En ese mundo, en el de la comprensión, todo es abstracto y aparentemente incoherente. Esto de la incoherencia es cuando se dan los primeros pasos en el mundo de la comprensión.
La mente y el universo psicológico se encuentran en un gran caos y por eso no hay concatenación de ideas, sentimientos, etc.
En los 49 niveles del subconsciente se encuentran gran cantidad de archivos con poderosa información, pero, lastimosamente, en desorden y anarquía.
Cuando se trabaja en el mundo de la comprensión, las imágenes y palabras surgen en forma de koanes.
En los primeros trabajos sobre la comprensión de los defectos se hace necesaria la ayuda del sueño. En esta acción comprensiva se llega a niveles confusos, donde las imágenes no tienen coherencia y donde el color aún no posee nitidez, es decir, no posee mucho brillo.
Uno de los principales obstáculos en la comprensión de un defecto es el de no poder fijar el elemento psicológico en estudio, porque la mente tiende a la distracción.
En el mundo de la comprensión, cuando se trata de trabajar sobre un yo, todo se torna obscuro, no se puede ver absolutamente nada y la conciencia pierde, por momentos, su lucidez, cayendo rápidamente en la fascinación.
La corriente de pensamientos y sentimientos es óbice para llegar a comprender un defecto.
Al nosotros querer comprender un yo, caemos en un vacío obscuro, en una especie de amnesia en la que no sabemos qué es lo que estamos haciendo, quiénes somos y dónde estamos.
La fuerza de Eros y la Energía Creadora son los ayudantes más perfectos para la comprensión.
La Energía Creadora, transmutada o sublimada durante la magia sexual-sin eyaculación de la entidad del semen-, abre los 49 niveles del subconsciente, haciendo salir de ellos todos los yoes que tenemos escondidos. Estos agregados psíquicos surgen en forma de drama, comedia, película y a través de símbolos y parábolas.
Escrito está que la clave de la comprensión se encuentra en estas tres llaves psicológicas: imaginación, inspiración e intuición.
IMAGINACIÓN
Para el sabio imaginar es ver. La imaginación es el translúcido del alma.
Para lograr la imaginación se necesita aprender a concentrar el pensamiento en una sola cosa. Aquél que aprende a concentrar el pensamiento en una sola cosa, hace maravillas y prodigios.
El gnóstico que quiera alcanzar el Conocimiento Imaginativo debe aprender a concentrarse y saber meditar. El gnóstico debe provocar el sueño durante la práctica de meditación.
La meditación debe ser correcta. La mente debe ser exacta. Se necesita el pensamiento lógico y el concepto exacto, a fin de que los sentidos internos se desarrollen absolutamente perfectos. El gnóstico necesita mucha paciencia, porque cualquier acto de impaciencia le lleva al fracaso.
En el camino de la Revolución de la Dialéctica se necesita paciencia, voluntad y fe absolutamente consciente.
Un día cualquiera, entre sueños, surge durante la meditación un cuadro lejano, un paisaje, un rostro, un número, un símbolo, etc., ésta es la señal de que ya se está progresando.
El gnóstico se eleva poco a poco hacia el Conocimiento Imaginativo. El gnóstico va rasgando el velo de Isis poco a poco.
El que despierta la consciencia ha llegado al Conocimiento Imaginativo y se mueve en un mundo de imágenes simbólicas.
Aquellos símbolos que veía cuando soñaba, cuando trataba de comprender el ego durante la meditación, ahora los ve sin soñar; antes los veía con la conciencia dormida, ahora se mueve entre ellos con conciencia de vigilia, aunque su cuerpo esté profundamente dormido.
INSPIRACIÓN
Al llegar al Conocimiento Imaginativo, el gnóstico ve los símbolos, pero no los entiende…, comprende que toda la naturaleza y el ego son una escritura viviente que él no conoce. Necesita entonces, elevarse al Conocimiento Inspirado para interpretar los símbolos sagrados de la naturaleza y el lenguaje abstracto del ego.
El Conocimiento Inspirado nos confiere el poder de interpretar los símbolos de la naturaleza y el lenguaje confuso del ego.
La interpretación de símbolos es muy delicada. Los símbolos deben ser analizados fríamente, sin superstición, malicia, desconfianza, pero orgullo, vanidad, fanatismo, prejuicios, preconceptos, odio, envidia, codicia, celos, etc., ya que todos esos factores son del yo.
Cuando el yo interviene traduciendo a interpretando símbolos, entonces altera el significado de la escritura secreta y el de la orientación que nos quiere dar simbólicamente el Ser sobre nuestro estado psicológico interior.
La interpretación debe ser tremendamente analítica, altamente científica y esencialmente mística. Hay que aprender a ver y a interpretar en ausencia de la catexis suelta-el ego, el mí mismo-.
Hay que saber interpretar los símbolos de la naturaleza y los de la catexis ligada, el Ser, en ausencia absoluta del yo. Empero, se debe multiplicar la auto-crítica, porque cuando el yo del gnóstico cree que sabe mucho, entonces se siente a sí mismo infalible y sabio, y hasta supone que ve a interpreta en ausencia del yo.
Hay que saber interpretar basándonos en la Ley de las Analogías Filosóficas, en la Ley de las Correspondencias y en la Kábala Numérica. Nosotros recomendamos la Kábala Mística de Dion Fortune y mi libro titulado Tarot y Kábala, estudiadlos.
Aquél que tiene odios, resentimientos, celos, envidias, orgullo, etc., no logrará elevarse hasta el Conocimiento Inspirado.
Cuando nos elevamos al Conocimiento Inspirado, entendemos y comprendemos que la acumulación accidental de objetos no existe. Realmente, todos los fenómenos psicológicos de la naturaleza y de todos los objetos, se hallan íntimamente ligados orgánicamente entre sí, dependiendo internamente unos de otros y condicionándose entre sí mutuamente. Realmente, ningún fenómeno psicológico y de la naturaleza, puede ser comprendido integralmente si lo consideramos aisladamente.
Todo está en incesante movimiento, todo cambia, nada está quieto. En todo objeto existe la lucha interna. El objeto es positivo y negativo a la vez. Lo cuantitativo se transforma en cualitativo.
El Conocimiento Inspirado nos permite conocer la interrrelación entre lo que ha sido, lo que es y lo que será.
La materia no es sino energía condensada. Las infinitas modificaciones de la energía son absolutamente desconocidas, tanto para el Materialismo histórico como para el Materialismo dialéctico.
Energía es igual a masa por la velocidad de la luz al cuadrado. Nosotros, los gnósticos, nos apartamos de la lucha antitética que existe entre la Metafísica y el Materialismo dialéctico. Esos son los dos polos de la ignorancia, las dos antítesis del error.
Nosotros vamos por otro camino, somos gnósticos, consideramos la vida como un todo. El objeto es un punto en el espacio que sirve de vehículo a determinadas sumas de valores.
El Conocimiento Inspirado nos permite estudiar la íntima relación existente entre todas las formas, los valores psicológicos y la naturaleza.
El Materialismo dialéctico no conoce los valores, sólo estudia el objeto. La Metafísica no conoce los valores, ni tampoco conoce el objeto.
Nosotros, los gnósticos, nos apartamos de las dos antítesis de la ignorancia y estudiamos al hombre y a la naturaleza integralmente, buscando la Revolución integral.
El gnóstico que quiere llegar al Conocimiento Inspirado, debe concentrarse profundamente en la música. La Flauta Mágica, de Mozart, que nos recuerda una iniciación egipcia; las Nueve Sinfonías de Beethoven y muchas otras grandes composiciones clásicas, entre ellas, el Parsifal de Wagner, nos elevarán al Conocimiento Inspirado.
El gnóstico, concentrado profundamente en la música, deberá absorberse en ella como la abeja en la miel, producto de todo su trabajo.
Cuando ya el gnóstico ha llegado al Conocimiento Inspirado, debe entonces prepararse para el Conocimiento Intuitivo.
INTUICIÓN
El mundo de las intuiciones es el mundo de las matemáticas. El gnóstico que quiera elevarse al mundo de la intuición debe ser matemático, o por lo menos, tener nociones de Aritmética.
Las fórmulas matemáticas confieren el Conocimiento Intuitivo. Las fórmulas de Kepler y de Newton pueden servir para ejercitarnos en el desarrollo del Conocimiento Intuitivo.
Si el gnóstico practica con tenacidad y suprema paciencia, su propio Ser interno, catexis ligada, le enseñará a instruirá en la Gran Obra; entonces, estudiará a los pies del Maestro, se elevará al Conocimiento Intuitivo.
Imaginación, Inspiración a Intuición, son los tres pasos obligatorios de la Revolución de la Dialéctica. Aquél que ha seguido los tres pasos del Conocimiento Directo ha logrado la Supraconciencia.
En el mundo de la intuición sólo hallamos la omnisciencia. El mundo de la intuición es el mundo del Ser, es el mundo del Íntimo.
En ese mundo no puede entrar el yo, el ego, la catexis suelta. El mundo de la intuición es el mundo del Espíritu Universal de Vida.
LOS PROBLEMAS HUMANOS
El intelecto luciférico, astuto y repugnante, crea problemas, pero no es capaz de resolverlos.
Existen cantidad de teorías que nada resuelven y todo lo complican. Los problemas vitales de la existencia continúan como siempre y el mundo se encuentra muy cerca de la Tercera Guerra Mundial.
El animal intelectual, falsamente llamado hombre, se siente muy orgulloso de su razonamiento subjetivo y miserable que nada resuelve y todo lo complica.
El tremendo batallar del pensamiento ha demostrado, en la práctica, ser precisamente el menos indicado para resolver problemas.
Lo que sí abunda mucho en esta época de crisis mundial son los “sabihondos” que todo lo quieren resolver y nada resuelven.
Los “sabihondos” dañan los frutos de la tierra con sus injertos absurdos, infectan a los niños con sus vacunas de tuberculosis, poliomielitis, tifus, etc. Todo lo saben los “sabihondos” y nada saben; causan daño con todo lo creado por ellos y presumen de sapientes. La mente crea problemas que no es capaz de resolver, ése es un juego de mal gusto.
Hoy como ayer, el pobre bípedo humano, el pobre simio miserable, no es más que un juguete mecánico, movido por fuerzas que desconoce.
Cualquier acontecimiento cósmico, cualquier catástrofe sideral, determina ondas de cierto tipo, que al ser captadas por el infeliz animal llamado hombre, se convierten en guerras mundiales. Millones de máquinas humanas que se lanzan inconscientemente a la estúpida tarea de destruir otras tantas millonadas de máquinas humanas.
Lo cómico y lo trágico siempre andan juntos, y lo cómico de este caso, son las banderas y lemas y toda clase de frases inventadas por todas esas máquinas inconscientes. Dicen que van a la guerra para defender la democracia, la libertad, la patria, etc.
Ignoran los grandes pensadores, ignoran las prostitutas de la inteligencia, conocidas en el mundo como periodistas, que estas guerras son el resultado de ciertas ondas cósmicas en acción y que los ejércitos en el campo de batalla se mueven como muñecos automáticos bajo el impulso dinámico de esas fuerzas desconocidas.
Ningún problema fundamental ha sido resuelto por el pensamiento de estos pobres animales intelectuales. El intelecto es la facultad que nos permite comprender que todo es incomprensible.
Los grandes intelectuales han fracasado totalmente, como lo está demostrando hasta la saciedad el estado catastrófico en que nos encontramos… ¡ Señores intelectuales, ahí tenéis vuestro mundo, el mundo caótico y miserable que vosotros habéis creado con todas vuestras teorías! Los hechos están hablando: ¡Habéis fracasado, orgullosos intelectuales!
El batallar de los razonamientos es egocentrismo en su naturaleza íntima. Nosotros necesitamos de una nueva facultad que no sea egocéntrica.
Necesitamos que pase la batalla y que el pensamiento quede quieto y sereno; esto sólo es posible comprendiendo muy a fondo todo el mecanismo de la razón subjetiva y miserable.
En la serenidad del pensamiento nace en nosotros una nueva facultad, el nombre de dicha facultad es intuición. Sólo la intuición puede resolver problemas.
Es obvio que si queremos desarrollar esta nueva facultad, necesitamos primero comprender a fondo ese complicado mecanismo asociativo de la razón subjetiva. El centro básico de la mecánica razonativa es el yo psicológico. Dicho centro es egoísta, y por ello jamás puede resolver problemas.
La intuición nada tiene que ver con ese centro básico del razonamiento, la intuición es Cristo-céntrica.
Todo problema ha sido creado por la mente y existe mientras la mente lo sostenga. Todo problema es una forma mental que la mente sostiene. Toda forma mental tiene un triple proceso: surgimiento, subsistencia y disipación.
Todo problema surge, subsiste y luego se disipa. El problema surge porque la mente lo crea, subsiste, mientras la mente no lo olvide y se disipa o disuelve cuando la mente lo olvida.
Cuando el pensamiento cesa, nace en nosotros la beatitud y después la iluminación. Antes de llegar a la iluminación debemos pasar por la beatitud. Son tres las fases de transformación: No pensamiento, beatitud, iluminación. La intuición es iluminación. Todo iluminado resuelve los más difíciles problemas.
Realmente, los problemas dejan de existir cuando los olvidamos. No debemos tratar de resolver problemas, debemos disolverlos. Ellos se disuelven cuando se olvidan. El problema es una forma mental ultrasensible con dos polos: uno positivo y otro negativo.
No tenga usted miedo, olvide el problema, así se disolverá el problema. ¿Sabe usted jugar ajedrez? Una partida de ajedrez no le resultaría mala para olvidar el problema, o tómese un café o un buen té y luego
váyase a una alberca a nadar, o suba a una montaña y riase un poco, reir le sienta bien y hace que olvide el problema. En cualquier instante, una corazonada y quedó resuelto el problema; tal vez la solución no sea de su gusto, pero lo cierto es que se resolvió el problema, o mejor dijéramos, se disolvió.
Un sabio dijo: “Ocúpate de la cosa antes de que llegue a existir, allí está la solución. Porque el problema, no lo olvidemos, ha nacido y tiene su existencia en la mente. Llueve y usted ha dejado su paraguas en casa. Esto no es problema en sí mismo, tampoco el hecho de que tenga deudas, haya perdido su trabajo y se le apremie para que pague. Estos hechos son relativamente ciertos en un mundo relativo, pero los problemas son algo que usted, por lo tanto, debe matar antes de que nazcan o solucionarlos más tarde, recordando que cuanto más tiempo dejemos pasar, mayor será el gigante que debemos abatir. ”
El miedo es nuestro peor enemigo. Al demonio del miedo no le gusta que nosotros resolvamos problemas. ¿Tiene ud. miedo de que le lancen a la calle por no tener dinero para pagar el alquiler de la casa? ¿Y si le lanzan? ¿Qué? ¿Sabe ud., acaso, qué nuevas puertas se le abrirán? La intuición sí lo sabe y por ello es que el intuitivo no tiene miedo. La intuición disuelve problemas.
¿Tiene ud. miedo de perder el empleo? ¿Y si lo pierde, qué?
¿Sabe acaso qué nuevo trabajo habrá para ud.? La intuición sí lo sabe y por ello el intuitivo no teme.
Cuando termina el batallar del pensamiento, nace la intuición y termina el miedo. La intuición disuelve los problemas por muy difíciles que estos sean.