Ante todo debo decirles que esta plática es de tipo, dijéramos, esoterista. Obviamente no podría interesarle a nadie que no estuviese en relación con este tipo de ideas.
¿Qué es lo que más nos preocupa a nosotros en la vida? ¿Cuál es nuestro mayor anhelo? Necesitamos saber de dónde venimos, quiénes somos, para qué existimos y cuál es el objeto de nuestra existencia.
¿De qué serviría vivir sin saber quiénes somos? ¿De qué serviría existir por existir? La vida a la larga se volvería rutinaria, cansona. Ha llegado la hora, pues, de AUTOEXPLORARNOS PARA CONOCERNOS A SÍ MISMOS, tal cual somos.
Muchas teorías se han escrito y se seguirán escribiendo, mucho es lo que se ha dicho y lo que se seguirá diciendo, pero la gente sigue como siempre en la ignorancia: Nadie sabe nada sobre sí mismo. Conocemos grandes intelectuales, lumbreras del saber, eruditos, pero, sobre sí mismos, nada saben.
Mucho, en realidad de verdad, es lo que se opina y poco lo que de verdad se sabe. Estamos aquí, precisamente, para tratar de inquirir, de buscar, de indagar. Ustedes están aquí para escucharme y Yo para hablarles. Mutuamente, unidos, por medio de la Comprensión Creadora, debemos todos, aquí, tratar de inquirir, tratar de explorar el enigma maravilloso de sí mismos.
¿Quiénes somos? ¿Por qué existimos? ¿Dónde estábamos antes de nacer? ¿Qué es lo que nos aguarda más allá del sepulcro? ¡Enigmas!…
¿De qué sirve que nos metamos cincuenta mil teorías en la cabeza, si en verdad nada sabemos sobre nosotros mismos?
La gente nace, crece, se reproduce, envejece y muere, en la más completa ignorancia. ¿Teorías? Las hay y preciosas. ¿Sectas? Por millones, ¿y qué?
Todos aquí, reunidos, vamos a tratar de inquirir, de buscar, de indagar. Ha llegado la hora, el momento de saber algo sobre sí mismos.
¿De qué nos serviría meternos en la cabeza cincuenta mil teorías, si nada sabemos sobre nosotros mismos? ¿De qué serviría que leyésemos y leyésemos libros, si sobre sí mismos nada sabemos? Lo que otros digan, bien dicho, pero eso no nos consta; lo que otros afirmen puede ser muy bello, pero nada sabemos sobre sí mismos.
Estamos todos, aquí, reunidos, precisamente para tratar de buscar, de inquirir: ¿De dónde venimos y para dónde vamos? ¿Dónde estábamos antes de nacer? ¿Dónde estaremos cuando nuestro cuerpo de carne y hueso vaya al sepulcro?
Son enigmas que nadie nos ha resuelto, ni los Sabios más sabios de la Ciencia, son enigmas que debemos aclarar. El objeto, pues, de nuestra reunión, aquí, esta noche, es precisamente para tratar, en mutuo acuerdo, de inquirir algo, de saber algo sobre el enigma de nuestra propia vida.
Ante todo, vamos, aquí reunidos, a tratar de autoexplorarnos: Tenemos un cuerpo de carne y hueso, un cuerpo que está formado por órganos. Cada órgano tiene su función específica completamente definida. Pero también hay algo más, pensamos, sentimos, deseamos, tenemos ideas, y la Ciencia nada nos dice sobre eso.
Obviamente EXISTE UNA PSICOLOGÍA INDIVIDUAL, cada uno de nosotros tiene su propia psicología. Desgraciadamente, las gentes en su mayoría no aceptan que tienen una psicología.
Fácilmente aceptan que tienen un cuerpo de carne y hueso porque lo ven, porque lo pueden tocar, pero no aceptan una psicología porque no la ven, porque no la pueden palpar.
Cuando alguien acepta que tiene una psicología, de hecho comienza a observarse a sí mismo.
En tanto las gentes no se observen a sí mismas, toda posibilidad de cambio resulta imposible.
Mas cuando las gentes comienzan a autoobservarse las posibilidades de cambio se hacen manifiestas.
Al observarnos a sí mismos, descubrimos que tenemos una vida interior. Nuestros pensamientos son internos, invisibles, nadie los puede ver, sin embargo, son reales para nosotros; nuestras ideas son invisibles, nadie las puede ver, pero existen; nuestras emociones tienen realidad aunque nadie las vea, aunque no se puedan poner sobre la mesa de un laboratorio para examinarlas.
La Mente, como Fuerza, está demostrada. Ya oyeron ustedes el caso este, tan sonado, de URI GELLER, el hombre que con su FUERZA MENTAL dobla metales. Entonces ha quedado demostrado que la Mente tiene Fuerza. Existen aparatos que pueden medir la Fuerza de la Mente. Así pues, la Fuerza Mental está demostrada.
Otro tanto podría decirse de las emociones, de los sentimientos; obviamente, cada emoción tiene su tipo de onda, cada sentimiento…
Cuando uno escudriña su organismo descubre la célula viva. Los científicos pueden jugar con la mecánica de los fenómenos, pero, ¿qué saben ellos sobre el FONDO VITAL? ¡Nada! Pueden los hombres de Ciencia hacer inseminaciones artificiales, pero jamás han podido crear un zoospermo y un óvulo con suficiente posibilidad de dar una nueva criatura.
Se han inventado poderosas naves que han ido a la Luna, pero no se han podido inventar una semilla de la más insignificante hierba, de esas que existen sobre la faz de la Tierra, capaz de germinar.
Y si ponemos sobre la mesa de un laboratorio los elementos químicos con los cuales está formado un zoospermo y un óvulo, podrán los científicos hacer el zoospermo y el óvulo, pero de allí no saldrá una nueva criatura.
Don Alfonso Herrera, el gran sabio Mexicano (honra y gloria de nosotros, los Mexicanos), inventó la CÉLULA ARTIFICIAL, una célula maravillosa.
Bien saben los científicos que Don Alfonso es el autor de la teoría de la PLASMOGENIA. Pero aquélla célula que él inventó, que él fabricó (igual en todo a una célula viva), fue una célula muerta, una célula que nunca tuvo verdadera vida.
¿En qué se basan LOS CIENTÍFICOS MATERIALISTAS enemigos del Eterno para negar lo Divinal? ¿En qué se fundamentan si NO SON CAPACES DE CREAR VIDA? ¿Cuál es su punto de apoyo?
Sin una base no es posible discutir. Afirmar que Dios no existe y no ser capaces de crear un zoospermo capaz de engendrar una criatura, es hacer una aseveración sin base, sin fundamento, es sencillamente lanzar una idea empírica; negar los VALORES ETERNOS DEL ESPÍRITU cuando no se es capaz de crear vida en un laboratorio, es, sencillamente, afirmar sofismas de distracción, sofismas absurdos.
Hasta ahora los científicos Materialistas, enemigos del Eterno, no han sido capaces de crear ni una mosca, juegan con lo que ya está hecho, injertan una planta mediante lo que ya está hecho; cogen una planta y con esa injertan otra, pero ellos no hacen la planta.
Sacan las semillas de un lugar y las pasan a otro lugar, pero ellos no hacen las semillas; unen dos pedazos de organismos diferentes para crear una cosa amorfa y ponerle un rótulo, pero ellos no hacen esos dos pedazos de organismos diferentes, ellos no los crean, ellos no les han dado la vida, y sin embargo, se atreven a negar la Divinidad.
¿Sobre qué base se atreven, si hasta ahora no han podido hacer lo que la Divinidad hace? Si ellos pudieran en un laboratorio hacer un zoospermo y un óvulo, ponerlo luego en una matriz artificial y de allí sacar una criatura, obviamente, estarían hablando contra la Divinidad sobre una base de acero inconmovible, pero hasta ahora no lo han hecho y ni lo podrán hacer jamás.
Lo que sucede es que el ANTICRISTO está activo; el Anticristo no es como muchos suponen una criatura venida por allá del Asia, o de la Europa o de cualquier otro lugar misterioso del mundo, no; el Anticristo no es otra cosa sino la FALSA CIENCIA que hace “milagros y prodigios” engañosos, y ante la cual se doblegan hasta los más poderosos Reyes de la Tierra.
¿Quién no se va a arrodillar al Anticristo? Él hace aviones supersónicos, barcos extraordinarios, submarinos atómicos, bombas para destruir ciudades indefensas, etc. ¿Qué rodilla no se va a hincar ante él? Pero son “milagros, prodigios” engañosos, porque jamás podrán crear vida.
Así pues, ha llegado la hora de autoexplorarnos para autoconocernos. Obviamente, dentro de cada uno de nosotros existe un Yo, dentro de cada uno de nosotros se halla el mí mismo, el sí mismo.
Pero, ¿qué es ese Yo? Hay que verlo, hay que tocarlo, hay que palparlo para saber qué es.
¿Pero dónde lo vamos a ver? ¿Fuera de sí mismos? ¡Absurdo! Tenemos que ver al Yo dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Cuando golpeamos en una puerta nos preguntan:
– ¿Quién es? Respondemos:
– Yo.
Ahora bien, ¿cómo sabremos nosotros qué es el Yo? Es necesario aprender a PENSAR PSICOLÓGICAMENTE.
Cuando uno aprende a pensar psicológicamente abre la MENTE INTERIOR, y entonces conoce de verdad, no porque otros lo digan o por lo que haya escrito fulano o zutano, o dejado de escribir, sino por Experiencia Directa, vívida, la Verdad, lo Real, los Misterios de la Vida y de la Muerte.
Dentro de nosotros hay Tres Mentes: La una es la MENTE SENSUAL, la Mente que se nutre con las Percepciones Sensoriales Externas.
Luego viene la MENTE INTERMEDIA, en la cual están las creencias, las Religiones, las Escuelas, las Sectas, etc.
Y más allá, en el fondo, está la MENTE INTERIOR, desgraciadamente está cerrada. Sólo con la Mente Interior podemos, de verdad, ver los Misterios de la Vida y de la Muerte.
Desgraciadamente, la gente está atrapada por la Mente Sensual, por la Mente de los Cinco Sentidos, por la Mente Materialista y grosera. Obviamente, la Mente Materialista no acepta nada Espiritual; la Mente Materialista y grosera, es Mente, exclusivamente, Sensual.
Jesús el Cristo dijo: “Cuidaos de la levadura de los Saduceos y de los Fariseos”. ¿Cuál es la LEVADURA DE LOS SADUCEOS? Es la Doctrina de los Materialistas, la DOCTRINA DE LA MENTE SENSUAL, la Doctrina de los Cinco Sentidos, Doctrina que niega lo Divinal, Doctrina que blasfema contra el Eterno; Doctrina que solamente cree en lo que pueden ver con sus Cinco Sentidos, en lo que pueden tocar, en lo que pueden palpar.
¿Cuál es la Mente Intermedia? Es, repito, la de los FARISEOS, son esas Doctrinas de las gentes que no niegan, que creen, pero que tan sólo se preocupan por creer, que NO TRABAJAN SOBRE SÍ MISMAS; son las gentes que asisten a sus cultos, a sus Sectas, a sus Escuelas de tipo Espiritual, pero que desgraciadamente no trabajan sobre sí mismas, que no intentan autodescubrirse, que no tienen inquietudes íntimas, que se contentan con creer y nada más que con creer. He ahí la Doctrina de los Fariseos. Pertenece a la Mente Intermedia.
Cuando uno aprende a pensar psicológicamente abre la Mente Interior, y entonces pueden llegar a CONOCER POR EXPERIENCIA DIRECTA los Misterios de la Vida y de la Muerte, no porque otros se lo digan o porque se lo dejen de decir, sino por sí mismo, por Experiencia Directa.
Como quiera que estamos aquí entre un ambiente culto, selecto, entre gente de estudios, pues, estamos naturalmente en este auditorio de la Universidad de Medicina, hablamos claramente sobre Psicología Trascendental.
Decía, y es verdad, que las gentes no admiten nada de tipo Espiritual porque están atrapadas por la Doctrina de los Cinco Sentidos, por la Doctrina de los Saduceos.
Otros no aceptan lo Esotérico o Espiritual porque están atrapados con la Doctrina de los Fariseos. Se contentan con las creencias muertas, pero no trabajan sobre sí mismos, no intentan autodescubrirse, no quieren saber nada sobre su propia existencia.
Dichosos los que se liberten de esas dos levaduras: La de los Saduceos y la de los Fariseos; dichosos los que habrán, directamente, las puertas de la Mente Interior.
Sólo pensando psicológicamente podemos abrir esas puertas maravillosas. Cuando uno comienza a observarse a sí mismo, empieza de hecho a pensar psicológicamente; cuando uno comienza hacer uso del Sentido de la Autoobservación psicológica, comienza a conocerse.
Amor, ¿Qué es el amor? Odio, ¿Qué es el odio? Envidia, ¿Cuál es la envidia? Vale la pena que nosotros tratemos de saber algo sobre sí mismos.
El egoísmo, la violencia, la envidia, el rencor, los resentimientos, no son sino manifestaciones del Ego, del Yo, del mí mismo, del sí mismo.
Obviamente, todos estamos llenos de contradicciones y nadie lo puede negar. Esto nos indica que EL YO no es una unidad como muchos creen, sino UNA MULTIPLICIDAD. Es decir, no tenemos un sólo Yo sino muchos Yoes: Yo tengo celos, Yo tengo ira, Yo tengo codicia, Yo tengo envidia, Yo tengo lujuria; Son diversos Yoes; diversos Yoes que luchan entre sí por la supremacía; diversos Yoes que quieren controlar los Centros del organismo humano. Así pues, dentro de cada persona hay muchas personas, es decir, muchos Yoes.
Cada Yo psicológico es diferente. Cada Yo psicológico tiene un CEREBRO INTELECTUAL, un CEREBRO EMOCIONAL y un CEREBRO MOTOR.
Dentro de nuestro cuerpo hay pugnas, hay luchas… ¿Quién podría pensar que dentro del organismo humano haya tanta pugna? ¿Quién podría admitir que, realmente, dentro de una persona vivan muchas personas? ¡Y es verdad, viven!
Cuando Yo era joven hablaba del Subconsciente y de sus reflejos, entonces comprendía que el Yo tenía muchos reflejos. Más tarde, entendí que el Yo era pluralizado, que dentro de una persona habitaban muchas personas y que esas muchas no guardaban concordancia alguna, no había un orden entre ellas: Se peleaban, reñían por la supremacía.
Y cuando una de ésas lograba imponerse en la máquina orgánica, entonces era, verdaderamente, cuando se manifestaba con todos sus adefesios, con todas sus aberraciones. Pero más tarde era desplazada por otros Yoes.
Ahora vamos entendiendo el por qué hay tantas contradicciones entre los seres humanos…
Si nos pudiésemos ver en un espejo de cuerpo entero tal como somos quedaríamos horrorizados de sí mismos. Nosotros tenemos dentro legión de Yoes; no un Yo, tenemos muchos Yoes.
Nosotros somos, dijéramos, marionetas movidas por múltiples entidades desconocidas. Los pensamientos que llegan a nuestra Mente no son nuestros, son ajenos, los trae algún Yo; las emociones que agitan nuestro corazón son puestas por algún otro Yo; los hábitos que poseemos son determinados por diferentes Yoes. Las aberraciones, los vicios, son el resultado de muchos Yoes que se expresan a través del organismo humano.
Nosotros no tenemos Conciencia de sí mismos, nuestra vida no nos pertenece, no somos dueños de nuestros pensamientos, no somos dueños de nuestros ideas, no somos dueños de nuestras palabras, no somos dueños de nuestras emociones; nosotros somos simples máquinas movidas por una multiplicidad enorme de Yoes. Ése es el estado en que nos encontramos. Pero para llegar a estas conclusiones, necesita uno autoobservarse, para verse.
Es en el terreno de la vida práctica donde podemos autodescubrirnos. LA VIDA PRÁCTICA ES EL GIMNASIO PSICOLÓGICO donde debemos vernos de cuerpo entero, tal como somos.
En relación… …basta estar en ese Estado de ALERTA PERCEPCIÓN, de ALERTA NOVEDAD, para vernos en cada instante, en cada momento. Sólo con el Estado de Alerta podremos, verdaderamente, autodescubrirnos.
Existe en el ser humano el SENTIDO DE LA AUTOOBSERVACIÓN PSICOLÓGICA, se halla latente, mas puede ser despertado. Ese sentido extraordinario empieza a funcionar cuando nosotros lo usamos; a medida que lo usemos se irá desenvolviendo, desarrollando y manifestándose.
El sentido de la Autoobservación Psicológica nos permitirá ver que cada Yo personifica un defecto. El sentido de la Autoobservación Psicológica, a medida que se desarrolle, nos podrá permitir ver a los Yoes.
Una cosa es ver un Yo y otra cosa es comprender que tiene un Yo. Cuando uno ve que tiene un Yo lo comprende, pero hay que verlo, y estos tienen múltiples formas y figuras.
La cruda realidad de los hechos es que, nuestra CONCIENCIA se encuentra EMBOTELLADA, enfrascada, embutida entre toda esa multiplicidad de Yoes, entre todo ese enjambre tenebroso y abominable que llevamos en nuestro interior. La Conciencia de nosotros está DORMIDA, está metida dentro de un calabozo, o dentro de muchos calabozos, porque cada Yo es un calabozo, una horrible prisión.
La Conciencia de nosotros se procesa en virtud de su propio embotellamiento. Ahora comprenderán ustedes por qué no sabemos nada sobre los Misterios de la Vida y de la Muerte.
Nos contentamos con creer, nos contentamos con repetir lo que otros dicen, nos contentamos con afirmar o negar, nos contentamos con discutir, pero nada, nada, nada sabemos directamente sobre sí mismos.
Es necesario LIBERTAR LA CONCIENCIA, sacarla de entre esa multiplicidad de los Yoes, para que podamos ver, oír, tocar y palpar todo lo que concierne a lo Real, a la Verdad.
Cuando la Conciencia se emancipa se hace la Luz en nuestro interior, y las Tinieblas desaparecen.
Entonces es cuando quedamos Iluminados, entonces es cuando sabemos quiénes somos, de dónde venimos, para dónde vamos, cuál es el objeto de nuestra existencia, para qué existimos y por qué.
Pero, mientras la Conciencia continúe enfrascada entre esa multiplicidad de personas que cargamos en nuestro interior, nada sabremos sobre sí mismos.
Nos llenaremos la cabeza de teorías, repetiremos lo que nos enseñen otros, pero, directamente, no tendremos ninguna prueba de sí mismos, no tendremos ningún conocimiento directo sobre los Misterios de la Vida y de la Muerte.
Los Griegos dijeron: “Nosce te Ipsum”; “Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses”. En tanto no nos conozcamos a sí mismos, no conoceremos ni al Universo ni a los Dioses, no sabremos nada de nada, nuestra cabeza estará llena de teorías y eso es todo.
El día que nos conozcamos de verdad, directamente, no por lo que otros digan o dejen de decir, sino directamente, no por lo que otros escriban o dejen de escribir, sino directamente, ese día, de verdad, “conoceremos al Universo y a los Dioses”, como dijeron los griegos; ese día conoceremos, de verdad, los Misterios de la Vida y de la Muerte.
El hombre está contenido en la Naturaleza y la Naturaleza en el hombre, si no descubrimos las Leyes de la Naturaleza dentro de sí mismos, no las descubriremos jamás fuera de sí mismos. Si no descubrimos los Misterios de la Vida y de la Muerte dentro de sí mismos, no los descubriremos fuera de sí mismos nunca jamás.
Ha llegado el instante de que nosotros nos esforcemos por saber algo de nosotros mismos, por saber algo de eso que cargamos dentro, de ese Yo que grita, de ese Yo que se aferra en la vida.
Desgraciadamente las gentes están autoencerradas dentro de la rigidez de sus mentes, agarradas al Ego, al Yo, al sí mismo. No tienen ganas de verdad de autoconocerse, de saber algo sobre su IDENTIDAD PSICOLÓGICA.
Somos totalmente ignorantes, pero no sabemos que lo somos; parafraseando a Sócrates diría: “No solamente no sabemos, sino que además, ni siquiera sabemos que no sabemos”…
Hay dos clases de ignorantes: IGNORANTES que nunca en su vida han leído un libro, y hay IGNORANTES ILUSTRADOS (que ésa es otra clase de ignorantes). Ha llegado la hora de romper con la ignorancia y autoexplorarnos para autoconocernos.
Cuando uno se ve envuelto en una escena de celos (como por ejemplo), ¿qué debe hacer? OBSERVARSE a sí mismo en acción. Ya en casa, MEDITAR, reconstruir la escena para saber exactamente qué fue lo que funcionó en sí mismo, en tales instantes.
Entonces se DESCUBRE que hubo ira también, promovida por los celos. Llega a la conclusión de que dos Yoes intervinieron en la acción: Celos e ira. ENJUÍCIENSE los celos, ANALÍCENSE, DESCUARTÍCENSE, para que se vea su vacuidad…
El hombre que cela a una mujer no sabe jamás con quién cuenta, el hombre que no la cela viene a saber de verdad con quién cuenta.
Recordemos aquél cuento de “Las Mil y Una Noches”: Se trata de un gigante maravilloso que adoraba a una mujer, la quería demasiado, pero era celoso en gran manera. Resolvió tenerla en un cofre con siete candados. La sacaba de noche para dormir con ella, y nada más.
Ella era astuta, permitía que su amante, su marido se durmiera, ella lo dormía en sus brazos.
Cuando ya el hombre, el gigante aquel, estaba adormecido en el sueño profundo, cuando ya se hallaba entre las delicias de Morfeo, entonces, al… …muy quedo se levantaba aquélla mujer, y se iba a reunir con sus amantes. Cada amante le regalaba un anillo y ella iba colocando ese anillo, en forma muy discreta, dentro de aquélla caja que cerraba el coloso.
Así se iba pasando el tiempo, cuando el gigante despertaba de su sueño siempre hallaba a la hermosa en sus brazos, allí estaba ella. ¿Cómo dudar? Imposible.
Mas un día descubrió el engaño, al ver aquellos anillos. En cada uno de esos anillos estaba escrito el nombre de alguno de sus amantes. El gigante comprendió cuán necio había sido. No la mató, no, prefirió perderla para siempre.
Así pues, cuando una mujer quiere serle fiel a un hombre, está claro que le es fiel, aunque no se la ande vigilando; y cuando no quiere serle fiel, le es infiel en sus propias narices y el hombre ni cuenta se da; ésa es la cruda realidad de los hechos.
Así pues, no hay por qué celar, es absurdo. Y cuando uno le hace la disección a los celos descubre que son absurdos. Y si luego le hace uno la disección a la ira, descubre uno que es falta de equilibrio mental, porque uno en estado de ira se halla ofuscado y ciego, y comete errores espantosos.
Hacerle pues la disección a esos dos elementos (celos e ira), resulta urgente.
Una vez que uno le ha hecho la disección a esos dos Yoes, una vez que uno ha comprendido el juego de esos dos Yoes, obviamente, debe DESINTEGRARLOS, reducirlos a polvareda cósmica, volverlos ceniza.
Desafortunadamente, la Mente, por sí misma, no es capaz de alterar nada fundamentalmente; la Mente puede pasar un defecto de un Departamento a otro del Entendimiento, puede rotularlo con distintos nombres, puede esconderlo de sí misma o de los demás, puede condenarlo, justificarlo, pero jamás desintegrarlo. Si se quiere desintegrar un defecto psicológico se hace necesario entonces APELAR A UN PODER QUE SEA SUPERIOR A LA MENTE.
Existe afortunadamente en nuestro organismo psicológico un Poder superior, quiero referirme en forma enfática a ese Poder que los Indostanes llamaran “DEVI KUNDALINI”.
Obviamente, se trata de un Fuego maravilloso que se encuentra oculto en todo lo que es, en todo lo que ha sido, en todo lo que será; es un Fuego que se halla latente en todo lo que tenga vida; es un Fuego Solar, invisible como son invisibles las ideas, invisible como son invisibles los pensamientos, invisible como son invisibles los deseos, pero real.
Ese Fuego fue simbolizado por nuestros antepasados de Anáhuac con el nombre de TONANTZIN; ese Fuego fue simbolizado por los Egipcios con el nombre de ISIS y por los Cretenses con el nombre de CIBELES; y por los Griegos con el nombre de DIANA; y por los Cristianos con el nombre de MARÍA. Ella es STELLA MARIS, es decir, la Virgen del Mar, una parte de nuestro propio Ser, pero derivado.
Nuestro Ser tiene muchas partes y Stella Maris es una de esas partes íntimas del propio Ser.
Si se apela a esa parte del Ser, si se suplica a esa parte del Ser, entonces se es auxiliado; y esa parte del Ser podrá desintegrar, pulverizar aquellos dos Yoes de nuestro ejemplo, podrá reducirlos a ceniza, y la Conciencia, que embotellada se encontraba en cada uno de ellos, es liberada. Esa Conciencia es Luz, esa Luz es Conciencia, vean ustedes pues la íntima relación existente entre LUZ Y CONCIENCIA.
Dentro de nosotros cargamos profundas Tinieblas, pero a medida que esos Yoes se van desintegrando, la Luz va brillando en las Tinieblas. La Luz siempre vence a las Tinieblas; y cuando las Tinieblas que cargamos en nuestro interior sean destruidas sólo quedará en nosotros la Luz; entonces estaremos Iluminados.
Entonces, DESPIERTOS e ILUMINADOS, podremos ver, por sí mismos, los Misterios de la Vida y de la Muerte; entonces, despiertos, podremos nosotros escuchar las Armonías del Cosmos infinito; entonces, despiertos, podremos nosotros penetrar en el átomo y en el Cosmos, conocer los Misterios del vil gusano que se arrastra entre el lodo de la tierra y los Misterios de la Galaxia en que vivimos.
Pero HAY NECESIDAD DE DESPERTAR. Los Cuatro Evangelios insisten en la necesidad de despertar, pero continuamos dormidos. No sabemos que estamos dormidos. Si las gentes supieran que tienen la Conciencia dormida iniciarían el despertar.
Los locos, en el manicomio, cuando comienzan a aceptar que están locos, es señal de que ya comienzan a despertar; así también, cuando todavía no aceptan que están locos, es señal de que se encuentran muy relocos. También nosotros estamos dormidos, pero cuando aceptamos que estamos dormidos es señal de que queremos despertar.
Así pues, DESPERTAR ES LO IMPORTANTE para poder conocer la Verdad. La Verdad no es cuestión de teorías, no es cuestión de lo que otros digan. Alguien podría decir lindos conceptos sobre la Verdad, pero esa no es la Verdad; alguien podría tener una bellísima idea sobre la Verdad, pero esa no es la Verdad; alguien podría dar una hermosa opinión sobre la Verdad, pero esa no es la Verdad.
Cuando a Jesús el Cristo le preguntaron: “¿Qué es la Verdad?” Guardó silencio; y cuando al Buddha Gautama Sakyamuni le preguntaron: “¿Qué es la Verdad?” Dio la espalda y se retiró. Y es que la Verdad no es cuestión de ideas ni de conceptos, la Verdad hay que verla, tocarla y palparla.
Cuando uno mete un dedo en el fuego, se quema; así también, cuando traga demasiada agua se ahoga. De forma similar diremos: Que la Verdad hay que experimentarla como cuando se quema o como cuando uno… …y se ahoga.
“Hay que conocer la Verdad y ésta nos hará libres”, pero no es la Verdad lo que alguien nos diga o nos deje de decir, hay que experimentarla, sentirla; está más allá del cuerpo de los afectos y de la Mente. Pero sólo conociéndonos a sí mismos descubriremos dentro de nosotros la Verdad; y es que lo importante es descubrir la Verdad.
Hoy por hoy, repito, somos simples marionetas movidas por hilos invisibles, controladas por muchas personas que interiormente llevamos en nuestra psiquis.
NO TENEMOS una verdadera INDIVIDUALIDAD: El Yo que hoy jura amor eterno a una mujer, más tarde es desplazado por otro Yo que nada tiene que ver con ese juramento, entonces la Personalidad se retira y la infeliz queda decepcionada; el Yo que jura amor eterno por una causa, más tarde se retira y entonces sus compañeros quedan asombrados.
NO TENEMOS un verdadero SENTIDO DE RESPONSABILIDAD MORAL, porque no gozamos de UN CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE; no tenemos una Individualidad auténtica.
Estamos LLENOS DE terribles CONTRADICCIONES; y sabemos que estamos llenos de contradicciones, no lo ignoramos, pero intencionalmente nos autoengañamos a sí mismos, con el propósito de tratar de… …con el propósito de decir… …no estamos… Si nosotros somos sinceros vemos que estamos llenos de espantosas contradicciones: “Quiero comer”, dice el Yo del estómago; “no, Yo no quiero comer ahora”, dice el Yo del intelecto, “voy a estudiar una obra”. “¡Al diablo con la obra!”, exclama el Yo del movimiento, “mejor me voy a dar un paseo”… ¡Fíjense cuántas contradicciones!
Nadie es el mismo siquiera media hora. Si yo pensara que alguno de ustedes es el mismo por media hora, estaría abusando de mí mismo y estaría abusando de ustedes.
Una persona hoy puede estar muy dulce y bondadosa y mañana puede estar lleno de ira; o no tan lejos, no tan mañana, puede que a la media hora ya esté llena de ¿odio? Nosotros no somos los mismos a todas horas.
Tenemos que aceptar la DOCTRINA DE LOS MUCHOS si es que, de verdad, anhelamos un cambio radical, un cambio fundamental.
En tanto nosotros creamos que el Yo es una Individualidad, que tenemos un Yo permanente, y que todos nuestros defectos no son sino funcionalismos de ese Yo permanente, cualquier posibilidad de cambio resulta absolutamente imposible.
Si estoy parado sobre una mesa, o digo sobre una tabla (para aclarar el ejemplo), y deseo levantar esa tabla y arrimarla contra una barda, lo primero que he de hacer, es bajarme de la tabla, levantarla y ponerla contra la barda; pero si estoy parado sobre la tabla y no me levanto de la misma, obviamente, tampoco puedo hacer lo que quiero hacer.
Así sucede, con nuestros defectos psicológicos, si creemos que son funcionalismos de un Yo permanente, obviamente, no podremos desintegrarlos jamás. Mas si no nos identificamos con nuestros defectos, si aceptamos que son Yoes diferentes, incuestionablemente podremos SEPARARLOS DE NUESTRA PSIQUIS, y desintegrarlos, pulverizarlos, volverlos ceniza.
Así pues, esa multiplicidad de los Yoes es una tremenda realidad. Desembotellar la Conciencia es lo fundamental. Pero no podría sucederse eso si no elimináramos las botellas, que son los Yoes.
Cuando uno despierta, los Misterios de la Vida y de la Muerte se vuelven claros; entonces es cuando uno viene a conocer, de verdad, el origen de su propia existencia.
Un hombre es lo que es su vida. Si un hombre no trabaja su propia vida está perdiendo el tiempo miserablemente.
La muerte es el regreso al punto de partida original. Cuando llega la hora de la muerte regresamos también al comienzo de la vida. Esto de la Muerte es algo maravilloso…
Nadie podría conocer los Misterios de la Vida si antes no han conocido el Enigma de la Muerte. La Muerte en sí misma es profundamente significativa. Ver el cadáver de un ser querido allí, en una sala mortuoria, no es haber conocido el Enigma de la Muerte.
La Muerte está llena de honda significación. Aquéllos que han logrado despertar Conciencia saben lo que es la Muerte, saben muy bien que “la Muerte es una resta de quebrados. Terminada la operación matemática lo único que continúan son los Valores”, y dentro de ellos está embotellada la Conciencia.
Así pues, es obvio que cuando llega la Muerte tres cosas van al panteón: primera, el CUERPO FÍSICO; segunda, el ASIENTO VITAL o Nexus Formativus Orgánico (que en estos tiempos actuales ya ha podido ser fotografiado); la tercera, la EXPERSONALIDAD.
Sobre ésta diré lo siguiente: Nadie nace con una Personalidad, ésta hay que crearla. Se crea durante los primeros siete años de la infancia, mediante el ejemplo de los mayores, mediante las amistades, la escuela… …y se robustece con el tiempo y las experiencias.
Es energética, no es física; no la aceptarían jamás los fanáticos de la Doctrina de los Saduceos.
Esta Personalidad a la hora de la muerte va al sepulcro; ella entra y sale de la fosa sepulcral, se alegra cuando alguien la visita, luego se meterá otra vez a su ataúd.
Tiene realidad, se va desintegrando lentamente, hasta que se acaba, hasta que se vuelve polvo y ceniza; pertenece a la Quinta Coordenada.
El Cuerpo Vital, o Asiento Orgánico de nuestra vida, pertenece a la Cuarta Coordenada, y el cuerpo físico pertenece al Mundo de Tres Dimensiones.
Todo eso va al sepulcro. Pero hay algo que no va al sepulcro, me refiero al Ego, al Yo, al mí mismo, al sí mismo; me refiero a ese conjunto de Yoes, a esos Valores Positivos y Negativos, que se sumergen en la Quinta Coordenada. Allí reposan entre el seno de la Eternidad.
Más existe también otra Ley, una Ley que es la LEY DEL ETERNO RETORNO de todas las cosas: Todo retorna a su punto de partida original. Los mundos girando alrededor de los Soles, vuelven siempre al punto original de partida, los átomos dentro de la molécula regresan al punto original de partida, todo retorna; ¡todo retorna! ¿Por qué no habrían de retornar esos Valores? ¿Por qué esos Yoes no podrían retornar? ¡Retornan, y así está escrito!
Pero eso lo sabe, estrictamente, el que ha despertado; eso lo puede evidenciar el despierto, el dormido no puede evidenciar nada de eso. Retorna, regresan, se reincorporan en un nuevo organismo; así renacemos, así volvemos a este mundo.
Existe otra ley que se llama la “LEY DE RECURRENCIA”: Todo vuelve a repetirse tal como sucedió más sus consecuencias. El Ego vuelve otra vez a proyectar sobre el tapete de la vida su propia vida; el Ego vuelve a repetir todo los incidentes de su existencia pasada. Es decir, nosotros nos llevamos, a la hora de morir, nuestra vida, como quien se lleva una película (la vida es una película). Y nosotros, traemos nuestra vida otra vez a este Mundo Físico, y la proyectamos sobre la pantalla de la existencia.
Así pues, si no modificamos nuestra propia vida, la seguiremos repitiendo incesantemente, y eso es lamentable.
Para cada Alma existen 108 Existencias; y si en 108 Existencias no somos nosotros capaces de hacer de nuestra vida una OBRA MAESTRA, si en 108 Existencias no somos capaces de desintegrar toda esa pluralidad del Ego, entonces debemos INVOLUCIONAR dentro de las entrañas de la Tierra, involucionar incesantemente hasta que el Yo se vuelva cenizas, polvareda cósmica.
La Esencia que se tiene adentro jamás podrá morir, porque es eterna. Pero la pluralidad del Yo tendrá que involucionar entre las entrañas del mundo; LA NATURALEZA TENDRÁ QUE DESINTEGRAR EL EGO; la Naturaleza tendrá que hacer por nosotros lo que nosotros no hemos sido capaces de hacer por sí mismos; la Naturaleza tendrá que libertar la Esencia para que ésta salga a la luz del sol, para que ésta pueda EVOLUCIONAR nuevamente desde la piedra hasta el hombre? Y cuando reconquiste el Estado Humano que otrora perdiera, se le asigna otro nuevo Ciclo de Existencias.
Así pues, la cruda realidad de los hechos es que necesitamos morir en sí mismos, aquí y ahora. En tanto dentro de nosotros continúen existiendo todos esos elementos que producen ira, todos esos elementos que producen guerras, todos esos elementos…
Samael Aun Weor