Ya hemos afirmado y repetimos que el HOMBRE ESPIRITUAL es un trío de cuerpo, alma y espíritu; lo confirman las Sagradas Escrituras, 1ª Tesalonicenses 5-
23. Ese trío es la condensación de las Siete Modificaciones de la Energía Universal, Causa Causorun de todo cuanto existe. El hombre es de naturaleza divina y humana. Espíritu y Materia; es el Libro de los Siete Sellos del Apocalipsis de San Juan. El cuerpo físico por su densidad sirve de vehículo al Alma para su evolución en el mundo de la materia. El Alma no es el Espíritu ni el Espíritu es el Alma. El Alma está constituida por los valores concientivos obtenidos en cada encarnación. El Espíritu es la chispa divinal desprendida del seno del Absoluto en aquél amanecer de la vida.
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