HUEHUETEOTL

Las enseñanzas de los Maestros Nahuas «Tlamatinime» tienen muchos puntos de contacto con el Sepher Ietzirah judío. En los treinta y dos senderos de sabiduría del Sepher Ietzirah que habla de la dualidad de Ain Soph y de sus diez Sephirotes. En la monografía número 3 hablamos de la médula espinal, el Árbol de la Vida en el hombre, y ahora, sólo como referencia, hablaremos del Árbol de la Sabiduría, de los diez Sephirotes con cuyos creadores veintidós arcanos mayores -letras, sonidos y números- el Logos formó el Universo.

De Ain Soph emana toda la creación, pero la creación no es igual ni en esencia ni en potencia a Ain Soph. El Ain Soph, por medio de su divina luz increada, irradia de sí mismo a una inteligencia, a un poder que, si originalmente participa de la perfección e infinitud de su credo, por derivarse de Él tiene un aspecto finito. A la primera emanación Ain Soph, la Kábala la llama “El Inefable Anciano de los Días”. El Anciano de los Días es el Ser de nuestro Ser, el Padre y Madre en nosotros.

Los Nahuas le llamaban Huehueteotl, el Padre de los dioses y de los hombres, el Dios Viejo, la primera y la última síntesis de nuestro Ser. En el fondo de la conciencia de todo hombre y toda mujer vive en Anciano de los Días. La cabellera del Anciano de los Días tiene 13 bucles.

Si sumamos la cifra del número 13 entre sí, obtendremos: 1+3=4. 1 es el principio masculino, el fuego; 2 es el principio femenino, el agua; 3 es el Hijo, la creación universal; 4 es el Santo Tetragrammaton (este es el nombre del eterno Iod He Vau He).

El Anciano de los Días es la bondad de las bondades, la misericordia infinita, lo oculto de lo oculto. El Mantram Pander, seguido por la meditación nos permite llegar hasta Él.

Ain Soph, no pudiendo expresarse en el limitado plano físico, se expresa por medio de sus diez Sephirotes. A su exhalación se le llama Día Cósmico, a su inhalación Noche Cósmica. Durante la noche cósmica el universo se desintegra en el Ain Soph y sólo existe en su mente y en la de sus dioses. Lo que en la mente de Él y en la de sus dioses existe es objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto. En el Ain Soph existe una extraña evolución que ni los dioses ni los hombres conocen.

Más allá del Intimo está el Logos o Cristo, más allá del Cristo está el Inefable Anciano de los Días, más allá del Inefable Anciano de los Días está el Ain Soph o Absoluto. El Absoluto es el Ser de todos los seres. Él es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será. El se expresa como movimiento y reposo abstractos absolutos. Él es la causa del espíritu y de la materia, pero no es ni uno ni otra. Está más allá del pensamiento y del acto, está más allá del sonido, del silencio y de los sentidos.

El Absoluto está más allá del tiempo, del número, de la medida, del peso, de la cualidad, de la forma, del fuego, de la luz y de las tinieblas; sin embargo, Él es el fuego y la luz increados. El Absoluto tiene tres aspectos: el Inmanifestado, el Espíritu de Vida que anima a todo ser y la materia caótica, inodora, atómica, seminal, etc. Sus diez Sephirotes son emanados desde una objetividad infinita hacia una subjetividad infinita.

Cuando se anunció la aurora del Día Cósmico el universo se estremeció de terror. En la conciencia de los dioses y de los hombres surgió un extraño y aterrador crepúsculo y la luz increada comenzó a alejarse de la conciencia de ellos. Entonces los dioses y los hombres lloraron como niños ante la aurora del gran Día Cósmico… El Logos Causal del primer instante recordó a los dioses y a los hombres sus deudas kármicas, y comenzó el peregrinar del hombre de un mundo a otro hasta la Tierra, donde actualmente vive sujeto a la rueda de nacimientos y muertes hasta que aprenda a vivir gobernado por la Ley del Amor.

El universo surgió de las entrañas del Absoluto y la luz increada se hundió en un nostálgico poniente. Así descendieron los dioses y los hombres entre las sombras del Universo. El sacrificio quedó consumado y la Kábala lo registra en su arcano mayor número 12. Si sumamos el número 12 entre sí, nos da 3. Uno es el principio masculino, el fuego, el semen; dos es el principio femenino, el agua; tres es el Universo, el hijo. El actual Día Cósmico está simbolizado por un pelícano azul que, abriéndose el pecho con el pico, devora sus propias entrañas de las cuales ha emanado todo lo creado.

En capítulos anteriores hablamos de los siete cuerpos del hombre, seis de los cuales sirven para que este se manifieste en cada uno de los planos de la “cuarta dimensión”: etérico, astral, mental, causal, de conciencia, del Intimo. Estos planos son regiones atmosféricas, atómicas, mundos que se penetran y compenetran sin confundirse. De la sustancia de cada uno de estos planos están hechos los seis cuerpos invisibles para la retina del ojo físico del hombre, y que a su vez se penetran y compenetran sin confundirse. La cuarta dimensión existe en la mente del hombre y sólo el desarrollo individual de la conciencia hace posible que éste actúe conscientemente, a voluntad, dentro de los mundos suprasensibles gobernados por inteligencias divinas.

La cara de Tonatiuh en el calendario azteca es la cara de Ometecuhtli-Omecihuatl, Señor y Señora de la dualidad, Dios de la vida, del amor y de la generación. Está encerrado por dos círculos concéntricos alrededor de los cuales cuatro cuadrados, dentro de otros dos círculos concéntricos (el Absoluto Inmanifestado, Ipalnemohuani), lo contienen todo: las garras felinas de Quetzalcoatl desgarrando corazones humanos, el Sol de viento o 4 Ehecatl, el Sol de fuego o 4 Quiahuitl, el Sol de agua o 4 Atl, el Sol de jaguar o 4 Ocelotl y el Sol de movimiento o 4 Ollin, el Este y el Oeste, el Norte y el Sur, los veinte días del mes, etc. Esto explica el porqué de la veneración de los Nahuas por el Sol y el significado dual que entre ellos tenían los números.

En el capítulo anterior dejamos al fuego sagrado del Espíritu Santo haciendo girar, de izquierda a derecha, al loto de su chakra prostático. Ahora sienta, vea con su imaginación que el fuego sigue bajando, llega al ganglio coxígeo de su chakra Mulhadara y hace girar, siempre de izquierda a derecha, al loto maravilloso de cuatro pétalos color rojo sucio que tiene usted en dicho ganglio. Véase radiante, luminoso, despidiendo fuego por todos sus siete principales chakras que giran sobre sí mismos como flores de fuego cuyos tallos nacen en su columna vertebral.

Samael Aun Weor

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