El nene de mama estudia mucho por ambición, desea un juguete y mama se lo ha prometido si pasa el año con buenas calificaciones.
El empleado holgazán y perezoso lo único que ambiciona es no tener un Patrón que lo mande y vivir tranquilo en su casa.
Un niño que estudia y un empleado holgazán y perezoso parecen no ser ambiciosos, pero cada uno lo es a su manera.
Existen Ermitaños que se azotan y hacen espantosas penitencias y ayunan porque ambicionan la Bienaventuranza eterna.
Existen Penitentes en todas las Santas Religiones que se flagelan y torturan para conseguir un milagro, a veces esos penitentes son gentes muy sanas y devotas pero ambicionan un milagro y hacen penitencia movidos por el incentivo de la ambición.
Hay Santos que lo único que ambicionan en la vida es no ser ambiciosos. Hay gentes que aborrecen el dinero pero ambicionan la Felicidad Eterna.
El Seudo Esoterista no come carne, no fuma, no bebe, no enamora, etc. porque ambiciona ser Maestro aún cuando no lo diga.
A orillas de Ganges en la India Sagrada de los Vedas viven muchos Anacoretas que aborrecen el dinero pero ambicionan la Liberación Final.
En la ciudad de los Rascacielos, en el New York ultra Moderno todo el Mundo es ambicioso y quiere Dólares y más dólares pero de cuando en cuando algún místico bien aburrido por ese sistema de vida mecánica y artificiosa, sale de la ciudad para cualquier lugar, dispuesto a dejar la ambición porque ambiciona ser diferente, distinto a los demás seres de su especie.
EL YO se fortifica con procedimientos positivos o negativos, si cometemos errores y sabemos que los cometemos y continuamos cometiéndolos, es claro que se fortifica el YO en forma positiva.
Si suprimimos los defectos que sabemos que tenemos, ellos continúan en los otros terrenos de la mente y el YO se fortifica entonces negativamente.
Muchas casas comerciales ponen anuncios en loa Diarios solicitando jóvenes ambiciosos para agentes vendedores, son muchos los jóvenes que se presentan aún cuando no a todos se les dé el empleo prometido.
Hay gentes dedicadas a estudios Espirituales y que de la noche a la mañana suprimen la ambición violentamente, ese tipo de supresión, esa clase de represión de la ambición, es claro otra forma de ambición que con procedimientos negativos fortifica al YO.
Existen ciertas Escuelas que enseñan sistemas positivos para fortificar el YO.
Conocimos nosotros el caso de una de esas Escuelas que enseña a sus estudiantes frases especiales que debían ser pronunciadas diariamente, aquellos pobres estudiantes pronunciaban frases como las siguientes: «YO SOY RICO» «YO TENGO MUCHO DINERO» «YO SOY PODEROSO» «YO SOY FUERTE», etc., y las pobres mujeres aunque ya estuvieran viejas, enfermas, y feas exclamaban llenas de fanatismo: «YO SOY BELLA» «YO SOY SANA» «YO SOY RICA»
El YO no siempre es perverso, a veces presume de Santo y hace obras de caridad, y lega su herencia antes de morir a un hospital de caridad, o a su Secta o Religión o Escuela a la que perteneció, con la ambición de ganarse el cielo o de que le levanten una estatua.
Muchos ambicionan evolucionar rápidamente para liberarse de las miserias de este mundo.
Muchos ambicionan no ser coléricos, no codiciar, ser castos, humildes, diligentes, templados, parcos en el comer, mesurados, virtuosos, etc. para alcanzar la santidad.
AL YO le encanta vestirse de Santo y que lo veneren y que le pongan en los altares.
La AMBICIÓN es muy paradójica; si la reprimimos se robustece y si no la reprimimos se robustece.
Cualquier cosa que nosotros hagamos para acabar con la ambición es también ambición.
La ambición es un pozo muy profundo y si queremos acabar con ella tenemos que hacer el papel de buzos y sumergirnos en las aguas del pozo.
El pozo de la ambición tiene en el fondo muchos matices y cavernas y animales furiosos, y figuras de Santos y caras de Demonios.
El BUZO de la COMPRENSIÓN debe explorar muy bien todas esas profundidades.
Cuando verdaderamente comprendemos a fondo y en forma clara y especifica que somos AMBICIOSOS y que cualquier esfuerzo que hagamos para acabar con la AMBICIÓN es también AMBICIÓN, entonces ENTENDEMOS muy profundamente el significado de la AMBICIÓN y nos resignamos.
Hay resignaciones y resignaciones, pero este tipo de resignación nacido de la profunda comprensión trae un cambio radical a la mente porque extingue para siempre el fuego fatuo dé la AMBICIÓN.
Samael Aun Weor