Cuando la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes llega a la glándula pineal, situada en el cerebro, entonces se abre la iglesia de Laodicea.
La glándula pineal está situada en el tope superior del cerebro, y es la reina de las glándulas. Entre las glándulas pituitaria y pineal existe un canalillo sumamente sutil, ya desaparecido en los cadáveres. Por ese canalillo debe pasar el fuego hasta el entrecejo. Luego anda el fuego hasta la raíz de la nariz. Realmente allí hay un campo magnético especial donde mora el átomo del Padre. Cuando aspiramos a la Gran Luz, entonces inhalamos billonadas de átomos aspirantes que penetran por las fosas nasales hasta el campo magnético de la raíz de la nariz, donde está el átomo del Padre. Las glándulas sexuales y la glándula pineal se hallan correlacionadas íntimamente. De la potencia sexual depende la potencia de la glándula pineal.
En la glándula pineal está el átomo del Espíritu Santo. En la glándula pituitaria está el átomo del Hijo. En el campo magnético de la raíz de la nariz, reside el átomo del Padre. La glándula pineal tiene tan sólo cinco milímetros de diámetro y está rodeada de una fina arenilla. El loto de la glándula pineal tiene mil pétalos que resplandecen formando la corona de los santos. En la corona de los santos resplandece toda la gloria del zodiaco interno. En el microcosmos hombre, existe todo un zodíaco atómico que brilla y centellea. Esa es la aureola resplandeciente de la cabeza de los santos.
Tal como es arriba es abajo. El zodíaco de los cielos estrellados está gobernado por veinticuatro ancianos.
El zodíaco hombre está también gobernado por veinticuatro dioses atómicos que tienen sus tronos en el cerebro. El aura de los veinticuatro dioses atómicos centellea en la corona de los santos.
Allá arriba, en los cielos estrellados, los siete espíritus ante el trono del Cordero. Aquí abajo en el microcosmos hombre, los siete ángeles atómicos que gobiernan las siete iglesias de la médula espinal. “Tal como es arriba es abajo”.
La glándula pineal es la ventana de Brahma; el ojo de diamante; el ojo de la Polividencia. En este chacra reside la vista intuitiva; el ojo del espíritu. Este chacra esplendoroso y divino está asociado a la corona de espinas que hace sangrar las sienes de todos los Cristificados.
Con este chacra podemos estudiar la divina sabiduría del nirvana.
Este chacra nos permite ver y saber instantáneamente. Ver con el ojo de diamante significa transportarnos espiritualmente al lugar que estamos viendo. El que haya desarrollado el chacra coronario puede abandonar todos sus vehículos internos instantáneamente cada vez que así lo quiera. Cuando el íntimo funciona sin vehículos de ninguna especie en el mundo de la niebla de fuego, entonces alcanzamos el éxtasis perfecto. Cuando el fuego toca al átomo del Padre adviene la primera iniciación del fuego.
Las glándulas epífisis e hipófisis (pineal y pituitaria) tienen cada una su irradiación, su aura propia. Cuando estas dos auras glandulares se mezclan, entonces un chorro de luz sale por la puerta del chacra frontal.
Al llegar a estas alturas esotéricas, el iniciado recibe la “Iniciación”. El iniciado tiene que subir los siete grados de poder del fuego. En el chacra frontal de los grandes iniciados brilla resplandeciente con inmaculada blancura, la estrella pentagonal.
Unos resucitan en el fuego y otros en la luz. Primero resucitamos en el fuego, y luego en la luz. Conforme aspiramos a la luz, llegan al campo magnético de la nariz millones de átomos aspirantes que luego pasan al corazón. En el corazón reside el átomo “Nous”.
Ese átomo gobierna a todos los átomos del organismo. En el sistema seminal existe el átomo Maestro. Con la Alkimia sexual ese átomo sube al cerebro para Enseñarnos la sabiduría de la naturaleza.
Todo aquel que llegue a la quinta iniciación de misterios mayores se convierte en hermano mayor de la humanidad.
Antes que puedas llegar al Valle del Refugio, llamado Sendero del Conocimiento Puro, tendrás que sacrificarte por amor a la humanidad. El quinto sendero es supremo amor, suprema caridad y suprema obediencia al Padre.
Cuando la serpiente sagrada pasa por aquel centro cerebral donde está la fontanela frontal de los recién nacidos, entonces una parte del fuego se escapa vertiéndose en el mundo exterior. En esos instantes toda el aura resplandece con el fuego, y la blanca paloma inmaculada y divina del Espíritu Santo entra en nosotros. Todos los vehículos internos del iniciado deben ser crucificados y estigmatizados en el Gólgota del supremo sacrificio. En el cerebro está el Gólgota del Padre. Tenemos que subir hasta el Gólgota llevando la cruz a cuestas.
Los veinticuatro ancianos lanzan sus coronas a los pies del Cordero. Aquel que abre la iglesia de Laodicea debe arrojar su corona humildemente a los pies del Cordero.
Con la meditación interna se desarrolla y desenvuelve el loto resplandeciente de los mil pétalos.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero, recuerda que todo aquel que quiere llegar a la ciencia mística tiene que negarse y despegarse de cinco cosas: Primera, de las humanas Pasiones, distracciones y vicios de las multitudes. Segunda, de las cosas vanas y pasajeras del mundo. Tercera, de los mismos poderes ocultos; teniéndolos en abundancia, sed como quien no los tiene. Cuarta, despégate de ti mismo; convéncete de que, por muy exaltado y grandioso que sea tu Dios interno, tú no eres más que la sombra de tu Dios, una sombra pecadora que debe ser aniquilada. La quinta es resolverte a morir.
No aspires a inmortalizar tu yo. Resuélvete a morir totalmente porque no eres sino una pobre sombra pecadora. Entonces te perderás en tu Dios interno y sólo quedará morando dentro de tu alma Cristificada, el hijo del hombre. Tú que has abierto las siete iglesias, recuerda que los poderes ocultos son muy divinos, pero peligrosos.
Si no disolvemos al yo, sucede que el yo, armado de todos estos poderes quiere hacer algo, y desea ser grande y poderoso. Aquellos iniciados que se apegan a los poderes mágicos se salen de la humildad y de la nada y caen en el abismo de perdición.
Si quieres encarnar al Cordero, recuerda a cada instante tu propia miseria. Esa nada y el reconocimiento de tu propio pecado y miseria, es el medio para que tu Dios que está a la espera, obre dentro de ti mismo maravillas y prodigios.
Ayunad, orad, vestios de saco y cilicios y haced mucha penitencia. Nunca contéis vuestras visiones sagradas a nadie. Recordad que Jezabel (que se dice profetisa), goza hablando a las gentes de todas sus visiones.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero, aprende a callar.
Jamás hables de las iniciaciones del Bienamado. Esas cosas íntimas de la iniciación son muy sagradas.
El Bienamado puede estar lleno de iniciaciones y poderes; pero tú no eres más que una pobre sombra pecadora. Es urgente que llegues a la aniquilación del yo.
Nunca digas yo tengo tantas iniciaciones; Fulano tiene tantas iniciaciones, porque el “yo” tuyo jamás ha recibido ninguna iniciación. Las iniciaciones son muy sagradas.
Sólo el íntimo es el único que recibe iniciaciones y grados y fiestas. Las iniciaciones son para el íntimo. Tú no eres más que una sombra que debe ser aniquilada.
“Y escribe al Ángel (atómico) de la iglesia de Laodicea. He aquí dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. Yo conozco tus obras, que ni eres frió, ni caliente.
¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío, ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Ap. 3: 14-16).
¡Ay de los tibios! Realmente los tibios no podrán entrar en el sendero secreto. Los tibios son parásitos de la naturaleza. Muchas veces un gran pecador está más cerca de la redención, que un devoto tibio. A los tibios “los vomitaré de mi boca”.
Realmente el tibio dice:
“Yo soy rico (yo estoy lleno de ciencia, etc.), y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo. Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego (mediante el fuego sexual debemos transmutar el plomo de la personalidad en el oro purísimo del Espíritu Divino); Para que seas hecho rico (espiritualmente), y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas” (Ap. 3: 17, 18).
El colirio de la castidad es la materia prima de la Gran Obra, ese santo colirio nos abre el ojo de la Polividencia. De la potencia sexual depende la potencia de la glándula pineal.
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso (vigilante) y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyera mi voz y abriera la puerta (la glándula pineal es la puerta del alma) entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Ap. 3: 19, 20).
El Cordero entra en nosotros por la puerta de la glándula pineal.
Al entrar el Cordero dentro del alma. Él se transforma en ella y ella en Él. Entonces resucitamos al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mí trono; así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su Trono” (Ap. 3: 21). El alma mezclada con el Cordero, es el Hijo del Hombre que se sienta en su trono. El Hijo del Hombre es un vencedor. Él venció a Satán. Él tiene derecho a sentarse en el Trono del Padre, porque el Hijo es Uno con el Padre, y el Padre Uno con el Hijo. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 3: 22).
El Cordero debe entrar dentro del espíritu (íntimo) y dentro del alma, y dentro del cuerpo del hombre.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero recuerda que debes edificar tu templo sobre la piedra viva, para que el Cordero entre a cenar contigo.
El Templo de la Sabiduría tiene siete columnas de fuego vivo. Si quieres la iniciación, escríbela sobre una vara.
Sólo con INRI, podrás llegar hasta el Gólgota del Padre.