nosotros tenemos a Cristo crucificado en el hígado. No hay duda que el hígado es el asiento de los apetitos y deseos. Desde este punto de vista ciertamente podernos decir que tenemos a Cristo crucificado en el hígado.
El hígado posee cinco lóbulos admirables. Cinco grupos de sabios conductos armónicos, cinco vasos sanguíneos maravillosos, y cinco funciones básicas.
Este número cinco del hígado nos recuerda la ley, el Némesis que pesa sobre todas esas acciones hijas del deseo, y de todo mal.
En el hígado de bronce hallado en las ruinas de PLACENZA se encontraron grabados los doce signos zodiacales. Estos nos invita a pensar en los cincos del hígado. Dícese que los antiguos astrólogos pronosticaban consultando el hígado. Miraban en el hígado y pronosticaban.
Todo el zodiaco del Microcosmos-hombre tiene sus leyes propias, y sus signos escritos en el hígado.
El lóbulo del hígado viene a dar la unidad de toda esa estructura del hígado. El lóbulo del hígado da la unidad de funciones hepáticas. Cuando el biólogo estudia esa glándula hepática puede comprobar que el lóbulo maravilloso del hígado viene a ser algo así como un hígado en miniatura. ¡Esto es admirable! Aquel que conozca totalmente todo el lóbulo del hígado, conoce prácticamente todo el hígado. El lóbulo del hígado es una masa de células admirablemente unidas por un maravilloso tejido conjuntivo. Cada lóbulo posee cinco o seis lados hermosos y perfectos, cada lóbulo posee su propio juego de vasos diminutos y bellos, sus propias células que secretan, y sus propios conductos. Un grupo de pequeños lobulillos hepáticos, forman todo un lóbulo del hígado, cinco lóbulos del hígado, vienen a constituir el hígado mismo. Esa es la ley de los cincos.
Las células del hígado, secretan la bilis tan indispensable a la digestión de las grasas. El hígado produce la glucosa, tan necesaria para los tejidos. Este trabajo de la transformación del azúcar en glucosa es una obra admirable de Alkimia.
Existe cierta secreción interna del hígado que fiscaliza la transmutación Alkimista de la glucosa en glucógeno y del glucógeno en azúcar.
El hígado está controlando las calorías del organismo. El hígado produce en su laboratorio alkimista la sustancia llamada antitrombina. La antitrombina es una sustancia indispensable para evitar la formación de coágulos sanguíneos.
Todas estas cinco funciones del hígado son fundamentales para la vida del organismo. El hígado está encargado de cremar en su laboratorio alkimista, todas las células viejas y gastadas formando residuos que son eliminados fácilmente.
La arteria hepática proporciona al hígado toda la sangre que necesita. El tejido conjuntivo que envuelve al hígado alcanza a penetrar dentro del órgano mismo, y los separa en sus cinco divisiones perfectas. Cada lobulillo del hígado es como una isla rodeada de multitud de vasos sanguíneos.
La vena portal lleva sangre venosa al hígado. Esta vena dentro del hígado se ramifica en multitud de vasos. Cada lobulillo del hígado tiene su vena propia. Cada célula de los lobulillos del hígado está metida en una red de diminutos vasos sanguíneos.
Existen también venillas intra-lobulares. Cada célula del lobulillo del hígado recibe sangre venosa proveniente del estómago, bazo, páncreas e intestinos a través de la famosa vena portal, que como un río de vida purísima lleva alimento al hígado. Las isletas aisladas de células del hígado reciben su alimento sanguíneo de las venillas intra-lobulares. Nada se queda sin vida en el hígado. Todo recibe vida. Cada célula del hígado recibe alimento y vida. Cada célula del hígado es un verdadero laboratorio alkimista encargado de transmutar sabiamente el alimento en sustancias valiosísimas para todas las células del organismo. Toda la sangre transformada sale por las venillas intra-lobulares y pasa al interior de un vaso llamado vena central.
Las venas centrales desaguan todas en ese gran río caudaloso conocido como la vena CAVA. Las células hepáticas que viven en el hígado como pequeños obreros conscientes e inteligentes tienen que transformar muchas sustancias en bilis para ayudar a la digestión. La bilis permanece en la vesícula biliar hasta cuando se necesita. Entonces es vaciada en la sección duodenal del intestino delgado.
Esos sabios del Indostán ven clarividentemente salir de la glándula hepática una flor de loto maravillosa. El chacra hepático.
Samael Aun Weor