LA AMAZONA BRAVÍA

Por el sendero solitario, cual fantasmas vagarosos, abatidos, vacilantes, cabizbajos, andrajosos, se encaminan lentamente los vencidos hacia el lago; y al mirar la lejana torre del templo, bajo cierta luz opalescente que en los cielos alborea, van el paso retardando, como si temiesen llegar…

Rendida Kundry por el cansancio cuanto por los terribles y espantosos remordimientos se arroja en la perfumada tierra… 

En esos instantes llega procedente del castillo del Grial, el desdichado cortejo que conduce al rey hacia el baño santo.

El sufrido monarca no guarda resentimientos en su adolorido corazón; comprende plenamente sus propios errores, reconoce su culpabilidad y humildemente da las gracias a su servidora, ¡la mujer! el eterno femenino; la Eva monumental de la Mitología Hebráica; eterno juguete de bienes y males en la tierra, según el uso que los hombres hagan de ella.

La Magdala Wagneriana convertida vilmente en juguete del maligno, anhela también secundar los Divinos ideales del Grial pero siempre cae vencida…

¡Mujer! exclama Amfortas… ¿Eres Demonio acaso que vomitó el infierno para abrirme esta herida?…

¿Eres tal vez un ángel que descendiera de Urania para velar por mi existencia infortunada?…

La amazona bravía, la mujer símbolo de la dramática Wagneriana, prototipo magnífico de cuanto hay de más abyecto y al par de más excelso en el mundo, es ciertamente formidable…

Su traje es montaraz y rudo, recogido en alto con un cinturón del que cuelgan largas pieles de culebra.

Su negra cabellera ondea milagrosamente en sueltas guedejas de obscuro matiz pardo-rojizo.

En su deliciosa faz femenina resplandecen unos ojos encantadores de color negro que a veces centellean con fiereza y a menudo se inmovilizan con espantosa rigidez de muerte…

Trae Kundry cual la Magdalena Judía, un pomo de cristal de la Arabia exótica. El rey del Grial ciertamente necesita un bálsamo precioso para sanar su adolorido corazón…

¡Bendita sea la mujer! ¡Benditos los seres que se adoran!…

Hermes Trismegisto dijo: “Te doy amor en el cual está contenido todo el Sumum de la sabiduría”.

¿Amar? ¡Cuán bello es amar!… Solamente las grandes almas pueden y saben amar…

El amor comienza con un destello de simpatía, se substancializa con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración…

Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres, uno que ama más, y otro que ama mejor…

El amor es la mejor religión asequible…

Samael Aun Weor

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