Pasada la noche cósmica del periodo lunar, el universo se condensó en la nebulosa de que nos habla Laplace. Este fue el comienzo de la época físico-química en la cual vivimos nosotros. La naturaleza recapituló los pasados periodos cósmicos tal como alegóricamente los describe el Génesis.
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” “Y la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis versículos 1 y 2 capítulo 1).
Estos fueron los tiempos de la nebulosa de Laplace durante los cuales la tierra recapituló la época de Saturno.
“Y vio Dios que la luz era buena y apartó Dios la luz de las tinieblas” (Versículos 3 y 4 del Génesis).
Las moléculas de la nebulosa caliente y oscura entraron en fricción, bajo el poderoso impulso de la palabra perdida del Creador y entonces la nebulosa se hizo ígnea.
Esta fue la época hiperbórea durante la cual entraron en actividad los átomos solares de la época solar. Nuestra tierra fue entonces un globo ígneo lleno de la sabiduría del fuego y de la luz que el mismo fuego produce. Y en ese globo ardiente vivieron los arcángeles que fueron los hombres de la época Solar, y se expresaron en toda la plenitud de su sabiduría.
“Y dijo Dios: haya expansión en medio de las aguas, y separó las aguas de las aguas”.
“E hizo Dios la expansión y apartó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión, y fue así”.
Y llamó Dios a la Expansión cielos y fue la tarde y la mañana del día siguiente” (Versículos 6, 7, 8 del capítulo 1 del Génesis).
Aquí la Biblia sigue hablando de la recapitulación del periodo solar: el globo ardiente al contacto con las húmedas regiones interplanetarias producía vapor de agua y se formaban enormes nubes que al condensarse, caían en forma de lluvia, formando enormes mares y pozos que hervían incesantemente sobre el globo ardiente y las nubes separaron las aguas del cielo, de las aguas del ardiente globo: “Y Dios dijo: júntense las aguas que están debajo de los cielos, en un lugar, y descúbrase la seca; y fue así”.
“Y llamó Dios a la seca, tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares: y vio Dios que era bueno” (Versículos 9, y 10, del Capítulo 1 del Génesis).
Los pozos de agua que hervían incesantemente sobre el ardiente globo, vinieron a cristalizarse en forma de “Incretos” sobre la superficie del ardiente globo, y así se cumplió la palabra del creador que dijo: “Descúbrase la seca” “Y llamó Dios a la seca tierra”. Así fue como se formó la primera costra terrestre llamada Lemuria.
En esta época Lemur la tierra recapituló el período lunar, porque es una ley de la vida que la naturaleza antes de iniciar sus nuevas manifestaciones, recapitula todas sus pasadas manifestaciones.
El que quiera conocer objetivamente todos los procesos evolutivos de la humanidad que observe el feto humano desde su concepción. Entre el vientre de la madre el feto recapitula todas las metamorfosis del cuerpo humano desde sus antiquísimos orígenes.
El cuerpo humano es tan solo la escama de nuestra serpiente ígnea. y el universo solar es la escama de la culebra del Logos del Sistema Solar. Cuando la culebra abandona la escama, la escama se desintegra. (La culebra ígnea es el Kundalini, véase el capítulo qué se titula el Bastón de los Patriarcas).
Hay en Colombia una altísima montaña llamada “La Juratena”, dicha montaña está situada en el territorio Vásquez, Departamento de Boyacá, a orillas de un río de aguas anchas y profundas, llamado el Río Minero.
Los campesinos dicen que esa montaña está “encantada”, y cuentan de ella las más antiguas tradiciones. Cuando va a llover, dicen ellos sentir ruido como de enormes moles de piedra que ruedan hacia el abismo; y cuando ellos quieren lluvia, les basta prender fuego a la montaña para tenerla en abundancia. A esos campesinos no les importa un ápice el comentario de los científicos sobre ese particular, pues como bien dijo Goethe: “Toda teoría es gris, y solo es verdad el árbol de doradas frutas que es la vida”.
Cuentan aquellos campesinos que a la cumbre de La Juratena se llega por unas escalinatas de piedras labradas por manos antiquísimas. Uno de aquellos campesinos relataba al autor de la presente obra, cómo al llegar a las escalinatas milenarias fue detenido por una lluvia de piedras tiradas por manos invisibles, y cómo estuvo a punto de perecer bajo el peso arrollador de una gigantesca mole que estuvo a punto de aplastarlo. Otro campesino exploró las bases de la montaña siguiendo el curso de aquel río, de aguas anchas y profundas. Sucedió que en las enormes moles de granito, bañadas por las aguas tormentosas del río, encontró un gigantesco templo incrustado en la roca viva. El campesino intentó penetrar al templo por la puerta central. (Aquel templo gigantesco tenía tres puertas), pero se encontró con una gran cantidad de escamas de serpiente y huyó despavorido. Mas tarde volvió al lugar para ver el templo pero ya no encontró nada. El templo desapareció como si se lo hubieran devorado las rocas gigantescas.
Yo, Aun Weor, visité en cuerpo astral aquel templo. Los Maestros que allí moran me recibieron con los brazos abiertos y me condujeron al interior del monasterio, iluminado por un candelabro de oro macizo de 7 brazos, semejante al candelabro de oro de 7 brazos del templo de Salomón, y de ellos recibí secretas enseñanzas.
Los teosofistas creen que solo en el Tibet están los Maestros y muchos de ellos desearían viajar allí para seguir el Chelado, pero en realidad los monasterios de la Logia Blanca estén esparcidos por el mundo entero. En el Oriente, a los Mahatmas los llaman “Nagas”, es decir, serpientes, y todos los guardianes de las sagradas criptas de los templos de misterios tienen la figura de serpientes gigantescas y solo permiten el paso a los “iniciados”.
Así como el veneno de la culebra mata, así también ese veneno es el “arcano precioso” con el cual llegamos a la alta iniciación. Óyeme, lector iniciado: “El silbido de la culebra es la base de la vida”: Esto no es para todos los lectores: El que tenga oído que oiga.
Los habitantes de “tierra llana”. Estado Zulia, Venezuela, hacen huir las culebras pronunciando los siguientes Mantrams:
Oooooooo… S… Oooooooo
Oooooooo…. go… Aaaaaaaa
Aaaaaaaa….. S….. Iiiiiiii
Las vocales de estos Mantrams son I. A. O. combinadas con la terrible letra S. Aquí, hay sabiduría y el que tenga entendimiento que entienda.
La “S” también es vocal, aunque los gramáticos no lo digan. Durante la conexión de magia sexual con la sacerdotisa, tenemos que pronunciar estas tres vocales I. A. O. porque I. A. O. es el nombre de nuestra culebra…
Para aclarar este capítulo diremos que la época Polar corresponde a la inteligencia Mercuriana de la culebra del Logos (Al calor) La época Hiperbórea, a los átomos solares de la culebra (Al fuego) y La época Lemúrica, a los átomos lunares de la culebra del Logos (La humedad). Nuestro Kundalini también está formado de átomos solares y lunares y de una síntesis de átomos omniscientes. Dentro de la culebra está integra la sabiduría de 7 eternidades: La mujer es la vestal del templo y la vestal enciende el fuego del templo. Antiguamente el fuego solo lo encendían y cuidaban las vestales. Con ello se simbolizaba que solo la mujer es la única que puede encender el fuego del Kundalini, de nuestro cuerpo o de nuestro templo.
Pues el templo del altísimo Dios viviente es nuestro cuerpo, y el fuego de ese templo es el Kundalini, que nuestra esposa vestal enciende por medio del mismo contacto sexual de la magia sexual, tal como lo enseñamos en el libro «El Matrimonio Perfecto o la Puerta de entrada a la Iniciación» y en la presente obra. Hoy la iglesia Romana perdió totalmente la tradición y vemos que el fuego del templo lo encienden los monaguillos, lo cual no solamente es un adefesio sino un gravísimo sacrilegio y un insulto a la misma vida.
Esos pasados periodos cósmicos existen actualmente en nuestros átomos seminales y solo es cuestión de aprender la técnica de la meditación interior para entrar en sus dominios. La puerta de entrada a esas poderosas civilizaciones atómicas son nuestros órganos sexuales.
Los Pralayas y los Mahamvantaras se suceden dentro de un instante siempre eterno, el pasado y el futuro se hermanan dentro de un eterno ahora.
El tiempo no existe. Es la mente del hombre la que se encarga de dividir el eterno “ahora” entre pasado y futuro.
Las poderosas civilizaciones Saturnianas, Solares y Lunares, todavía existen en el fondo atómico de nuestro sistema seminal y podemos entrar a sus dominios por medio de la meditación interior. La transición entre uno y otro estado de conciencia es lo que erradamente llamamos tiempo, pero esos estados de conciencia dentro de un eterno ahora están en sucesiva encadenación. El hombre debe aprender a vivir siempre en el presente. El hombre debe libertarse de toda clase de teosofismos ampulosos, sectarismos de religión, fanatismo de patria y de bandera, religiones, intelectualismos, ansias de acumulación y apegos en general. Todas esas jaulas de loros sibaritas son antros de negocios y tiranía y nada ganamos con esas jergas, porque ellas solo consiguen llenarnos de prejuicios y fanatismos absurdos. Toda la sabiduría de las edades está dentro de nosotros mismos, y el pasado y el futuro se hermanan dentro de un eterno “ahora”.
Dentro de nosotros mismos está toda la sabiduría cósmica. Los átomos solares nos inician en la sabiduría del fuego, y los átomos lunares nos inician en la antiquísima sabiduría neptuniana amentina. Cuando los átomos solares y lunares hacen contacto, entonces despierta el fuego sagrado y nos convertimos en Dioses.
En noches de luna llena los átomos lunares hacen contacto con la armadura argentada de nuestro cuerpo mental, y entonces por medio de la meditación podemos recibir las enseñanzas de la sabiduría lunar. Hay 7 corrientes etéricas lunares dentro de las cuales vive intensamente la civilización de nuestra antigua tierra luna.
Las civilizaciones Solar y Lunar viven en nuestros mundos interiores y nosotros podemos visitar esas civilizaciones por medio de la profunda meditación interna. Despertando el fuego sagrado del Kundalini por medio de la magia sexual, las civilizaciones solares y lunares que palpitan intensamente en nuestros propios mundos interiores nos inician en sus profundas verdades, y nos llevan a la gran iluminación.
Nuestros 7 chacras son 7 iglesias internas y cada una de estas iglesias contiene la sabiduría de un período cósmico. Cuando ya hemos roto los 7 sellos de las 7 iglesias del libro humano, por medio de la espada del Kundalini, entonces las 7 Iglesias nos entregan toda la sabiduría cósmica de los 7 períodos cósmicos del Mahamvantara y nos hacemos omniscientes… El Apocalipsis dice lo siguiente: “Y cuando él abrió el séptimo sello fue hecho silencio en el cielo casi por media hora. Y vi los 7 ángeles que estaban delante de Dios: y les fueron dadas 7 trompetas”.
“Y otro Ángel vino y se paró delante del altar, teniendo un incensario de oro: y le fue dado mucho incienso para que lo añadiese a todas las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono”.
“Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios, con las oraciones de los santos” (Capítulo 1 Versículos 1, 2, 3, 4).
Aquí nos habla el Apocalipsis de ese libro sellado con 7 sellos que en nuestro organismo con sus 7 iglesias, nos dice claramente que solo el cordero debe abrir sus 7 sellos con la espada del Kundalini. El Cordero es nuestro Ángel interior es decir, nuestro Íntimo; nos enseña que al abrirse el séptimo sello, que es el de la Iglesia de Laodicea, situada en la cabeza, los 7 ángeles de las 7 trompetas son los 7 ángeles de las 7 iglesias.
El Ángel del incensario es nuestro Íntimo, que ingresa triunfalmente en la jerarquía blanca junto con su alma de diamante. Un perfecto más, en la comunidad de los elegidos…
Y el Ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y echolo en la tierra, y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y terremotos. (Capítulo 1 Versículo 5).
Aquí nos dice el Apocalipsis que cuando ya hemos abierto el séptimo sello con la espada del Kundalini, entonces las 7 iglesias nos abren sus puertas y nos enseñan la sabiduría de los 7 grandes períodos terrestres, que corresponden a los 7 grandes periodos cósmicos.
Y sigue el capítulo 8º del Apocalipsis hablándonos de los 7 ángeles que conforme tocan sus respectivas trompetas, en sucesivo orden van sucediéndose los grandes acontecimientos cósmicos. Esos 7 Ángeles son los ángeles de nuestros 7 planetas que dirigen los 7 chacras de nuestro organismo y las 7 épocas terrestres.
Así pues, las 7 épocas terrestres están dirigidas por 7 jerarcas cósmicos, y toda la sabiduría de esas 7 épocas está dentro de nuestros 7 chacras… Nuestro período terrestre tiene 7 épocas.
“Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cerrado de una nube y el arco celeste sobre su cabeza, y el rostro era como el sol y sus pies como columnas de fuego”.
“Y tenía en su mano un libro abierto, y puso su pié derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra”.
“Y clamó, con grande voz, como cuando un león ruge: y cuando ya hubo clamado, 7 truenos hablaron sus voces” (Versículos 1, 2, 3, Cáp. 10 Apocalipsis).
Este ángel es el jerarca de la séptima época, el Arco Iris simboliza nuestro actual período terrestre que comenzó con la señal del Arco Iris. Esto fue en la Atlántida, pues la Lemuria fue una recapitulación del período Lunar. El librito que el ángel tenía en su mano, es el libro de la evolución humana. Es el libro sellado con 7 sellos, es el libro ya sin sus sellos. Es el organismo humano del que ya rompió los 7 sellos. ¡Es el cuerpo del Maestro! ¡Es la sabiduría cósmica del que ya se realizó a fondo!
“Y clamó con gran voz, como cuando un león ruge: y cuando hubo clamado, 7 truenos hablaron sus voces”. Aquí el Apocalipsis nos habla de la palabra perdida, de la sílaba sagrada: y los 7 truenos de los 7 chacras repiten sus voces: estas voces son las 7 notas de la palabra, y la sílaba sagrada abre los 7 chacras y cada chacra tiene su nota clave. El que tenga oídos que oiga. El que tenga entendimiento que entienda, porque aquí hay sabiduría.
En la 7ª época, la palabra perdida se habrá encontrado.
Y cuando los siete truenos hablaron sus voces yo iba a escribir, y oí una voz del cielo que me decía: “sella las cosas que los siete truenos han hablado y no las escribas” (Capítulo 10 versículo 4).
Cada nota de la palabra perdida encierra terribles secretos indecibles y cada una de las notas de la palabra perdida es la nota clave de una época terrestre. La nota clave de la civilización egipcia es una, la nota clave de la civilización hindú es otra y así sucesivamente.
En la Séptima Época la palabra perdida habrá consumado totalmente el reino de Dios. Swedenborg, (filósofo místico sueco) decía de la palabra perdida: Buscadla en la China, y tal vez la encontraréis en la gran Tartaria.
Los magos de Amorc usan para sus fines demoníacos el mantram “mathra”, se pronuncia “mazra”, y aseguran a sus discípulos que esa es la palabra perdida; pero en realidad, este es nombre de un templo de magia negra de la antigua Atlántida y a la vez un mantram de magia negra, así que no es la palabra perdida. En la India los arahates fueron perseguidos por poseer la sílaba sagrada. En la China los discípulos del “Tathagata” la poseen.
La palabra perdida está muy bien guardada en el Tibet; allí reside el “Maha-Choan”.
En la 7ª época la palabra perdida se habrá encontrado. “Pero en los días de la voz del 7º Ángel, cuando él comenzare a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado, como El lo anunció a sus siervos los profetas” (Apocalipsis, Capítulo 10º Versículo 7).
“Y juró por el que vive para siempre jamás, que ha creado el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más” (Apocalipsis, Capítulo 10º Versículo 6).
El iniciado que ya se une con el Íntimo, se libera de la ilusión del tiempo, porque el pasado y el futuro se hermanan dentro de un eterno ahora.
Cada una de las 7 épocas terrestres finaliza con un gran cataclismo, descrito simbólicamente por el Apocalipsis en la siguiente forma:
“Y el primer ángel tocó la trompeta, y fue hecho granizo y fuego, mezclado con sangre, y fueron arrojados a la tierra; y la tercera parte de los árboles fue quemada, y quemóse toda la hierba verde” (Apocalipsis, Cap. 8 Versículo 7). Este fue el primer cataclismo de la primera época.
“Y el segundo ángel tocó la trompeta, y como un grande monte ardiendo con fuego fue lanzado en la mar; y la tercera parte de la mar se tornó en sangre” (Apocalipsis Cap.8 Versículo 8)
“Y murió la tercera parte de todas las criaturas que estaban en la mar, las cuales tenían vida; y la tercera parte de los navíos pereció” (Apoc. Cap. 8 Vers. 9). Este fue el final de la segunda época.
“Y el tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una grande estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó en la tercera parte de los ríos, y en las fuentes de las aguas” (Apoc. Cap. 8 Vers. 10).
“Y el nombre de la estrella se dice Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas fue vuelta en ajenjo: y muchos hombres murieron por las aguas, porque fueron hechas amargas. (Apoc. Vers. 11 Cap. 8)Este fue el final de la tercera época.
“Y el cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas; de tal manera que se oscureció la tercera parte de ellos, y no alumbraba la tercera parte del día, y lo mismo de la noche” (Apoc. Cap. 8 Vers.12). Este fue el final de la cuarta época.
“Y el quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo”.
“Y abrió él pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y oscureciose el sol y el aire por el humo del pozo” (Apoc. Cap. 10. Vers. 1 y 2.).
El abismo es el Avitchi, y éste es el plano de conciencia sumergido donde solo se oye el llanto y el crujir de dientes. Allí entran las almas que tengan cuernos en la frente. Los cuernos en la frente son la señal de la bestia. En estos instantes el abismo está abierto y millones de almas demoníacas están entrando al abismo.
“Y tienen sobre si por rey al ángel del abismo cuyo nombre en hebraico es “Abaddón” y en griego, “Apollyón” (Apoc. Cap. 9º Vers. 11).
Estamos en épocas de guerras porque ellas son necesarias. La guerra da millones de muertos, y las almas que tienen cuernos entran al abismo. (Todo clarividente ve las almas demoníacas).
“Y el sexto ángel tocó la trompeta; y oí una voz de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios”.
“Diciendo al sexto ángel que tenia la trompeta: Desata los cuatro ángeles que están atados en el gran río Eufrates”.
“Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban aparejados para la hora, día, mes y año para matar la tercera parte de los hombres” (Apocalipsis. Capítulo 9º Versículos: 13, 14 y 15).
Esta es la sexta época: en ella serán llevados nuevamente al abismo los demonios humanos, después de habérseles dado una buena oportunidad para progresar.
“Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser los reinos de nuestro Señor, y de su Cristo; y reinará para siempre jamás” (Apoc. Cap. 11 Vers 15).
En estos tiempos la tierra será más etérica y en ella solo vivirán los seres humanos que hayan llegado al estado angélico, porque los millones de almas demonios, irán definitivamente al abismo, donde se desintegrarán a través de las edades. ¡Esa es la muerte segunda!
Aun Weor