La negligencia y el descuido conducen a todo ser humano al fracaso.
Ser negligente es, como dijéramos, Nec Legere, no elegir, entregarse en brazos del fracaso.
La negligencia es del ego y su contrario es la intuición, que es del Ser. El ego no puede elegir ni distinguir, el Ser si.
Sólo mediante la viva encarnación de la Revolución de la Dialéctica aprenderemos a “elegir” para no tener más fracasos en la vida.