EL NACIMIENTO ESPIRITUAL

Tenemos que terminar con el proceso del yo humano para que nazca el Ser. No cometamos el error de dividirnos en un yo superior y otro inferior. Aquello que los estudiantes espiritualistas llaman yo superior, no es el Ser, sino una forma refinada del yo humano, una modalidad sutil de auto-defensa que utiliza el yo humano para sostenerse y permanecer; Un concepto refinado de Satán; Una escapatoria sutil que utiliza el yo humano.

Hay que morir para vivir. Hay que perderlo todo para ganarlo todo. Tenemos que morir con muerte de cruz para tener derecho a vivir. Sobre el cadáver del yo humano, nace el Ser lleno de gloria y de poder. El yo hombre quiere figurar en todas partes, quiere que todos lo aplaudan y lo admiren; se deja crecer el cabello y la barba, viste con extrañas vestiduras, para andar públicamente por las calles, para que los incautos le digan maestro, hermano mayor, etc.

El yo hombre se desnuda como la mujer ramera para mostrar sus poderes, sus cualidades, su origen.

El yo hombre quiere ocupar las primeras sillas en las sinagogas y en las plazas públicas. El yo hombre no tiene modestia, todo lo habla, todo lo dice, todo lo cuenta sin recato alguno, el yo hombre como el artista, trabaja para que otros lo aplaudan y admiren.

“Vanidad de vanidades y todo vanidad”.

El yo hombre está lleno de celos. El yo hombre se disfraza con la túnica de Aristipo; Cuenta la tradición que Aristipo, gran filósofo griego, queriendo demostrar su sabiduría y su humildad, se vistió con una túnica vieja, llena de remiendos y agujeros. Empuñó Aristipo el palo de la filosofía, y lleno de gran humildad se fue por las calles de Atenas. Así llegó Aristipo hasta la casa de Sócrates.

Cuando Sócrates lo vio venir exclamó diciendo:

“¡Oh! Aristipo, se ve tu vanidad a través de los agujeros de tu vestidura”.

El yo hombre sabe ocultar la ira entre recipientes de hielo.

Fuego de cólera ente helados recipientes llenos de belleza y perfume inefable. A los celos los llama prudencia, a la ira confusión, nerviosismo, etc., realmente entre el incienso de la oración se esconde el delito. El verdadero maestro nunca dice que es maestro.

Al verdadero maestro no se le conoce, viste como cualquier paisano y anda por todas partes anónimo y desconocido.

El yo debe morir totalmente para que nazca el ser. El Ser es lo que ES, lo que siempre Ha Sido y lo que siempre Será. El Ser es la vida que palpita en cada átomo, es el Altísimo dentro de nosotros. El Ser es impersonal, es el Intimo, es el Altísimo dentro de nosotros. El Ser está mas allá del deseo, mas allá de la mente, más allá de la voluntad, más allá de la conciencia. El Ser está más allá de la inteligencia. La razón de ser del Ser, es el mismo Ser; el Ser es la vida. YO SOY el Ser.

Samael Aun Weor

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