Testimonio de este gran Maestro sobre el Mantram WU y la paciencia que se necesita para lograr la experiencia del Samadhi.
“MEN SHAN avanzaba triunfalmente en sus estudios, sin embargo no todo en la vida son rosas, también hay espinas. En el mes de Julio durante el quinto año de CHIN DIN (1264) contrajo desgraciadamente disentería en CHUNKING, provincia de SZE-CHAUN.
Con la muerte en los labios decidió hacer testamento y disponer de sus bienes terrenales. Hecho esto, se incorporó lentamente, quemó incienso y se sentó en un sitial elevado; allí oró en silencio a los tres Bienaventurados y a los DIOSES SANTOS arrepintiéndose ante ellos de todas las malas acciones cometidas en su vida.
Empero, considerando seguro el fin de su existencia, hizo a los inefables su última petición: “Deseo que mediante el poder de PRAJNA y un estado de mente controlado, reencarnarme en un lugar favorable en donde pueda hacerme MONJE (SWAMI) a una edad temprana”. “Si por casualidad me recobro de esta enfermedad, renunciaré al mundo, tomaré los hábitos y trataré de llevar la luz a otros jóvenes BUDISTAS”.
“El Maestro Meng Sham me dijo: esto es lo mismo que pulir una perla. Cuanto más la pules, más brillante, clara y pura se vuelve”.
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