LA IGLESIA DE FILADELFIA

Entre cada nota exquisita del piano, entre cada melodía del nirvana, resplandece llena de mística alegría la iglesia de Filadelfia. Cuando el fuego sagrado abre la iglesia de Filadelfia, despierta el chacra frontal. Este chacra se halla situado entre las dos cejas. El místico se llena de éxtasis al contemplar esta flor de loto en el plexo cavernoso.

Entre los sublimes encantos de la noche estrellada el loto inmaculado del entrecejo parece un poema de amor.

Esta preciosa flor de loto tiene su raíz en la glándula pituitaria. Resplandece el chacra frontal con los colores inmaculados de las noches románticas del plenilunio. Realmente el chacra frontal tiene muchos esplendores divinos; pero sus pétalos fundamentales son únicamente dos.

El desarrollo total y completo del chacra frontal significa suprema beatitud y liberación absoluta. El chacra frontal tiene ocho poderes mayores, y treinta y seis menores.

El chacra frontal nos hace clarividentes. El clarividente debe tener mente de niño. Cuando el clarividente permite que el yo sea el traductor de sus visiones, entonces se convierte en calumniador de la gente.

El clarividente debe ser tan sencillo y humilde como la tímida y perfumada florecilla de la noche estrellada.

El clarividente deberá ser como un jardín sellado con siete sellos.

El verdadero vidente nunca dice que es vidente. El verdadero vidente debe ser humilde y modesto. El vidente debe aprender a ver en ausencia del yo. Ver sin traducir. Ver sin juzgar.

El chacra frontal se desarrolla con la profunda meditación interna.

“Y escribe al ángel (atómico) de la iglesia en Filadelfia: Estas cosas dice el santo, el verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Ap. 3: 7).

La llave de David es la llave del templo interno de cada hombre. Debemos edificar el templo sobre la peña viva. La llave del templo es la llave del Arca de la Ciencia. Esa llave es el Arcano A.Z.F. El Hijo del Hombre, abre, y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.

No arrojéis piedras desde el interior del templo. No uséis la clarividencia para herir al prójimo, tened piedad para los que sufren, piedad para los que lloran. No los hieras, ámalos. No convirtáis el templo en cueva de mercaderes.

“Yo conozco tus obras: He aquí, he dado una puerta abierta, delante de ti (la puerta del chacra frontal), que ninguno puede cerrar; Porque tienes un poco de potencia, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo doy de la sinagoga de Satanás, los que se dicen ser judíos, y no lo son, mas mienten. He aquí yo los constreñiré a que vengan y adoren delante de tus pies, y sepan que yo te he amado” (Ap. 3: 8, 9).

Judíos auténticos son únicamente los hijos del león de la tribu de Judá (los Cristificados). Aquellos que dicen ser judíos (iluminados) y no lo son, mienten entonces.

Realmente esa gente pertenece a la sinagoga de Satanás. Esa gente no puede entrar al templo de Filadelfia.

Cuando el clarividente es mago negro, el chacra frontal está controlado entonces por esa mujer Jezabel (que se dice profetisa). El mago negro tiene clarividencia tenebrosa.

El chacra frontal del mago negro sólo funciona en el abismo. En los infiernos atómicos de la naturaleza, los tenebrosos asumen el aspecto de maestros amigos de los Maestros, para hacer cosas horribles.

Cuando los clarividentes de Jezabel se ponen en contacto con esos tenebrosos disfrazados, entonces de hecho se convierten en calumniadores del prójimo.

El verdadero clarividente iluminado no es capaz de calumniar al prójimo. El clarividente iluminado ve en ausencia del yo. El clarividente iluminado usa su facultad con suprema sabiduría para aconsejar y ayudar al prójimo.

Hay que decapitar a Jezabel. Hay que poner la clarividencia al servicio del Cordero Inmolado. Hay que profetizar con sabiduría.

“Porque has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo, para probar a los que moran en la tierra (ya estamos en la hora de la gran tentación). He aquí, yo vengo presto; retén lo que tienes (el fuego) para que ninguno tome tu corona (no te la dejes quitar de Satán)” (Ap. 3: 10, 11).

No gastes el vino sagrado. Sé casto.

“Al que venciere, yo te haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; Y escribiré sobre él, el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las iglesias” (Ap. 3:12,13).

En el ascenso hacia los mundos superiores, despierta el sexto sentido, la divina clarividencia.

Y escribiré sobre él, en su frente, el nombre del Cordero, y el nombre de la nueva Jerusalem de arriba (los mundos superiores), donde somos recibidos con palmas y alabanzas y fiestas, cuando nos libertamos de los cuatro cuerpos de pecado.

Y la nueva Jerusalem desciende del cielo, de con mi Dios, ataviada como una esposa para recibir a su marido.

Samael Aun Weor

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