La Paz no suele venir a través de la Mente porque no es de la Mente. La Paz es el perfume delicioso del corazón tranquilo.
La Paz no es cosa de proyectos, policía internacional. O.N.U.. O.E.A.. tratados internacionales o ejércitos invasores que peleen en nombre de la Paz.
Si realmente queremos Paz Verdadera, debemos aprender a vivir como el vigía en época de guerra, siempre alertas y vigilantes, con mente pronta y dúctil, porque la Paz no es cuestión de fantasías románticas o cuestión de ensueños bonitos.
Si no aprendemos a vivir en el Estado de Alerta de momento en momento, entonces el camino que conduce hacia la Paz se torna imposible, estrecho, y después de ponerse extremadamente difícil, va a desembocar por último en un callejón sin salida.
Es necesario comprender, es urgente saber que la Paz Auténtica del corazón tranquilo, no es una casa a donde podemos llegar y donde nos aguarde alegremente una doncella hermosa. La Paz no es una meta, un lugar, etc. Perseguir la Paz, buscarla, hacer proyectos sobre ella, pelear en nombre de ella, hacer propaganda sobre ella, fundar organismos para trabajar por ella, etc., es totalmente absurdo porque la Paz no es de la Mente, la Paz es el perfume maravilloso del corazón tranquilo.
La Paz no se compra ni se vende ni se puede lograr con el sistema de apaciguamientos, controles especiales, policías, etc.
En algunos países, el ejército nacional anda por los campos destruyendo pueblos, asesinando gentes y fusilando a supuestos bandidos, todo esto dizque en nombre de la Paz. El resultado de semejante proceder es la multiplicación de la barbarie.
La violencia origina más violencia, el odio produce más odio. La Paz no se puede conquistar, la Paz no puede ser el resultado de la violencia. La Paz sólo adviene a nosotros cuando disolvemos el Yo, cuando destruimos dentro de nosotros mismos todos los factores psicológicos que producen guerra.
Si queremos Paz, tenemos que contemplar, tenemos que estudiar, tenemos que ver el cuadro total y no únicamente un rincón del mismo.
La Paz nace en nosotros cuando hemos cambiado radicalmente en forma íntima.
La cuestión de controles, organismos pro-paz, apaciguamientos, etc., son detalles aislados, juntos en el océano de la vida, fracciones aisladas del cuadro total de la existencia, que jamás pueden resolver el problema de la Paz en su forma radical total y definitiva.
Debemos mirar el cuadro en su forma completa; el problema del mundo es el problema del individuo; si el individuo no tiene Paz en su interior, la sociedad, el mundo, vivirá en guerra inevitablemente.
Los maestros y maestras de escuelas, colegios y universidades deben trabajar por la Paz, a menos que amen la barbarie y la violencia.
Es urgente, es indispensable, señalar a los alumnos y alumnas de la nueva generación el derrotero a seguir, el camino íntimo que puede conducirnos con entera exactitud, a la Paz auténtica del corazón tranquilo.
Las gentes no saben comprender realmente lo que es la verdadera Paz Interior y sólo quieren que nadie se les atraviese en su camino, que no se les estorbe, que no se les moleste, aun cuando ellos se tomen por su propia cuenta y riesgo el derecho de estorbar y de molestar y de amargar la vida a sus semejantes.
Las gentes jamás han experimentado la Paz Verdadera y sólo tienen sobre ésta opiniones absurdas, ideales románticos, conceptos equivocados.
Para los ladrones, la Paz sería la dicha de poder robar impunemente sin que la policía se les atravesara en su camino. Para los contrabandistas, la Paz sería poder meter contrabando en todas partes sin que las autoridades se lo impidiesen. Para los hambreadores del pueblo, la Paz sería vender bien caro explotando a diestra y a siniestra sin que los inspectores oficiales del gobierno se lo prohibieran. Para las prostitutas, la Paz sería gozar de sus lechos de placer y explotar a todos los hombres libremente, sin que las autoridades de salubridad o de policía interviniesen para nada en su vida.
Cada cual se forma en la Mente cincuenta mil fantasías absurdas sobre la Paz. Cada cual pretende levantar a su alrededor un muro egoísta de ideas falsas, creencias, opiniones, y absurdos conceptos sobre lo que es la Paz.
Cada cual quiere Paz a su modo, de acuerdo a sus antojos, a sus gustos, a sus hábitos, costumbres equivocadas, etc. Cada cual quiere autoencerrarse dentro de un muro protector, fantástico, con el propósito de vivir su propia Paz, equivocadamente concebida.
La gente lucha por la Paz, la desea, la quiere, pero no sabe que cosa es la Paz.
Las gentes sólo quieren que no se les estorbe, poder hacer cada cual sus diabluras muy tranquilamente, a sus anchas. Eso es lo que llaman Paz.
No importa que diabluras hagan las gentes, cada cual cree que lo que hace es bueno. Las gentes encuentran justificación hasta para sus peores delitos, si el borracho está triste bebe porque está triste. Si el borracho está alegre bebe porque está alegre. El borracho siempre justifica el vicio del alcohol. Así son todas las gentes. Para todo delito encuentran justificación, nadie se considera perverso, todos presumen de justos y honrados.
Existen muchos vagabundos que suponen equivocadamente que la Paz es poder vivir sin trabajar, muy tranquilamente y sin esfuerzo alguno, en un mundo lleno de fantasías románticas maravillosas.
Sobre la Paz existen millones de opiniones y conceptos equivocados. En este mundo doloroso en que vivimos cada cual busca su fantástica Paz, la Paz de sus opiniones. Las gentes quieren ver en el mundo la Paz de sus sueños, su tipo especial de Paz, aunque dentro de sí mismos, cada cual lleve en su interior los factores psicológicos qué producen guerras, enemistades de todo tipo.
Por estos tiempos de crisis mundial todo el que quiere hacerse famoso funda organizaciones Pro-Paz, hace propaganda y se convierte en paladín de la Paz. No debemos olvidar que muchos políticos “zorros” se han ganado el premio Nobel de la Paz, aún cuando tengan por su cuenta todo un cementerio y que en una u otra forma hayan mandado a asesinar secretamente a muchas personas cuando se han visto en peligro de ser eclipsados.
Existen también verdaderos maestros de la humanidad que se sacrifican enseñando en todos los lugares de la Tierra, la Doctrina de la Disolución del Yo.
Esos Maestros saben por experiencia propia que sólo disolviendo el Mefistófeles que llevamos dentro, adviene a nosotros la Paz del corazón.
Mientras existan dentro de cada individuo el odio, la codicia, la envidia, los celos, el espíritu adquisitivo, la ambición, la ira, el orgullo, etc., etc., habrá guerras inevitablemente.
Conocemos a muchas gentes en el mundo que presumen haber hallado la Paz.
Cuando hemos estudiado a fondo a esas personas, hemos podido evidenciar que ni remotamente conocen la Paz y que solamente se han encerrado dentro de algún hábito solitario y consolador, o dentro de alguna creencia especial, etc., mas realmente, dichas personas no han experimentado ni remotamente lo que es la Verdadera Paz del corazón tranquilo. Realmente esas pobres gentes sólo se han fabricado una Paz Artificiosa, que en su ignorancia confunden con la Auténtica Paz del corazón.
Es absurdo buscar la Paz dentro de los muros equivocados de nuestros prejuicios, creencias, preconceptos, deseos, hábitos, etc.
Mientras dentro de la gente existan los factores psicológicos que producen enemistades, disensiones, problemas, guerras, no habrá Paz Verdadera.
La Paz Auténtica viene de la belleza legítima sabiamente comprendida.
La Belleza del corazón tranquilo exhala el perfume delicioso de la Verdadera Paz Interior.
Es urgente comprender la belleza de la Amistad y el perfume de la Cortesía.
Es urgente comprender la Belleza del Lenguaje. Es necesario que nuestras palabras lleven en sí mismas la substancia de la Sinceridad. No debemos usar jamás palabras arrítmicas, inarmónicas, groseras, absurdas.
Cada palabra debe ser una verdadera sinfonía, cada frase debe estar llena de belleza espiritual. Es tan malo hablar cuando se debe callar, como callar cuando se debe hablar. Hay silencios delictuosos y hay palabras infames.
Hay veces que hablar es un delito, hay veces que callar es también un delito. Uno debe hablar cuando debe hablar y callar cuando debe callar.
No juguemos con la palabra porque es de grave responsabilidad. Toda palabra debe sopesarse antes de articularse porque cada palabra puede producir en el mundo mucho de útil y mucho de inútil, mucho beneficio y mucho daño.
Debemos cuidar nuestros gestos, modales, vestuario, y actos de toda especie. Que nuestros gestos, que nuestro vestido, modo de sentarnos a la mesa, manera de comportarnos al comer, forma de atender a las personas en la sala, en la oficina, en la calle, etc., estén llenos de belleza y armonía.
Es necesario comprender la belleza de la Bondad, sentir la Belleza de la buena Música, amar la Belleza del arte creativo, refinar nuestra manera de pensar, sentir y obrar.
La Suprema Belleza sólo puede nacer en nosotros cuando ha muerto el Yo en forma radical, total y definitiva.
Nosotros somos feos, horribles, asqueantes, mientras tengamos dentro y bien vivo al Yo Psicológico. La Belleza en forma íntegra es imposible en nosotros mientras exista el Yo Pluralizado.
Si queremos Paz Auténtica debemos reducir al Yo a Polvareda Cósmica, sólo así habrá en nosotros la Belleza Interior. De esa belleza nacerá en nosotros el encanto del Amor y la Verdadera Paz del corazón tranquilo.
La Paz Creadora trae orden dentro de uno mismo, elimina la confusión y nos llena de legítima Felicidad.
Es necesario saber que la Mente no puede comprender lo que es la verdadera Paz. Es urgente entender que la Paz del corazón tranquilo no llega a nosotros mediante el esfuerzo o por el hecho de pertenecer a alguna sociedad u organismo dedicada a hacer propaganda de Paz.
La Paz Auténtica adviene a nosotros en forma totalmente natural y sencilla cuando reconquistamos la Inocencia en la Mente y en el Corazón, cuando nos volvemos como niños, delicados y bellos, sensibles a todo lo hermoso como a todo lo feo, a todo lo bueno como a todo lo malo, a todo lo dulce como a todo lo amargo.
Es necesario reconquistar la Infancia Perdida tanto en la Mente como en el Corazón.
La Paz es algo inmenso, extenso, infinito, no es algo formado por la Mente, no puede ser el resultado de un capricho ni el producto de una idea. La Paz es una Substancia que está más allá de toda moral, una Substancia que emana de las entrañas mismas del Absoluto.
Samael Aun Weor