EL PATRIARCA ENOCH

El símbolo del tiempo, al que el anillo de bronce hace también enfática referencia, conduce cíclicamente al Arhat Gnóstico, hasta aquella antigua época Patriarcal denominada también Edad de Bronce o DVÁPARA YUGA, que indudablemente precedió a esta nuestra actual Edad de Hierro o KALI YUGA…

Los mejores tratadistas del Ocultismo afirmaron siempre, que entre estas dos Edades, acaeció la Segunda Catástrofe Transapalniana , que modificó totalmente la fisonomía geológica del Planeta Tierra.

El Séptimo, entre los Diez sublimes Patriarcas antediluvianos, es, fuera de cualquier suposición, totalmente diferente a los seis que en el curso de los siglos le precedieron…

(Adam, Set, Enos, Cainan, Malalel, Jared), así como de los tres que le sucedieron (Matusalén, Lamec, Noé).

Empero, es claro, que lo que más nos asombra en todo esto, es el sagrado nombre de ENOCH, que traducido significa: “Iniciado, dedicado, consagrado, Maestro”. El Génesis Hebraico (V. 24) asevera en forma muy solemne que ENOCH no murió físicamente en realidad, sino que “caminó con Dios y desapareció porque lo llevó Dios”.

Antiquísimas tradiciones esotéricas que se pierden en la noche de los siglos, dicen claramente que, estando ENOCH sobre la cumbre majestuosa del Monte Moria, tuvo un Shamadi clarividente en el que su conciencia objetiva iluminada, fue arrebatada y llevada a los Nueve Cielos citados por el Dante en su Divina Comedia y en el último de los cuales –en el de Neptuno– encontró el Patriarca la palabra perdida (Su Propio Verbo, su Mónada particular, individual).

Posteriormente quiso aquel Gran Hierofante expresar esta visión en un recuerdo permanente e imperecedero…

Así dispuso categóricamente, y con gran sabiduría, que se hiciera debajo de ese mismo lugar bendito, un templo secreto y subterráneo, comprendiendo nueve bóvedas sucesivamente dispuestas una debajo de la otra, entre las vivientes entrañas del Monte…

Su hijo Matusalén fue ciertamente el Arquitecto encargado material de tal extraordinario Sancta…

No se menciona el contenido y destino específico, definido, de cada una de estas bóvedas o cuevas mágicas, en comunicación una con otra mediante una escalera espiraloide…

La última de estas cavernas es, sin embargo, la que absorbe toda la importancia oculta, de manera que las anteriores tan sólo constituyen la vía secreta indispensable, mediante la cual se llega a aquella en lo más profundo de la Montaña…

Es esa última, el “Penetral” o “SANCTA” más íntimo, en el que el Patriarca ENOCH depositara su más rico tesoro esotérico…

El “Vellocino de Oro de los antiguos”, el Tesoro Inefable e Imperecedero que buscamos, no se encuentra nunca, pues, en la superficie, sino que tenemos que escarbar, cavar, buscar entre las entrañas de la Tierra, hasta encontrarlo…

Descendiendo valerosamente a las entrañas o infiernos del Monte de la Revelación, encuentra el Iniciado el Místico tesoro –su Mónada Divina– que para él se conserva a través de los incontables siglos que nos precedieron en el curso de la Historia…

En el Capítulo II del Apocalipsis de San Juan, todavía podemos leer lo siguiente:

“Al que venciere daré a comer del Maná oculto, y le daré una piedra blanca, y en la piedra un nuevo nombre escrito, el cual no conoce sino aquel que lo recibe”.

Samael Aun Weor

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