El Milenio y el Juicio

“Y vi un ángel descender del cielo (el quinto de los siete) que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano” (Ap. 20: 1).

“Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua (Yahvé), que es el diablo y Satanás, y le ató por mil años” (Ap. 20: 2).

En el año de 1950, el genio del mal, cuyo nombre es Yahvé, ingresó al abismo. Yahvé está pagando un Karma terrible. Yahvé es un ángel caído, terriblemente perverso. Yahvé es aquel demonio que tentó a Jesús en el desierto y tentándole le decía: ITABABO. Yahvé es el jefe Supremo de la Logia Negra. Yahvé es el autor secreto de la crucifixión de nuestro Adorable Salvador. Yahvé es el polo antitético de Jesús. Los soldados romanos que crucificaron al Adorable, constituyen la guardia de honor de Yahvé. Ahora Yahvé está crucificado en el abismo. Ese es su Karma. La cruz del diablo está invertida.

Yahvé está crucificado con la cabeza hacia abajo y los pies hacia arriba. El pueblo judío adora a Yahvé y sigue a Yahvé.

El quinto de los siete “arrojolo al abismo y le encerró, y selló sobre él, porque no engañe más a las naciones, hasta que mil años sean cumplidos; y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo” (Ap. 20: 3).

Yahvé y sus legiones permanecerán en el abismo una edad. Después es necesario que sea desatado un poco de tiempo más.

Hay que darles a los perdidos una última oportunidad para que se arrepientan.

“Y saldrá para engañar las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (Ap. 20: 8).

“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y circundaron el campo de los santos, y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró” (Ap. 20: 9).

¡Ay, Ay, Ay! de aquellos infelices que no sepan aprovechar la última y muy breve oportunidad que se les dará a los perdidos. Ellos se hundirán en el abismo eternamente.

“Y el diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde está la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás” (Ap. 20: 10).

“Y vi los muertos grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros (del Karma) fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Ap. 20: 12).

Cada ser humano tiene su propio libro. Las obras de cada ser humano están escritas en su libro con caracteres sagrados.

“Y el mar dio sus muertos que estaban en él, y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno según sus obras” (Ap. 20: 13).

“Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda” (Ap. 20: 14).

“Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego” (Ap. 20: 15).

La vida ha iniciado su retorno a la Gran Luz. Los tiempos del fin ya llegaron. Millones de seres humanos, tan numerosos como las arenas de la mar, ya tienen los cuernos en la frente, y la marca fatal en las manos. Yahvé fue atado en el abismo, y las multitudes lo adoran.

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado hacer juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni a su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos y vivieron y reinaron con Cristo mil años (una gran edad)” (Ap. 20: 4).

Desde los antiguos tiempos, todos aquellos que aceptaron el arcano A.Z.F., se transformaron en reyes y sacerdotes de la naturaleza. Ellos gobernarán ahora bajo las órdenes del Cristo, en la Nueva Era.

Esta es la primera resurrección; y se reencarnarán los reyes, los reyes divinos, para gobernar.

“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en estos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años (una edad)” (Ap. 20: 6).

La muerte segunda es espantosa y terrible en gran manera. En el abismo los tenebrosos se van desintegrando lentamente hasta morir. Eso es la muerte segunda.

Aquellos que acepten el arcano A.Z.F., se salvarán del abismo y la muerte segunda. Esos se convertirán en dioses y podrán cantar: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Samael Aun Weor

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