Después de haber creado el “TO SOMA HELIAKON” en la “FORJA DE LOS CÍCLOPES”, -el sexo-, hube entonces de pasar por un tiempo de profundas reflexiones.
Cabe oportunamente aclarar que dentro del “cuerpo de oro del hombre solar”, como en vaso santo se encuentran contenidas la emoción superior, la mente del asceta Gnóstico y la voluntad consciente.
No está de más enfatizar el hecho trascendental del “nacimiento segundo” después de haberme vestido con el traje de bodas del alma en el noveno círculo Dantesco.
En la residencia del amor encontré a otros hermanos y hermanas que también habían trabajado intensamente en “la fragua encendida de Vulcano” (el sexo). Todos ellos resplandecían gloriosamente entre los Divinales encantos indescriptibles del Viernes Santo.
A todas luces resalta con entera claridad meridiana que estoy parlando místicamente sobre el templo de los “Dos veces Nacidos”.
¡Humanidad Divina, gentes extraordinarias de varias naciones, pueblos y lenguas!
En aquella “Aula Lucis” vine a comprender en forma íntegra la idea trascendental de que el Hombre debe ser también carnalmente uno con Dios.
Es incuestionable que la humana criatura sólo puede AUTO-REALIZARSE íntimamente entregándole su cuerpo a Dios.
Aunque paradójico parezca, es ostensible, que no todos los “dos veces nacidos” han disuelto el Yo.
Después del segundo nacimiento fui instruido intensivamente en el templo; entonces comprendí que necesitaba morir de momento en momento si es que no quería convertirme en un Hanasmussen con doble centro de gravedad.
Ya en mis pasados libros expliqué que los HANASMUSSEN son fracasos cósmicos; abortos de la Madre Divina Kundalini; casos perdidos.
Es indispensable, es urgente, morir radicalmente en nuestra propia persona, en la carne, en el Yo, con el propósito firme de encarnar la potencia de Dios en nosotros.
Necesitamos reconciliarnos con el sumo Hacedor de manera que Él pueda reconocer en la carne a su propia criatura.
La luz y el polvo deben celebrar sus esponsales y cielo y tierra liberarse juntos en el amor.
Un nuevo cielo está ya dispuesto y así también debe crearse una nueva tierra igual a él en belleza y magnificencia.
Lo exterior es tan sólo la proyección de lo interior. Quien está ya bien muerto y tiene a Dios adentro, proyecta un paraíso.
Hondas reflexiones conmovieron mi alma… comprendí a fondo y en forma íntegra cada uno de mis propios errores psicológicos.
¡OH MAHA LAKCHMI, MAHA SARASWATI, ISIS, ADONÍA, INSOBERTA, TONANTZIN, DIVINA MADRE KUNDALINI! OM… SANTI… SANTI…
¡Sin ti, Divina Madre mía, no hubiera podido eliminar jamás a los Demonios rojos de Seth, esas entidades de las tinieblas que personifican nuestros defectos!
Un día cualquiera, no importa la fecha, ni el día, ni la hora, me visitó el KETHER de la KÁBALA HEBRAICA; el “ANCIANO DE LOS DÍAS”; “MI PADRE QUE ESTA EN SECRETO”; “lo oculto de lo oculto”, “la bondad de las bondades”, “la misericordia de las misericordias”.
El Señor se sentó en su trono y dijo: “Así como estáis trabajando vais muy bien, debes continuar con tu trabajo”…
Pasaba el tiempo y yo moría de instante en instante… comprender y eliminar fue mi tarea.
Escrito está con carbones encendidos en el gran libro de los esplendores, que aquellos que han muerto en sí mismos sean recibidos en el mundo de los difuntos…
Mi caso no fue una excepción a la regla funeraria. Vestido con esas ropas fúnebres que siempre acostumbro a usar después de cada desencarnación viví entonces dichoso en la morada oculta.
Quiero terminar el presente capítulo transcribiendo y hasta comentando brevemente cada versículo de la confesión Egipcia. Papiro NEBSENI:
1. “¡Oh tú, Espíritu, que marchas a grandes zancadas y que surges en Heliópolis, escuchadme! Yo no he cometido acciones perversas”. (Es obvio que aquél que fuera en verdad capaz de hechos malintencionados dejó de existir. Sólo el Ego comete tales actos. El Ser del difunto aún con el cuerpo vivo, nunca realizaría nada maligno).
2. -“¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en Ker-ahá y cuyos brazos están rodeados de un fuego que arde! Yo no he obrado con violencia”. (A todas luces resalta con entera claridad meridiana que la violencia es multifacética. El Ego quebranta leyes, vulnera honras, profana, fuerza mentes ajenas, rompe, aja, desluce, intimida al prójimo, etc. El Ser respeta el libre albedrío de nuestros semejantes; es siempre sereno y apacible).
3. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en Hermópolis y que respiras el aliento Divino! Mi corazón detesta la brutalidad”. (El Ego ciertamente es grosero, torpe, incapaz, amigo de la liviandad, bestial por naturaleza y por instinto animal. El Ser es distinto, refinado, sabio, capaz, Divinal, dulce, severo, etc.).
4. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en las fuentes del Nilo y que te alimentas sobre las sombras de los muertos! Yo no he robado”. (Al Ego le agrada el hurto, la rapiña, el saqueo, el pillaje, el rapto, el secuestro, el fraude, la estafa, quitar, pedir prestado y no devolver, abusar de la confianza de otros y retener lo ajeno, explotar al prójimo, dedicarse al peculado, etc. El Ser goza dando y hasta renunciando a los frutos de la acción, es servicial, desinteresado, caritativo, filántropo, altruista, etc., etc., etc.).
5. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en RE-STAU y cuyos miembros se pudren y apestan! Yo no he matado a mis semejantes”. (El asesinato es fuera de toda duda el acto de corrupción más grande que existe en el mundo. No solamente se extingue o apaga la vida ajena con revólveres, gases, cuchillos, venenos, piedras, palos, horcas, etc., etc., etc., sino que también se aniquila la vida de nuestros semejantes, con palabras duras, miradas violentas, actos de ingratitud, infidelidad, traición, carcajadas, etc. Muchos padres y madres de familia aún vivirían si sus hijos no les hubieran quitado la existencia mediante malas acciones. Multitud de esposas o esposos todavía respirarían bajo la luz del sol si el cónyuge o la cónyuge se lo hubiese permitido. Recordemos que el ser humano mata lo que más quiere. Cualquier sufrimiento moral, puede enfermarnos y llevarnos al sepulcro. Toda enfermedad tiene causas Psíquicas).
6. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en el cielo bajo la doble forma del león! Yo no he disminuido el celemín de trigo”. (El Ego altera arbitrariamente el peso de los víveres).
7. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en Letópolis y cuyos dos ojos hieren como puñales! Yo no he cometido fraude”. (El Ser jamás cometería tal delito).
8. “¡Oh tú, Espíritu, de la deslumbrante máscara que andas lentamente y hacia atrás! Yo no he sustraído lo que pertenecía a los dioses”. (Al Ego le agrada saquear los sepulcros de los Grandes Iniciados; profanar las sagradas tumbas; robarse las reliquias veneradas; sacar a las momias de sus moradas; buscar entre las entrañas de la tierra las cosas santas para profanarlas).
9. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en Herakleópolis y que aplastas y torturas los huesos! Yo no he mentido”. (Al Ego le agrada el embuste, el engaño, la falsedad, la patraña, el trampolín, la vanidad, el error, la ficción, lo aparente, etc. El Ser es diferente; jamás miente, siempre dice la verdad cueste lo que cueste).
10. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en Menfis y que haces surgir y crecer las llamas! Yo no he sustraído el alimento de mis semejantes”. (Al Ego le place separar la comida de sus semejantes, negociar ilícitamente con el alimento ajeno, restar, extraer aunque sea parte de lo que no le pertenece, hambrear a los pueblos o a los grupos de gentes, acaparar víveres, encarecerlos, sacar de ellos absurdas plusvalías, quitar, robar, hurtar, negarle un pan al hambriento, etc., etc., etc.).
11. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en el Amenti, Divinidad de las dos fuentes del Nilo! Yo no he difamado”. (Al Ego le place la calumnia, la impostura, la murmuración, la maledicencia; desacreditar a otros, denigrar, injuriar, etc. El Ser prefiere callar antes que profanar el Verbo).
12. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en la región de los lagos y cuyos dientes brillan como el sol! Yo no he sido agresivo”. (El Ego es por naturaleza provocador, cáustico, irónico, mordaz, insultante, punzante, le gusta el ataque, el asalto, la acometida; hiere con la sonrisa sutil de Sócrates y mata con la carcajada estruendosa de Aristófanes. En el Ser, siempre sereno, se equilibran sabiamente la dulzura y la severidad).
13. “¡Oh tú, Espíritu, que surges junto al cadalso y que voraz, te precipitas sobre la sangre de las víctimas! Sábelo: Yo no he dado muerte a los animales de los templos”. (Los animales consagrados a la Divinidad; empero el Ego hiere y asesina a las criaturas dedicadas al Eterno. El Ser sólo sabe bendecir y amar y hacer todas las cosas perfectas).
14. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en la vasta sala de los treinta jueces y que te nutres de entrañas de pecadores! Yo no he defraudado”. (Al Ego le place usurpar, quitar, malversar, robar, frustrar, turbar, desbaratar, etc.).
15. “¡Oh tú, Señor del orden Universal que te manifiestas en la Sala de la Verdad-Justicia, aprende! Yo no he acaparado jamás los campos de cultivo”. (La tierra es de quien la trabaja; el obrero labora, labra, suda. Empero los poderosos, los terratenientes, retienen, absorben los terrenos cultivables. Así es el Ego.).
16. “¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en Bubastis y que marchas retrocediendo, aprende! Yo no he escuchado tras las puertas”. (El Ego es curioso y perverso por naturaleza y por instinto. Dicen que las bardas, muros o paredes tienen oídos y es ostensible que las puertas también. Al Ego le encanta entrometerse en las cosas íntimas del prójimo; Mefistófeles o Satán es siempre intruso, cominero, refitolero).
17. “¡Oh tú, Espíritu, Asti, que apareces en Heliópolis! Yo no he pecado jamás por exceso de palabra”. (El Yo suele ser Charlatán, conversador, hablador, parlanchín, chicharra, gárrulo, locuaz, garlador, lenguaz, boquiblando, etc. El Ser parla estrictamente lo indispensable; jamás juega con la palabra).
18. “¡Oh tú, Espíritu, Tatuf, que apareces en Ati! Yo no he pronunciado jamás maldiciones cuando se me ha causado algún daño”. (Al Ego le gusta maldecir, denigrar, abominar, detractar, etc. El Ser sólo sabe bendecir, amar, perdonar).
19. “¡Oh tú, Espíritu Uamenti, que apareces en las cuevas de tortura! Yo no he cometido jamás adulterio”. (El Ego es mixtificado, corrompido, viciado, falso, goza justificando el adulterio, sublimándolo, dándole tintes inefables, sutiles, se da el lujo de encubrirlo, ocultarlo de sí mismo y de los demás; decorarlo, adornarlo, con normas legítimas y cartas de divorcio; legalizarlo con nuevas ceremonias nupciales. Aquél que codicia la mujer ajena es de hecho adúltero aún cuando jamás copule con ella; en verdad os digo que el adulterio en los trasfondos subconscientes de las gentes más castas, suele tener múltiples facetas).
20. ¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en el templo de Ansú y que miras con cuidado las ofrendas que te llevan! Sabe: que no he cesado jamás en la sociedad de ser casto”. (La castidad absoluta sólo es posible cuando el Ego está bien muerto. Muchos anacoretas que aquí en el mundo físico alcanzaron la pureza, la virginidad del alma, la honestidad, el candor, etc., cuando se les sometió a pruebas en los mundos suprasensibles, fracasaron, delinquieron, cayeron como Amfortas el Rey del Grial entre los impúdicos brazos de Kundry, Gundrigia, aquella rubia borrascosa que llamaban Herodías).
21. “¡Oh tú, Espíritu, que apareces en Hehatú, tú jefe de los antiguos Dioses! Yo no he atemorizado jamás a la gente”. (Al Ego le gusta horrorizar, horripilar, espantar, intimidar a otros, amenazar, derribar moralmente al prójimo, postrarlo, abatirlo, asustarlo, etc. Las casas comerciales suelen enviar a sus clientes morosos recordatorios a veces muy finos, pero siempre amenazantes).
22. “¡Oh tú, Espíritu destructor que te manifiestas en Kauil! Yo jamás he violado la ordenación de los tiempos”. (El Ego arbitrariamente cambia los horarios y altera el calendario. Es útil recordar el auténtico orden de los siete días de la semana, Lunes, Miércoles, Viernes, Domingo, Martes, Jueves, Sábado. Los pseudo-sapientes alteraron este orden).
23. “¡Oh tú, Espíritu que apareces en Urit, y de quien escucho la voz de salmodia! Yo jamás me he entregado a la cólera”. (El Ego está siempre dispuesto a dejarse llevar de la ira, el coraje, el enojo, enfado, irritación, furia, exasperación, zafia, etc.).
24. “¡Oh tú, Espíritu, que apareces en la región del lago Hekat bajo la forma de un niño! Yo jamás fui sordo a las palabras de la Justicia”. (El Ser ama siempre la equidad, el derecho, es imparcial, recto, justo. Quiere la legalidad, lo que es legítimo, cultiva la virtud y la santidad; es exacto en todas sus cosas, cabal, completo; anhela la precisión, la puntualidad. Por contraste el Ego trata siempre de justificar y disculpar sus propios delitos, jamás es puntual, desea el soborno, es dado a cohechar y corromper los tribunales de la justicia humana).
25. “¡Oh tú, Espíritu, que apareces en Unes y cuya voz es tan penetrante! Yo jamás he promovido querellas”. (Al Ego le agrada la queja, la discordia, la disputa, la pendencia, la reyerta, la riña, es amigo de peloteras, contiendas, rencillas, pleitos, litigios, discusiones, demandas, guerras, etc. Por antítesis diremos que el Ser es distinto: Ama la paz, la serenidad, es enemigo de las palabras duras; aborrece los altercados, las trifulcas. Dice lo que tiene que decir y luego guarda silencio, dejando a sus interlocutores plena libertad para pensar, aceptar o rechazar; después se retira).
26. “¡Oh tú, Espíritu Basti, que apareces en los Misterios! Yo no he hecho jamás derramar lágrimas a mis semejantes”. (El llanto de los oprimidos cae sobre los poderosos como un rayo de venganza. El Ego promueve lamentos y deploraciones por doquier. El Iniciado bien muerto, aunque todavía tenga su cuerpo vivo, por donde quiera que pase deja centellas de luz y de alegría).
27. “¡Oh tú, Espíritu, cuyo rostro está en la parte posterior de la cabeza y que sales de tu morada oculta! Yo jamás he pecado contra natura con los hombres”. (Los infrasexuales de LILIT, homosexuales, pederastas, Lesbianas, afeminados, etc., son semillas degeneradas, casos perdidos, sujetos que de ninguna manera pueden AUTO-REALIZARSE. Para esos serán las tinieblas exteriores donde sólo se oye el llanto y el crujir de dientes).
28. ¡Oh tú, Espíritu con la pierna envuelta en fuego y que sales de Akhekhú! Yo jamás he pecado de impaciencia”. (La intranquilidad, el desasosiego, la falta de paciencia y de serenidad son óbice, obstáculo, impedimento, para el trabajo esotérico y la AUTO-REALIZACIÓN ÍNTIMA del SER. El Yo es por naturaleza impaciente, intranquilo, tiene siempre la tendencia a alterarse, enfadarse, rabiar, trinar, arder, enojarse. No sabe esperar y es incuestionable que fracasa).
29. “¡Oh tú, Espíritu que sales de Kenemet y cuyo nombre es Kenemti! Yo no he injuriado jamás a nadie”. (Es obvio que el Iniciado bien muerto porque disolvió el Yo, sólo tiene dentro de sí mismo al Ser y es ostensible que éste es de naturaleza Divinal y por ende sería incapaz de injuriar al prójimo. El Ser no ofende a nadie, es perfecto en pensamiento, palabra y obra. El Ego hiere, maltrata, daña, insulta, ultraja, agravia, etc.).
30. ¡Oh tú, Espíritu que sales de Sais y que llevas en tus manos tu ofrenda! Yo no he sido nunca querellador”. (Al Ego le agradan las broncas, alborotos, grescas, chamusquinas, zipizapes, jaranas, zaragatas, trapatiestas, querellas, etc.).
31. “¡Oh tú, Espíritu que apareces en la ciudad de Djefit y cuyas caras son múltiples! Yo no he obrado jamás con precipitación”. (El Yo tiene siempre la marcada tendencia a despeñarse; es arrebatado, inconsiderado, atolondrado, imprudente, temerario, irreflexivo, desea correr, andar deprisa, no tiene precaución. El Ser es muy diferente, profundo, reflexivo, prudente, paciente, sereno, etc.).
32. “¡Oh tú, Espíritu que apareces en Unth y que estáis lleno de astucia! Yo no he faltado jamás al respeto a los Dioses”. Durante este presente ciclo tenebroso del KALI YUGA las gentes se burlan de los Dioses Santos, Prajapatis o Elohim Bíblicos; las multitudes de la futura sexta gran raza volverán a venerar a los inefables.
33. “¡Oh tú, Espíritu adornado de cuernos y que sales de Santiú! En mis discursos nunca he usado palabras excesivas”. Obsérvese a los charlatanes de las distintas emisoras de radio, así es el Yo; siempre parlanchín.
34. “¡Oh tú, Nefer-Tum que sales de Menfis! Yo no he defraudado jamás ni obrado con perversidad”. El fraude tiene muchos coloridos de tipo psicológico. Se sienten defraudadas las novias engañadas, los maridos traicionados, los padres y madres abandonados o heridos moralmente por sus hijos, el trabajador despedido injustamente de su trabajo, el niño que no recibió el premio prometido, el grupo esotérico abandonado por su guía, etc., etc., etc. Al Yo le gusta defraudar, pervertir, corromper, infeccionar todo cuanto toca.
35. “¡Oh tú, TUM SEP que sales de Djedú! Yo no he maldecido jamás del Rey”. Los jefes de los Estados son los vehículos del Karma; por ello no debemos maldecirlos.
36. “¡Oh tú, Espíritu, cuyo corazón es activo y que sales del Debti! Yo jamás he ensuciado las aguas”. Sería el colmo del absurdo el que un Iniciado con el Ego bien muerto cometiera el crimen de echar basuras o porquerías en los lagos o en los ríos. Empero es obvio que al Yo le encantan tales crímenes, goza haciendo el mal, no siente compasión por las criaturas; no quiere entender que al infectar el líquido elemento perjudica de hecho a todo aquello que tenga vida.
37. “¡Oh tú, Hi que apareces en el cielo! Sábelo: Mis palabras jamás han sido altaneras”. El Ego es por naturaleza altivo, soberbio, orgulloso, arrogante, imperioso, despreciativo, desdeñoso. Suele sin embargo, esconder su orgullo bajo la túnica de Aristipo -vestidura llena de agujeros y remiendos- y hasta se da el lujo de parlar con fingidas mansedumbres y poses pietistas, pero a través de los huecos de su ropaje se ve su vanidad.
38. “¡Oh tú, Espíritu, que dais las órdenes a los Iniciados! Yo no he maldecido jamás de los Dioses”. Las gentes perversas abominan y denigran a los Dioses, Ángeles o Devas.
39. “¡Oh tú, NEHEB-NEFERT que sales del lago! Yo no he sido jamás impertinente ni insolente”. La impertinencia y la insolencia se fundamentan en la falta de humildad y de paciencia. El Ego suele ser pesado, irreverente, inoportuno, disparatado, grosero, precipitado, torpe.
40. “¡Oh tú, NEHEB-KAU, que sales de la ciudad! Yo no he intrigado jamás ni me he hecho valer”. El Ego quiere subir, trepar al tope de la escalera, hacerse sentir, ser alguien en la vida, etc. El Yo es farsante, embrollón, enredador, maquinador, tramoyista, amigo de la trama, del complot; peliagudo, oscuro, peligroso.
41. “¡Oh tú, Espíritu, cuya cabeza está santificada y que de pronto sales de tu escondite! Sábelo: Yo no me he enriquecido de un modo ilícito”. El Ego vive en función del “más”; el proceso acumulativo del Yo es ciertamente horripilante: Más dinero, no importa los medios, aunque sea estafando, engañando, defraudando, timando, trampeando; Mefistófeles es petardista, perverso, malvado, así ha sido siempre Satán, el MI MISMO.
“¡Oh tú, Espíritu que sales del mundo inferior y llevas ante ti tu brazo cortado! Yo jamás he desdeñado a los Dioses de mi ciudad”. Esos Deidusos inefables, ángeles protectores de las poblaciones, Espíritus familiares, etc., merecen nuestra admiración y respeto. Ellos son los Dioses Penates de los antiguos tiempos. Cada ciudadela, pueblo, metrópoli o aldea, tiene su rector espiritual, su Prajapati. No existe familia que no tenga su propio regente espiritual. El Ego desprecia a tales pastores del alma.
Samael Aún Weor