Andrés, el eremita, pescador con humildad, servía al Christus Juan cuando entonces se convirtiera en discípulo del gran Kabir Jesús.
El crístico Evangelio de la Humanidad Solar nos dice, en efecto, que al iniciar el Gran Ser su esotérica misión fue a Cafarnaum, ciudad marítima de Galilea de la que el Profeta Isaías había dicho: “Pueblo que estaba en las tinieblas, vio una gran luz, y luz les nació a cuantos en sombra de muerte moraban en la Tierra.” (Mateo IV,16)
Yendo entonces el Logos Solar por la ribera del mar, del lago, tomó como discípulos primeros a los pescadores Pedro y Andrés, “para hacerlos pescadores de hombres.” (Mateo IV, 19)
Andrés asistió a Jesús, el gran Sacerdote gnóstico, en la milagrosa pesca del lago Genesareth o Jainesareth -el simbólico lago jina- donde el Fuego sagrado realizara tantos portentos.
Escritas están con palabras de oro en el Libro de la Vida varias resurrecciones y milagros realizados por Andrés después de la muerte del gran Kabir.
Dice la leyenda de los siglos que en Nicea, izquierdos, tenebrosos y siniestros, merodeaban por ahí siete demonios que asesinaban a los viajeros. Ante el veredicto solemne de la opinión pública, Andrés, después de convertirlos en perros, les expulsó de todos esos contornos.
El extraordinario suplicio de Andrés, lleno de y portentos, hizo muy célebre a la Cruz en X, sobre la cual en forma despiadada había atado sus miembros separados.
Indubitablemente y sin exageración alguna, podemos y debemos afirmar solemnemente que esta X simbólica, que es ciertamente una K griega, fue, es y será siempre, uno de los símbolos más valiosos del esoterismo crístico.
Muchas Hermandades místicas adoptaron el mágico signo de Andrés. X -Chréstos-, el Pez, etc.
Ostensiblemente, Andrés fue específicamente aceptado por las esotéricas Fraternidades de Escocia. No está demás, en este Mensaje de Navidad 1974-1975, afirmar en forma enfática que tales Instituciones tienen al “cardo” como planta simbólica, y , eso está demostrado.
Incuestionablemente, en Escocia existieron durante muchos siglos las diversas Fraternidades ocultistas; de San Andrés del Cardo.
Ostensiblemente, Andrés fue específicamente aceptado por las esotéricas Fraternidades de Escocia.
Se ha repetido muchas veces que hombres extraordinarios: Thomás de Kempis, Geber, Raimundo; Nicolás Flamel, Sendivogius, Alberto el Grande, Santo Tomás de Aquino, Wigelius, Roger Bacon, Mathia Kornax, Paracelso, Arnaldo de Villanova y muchos otros, fueron miembros activos de Fraternidades similares.
Si el inmaculado Cordero de Dios que borra los pecados del mundo carga la simbólica Cruz sobre su oriflama, como el Hierofante Jesús sobre su sangrante espalda, sosteniéndola valientemente con la pata, tal como se ve en algunas imágenes religiosas, es porque tiene el signo sagrado incrustado vivamente en la misma pata.
Quienes reciben al Espíritu inefable del Fohat sagrado, que lo llevan en sí y que son debidamente marcados por su signo glorioso, ciertamente y en nombre de la verdad, diremos que nada tienen que temer del fuego elemental.
Estos son los auténticos Hijos del Sol, los verdaderos discípulos de Helías, que tienen por guía al Astro de sus antepasados.
El signo de la Cruz, sublime monograma del Cristo Señor nuestro, del que la Cruz de San Andrés y la milagrosa Llave de San Pedro son dos réplicas maravillosas de igual valor alquimista y kabalista, es, pues, la marca capaz de asegurar la Victoria a los Trabajadores de la Gran Obra.
En el cruzamiento central de la Cruz de Palenque está colocado el Arbol de la Vida de la Kábala hebraica; éste es un verdadero prodigio del antiguo México.
Indubitablemente, el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal y el Arbol de la Vida comparten sus raíces.
No olvidemos jamás que alrededor de la resplandeciente Cruz vista en el mundo astral por Constantino, aparecieron aquellas palabras proféticas que entonces gozoso hiciera pintar en su labarum: “In hoc signo vinces,” Vencerás por este signo.
La Cruz sexual -símbolo viviente del cruzamienlo del lingam-Yoni tiene la huella inconfundible y maravillosa de los tres clavos que se emplearon para inmolar al Cristo-materia, imagen de las tres purificaciones por el hierro y por el fuego, sin las cuales el Señor Quetzalcoatl en México no hubiera podido lograr la resurrección.
La Cruz es el jeroglífico antiguo, alquímico, del crisol (creuset), al que antes se llamaba en francés cruzol, crucible, croiset.
En latín, crucibulum, crisol, tenía por raíz, crux, crucis, cruz. Es evidente que todo esto nos invita a la reflexión.
Es en el crisol donde la materia prima de la Gran Obra sufre con infinita paciencia la Pasión del Señor.
En el erótico crisol de la Alquimia sexual muere el Ego y renace el Ave Fénix de entre sus propias cenizas.
INRI, In Necis Renascor Integer. En la muerte renacer intacto y puro.
“Sórbida es la muerte con victoria. ¿Dónde está, ¡oh muerte!, tu aguijón? ¿Dónde, ¡oh sepulcro!, tu victoria?”
Roger Bacon, en su monumental Obra titulada Azoth (libro por cierto muy similar al Azug de la poderosa sabiduría oriental) presenta en un grabado trascendental al primer estadio del proceso alquímico por medio de un cadáver descompuesto acostado en la retorta maravillosa de la Alquimia. El resplandeciente Sol, la pálida Luna y los diversos mundos de nuestro Sistema Solar de Ors, con todos esos signos alquímicos que por naturaleza les corresponden, dominan íntegramente la escena. Resulta extraño ver a aquel cadáver levantando la cabeza como queriendo resucitar de entre los muertos.
El negro cuervo de la Alquimia sexual separa la carne de los huesos mientras la Esencia anímica abandona el cuerpo.
Esta imagen del profano muerto, resucitando luego a la Iniciación, a lo Real, es, fuera de toda duda y sin ambages, un símbolo osirio extraordinario.
“La carne abandona los huesos.” Litúrgica frase de las Fraternidades de San Andrés del Cardo y similares.
Aniquilación del querido Ego en el laboratorium oratorium del Tercer Logos es el hondo significado de las torturas de Andrés en la terrible X.
Terrorífica muerte indispensable que jamás realizarse podría con ningún fuego vulgar.
Obviamente y sin ningún arte, para esta labor se requiere la ayuda extra de un agente oculto, de un fuego secreto de tipo sexual, el cual, para dar una idea de su forma, se parece más a un agua que a una llama.
Este fuego, o esta agua ardiente, es la chispa vital comunicada por el Logos a la materia inerte, es el Fohat divinal encerrado en todo lo creado, el Rayo ígneo, el Kundalini, la Serpiente sagrada de la Sabiduría de Anahuac, ascendiendo por el canal medular espinal del Adepto.
Conexión del Lingam-Yoni sin eyaculación del ens seminis es ciertamente la clave específica mediante la cual Adam y Eva pueden despertar a la Serpiente de Saturno en su anatomía oculta. Incuestionablemente, la lectura muy atenta de Artephius de Pontano y de la Obra titulada Epístola de Igne Philosophorum, resulta muy oportuna porque en esas páginas inmortales el lector podrá encontrar valiosas indicaciones sobre la naturaleza y las características completas de este “Fuego acuoso” o de esta “Agua ígnea”.
En los empedrados patios de los augustos y sagrados Templos de Anahuac, los candidatos a la Iniciación humana y solar, hombres y mujeres, en mutuo intercambio de caricias, realizaban la conexión del Lingam-Yoni, phalus-uterus, retirándose luego del coito químico sin eyacular el ens seminis (la entidad del semen). Así lograban el despertar de la saturnina Serpiente.
La transmutación sexual del ens seminis en energía creadora es ciertamente el axioma fundamental de la Ciencia Hermética.
La bipolarización de este tipo extraordinario de energía dentro del organismo humano fue desde los antiguos tiempos analizada muy cuidadosamente en los Colegios iniciáticos de México, Perú, Egipto, Yucatán, Grecia, India, Tibet, Fenicia, Persia, Caldea, Troya, Cartago, etc., etc., etc.
El ascenso milagroso de la energía seminal hasta el cerebro se hace posible gracias a cierto par de cordones nerviosos que en forma de ocho se desenvuelven a derecha e izquierda de la espina dorsal. En la Filosofía china este par de cordones son conocidos con los nombres de Yin y Yang, siendo el Tao el sendero del medio, el canal medular, la vía secreta por donde asciende la culebra.
Es obvio que el primero de estos canales es de naturaleza lunar; es ostensible que el segundo es de tipo solar.
Cuando los átomos lunares y solares hacen contacto en el triveni, cerca del cóxis, despierta la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes.
Los kabalistas hebreos nos hablan del misterioso Daath que aparece en el Árbol de la Vida, al cual nunca se le asigna ni nombre divino ni hueste angélica de ninguna especie y que tampoco tiene ningún signo mundano, planeta o elemento.
Daath, el sephira secreto del misterio hebreo, se produce por la conjunción de Abba, el Padre que está en secreto, y de Ama, la Madre suprema.
El Padre y la Madre, Osiris e Isis, están perpetuamente unidos en Yesod, el fundamento, la novena sephira, el sexo, pero ocultos por el misterio de Daath o conocimiento tántrico, el cual se procesa con el sahaja maithuna (magia sexual).
Entre estos dos aspectos bipolares de la Creación -nuestro Padre que está en secreto y nuestra Divina Madre Kundalini- se va tejiendo y destejiendo el Telar de la Vida.
Cuenta la leyenda de los siglos que cuando Sémele la madre de Dionysos, vio a Zeus, su divino amante, en forma divina como el rayo, ella se quemó y estalló dando nacimiento a su hijo prematuramente.
Ciertamente, nadie puede ver a Dios cara a cara sin morir. La muerte del mí mismo, del sí mismo, es indispensable antes de poder contemplar la faz resplandeciente del Anciano de los Días.
Así como la vida representa un proceso de gradual y siempre más completa exteriorización, o extraversión, igualmente la muerte del Ego es un proceso de interiorización graduativa en el que la conciencia individual, la Esencia pura, se despoja lentamente de sus inútiles vestiduras, al igual que Ishtar en su simbólico descenso, hasta quedar enteramente desnuda y despierta en sí misma ante la Gran Realidad de la Vida libre en su movimiento.
Indubitablemente, para que la Luz, que constituye la Esencia anímica embotellada ahora entre el Ego animal, comience a brillar, centellear y resplandecer, debe liberarse. Mas en verdad os digo que esto sólo es posible pasando por la terrible aniquilación budhista: disolviendo al Yo, muriendo en sí mismos.
La energía sexual es ciertamente un poder tremendo, explosivo en alto grado, maravilloso. Aquél que aprenda a usar el arma erótica, la Lanza de los pactos mágicos, podrá reducir a polvareda cósmica al Yo de la Psicología.
No está demás afirmar solemnemente que la lanza como emblema ocultista de la fuerza sexual, viril, juega un gran papel en numerosas leyendas orientales por ser el instrumento de salvación y de liberación, que blandida inteligentemente por el asceta gnóstico le permite reducir a cenizas a todo ese conjunto de elementos indeseables que forman al Ego, al mí mismo, al sí mismo.
Longinus, en la Pasión de nuestro Señor el Cristo, desempeña el mismo papel esotérico que San Miguel y San Jorge. Incuestionablemente, Cadmo, Perseo y Jasón, hacen oficio similar entre los paganos.
Ensartar al Dragón o atravesar de un lanzaso el costado de Cristo, cual los Caballeros celestes o los Héroes griegos, suele ser algo profundamente significativo.
La Cruz de San Andrés y el Asta Santa alegorizan íntegramente a todo el trabajo de la aniquilación budhista.
Y al citar con profunda veneración a la Cruz de San Andrés y a la Pica Santa, jamás cometeríamos el error imperdonable de olvidar al Santo Grial.
Las cráteras sagradas de todas las religiones representan al órgano sexual femenino de la generación y también de la regeneración y que corresponde ciertamente al Vaso cosmogónico de Platón, a la Copa de Hermes y de Salomón y a la Urna bendita de los antiguos misterios.
La madre de nuestra carne o la mujer de la serpiente es célebre en las tradiciones mexicanas que la representan caída de su estado primitivo de dicha y de inocencia.
Según los libros de Zoroastro, el primer hombre y la primera mujer fueron creados puros y sometidos a Ormuz, su Hacedor. Ahrimán los vio y se sintió celoso de su felicidad. Los abordó en forma de culebra, les presento unos frutos y los convenció de que era él mismo el creador del universo entero. Le creyeron, y desde entonces su naturaleza se corrompió totalmente.
Los monumentos y las tradiciones de los hindúes confirman la historia de Adam y Eva y de su caída. Esta tradición existe asimismo entre los budhistas tibetanos y era enseñada por los chinos y los antiguos persas.
El pecado original es, pues, la raíz del Ego, la causa causorum del mí mismo, del sí mismo.
Las expiaciones que se celebraban entre diversos pueblos para purificar al niño a su entrada en esta vida constituyen de hecho un pacto de magia sexual.
En Yucatán, México, se llevaba al niño al templo, donde el Sacerdote derramaba sobre su cabeza el agua destinada al bautismo y le daba un nombre. En las Canarias, las mujeres desempeñaban esta función en lugar de los sacerdotes.
Adam y Eva aparecen siempre separados por el tronco del árbol paradisíaco. En la mayoría de los casos, la serpiente, enrollada en torno a aquél, se representa con cabeza humana.
Sólo mediante el pleno cumplimiento del pacto mágico-sexual del Sacramento del Bautismo es posible aniquilar al pecado original para retornar al Paraíso.
Yakin y Boaz, Urim y Thummim, Apolo y Diana, son ciertamente las dos columnas torales del Templo de la Sabiduría.
En medio de las dos columnas del Templo se encuentra el Arcano A.Z.F., la clave de la Gran Obra. Goethe, adorando a su Divina Madre Kundalini, la Serpiente sagrada que asciende por el sendero Tao (la médula espinal), exclamaba lleno de éxtasis:
“Virgen pura en el más bello sentido, madre digna de veneración, reina elegida por nosotros y de condición igual a los Dioses…”
Anhelando morir en sí mismo, aquí y ahora, aquél gran Iniciado, durante la cópula metafísica, después de haber comprendido en forma íntegra cualquier error psicológico, gritaba con todas las fuerzas de su alma:
“Flechas, traspasadme; lanzas, sometedme; mazas, heridme. Todo desaparezca, desvanézcase todo. Brille la estrella perenne, foco del eterno amor.”
Comprender y eliminar, he ahí la clave de la Cruz de San Andrés. Así es como vamos muriendo de instante en instante…
No es posible eliminar radicalmente un defecto psicológico sin antes haberlo comprendido íntegramente en todos los niveles de la mente.
Durante el coito químico, Devi Kundalini, nuestra Madre Cósmica particular, individual, puede y debe empuñar la Pica santa, el Asta de Minerva, la Lanza de Aquiles, el Arma de Longinus, para destruir al defecto psicológico que realmente hayamos comprendido.
“Pedid y se os dará, golpead y se os abrirá.”
Dice la leyenda de los siglos que el Señor Quetzalcoatl en vísperas de su caída, decía: “Mis casas de ricas plumas, mis casas de caracoles, dicen que yo he de dejar.”
“Lleno entonces de alegría, mandó a traer a la reina, a la estera preciosa.”
“-Id y traed con vosotros a la reina Quetzalpetlatl (la Eva de la Mitología hebraica), la que es deleite de mi vida, para que juntos bebamos, bebamos hasta embriagarnos.”
“Fueron los pajes hasta el Palacio de Tlamachuayan y de allí a la reina trajeron.”
“-Señora reina, hija mía, nos manda el rey Quetzalcoatl que te llevemos a él, quiere que con él goces.”
“Ella les responde: -Iré.”
“Cuando Quetzalpetlatl llega, va a sentarse junto al rey; le dieron de beber cuatro veces y la quinta en honor de su grandeza.”
“Y cuando estuvo embriagada comenzaron a cantar los magos y se levantó titubeante el mismo rey Quetzalcoatl y le dijo a la princesa en medio de cantos: -Esposa, gocemos bebiendo de este licor.” (Se refiere al licor de la lujuria.)
“Como estaban embriagados nada hablaban ya en razón.” (El lujurioso no entiende razones.) “Ya no hizo el rey penitencia, ya no fue al baño ritual, tampoco fue a orar al templo. Al fin el sueño les rinde. Y al despertar otro día, los dos se pusieron tristes, se les oprimió el corazón.”
(En la Mitología hebraica se dice que Adam y Eva también se pusieron muy tristes después de haber comido del fruto prohibido y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.)
“Dijo entonces Quetzalcoatl: ‘-Me he embriagado, he delinquido. Nada podrá ya quitar la mancha que he echado en mí.’ Entonces con sus guardianes se puso a cantar un canto. A la multitud que esperaba afuera, se le hizo esperar más.”
“Mortificado, lloroso, lleno de pena y angustia, al ver que sus malos hechos eran conocidos ya y sin que nadie lo consolara, ante su Dios se puso a llorar.” (Esto es textual de la épica nahua y nos invita a meditar.)
Lo que a continuación prosigue es fácil colegir lo si leemos los siguientes versículos de la Biblia hebraica:
“Y lo sacó Jehovah del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.” “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del Árbol de la Vida.” (Génesis 3, 23-24)
La huida de Quetzalcoatl su salida misteriosa de la Tula paradisíaca, resulta ciertamente insólita, inusitada…
Dicen que entonces quemó todas sus casas de oro y plata y de conchas rojas y todos los primores del arte tolteca.
“Obras de arte maravillosas, obras de arte preciosas y bellas, todo lo enterró, todo lo dejó escondido allá en lugares secretos, o dentro de las montañas o dentro de los barrancos.”
“Riquísimo tesoro inagotable que posteriormente hubo de buscar y hallar. Riqueza esotérica escondida entre las entrañas de la tierra.”
Místicos párrafos de Anahuac que sabiamente traducidos en términos gnósticos y alquimistas resultan superlativos.
Reducción metálica del Oro espiritual es la secuencia o corolario inevitable de toda caída sexual.
Cuando se hace alusión a las Obras de Arte maravillosas, a las Obras de Arte preciosas y bellas, conviene entonces que estudiemos entre líneas la gran Epístola Universal de Santiago, el bendito Patrón de la Gran Obra. (Véase la Biblia hebraica)
Enoch encontró el Tesoro escondido e imperecedero entre las montañas vivientes del monte Moria. Cada uno de nosotros debe buscar su Herencia perdida.
El Tesoro jamás se encuentra en la superficie de la Tierra, es necesario descender al Averno para hallarlo.
“Visita lnteriora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem.” (Visita el interior de la tierra que rectificando encontrarás la piedra oculta.)
Indubitablemente, la Piedra Filosofal y todas esas Gemas preciosas de la Jerusalem celestial, simbolizando virtudes y poderes cósmicos trascendentales, constituyen el Tesoro de Quetzalcoatl, nuestra riqueza íntima particular, que dejamos escondida al salir del Edén y que debemos buscar dentro de nosotros mismos aquí y ahora.
“Ante el Árbol de la Vejez, el Señor vio su faz, y lleno de infinito dolor dijo: ‘-Viejo soy.”
“Llegó otra vez a otro sitio y se puso a descansar, se sentó sobre una piedra y en ella apoyó las manos. Se quedó mirando a Tula y con esto se echó a llorar.”
“Lloraba con grandes sollozos, doble hilo de gotas cual granizo escurrían. Por su semblante rodaron las gotas y con sus lágrimas la roca perforó. Las gotas de su llanto que caían la piedra misma taladraron.”
“Las manos que en la roca había apoyado, bien impresas quedaron en la roca, cual si la roca fuera de lodo y en ella imprimiera sus manos. Igualmente sus posaderas, en la piedra en que estaba sentado bien marcadas e impresas quedaron. Aún se miran los huecos de sus manos allá donde se llama Temacpalco.
En realidad stricto sensu, en la Roca, en la Piedra, en el Sexo, subyace escondida la Electricidad sexual trascendente que lo mismo puede esclavizar que liberar al hombre.
Estas notas definitorias nos invitan a la reflexión… El fenómeno quetzalcoatliano resulta siempre asombroso y de actualidad palpitante.
Ciertamente, no estamos haciendo aclaraciones semánticas, sólo queremos comentar el Mensaje quetzalcoatliano por vía fenomenológica.
Dicen que el Bendito, después de haber sufrido mucho, llegó a un sitio que se llama Puente de Piedra.
“Agua hay en este lugar (el ens seminis), agua que se alza brotando, agua que se extiende y difunde.” Los antropólogos modernos han interpretado en forma disímil y desaparejadamente errónea, nada saben sobre el esoterismo de Anahuac. Desconocen el sentido religioso de estos cantos.
Aunque esto parezca in toto ajeno al Gnosticismo, en el fondo no lo es y debemos poner gran énfasis en lo siguiente:
“El Bienaventurado volvió al camino que otrora había abandonado.”
Dicen que desgajó una roca e hizo un puente y por él pasó a la otra orilla. Así fue como el gran Avatara de los aztecas reanudó su camino y llegó a un sitio que se llama “Agua de Serpientes”.
Los autores árabes dan a esta fuente el nombre de Holmat y nos enseñan, además, que sus aguas dieron la inmortalidad al profeta Elías. Sitúan a la famosa fuente en el Modhallan, término cuya raíz significa “mar oscuro y tenebroso”, indicando con esto al “caos metálico”, esperma sagrado o materia prima de la Gran Obra.
Este conocimiento escapa a los normales análisis racionalistas. Se trata de enseñanzas de tipo suprarracional que sólo pueden ser aprehendidas, capturadas, mediante el auxilio de un Gurú. El “servus fugitivus” que nos hace falta es un “agua mineral y metálica”, sólida y cortante, con el aspecto de una piedra y de fácil licuefacción.
Esta agua coagulada en forma de masa pétrea es el Alkaest, el Disolvente universal, el Agua de Serpientes, el Alma metálica del esperma sagrado, el Mercurio de la Filosofía secreta, resultante maravillosa de las transmutación sexual.
Los sabios se mostraron siempre muy reservados con relación al Mercurio filosófico, cuyas fases sucesivas el operador inteligente puede dirigir a su gusto.
Si la técnica reclama cierto tiempo y demanda algún esfuerzo, como contrapartida es de una extremada simplicidad. No requiere pericia alguna ni habilidad profesional, sino sólo el conocimiento de un curioso artificio que constituye ese “secreto secretorum” que nosotros, los gnósticos, hemos ya divulgado públicamente: Conexión del LingamYoni (Falo-Utero) sin derramar jamás en la vida el Vaso de Hermes.
Karl Meagh dice: “Cuando en el período de la tensión muscular y antes de la inversión de las corrientes, surge la sensación de la eyaculación inminente, el fluído seminal será detenido echando la lengua tan atrás como sea posible y conteniendo la respiración.”
“Se recomienda, también, la contracción de los músculos del ano como si se estuviera practicando el ejercicio de concentración sobre el Muladhara chakra”.
El “alma metálica” del esperma es el Hermes, el Mercurio tintóreo que lleva en sí al “oro místico”, de la misma manera que San Cristóbal lleva a Jesús y el Cordero su propio vellón.
Fue así, mediante el Mercurio de la Filosofía secreta, como el bienaventurado Señor Quetzalcoatl regeneró al Oro en su alma y en su espíritu y en los cuerpos existenciales superiores del Ser.
Inútilmente intentan los tenebrosos hacer que el Bendito regrese al pasado pecaminoso.
“-De ningún modo me es ahora posible regresar -responde el Señor-, debo irme.”
“-¿Dónde irás Quetzalcoatl?”
“-Voy -les dijo- a la Tierra del color rojo, voy a adquirir saber.”
“Ellos le dicen: -¿Y allí qué harás?”
“-Yo voy llamado, el Sol me llama.”
“-Muy bien está, deja entonces la cultura tolteca.”
“Y el Bendito arrojó al agua sus bienes materiales -las cosas ilusorias de este mundo-, sus collares de gemas que al momento se hundieron. Desde aquel tiempo se llama aquel lugar “Agua de ricos joyeles”.
“Avanza un punto más, llega a otro sitio que se llama ‘Lugar en donde duermen’. (El Orco de los clásicos, el Limbus de los cristianos, aquí y allá el sueño de la conciencia en este Valle de lágrimas.)”
“Allí sale a su encuentro un adepto de la mano izquierda y le dice: -¿A dónde vas?”
El Bendito contestó: “-Voy a la Tierra del color rojo, voy a adquirir Sabiduría.”
“-Muy bien, bebe este vino del olvido, yo he venido a traerlo para ti.”
“-No, no puedo, ni siquiera puedo un poco gustar.”
“-De fuerza habrás de beber. Tampoco yo puedo dejarte pasar ni permito que sigas tu camino sin que bebas. Yo tengo que hacerte beber y aún embriagarte. ¡Bebe pues!”
“Entonces Quetzalcoatl con una caña -pues era un bodhisattva caído- bebió vino.”
“Y una vez que hubo bebido, cayó rendido del camino, comenzó a roncar en su sueño (durante muchas reencarnaciones, pasando por indecibles amarguras) y su ronquido se oía resonar desde muy lejos, cuando al fin (despertó conciencia nuevamente) miraba a un lado y a otro, se miraba a sí mismo y se alisaba el cabello. De esta razón el nombre de aquel sitio: ‘Lugar en donde duermen.” “De nuevo emprendió el viaje, llegó a la cima que está entre el Monte Humeante que simboliza al Lingam y a la Mujer Blanca que simboliza al Yoni- y allí, sobre él y sobre sus acompañantes que consigo llevaba, sus bufones, sus tullidos -sus agregados psíquicos o elementos inhumanos-, cayó la nieve y todos congelados se quedaron muertos.”
“Que la carne abandone los huesos” exclamaban los viejos alquimistas medievales durante el coito químico.
Esotéricos tormentos de las Fraternidades de San Andrés del Cardo. Indubitablemente, la Cruz en X es el símbolo maravilloso de la muerte de todos esos elementos inhumanos que en su conjunto constituyen el Ego, el Yo.
Alegórico suplicio de San Andrés, torturas espantosas en la Novena Esfera (región del sexo), remordimientos, aniquilación budhista.
Sólo es posible crear el Oro del Espíritu, o regenerarlo, aniquilando todos esos bufones, tullidos, agregados psíquicos, que personifican nuestros defectos.
El Bendito ya cantaba, ya lloraba, y trabajaba con infinita paciencia en la Forja de los Cíclopes (el sexo).
“Largamente lloró y de su pecho lanzaba hondos suspiros. Fijó la vista en la Montaña Matizada -la Montaña de la Resurrección- y a ella se encaminó. Por todas partes iba haciendo prodigios y dejando señales maravillosas de su paso. (Como otrora los hiciera el gran Kabir Jesús en la Tierra Santa.) “Al llegar a la playa, hizo una armazón de serpientes -pues había logrado el desarrollo completo de los siete grados de poder del fuego- y una vez formada -completa- se sentó sobre ella y se sirvió de ella como de un barco.”
Esto nos recuerda a Gautama, el Buddha, sentado sobre una Serpiente al pie del Árbol Bodhi, la Higuera extraordinaria, símbolo magnífico de la potencia sexual.
Llovía y el agua formando poza, charca, amenazaba ahogarle, pero Gautama sentado sobre la culebra se sirvió de ella como un barco.
Las constantes que podemos entresacar de diversos textos nos hablan de la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, el aspecto femenino del Binah hebraico, la Esposa de Shiva, el Tercer Logos, el Espíritu Santo. Nuestra Madre cósmica particular, que mediante la eliminación de los elementos inhumanos que llevamos dentro, nos salva de las aguas tormentosas de la vida.
“El bendito Señor Quetzalcoatl se fue alejando, se deslizó en las aguas -espermáticas del primer instante- y nadie sabe como llegó al lugar del color rojo.”
Incuestionablemente, el gran Kabir Jesús también llegó a la Tierra de color rojo cuando le vistieron de púrpura, poniéndole además una corona tejida de espinas.
Entonces le saludaron irónicamente, diciendo: “-¡ Salve, Rey de los judíos!” “Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.”
Efectivamente, es en el crisol sexual, erótico, donde la materia prima de la Gran Obra, como el Cristo, sufre su pasión. Es en el crisol de la Novena Esfera donde muere para resucitar después purificada, espiritualizada, transformada.
En Caldea, los Ziggurats, generalmente torres de tres pisos a cuya categoría perteneció la famosa Torre de Babel, estaban pintados de tres colores: negro, blanco y rojo púrpura.
Para dar una idea del alcance extraordinario que en la Filosofía hermética toma el simbolismo de los colores de la Gran Obra, observemos que siempre se representa a la Virgen vestida de azul (equivalente al negro), a Dios de blanco y al Cristo de rojo.
En los sagrados Templos del viejo Egipto de los faraones, cuando el recipiendario estaba a punto de sufrir las pruebas de la Iniciación, un Maestro se acercaba a él y le murmuraba al oído esta frase misteriosa:
“¡Acuérdate que Osiris es un Dios negro!”
Evidentemente, éste es el color específico de las tinieblas, de las sombras cumerías, el del Diablo, a quien se ofrecieron siempre rosas negras, y también el del Caos primitivo donde todos los elementos se mezclan y confunden totalmente. El símbolo del elemento tierra, de la noche y de la muerte radical de todos esos agregados psíquicos que en su conjunto constituyen el mí mismo.
Indubitablemente, lo mismo que en el Génesis hebraico, el día sucede a la noche, así también la luz sucede a la oscuridad.
Bienaventurados los que han sido regenerados y lavados por la Sangre del Cordero (el Fuego sexual), serán siempre vestidos con vestiduras blancas…
En la Tierra sagrada de los faraones, Path, el Regenerador, usaba siempre túnica de lino blanco para indicar el renacimiento de los puros, de los que han muerto en sí mismos.
Para la aplicación sistemática de nuestro punto de vista relacionado con los colores de la materia prima de la Gran Obra, es urgente e impostergable recordar a nuestros estudiantes gnósticos que antes de llegar a la Tierra del color rojo, Quetzalcoatl, el Cristo mexicano, pudo usar con pleno derecho la túnica amarilla.
El color blanco sucede al negro, el amarillo al blanco y el púrpura de los Reyes sagrados de las Dinastías Solares se sucede siempre al amarillo…
Cuando el Bendito llegó a la Tierra del color rojo, ciñó sobre sus hombros la púrpura de los Reyes divinos y resucitó de entre los muertos.
Dicen que entonces se vio en las aguas como en un espejo (el espejo de la Alquimia). Su rostro era hermoso otra vez (regresó al Paraíso perdido). Se atavió con los más bellos ropajes y habiendo encendido una hoguera, en ella se arrojó (el Fuego sexual acabó totalmente con su Yo psicológico no quedando ni sus cenizas). Y las aves de ricos plumajes (las Aves del Espíritu) vinieron a ver cómo ardía: el pechirrojo, el ave de color de turquesa, el ave tornasol, el ave roja y azul, la de amarillo dorado y mil aves preciosas más.
“Cuando la hoguera cesó de arder (consumada la Gran Obra), se alzó su corazón y hasta los cielos llegó. Allí se mudó en estrella, y esa estrella es el Lucero del alba y del crepúsculo. Antes había bajado al reino de los muertos y tras siete días de estar allí, subió mudado en astro.”
El Iniciador nos presenta siempre al espejo de la Alquimia con una mano mientras sostiene con la otra al cuerno de Amaltea. A su lado vemos al Árbol de la Vida tan estudiado por los kabalistas hebreos. El espejo simboliza siempre el comienzo de la Obra, el Árbol de la Vida indica su final y el cuerno de la abundancia el resultado.
Quetzalcoatl transformó al Diablo, la piedra bruta, material y grosera, en Lucifer, la Piedra angular de la Gran Obra, el Arcángel de la Luz, la Estrella de la Aurora.
El Diablo, la reflexión de nuestro Logoi interior, fue la criatura más excelente antes de que cayéramos en la generación animal. “Blanquea el latón y quema tus libros” nos repiten todos los Maestros del Arte hermético.
El Bienaventurado, al pasar por las torturas de los Hermanos de la Fraternidad del Cardo, blanqueó al Diablo, lo tornó a su estado resplandeciente y primigenio.
Quien muere en sí mismo, aquí y ahora, libera a Prometeo encadenado y éste le paga con creces porque es un Coloso con potestad sobre los cielos, sobre la tierra y sobre los infiernos.
Lucifer-Prometeo, integrado radicalmente con todas las partes de nuestro Ser, hace de nosotros algo distinto, diferente, una exótica criatura, un Arcángel, una Potestad terriblemente divina…
No está demás recordar en este Tratado que cuando las santas mujeres entraron al sepulcro del Salvador del mundo, en vez del hombre que habían conocido, vieron a un ángel cubierto con una larga ropa blanca y se espantaron…
Escrito está:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.”
“Y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como a vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”
“Y le daré la Estrella de la Mañana.” (Venus- Lucifer)
Enrique Khunralh, en su “Amphiteatrum Sapientae Aeternae” escribe: “Finalmente, cuando la obra haya pasado del color cenizoso al blanco puro y luego al amarillo, verás la Piedra Filosofal (el citado
Arcángel), nuestro Rey -el Tercer Logos- elevado por encima de los dominadores, que sale de su sepulcro vítreo, se levanta de su lecho y acude a nuestro escenario mundano en su cuerpo glorificado, es decir, regenerado y pluscuamperfecto.”
Digamos, para aclarar, que el término “Piedra Filosofal” significa, según la lengua sagrada, “Piedra que lleva el signo del Sol”. Ahora bien, este signo solar viene caracterizado por el color rojo, el cual puede variar de intensidad.
Un viejo alquimista dice: “Lo que nosotros perseguimos con todos los filósofos, no es la unión de un cuerpo y un espíritu metálicos sino la condensación, la aglomeración de este espíritu en un envoltorio coherente, tenaz y refractario, capaz de arroparlo, de impregnar todas sus partes y de asegurarle una protección eficaz.”
“Esta alma, espíritu o fuego reunido (debidamente mezclado con Venus-Lucifer), concentrado y coagulado en la más pura, más resistente y más perfecta de las materias terrestres, es lo que llamamos nuestra piedra.”
“Y podemos certificar que toda empresa que no tenga a este espíritu por guía y a esta materia por base, jamás conducirá a la meta propuesta.”