Y vino uno de los siete ángeles que tenía las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la grande ramera (la humanidad), la cual está sentada sobre muchas aguas. Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los que moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación” (Ap. 17: 1, 2).
“Y me llevó en Espíritu al desierto; y vi una mujer sentada sobre una bestia bermeja (la gran bestia cuyo número es 666), llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos” (Ap. 17: 3). Las siete cabezas de la bestia son los siete pecados capitales, y los diez cuernos significan que la bestia sube del abismo y rodará al abismo.
“Y la mujer (la gran ramera) estaba vestida de púrpura y de escarlata (así se simboliza en los mundos internos), y dorada con oro y adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación (Ap. 17: 4).
“Y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las fornicaciones y de las abominaciones de la tierra” (Ap. 17: 5).
“Y vi la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús: y cuando la vi quedé maravillado de grande admiración” (Ap. 17: 6).
“Y el ángel me dijo: ¿Por qué te maravillas? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos” (Ap. 17: 7).
“La bestia que has visto, fue y no es, y ha de subir del abismo y ha de ir a perdición; y los moradores de la tierra, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se maravillarán viendo la bestia que era y no es, aunque es” (Ap. 17: 8).
“Y aquí hay mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se asienta la mujer” (Ap. 17: 9).
Los siete pecados capitales: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza y gula, se relacionan con los siete sub-planos o regiones tenebrosas del abismo, esos son los siete montes sobre los cuales se asienta la gran ramera.
“Y son siete reyes (los siete reyes del Edém). Los cinco son caídos, el uno es, el otro aún no es venido; y cuando viniere, es necesario que dure breve tiempo” (Ap. 17: 10).
Los cinco principios inferiores alma, mente, cuerpo astral, cuerpo etérico y físico, son caídos. El hombre está caído. El sexto principio (alma-conciencia) o BUDHI, no se cae jamás, y gobernará en la sexta raza.
Cuando el reinado del séptimo principio venga, durará breve tiempo. Entonces habrá una raza divina: la séptima. El séptimo principio es el íntimo.
“Y la bestia que era y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición” (Ap. 17: 11).
La bestia que era y no es, es también el octavo, es la sombra de los siete Sephirotes, es el abismo.
“Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes que aún no han recibido reino; mas tomarán potencia por una hora como reyes con la bestia” (Ap. 17: 12).
Los diez cuernos de la trágica rueda subirán y bajarán, girarán con la rueda de la compensación, suben del abismo, se imponen y mandan como diez reyes, para rodar al abismo cuando la rueda del Némesis completa su vuelta fatal.
“Ellos son (los diez cuernos) y tienen un consejo, y darán su potencia y autoridad a la bestia” (Ap. 17: 13).
“Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes; y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles” (Ap. 17: 14).
“Y él me dice: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, y muchedumbres, y naciones, y lenguas” (Ap. 17: 15).
“Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la harán desolada y desnuda; y comerán sus carnes, y la quemarán con fuego” (Ap. 17: 16). Al girar fatal de la trágica rueda de la compensación, la ramera quedará desolada y desnuda, y los diez cuernos trágicos se comerán sus carnes y la quemarán con el fuego de la fornicación entre las tinieblas del abismo.
“Porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que le plugo, y el ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios” (Ap. 17: 17).
“Y la mujer que has visto es la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes de la tierra” (Ap. 17: 18).
La gran ciudad trágica es Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra: La perversa civilización moderna.
¡Ay de aquellos que no escuchen la palabra escrita en este libro!
¡Ay de los moradores de la tierra!
¡Ay, Ay, de aquellos que traicionen la Obra de mi Padre!
Samael Aun Weor