En estos instantes de misteriosa dicha, no está de más recordar aquel poema subliminal de Horacio, el autor de los Epodos y las Sátiras, que vieran la luz entre los años 35 y 30 antes de Jesucristo…
MERCURIO
Mercuri, facunde nepos Atlantis,
Qui feros cultus hominum recentum
Voce formasti catus et decorae
More palaestrae.
Te canam, magni Iovis et deorum
Nuntium curvaeque lyrae parentem,
Callidum, quidduid placuit, iocoso
Condere furto.
Te, boves olim nisi reddidisses
Per dolum amotas, puerum minaci
Voce dum terret, viduus pharetra
Risit Apollo.
Quien et atridas duce te superbos
Ilio dives Priamus relicto
Thessalosque ignes et iniqua Troiae
Castra fefellit.
Tu pias laetis animas reponis
Sedibus, virgaque levem coerces
Aurea turbam, superis deorum
Gratus et imis.
***
Mercurio, nieto de Atlas, tu facundia
del hombre primitivo fue maestra:
su rudeza puliste con el habla
y el uso afinador de la palestra.
Nuncio del alto Jove y de los dioses,
fue tu gloria inventar la corva lira,
y es tu gracia llevarte por donaire,
cuanto a tu genio audaz antojo inspira.
De niño hurtaste su rebaño a Febo,
y él con furiosas voces te increpaba;
mas, hubo de reír al ver, atónito,
que le habías robado hasta la aljaba.
Salió de Ilión con regios dones Príamo,
cuando la hueste griega la ceñía:
Atridas sin piedad, hogueras tésalas,
todo dejó burlado con tu guía.
A las piadosas almas, sombras leves,
lleva tu vara de oro al goce eterno,
grata deidad para los dioses todos,
encanto del Olimpo y del Averno!
En habiendo cantado poema tan sublime de la lírica Horaciana, conviene ahora saber lo que es Mercurio…
Es incuestionable y cualquier gnóstico puede comprenderlo, que como planeta astrológico, es obviamente mucho más misterioso que el propio Venus, e idéntico al Mithra Mazdeísta. El Buddha, el Genio o Dios, establecido formidablemente entre el Sol y la Luna; sublime compañero eternal del disco solar de la Sabiduría Divinal…
Pausanias, en su libro V, nos lo enseña sabiamente teniendo un altar en común con Júpiter tonante, el Padre de los Divinos y de los Humanos…
Dicen las antiguas leyendas que ostentaba radiantes alas de fuego, como para manifestar que asistía al CRISTO-SOL en su viaje eterno; con justa razón se le llamó en otros tiempos Nuncio y Lobo del Sol: SOLARIS LUMINIS PARTICEPS.
Como secuela y corolario debemos afirmar que era el Jefe y el evocador de las almas; el Archimago y el Hierofante.
Virgilio, el ilustre poeta de Mantua, le describe inteligentemente, tomando su martillo o caduceo de dos serpientes, para evocar de nuevo a la vida a las infelices almas precipitadas en el Orco (LIMBO): “Tu virgam capit, hac animas ille evocat Orco”, con el evidente propósito de hacerlas ingresar en la milicia celeste como nos enseña en «VENDIDAD»…
Mercurio es el áureo planeta esotérico, el inefable, a quien los austeros y sublimes Hierofantes prohibían nombrar; y estudiando polvosos manuscritos milenarios, podríamos verificar que en la Mitología Griega se encuentra simbolizado por aquellos perros o lebreles guardadores del ganado celeste, que se abreva siempre en los cristalinos pozos de la Sabiduría oculta, por lo cual es también conocido como HERMES-ANUBIS y, asimismo como el buen inspirador o AGATHODAEMON.
Recordad que el emperador Juliano oraba todas las noches al Sol Oculto, por la intercesión de Mercurio…
Con justa razón dice Vossius: “Todos los Teólogos aseguran que Mercurio y el sol son uno”…
Por algo fue considerado aquel planeta como el más elocuente y sabio de los Dioses, lo cual no es de extrañar, pues, que Mercurio se halla tan cerca de la Sabiduría y de la palabra (o LOGOS), que con ambas fue confundido.
Samael Aun Weor