EVOLUCIÓN ELEMENTAL
Akasha y Prana son eternos.
Cuando Prana entra en actividad, las oleadas “monádicas” se revisten de vehículos y se expresan como “Elementales”. Las corrientes elementales involucionan y evolucionan. Descienden del cielo, de Urania, y ascienden nuevamente hacia el infinito. Este flujo y reflujo de la vida resuena eternamente con el “KUNG” Chino. La naturaleza tiene 7 elementos poblados de elementales.
Los elementales descienden de los mundos de la luz hasta el reino mineral y ascienden desde el reino mineral hasta los mundos de la luz.
Existen los elementales del reino mineral, vegetal y animal. Los elementales más evolucionados del reino mineral ingresan al reino vegetal. Los elementales más evolucionados del reino vegetal ingresan al reino animal. Los elementales evolucionados del reino animal ingresan al reino humano. Los elementales son eternos. En todo elemental existe una chispa divina, el ÍNTIMO. Todos los seres humanos fuimos “Elementales”.
Yo SAMAEL AUN WEOR, Arzobispo de la Santa Iglesia Gnóstica, Maestro de Misterios Mayores de la Logia Blanca, Iniciador de la Nueva Era y Gran “Avatara” de Acuario, hago las siguientes declaraciones:
1°- Todo lo que Franz Hartmann escribió sobre los elementales.
2°- Todo lo que Leadbeater escribió sobre la evolución elemental.
3°- Todo lo que los escritores espiritualistas han escrito sobre los elementales, está lleno de gravísimos errores.
4°- Ninguna oleada evolucionante podría ingresar al reino dévico o angélico, sin haber pasado por la gigantesca evolución humana.
5°- No hay hombre que no haya sido elemental ni corriente elemental que no ingrese al estado humano.
6°- Si observamos clarividentemente el interior de una piedra, podemos entonces ver millones de elementales minerales evolucionando en esa piedra; la piedra viene a ser tan sólo el cuerpo físico de esos elementales minerales, como las plantas lo son de los elementales vegetales.
7°- Si observamos un animal, vemos que el cuerpo del animal es el cuerpo de un elemental animal que está preparándose para ingresar al estado humano.
Se hacen estas fundamentales declaraciones para que todos los estudiantes espiritualistas abran los ojos y abandonen esas Logias horribles del Teosofismo y del Rosacrucismo, que sólo producen degeneración en millares de almas.
Existen ciertas criaturas elementales de apariencia animal sobre las cuales basta actuar para desencadenar una tempestad o para detenerla.
En ciertos lugares donde hay oro enterrado, los elementales minerales suelen aparecerse como una gallina de oro con sus polluelos o como pequeños niños de oro, que luego se sumergen en el lugar donde está el oro enterrado.
Todo elemental tiene su nombre propio, y el nombre de todo elemental es eterno. “Samitania”, es un elemental animal muy antiguo; en el futuro su chispa virginal lo despertará completamente para encarnarlo en cuerpo humano. “Sereniyo” es el jefe elemental de un grupo de palomas torcaces que habitan en los cerros de la Cordillera Oriental de Colombia. Tiene la apariencia de una figura infantil con vestido de plumas y alas de pájaro.
Los elementales de los árboles gigantescos parecen gigantes.
Los tesoros enterrados quedan vigilados por los guardianes elementales, y sólo son encontrados cuando estos guardianes los entregan por orden de los Señores del Karma. Estos guardianes elementales pueden llevar sus tesoros a otros lugares, poniéndolos en estado de “Jinas”. Así es como nadie puede pasar por sobre la voluntad de los Señores del Karma.
EL EGIPTO ELEMENTAL
La civilización egipcia data de un período neptuniano-amentino antiquísimo.
La Esfinge, que ha resistido el curso de los siglos, es tan sólo la imagen de la Esfinge elemental de la Diosa Naturaleza. Esta Esfinge elemental es la suprema maestra de toda la magia elemental de la Naturaleza.
Cuando el Maestro llega a la quinta Iniciación de Misterios Mayores, aparecen ante él siete caminos, entre los cuales debe escoger uno. A la Evolución Dévica corresponde uno de ellos. Los Devas son los Dioses de los paraísos elementales de la Naturaleza.
AGNI, Dios elemental del Fuego, restaura los poderes ígneos de nuestros siete cuerpos, a través de cada una de las siete Grandes Iniciaciones de Misterios Mayores. La misma Diosa Naturaleza es un “Gurú-Deva” que gobierna a la creación.
APOLO, Dios del Fuego, guió la civilización griega por boca de las pitonisas del oráculo de Delfos.
OSIRIS y HORUS, fueron los grandes Dioses elementales del viejo Egipto.
En el colegio de la Esfinge podemos estudiar los grandes misterios de la magia elemental de la Naturaleza. Los Gurú-Devas, trabajan con la Naturaleza entera y con el hombre y son verdaderos Maestros de compasión.
INDRA, Dios del Éter, AGNI, Dios del Fuego, PAVANA Dios del aire, KITICHI, Dios de la Tierra. Estos Gurús-Devas gobiernan los paraísos elementales de la Diosa Elemental del mundo.
Se equivoca Medina Cifuentes, autor de «Tesoros Ocultos» al afirmar absurdamente que los Devas ya nada tienen que ver con la evolución humana. Los Gurú-Devas trabajan con el hombre y con los elementales de la gran Naturaleza. Todos los Gurús-Devas parecen verdaderos niños inocentes. Viven y juegan como niños. Son discípulos de la Esfinge Elemental de la Naturaleza, gran Maestro de estos Niños-Devas.
MAESTROS Y DISCÍPULOS
Hay una diferencia fundamental entre aquellos que ya han logrado la unión con el ÍNTIMO, o sea, los maestros, y los que aún no han logrado todavía esa unión, esto es, los discípulos.
El maestro tiene la espada flamígera; el discípulo todavía no la tiene. La espada flamígera da al maestro un poder terrible sobre todos los elementales de la naturaleza. Ante esa espada que arroja fuego y llamas, tiemblan todas las poblaciones elementales de la tierra, del agua, del aire y del fuego. El maestro puede actuar sobre millones de elementales vegetales simultáneamente.
El discípulo no tiene ese poder, porque aún no ha recibido la espada flamígera. El discípulo debe ser minucioso y exacto con el ritual de una planta, para que el elemental de esa planta le obedezca.
El maestro no necesita ni siquiera tocar la planta, puede actuar sobre el elemental de ella a remotas distancias, porque el elemental de la planta tiembla de terror ante la espada flamígera del maestro. El maestro con solo desenvainar su espada, se hace obedecer de millones de elementales en un momento dado.
El discípulo no puede actuar sobre varios elementales a un mismo tiempo; tiene que actuar sobre cada elemental vegetal por separado, practicando alrededor de cada planta, el rito de la magia elemental.
El maestro puede ordenarle a su intercesor elemental, realizar determinados trabajos de magia elemental, y el intercesor obedecerá, porque tiembla de terror ante la espada flamígera del maestro.
El discípulo, como todavía no posee la espada, tampoco tiene el poder de mandar a su intercesor elemental.
EL INSTRUCTOR ELEMENTAL DEL MÉDICO GNÓSTICO
Todo ser humano posee un instructor elemental. Ese instructor elemental está hecho con sustancias elementales de la naturaleza, y el creador fue el mismo hombre. El hombre creó a su instructor elemental, cuando el hombre fue elemental.
Las aspiraciones del hombre elemental engendraron a su instructor elemental, y lo crearon. El instructor elemental del médico Gnóstico es un Maestro en “ELEMENTOTERAPIA”.
Cuando los lectores de este libro, quieran hacer uso medicinal de una planta, deben acudir a su “Intercesor Elemental”, rogándole practique el rito elemental de la planta, y ligue al elemento vegetal, al órgano enfermo del paciente. Sólo se le debe dar libertad al elemental vegetal, cuando ya haya sanado el cuerpo del paciente. Entonces, ya sano el enfermo, se le ruega al Intercesor Elemental, poner en libertad al elemental vegetal.
La gente que vive en la ciudad, y que tiene que comprar las hierbas en el mercado, practicará alrededor de la planta el rito elemental, rogando luego a su intercesor elemental, ligar el elemental de la planta al órgano u órganos enfermos del paciente.
Entonces el intercesor elemental, ligará con cordones fluídicos el elemental de la planta al órgano u órganos enfermos del paciente. Es asombroso contemplar al elemental vegetal sanando al enfermo, reconstruyendo los órganos enfermos del paciente.
Como son millones las plantas medicinales, es claro que nuestros lectores necesitarían ser pozos de sapiencia, o Gurús-Devas, para saberse de memoria todos los ritos elementales de todos los vegetales de la naturaleza. Afortunadamente cada ser humano tiene un intercesor elemental de la naturaleza, el cual sí tiene esa sapiencia elemental. Invoque entonces el médico Gnóstico, a la persona que va a echar una hierba a la olla, rogándole que practique el rito elemental de la planta, y ligue ese elemental vegetal a los órganos enfermos del paciente. Así, esos elementales vegetales quedarán ligados con cordones astrales a los órganos enfermos del paciente, y estos enfermos sanarán, porque no son las plantas las que curan, sino los elementales vegetales de ellas.
Cada vegetal tiene su elemental, y por lo tanto, hay que rogarle al intercesor elemental practique el rito de cada planta. El intercesor elemental es nuestro mismo instructor elemental de la naturaleza.
El instructor elemental posee la suprema sabiduría en magia elemental de la naturaleza. Con su ayuda podemos abrir los almacenes y registros de la Madre Naturaleza, y podemos estudiar la profunda sabiduría encerrada en las memorias del mundo elemental.
Todo aquel que reciba la Espada de la Justicia, tiene el poder de dirigir a su instructor elemental y hacerlo visible a sus discípulos para protegerlos de los magos negros.
Durante el reinado del emperador Carlo Magno, muchas gentes y seres elementales penetraron profundamente en nuestra atmósfera física, y fue precisamente por ese tiempo que nació la literatura romántica de la “Mesa Redonda” y de los “Caballeros del Rey Arturo”.
Los grandes reyes elementales de la naturaleza viven en un estado de dicha inefable, ellos son dioses creadores. La Magia-Natural o Elementoterapia, es tan antigua como el mundo; este conocimiento pasó de los Lemures a los Atlantes, y de allí fue transferido a los grandes Hierofantes del viejo Egipto.
Si consultamos la historia, nos daremos exacta cuenta de que los grandes hombres del pasado estudiaron bajo las protectoras alas del Egipto elemental. Solón, el gran legislador griego, Moisés, Apolonio de Tiana, todos ellos recibieron su sabiduría del Egipto elemental.
Los cimientos del gran período egipcio, están fundados sobre una antiquísima actividad neptuniana basada en las leyes elementales de la naturaleza. Los egipcios denominaron a esa profunda conciencia neptuniana, el “Amenti”.
Cuando el médico Gnóstico se afilia a una escuela interna de magia elemental, tiene que estar bien ejercitado en cuerpo astral, para poder traer todos sus recuerdos al cerebro físico.
En el Egipto elemental, existe una escuela de magia elemental, a la cual puede afiliarse el estudiante. Esta escuela es el templo de la Esfinge Elemental.
Toda la naturaleza es el cuerpo de una diosa que existe en el plano astral; esa diosa tiene en su cabeza una gran corona de reina, y usa túnica blanca resplandeciente. Ella es la que manda en la naturaleza, y es la bendita Diosa Madre del Mundo. En los mundos internos tiene un templo donde oficia y manda; ese templo tiene dos altares, y en medio de ellos vemos un león de oro macizo, que simboliza al “León de la Ley”.
Es necesario que el mago aprenda a hablar con esa diosa en el plano astral. La Diosa Madre del Mundo también tiene un intercesor elemental que es la Esfinge elemental de la naturaleza. El mago debe aprender a mandar esa esfinge y a conversar con esa Diosa para hacerse amo de la creación entera.
“Salve NUIT, eterna Seidad Cósmica”.
“Salve NUIT, luz de los cielos”.
“Salve NUIT, alma primordial y única”.
“IAO IAO IAO IAO”.
“Entonces cayó el sacerdote en un profundo éxtasis y habló a la reina del cielo: Escribe para nosotros tus enseñanzas. Escribe para nosotros tus rituales. Escribe para nosotros la luz”.
“Y la reina del cielo, dijo de este modo: Mis enseñanzas no las escribo. No puedo. Mis rituales en cambio, serán escritos para todos, en aquella parte que no son secretos. La ley es así por un igual. Hay que operar por la acción del Báculo y por la acción de la Espada. Esto deberá aprenderse y así deberá enseñarse” (Fragmento del Ritual Gnóstico de Segundo Grado).
En la escuela de la esfinge elemental de la naturaleza aprendemos la poderosa sabiduría elemental. Esta escuela se halla en el mundo astral, y el que quiera afiliarse a ella tiene que saber viajar en cuerpo astral.
La imagen de la esfinge es tan solo el símbolo material de un gran genio elemental de la naturaleza, el único guardián de la antiquísima sabiduría de la gran Madre Naturaleza.
Cuando algún Gnóstico solicita entrada a ese Templo de la Esfinge, los guardianes lo examinan minuciosamente para ver si es digno y merecedor de entrar e ingresar a esa escuela como discípulo. En términos de magia práctica, ello significa que se “mide” su columna espinal. Para el efecto se une momentáneamente al estudiante con su Íntimo, y se le ordena alargarse para “medirle” la columna espinal, y si el “Guardián o Tejador” se lo permite, ingresará al templo como discípulo.
Los masones de la antigüedad eran discípulos de esta escuela de magia elemental. El Maestro de esta escuela es un antiguo Faraón Iniciado, que enseña a sus discípulos la Magia Elemental.
Existe también en ese viejo Egipto elemental, el “Gallo” o “GAIO”, con su “I.A.O”. Este es un Dios elemental de la naturaleza, que asume la figura del “gallo”, y si el discípulo desea despertar su Kundalini, puede rogarle a ese Dios elemental de la naturaleza, y recibirá ayuda, pues este Maestro elemental es profundo en la sabiduría de la serpiente.
El gallo no podía faltar en la pasión del Señor; él es el símbolo de la fuerza sexual. El “gallo” de la pasión es sagrado.
Los átomos elementales de la naturaleza son “Prana”. Las conciencias elementales de la naturaleza son “Prana”, es decir vida, y el que hable contra los elementales habla contra la vida, y los príncipes de los elementales le cierran las puertas.
Los dioses elementales son imponentes y terribles, especialmente HORUS (se pronuncia Aurus), que en su antebrazo lleva varios brazaletes o anillos de oro macizo, y cuando entrega uno de estos a un “Iniciado”, entonces éste se convierte en guía de un gran pueblo.
El colegio de la Esfinge Elemental de la naturaleza está dentro de las entrañas mismas de la naturaleza, y es allí donde somos introducidos y se nos presenta el “Código” de las leyes de ésta. Pero para ello tenemos que pasar primero una gran prueba, llamada en ocultismo “La prueba del Santuario”. Muy pocos son los seres que han podido pasar esa gran prueba, y aquellos que la pasan reciben un “anillo” de sustancia “monádica”, en el cual está grabado el Sello de Salomón.
El médico Gnóstico debe aprender a utilizar su “Instructor Elemental” para curar a los enfermos. El médico Gnóstico debe aprender a manipular las sustancias elementales de la naturaleza para curar. PRANA está hecho de las más variadas sustancias elementales de la naturaleza que el médico gnóstico debe aprender a manipular.
Samael Aun Weor