Amigos míos, reunidos ahora vamos a estudiar la Ley de la Reencarnación. Espero que todos vosotros saquéis el mayor provecho de estas pláticas.
Es urgente que, en conjunto, tratemos de comprender en forma íntegra lo que es esta gran ley.
Ciertamente. La palabra reencarnación es muy exigente; recordemos las diez reencarnaciones de Vishnu, el Cristo Cósmico.
Krishna, el gran Avatara hindú, nacido unos mil años antes de Cristo, jamás dijo que todos los animales intelectuales que pueblan la faz de la Tierra se reencarnarían. El afirmó en forma enfática que sólo los buddhas, los grandes dioses, los devas los reyes divinos, etc., etc., se reencarnan.
Entrando nosotros en forma más detallada al estudio de la Ley de la Reencarnación, podemos decir con entera claridad que no es posible la reencarnación de aquellos que no poseen una individualidad sagrada.
Incuestionablemente, sólo los individuos sagrados se reencarnan y por ello en el Tíbet secreto se celebraron siempre las reencarnaciones humanas con grandes fiestas religiosas.
En nombre de la verdad, quiero afirmar claramente y sin ambages la cruda realidad de que únicamente se hace posible la reencarnación o reincorporación de las almas, cuando se posee el Embrión Áureo, la Flor Áurea.
Analizando esta cuestión con gran detenimiento, venimos a entender que tal embrión debe ser fabricado en forma deliberada a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios.
Dentro del terreno meramente retrospectivo, descubrimos el origen de todos esos elementos infrahumanos entre los cuales está enfrascado el material psíquico o materia prima, mediante la cual es posible elaborar la Flor Áurea, el Embrión Áureo.
Ya sabemos, porque así lo hemos explicado aquí en otras pláticas, que en un remoto pasado la humanidad desarrollo en su organismo el abominable órgano Kundartiguador (la cola satánica).
Cuando la humanidad perdió tal órgano, quedaron en los cinco cilindros de la maquina orgánica (mente, emoción, movimiento, instinto y sexo), las malas consecuencias del citado órgano.
Indubitablemente, estos pésimos resultados vinieron a constituir una especie de segunda naturaleza subjetiva e inhumana que todos los animales racionales cargan dentro. Es incuestionable que entre esa doble naturaleza quedó enfrascada la Esencia, la materia prima con la cual debemos elaborar el Embrión Áureo.
Disolver tales agregados subjetivos e infrahumanos es vital cuando se trata seriamente de elaborar la Flor Áurea.
En otros tiempos, cuando los pésimos resultados del abominable órgano Kundartiguador no se habían desarrollado) específicamente, fue posible apelar al factor intimo que origina los impulsos de la Fe, la esperanza y el amor para motivar la fuerza o fuerzas que podrían desintegrar elementos subjetivos incipientes.
Desafortunadamente, aquel básico factor de tales impulsos citados, pasó por diversos procesos degenerativos, debido al desarrollo exorbitante de las malas consecuencias del abominable órgano Kundartiguador.
Es ciertamente doloroso que aquel factor originador de los íntimos impulsos relacionados con la-fe, la esperanza y el amor, se hubiera degenerado radicalmente.
Es por este motivo que tenemos que apelar ahora al único factor que todavía no se ha perdido.
Quiero referirme en forma enfática a la Esencia, al material psíquico, que es ciertamente el fundamento, la base de toda nuestra organización psíquica.
Liberar tal Esencia es urgente, inaplazable, impostergable, sí queremos elaborar seriamente la Flor Áurea, el Embrión Áureo.
Desgraciadamente, esta materia prima, este material psíquico, no toma parte en las actividades rutinarias de nuestro mal llamado estado de vigilia.
Es lástima que este factor sobre el cual están establecidos todos los procesos psíquicos, se encuentre enfrascado entre las zonas subconscientes.
Conseguir que tal factor salga del estado meramente subjetivo para manifestarse en forma autoconsciente y objetiva dentro de nuestras actividades de la vida diaria, es vital, urgente, necesario.
Es pues el Ego, con todos sus agregados psíquicos, esa doble naturaleza antihumana, ese apéndice infrahumano dentro del cual está embotellada la Conciencia.
Sí queremos poseer una individualidad sagrada, debemos apelar al bisturí de la autocrítica para hacerle la disección a todos esos falsos valores que constituyen el mí mismo.
Se ha hablado mucho sobre comprensión creadora. Es indispensable conocer en forma íntegra, unitotal, todos los defectos psíquicos que poseemos.
Comprender intelectualmente no es todo. Es indiscutible e irrefutable que cualquier defecto psicológico se procesa en 49 niveles subconscientes e infraconscientes y hasta inconscientes.
La comprensión en tal o cual nivel no es suficiente, se necesita con urgencia entender a fondo nuestros defectos, se hace indispensable perforarlos, si es que realmente queremos exterminarlos, aniquilarlos.
Sin embargo, la comprensión creadora, a pesar de ser urgente e inaplazable, no es todo.
Nosotros, los gnósticos, vamos mucho más lejos, queremos capturar, aprehender el hondo significado de aquello que hemos comprendido íntegramente.
No es posible originar aquellos impulsos íntimos que han de provocar cambios radicales en nuestra psiquis, cuando no hemos logrado capturar el hondo significado de tal o cual defecto psicológico.
Obviamente, nosotros venimos a quedar debidamente preparados para tal o cual cambio íntimo cuando hemos comprendido este o aquel error de nuestra psiquis. Después viene la eliminación y entonces apelamos a fuerzas de tipo superior.
Alguien podría, por ejemplo, haber comprendido el defecto de la ira y hasta podría haberse dado el lujo de capturar su hondo significado y, sin embargo, continuar con ella.
Eliminar es diferente, porque la mente puede provocar diversos modos de la acción. Puede rotular los defectos, pasarlos de un departamento a otro del entendimiento, pero no puede alterarlos fundamentalmente.
Necesitamos apelar a un poder superior a la mente si es que queremos extirpar defectos. Afortunadamente, tal poder existe; quiero referirme ahora al fuego serpentino, a ese fuego sagrado que se desarrolla normalmente en el cuerpo del asceta gnóstico.
Sí dicho poder ígneo pudo en el pasado dividir a los hermafroditas divinos en sexos opuestos, es ostensible que también puede extirpar de nuestra psiquis los elementos inhumanos que, como apéndices, constituyen en nosotros una doble naturaleza izquierda, siniestra, terriblemente perversa.
Ya dijimos en nuestra obra titulada “El Misterio del Áureo Florecer” que con los primeros porcentajes de Esencia liberada se formaba la Perla Seminal. Afirmamos en tal obra que, a medida que los distintos elementos subjetivos del hombre mismo se reducen a polvareda cósmica, la Perla Seminal se desarrollaba convirtiéndose en el Embrión Áureo, en la Flor Áurea; he ahí el Misterio del Áureo Florecer.
El modus operandi lo he explicado demasiado, tanto en estas pláticas como en mis pasados libros.
Entonces dije que debemos aprender a dirigir ese fuego serpentino o rayo del Kundalini contra tales o cuales agregados inhumanos, a fin de pulverizarlos con el propósito de libertar la Esencia.
Expliqué que, precisamente, en la Fragua Encendida de Vulcano teníamos la oportunidad de trabajar con la lanza de Aquiles.
Sólo con el asta santa, emblema maravilloso de la electricidad sexual trascendente, podemos desintegrar defectos de tipo psicológico.
Quien posea el Embrión Áureo, quien lo haya elaborado mediante trabajos deliberados y mortificaciones conscientes, tiene derecho a reencarnarse.
Es evidente que la Flor Áurea nos confiere la individualidad sagrada; es indudable que el Embrión Áureo viene a establecer en nosotros un completo equilibrio entre lo espiritual y lo material.
Aquellos que todavía no poseen tal embrión, retoman, regresan, se reincorporan en nuevos organismos, pero no se reencarnan. Distíngase, pues, entre reencarnación y retomo. Raros son los que se reencarnan, millones los que retornan.
P- Maestro, ¿pudiera decirnos cuándo se desarrolló en la humanidad el órgano Kundartiguador y con qué propósito?
M- Con el mayor placer voy a dar respuesta a la pregunta que nuestra hermana secretaria ha formulado.
Durante la época del continente Mu o Lemuria, situado como ya dijimos en pasadas pláticas, en el océano Pacifico, fue necesario el desarrollo de tal órgano con el propósito de dar estabilidad a la corteza geológica de la Tierra. Como quiera que la máquina humana transforma automáticamente las energías cósmicas para retransmitirías a las capas interiores del organismo planetario en que vivimos, cualquier cambio que se opera en tales máquinas origina determinados resultados en el interior de nuestro planeta Tierra.
Fue entonces, por aquella época, hace unos 18 millones de años o algo más, que los Cosmocratores dejaron plena libertad al Lucifer interior de cada cual a fin de que se desarrollara esa cola de los simios, ese abominable órgano Kundartiguador, en cada organismo humano>.
Indubitablemente, con tal proceder de los Cosmocratores se alteró la transformación energética dentro del interior humano, originando resultados magníficos para la corteza geológica del mundo (pues ésta se estabilizó), pero siniestros para la humanidad.
Mucho más tarde en el tiempo, los dioses eliminaron del organismo el apéndice nefasto, pero no pudieron eliminar sus consecuencias, pues éstas, como ya dijimos, se convirtieron en una segunda naturaleza inhumana y perversa dentro de cada uno de nosotros.
P- Maestro, entonces, ¿los Cosmocratores tuvieron la culpa de las consecuencias inhumanas que hoy carga la humanidad en sus organismos?
M- Esta pregunta me parece interesante. Los dioses que en eso intervinieron cometieron algunos errores de cálculo y, por tal motivo, tuvieron la culpa. Quiero que ustedes sepan que los dioses también se equivocan.
Es claro que, en un futuro día cósmico, esos inefables tendrán que pagar su correspondiente karma cósmico.
P- Siendo la Esencia lo único que constituye nuestra organización psíquica, decía usted, Maestro, que afortunadamente no se ha perdido, ¿quiere esto decir que habría peligro de que se perdiera la Esencia?
M- Con el mayor placer voy a contestar la pregunta del caballero. Con todo respeto me permito decir al auditorio que me escucha que la pregunta está un poco mal formulada. No he dicho que la Esencia sea nuestra organización psíquica, sólo he querido afirmar que aquélla es el factor básico de toda nuestra organización psíquica, y esto es un poco diferente.
Ostensiblemente, no es posible que la Esencia se pierda. Por ello afirmo que es el único factor que, afortunadamente, no se ha perdido.
Aunque la Esencia, enfrascada entre el Ego, hubiese de involucionar en el tiempo dentro de los Mundos Infiernos, es evidente que jamás se perdería porque, disuelto el Ego, ella quedaría libre y dispuesta, como ya lo hemos dicho tanto, para entrar en nuevos procesos evolutivos.
P- Venerable Maestro, hace usted hincapié no solamente en la comprensión, sino en descubrir el hondo significado de nuestros defectos psicológicos. Yo entiendo que la comprensión tiene por objeto identificar a esos defectos y el hondo significado tiene por objeto descubrir el daño que el defecto puede causarnos como obstáculo para nuestro autorrealización. ¿Estoy en lo correcto?
M- La pregunta que ha salido del auditorio vale la pena responderla. Comprensión no es identificación. Alguien podría identificar un defecto psicológico sin haberlo comprendido, distingamos, pues, entre comprensión e identificación.
Esto de la comprensión es muy elástico. Los grados de comprensión varían, puede que hoy comprendamos tal o cual cosa de cierto modo) y en cierta manera, en forma relativa y circunstancial, y mañana comprendamos mejor.
La aprehensión del hondo significado de tal o cual detecto solo es posible mediante todas las partes de nuestro Ser integro.
Si algunas partes de nuestro Ser han capturado el hondo significado, mas otras partes de nuestro mismo Ser no lo han capturado, entonces el significado íntegro y profundo tampoco ha sido aprehendido unitotalmenle.
Sobre aquello que es el hondo significado, sobre su sabor especifico, no debemos formamos preconceptos. Lo que es el significado profundo de tal o cual error sólo podemos vivenciarlo directamente en el momento preciso, en el instante adecuado. Es por ello que en modo alguno podríamos formar- nos ideas preconcebidas sobre aquello que podría ser el hondo significado de nuestros errores psicológicos.
P- Gracias, Maestro, por esta explicación, lo cual nos revela que la comprensión realmente es una función de la mente y el hondo significado una función de la Conciencia, ¿es esto correcto?
M- Amigos, la mente con todos sus funcionalismos es femenina, receptiva, absurda de volverla positiva. Necio seria elaborar ideas, preconceptos, teorías.
Siendo, pues, la mente un instrumento meramente pasivo por naturaleza, no podría por sí misma ocupar el puesto de la comprensión.
Distingan ustedes entre lo que es la comprensión y lo que es el instrumento que usamos para manifestarnos en el mundo.
Obviamente, la comprensión pertenece más bien a la Esencia, a los funcionalismos íntimos de la Conciencia y eso es todo.
El hondo significado de tal o cual error psicológico difiere de la comprensión por el hecho mismo de pertenecer a las diversas percepciones o experiencias directas, vividas por las diversas partes del ser unítotal.
P- Maestro, ¿el hombre que reencarna puede escoger el lugar y la familia donde regresa con la Conciencia despierta?
M- Con el mayor placer voy a dar respuesta a esta nueva pregunta. Permítaseme informar a todos los aquí presentes que aquel que posee el Embrión Áureo, de hecho también tiene Conciencia despierta; en este caso, le es dable elegir voluntariamente el signo zodiacal bajo el cual desea reincorporarse, reencarnarse, reencarníficarse. Sin embargo, no le es posible alterar su karma.
Podría seleccionar diversos tipos de nacimiento, familia, nación, ciudad, etc., etc., pero siempre de acuerdo con sus deudas kármicas.
Esto significa que podría resolverse a pagar tal o cual deuda de acuerdo con su libre elección, mas en modo alguno podría evitar esas deudas. Sólo tendría derecho a escoger entre cual o cuál deuda quiere pagar primero y eso es todo.
P- Maestro, ¿el boddhisatwa caído pierde su Embrión Áureo?
M- Esta pregunta es ciertamente muy original y por tal motivo conviene que la respondamos concretamente.
Se hace necesario comprender que el Embrión Áureo es imperecedero, inmortal, eterno.
Así pues, el boddhisatwa caído puede aniquilarse en la Novena Esfera, pasar por el proceso de la destrucción de los cuerpos existenciales superiores del Ser; sin embargo, jamás perdería el Embrión Áureo. Este, después de la destrucción radical o aniquilación definitiva del Ego, resurgiría, volvería a la superficie de la Tierra, a la luz del Sol, para reiniciar o empezar una nueva evolución.
P-Maestro, ¿al boddhisatwa caído se le duerme la Conciencia?
M- Distinguidos amigos, es claro que al caerse un boddhisatwa, resucitan en él las malas consecuencias del abominable órgano Kundartiguador entonces. El Embrión Áureo, la conciencia, viene a quedar indiscutiblemente embotellada entre tales factores infrahumanos El resultado) es que la Conciencia, en este caso, pierde un buen porcentaje de su lucidez habitual, aunque no se duerme radicalmente.
P- Maestro, ¿el hombre que ha adquirido la individualidad sagrada carece totalmente de deseos?
M- Amigos, si alguien ha disuelto el Ego, sí se ha desegoistízado, indiscutiblemente se ha individualizado, pero deseo es algo más profundo.
Podría cualquiera de los aquí presentes eliminar el Ego radicalmente y adquirir por tal motivo la individualidad sagrada y, sin embargo, continuar con el deseo.
Esto parece verdaderamente paradójico, contradictorio y hasta absurdo, pero debemos analizarlo un poco.
Amigos, el tiempo reclama muchas cosas. Aniquiladas las malas consecuencias del abominable órgano Kundartiguador, quedan las cintas Teleoghinooras. Estas últimas pueden conservarse plenamente en los mundos suprasensibles durante todo el periodo terrestre, sí es que uno no se ha preocupado por desintegrarías, aniquilarías, reducirlas a polvareda cósmica.
Obviamente, tales cintas a modo de películas vivientes, corresponden ciertamente a todas las escenas del deseo, a todos los actos lujuriosos de esta y de todas nuestras vidas anteriores, y sí no se desintegran radicalmente, tampoco se logra el cien por ciento de Conciencia Objetiva, porque dentro de aquéllas está enfrascada parte de la Conciencia.
Evidentemente, desintegrar tales cintas es un trabajo de orden superior que sólo puede realizarse con el hacha de doble filo que figuraba en los tiempos antiguos en el centro de todo laberinto sagrado, símbolo que muy pocos han comprendido y sobre el cual se ha escrito en algunas obras seudoesoteristas y seudoocultístas en forma más o menos equivocada.
En todo caso, la electricidad sexual trascendente debe también reducir a polvo a las cintas Teleoghinooras.
Ya van viendo ustedes, mis queridos amigos, cuán difícil es poderle dar a la Conciencia plena lucidez y objetividad.
Es lamentable que la Esencia esté tan enfrascada dentro de tan variados elementos subjetivos e infrahumanos.
Desgraciadamente, muchos creen que esto de despertar Conciencia es cosa fácil y me escriben constantemente quejándose porque todavía no salen en cuerpo astral, protestando porque después de algunos meses todavía no tienen poderes, exigiendo de inmediato la capacidad para vivir en forma lúcida y plena fuera del cuerpo físico, etc., etc., etc. Por lo común, los que se inician en nuestros estudios andan en busca de poderes y, cuando no se transforman en individuos omnipotentes de inmediato, entonces buscan el camino subjetivo del espiritismo o se afilian a diversas escuelas de psiquis subjetiva, con el propósito de conseguir instantáneamente las codiciadas facultades psíquicas.
Objetividad plena implica destrucción radical de todo lo inhumano que cargamos dentro, aniquilación de átomos subconscientes, muerte absoluta de la doble naturaleza infrahumana, pulverización radical de todos los recuerdos del deseo.
Así pues, queridos amigos, que cualquiera puede haber logrado la individualidad sagrada sin que por ello todavía esté completamente libre del proceso del deseo. Destruir las cintas Teleoghinooras y algunos otros principios que más tarde mencionaré, significa extirpar de nuestra psiquis hasta los más ínfimos deseos.
P- Maestro, ¿vale la pena ejercer el derecho de reencarnar una vez que éste se ha adquirido?
M- Distinguidos caballeros y damas que me escuchan, toda ilusión le es permitida a las almas reencarnantes.
Sin embargo, es preferible exclamar con Jesús: “Padre mío, si es posible pasa de mi este cáliz, mas no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
En instantes en que platico con ustedes aquí dentro de este estudio de mí propia casa, que es la de ustedes, me viene a la memoria algo muy interesante: Sucedió que cierta noche fui llamado telepáticamente por un grupo de Maestros de la Venerable Gran Logia Blanca.
Abandoné el cuerpo físico y todas las partes de mi Ser íntimo, integradas y revestidas con los cuerpos existenciales del Ser, hubieron de concurrir al llamado.
Flotando en el espacio, me posé suavemente sobre la azotea de un gran edificio. Me recibieron los adeptos de la Fraternidad Oculta con exclamaciones de júbilo diciendo: “Ha venido el arcángel Samael”, y después de los consabidos abrazos y salutaciones, fui interrogado en la siguiente forma: “Tú, como Avatara de la nueva era acuaria, debes respondernos sobre la conveniencia o inconveniencia de entregarle a la humanidad terrestre las naves cósmicas. Es de gran responsabilidad vuestra respuesta”
Hincado de rodillas, vi entonces con mí sentido espacial el uso que los terrícolas podrían hacer en el futuro con tales naves.
El ojo de Dhagma me permitió entonces ver dentro de tales naves, en un futuro mediato, comerciantes, prostitutas, dictadores, etc… viajando a los otros planetas del Sistema solar, llevando la discordia a otros rincones del Universo. etc., etc., etc.
Sintiendo en esos momentos la responsabilidad que pesaba sobre mis hombros, me dirigí a mi Padre que está en secreto diciendo: “Padre mío, sí es posible pasa de mí este cáliz, mas no se haga mí voluntad, sino la tuya”.
Aquellas palabras vibraron en l0s nueve cielos, de esfera en esfera de mundo en mundo.
Pasaron los años y todo quedó resuelto. Mi Padre que está en secreto dio la respuesta adecuada. Selección del personal humano. Entregar esas naves a ciertos grupos muy selectos de la humanidad. No está de más decir a nuestros amigos que ya ciertos grupos humanos aislados poseen esa clase de vehículos espaciales.
En una región inaccesible del Himalaya, donde jamás los invasores comunistas podrán llegar, existe una comunidad de lamas que recibieron cierta cantidad de tales navíos cósmicos, con los cuales viajan a otros mundos del espacio.
Estos lamas, que tuvieron la dicha de recibir tan preciosos regalos, son individuos sagrados, gentes con el Embrión Áureo desarrollado, seres que se reencarnan.
Así pues, amigos míos, nosotros debemos hacer siempre la Voluntad del Padre, jamás la nuestra. Quienes se reencarnan pueden escoger, de acuerdo con la Ley del Karma, las condiciones de vida que quieran sin salirse, claro está, de la ley kármica. Mas es preferible que nuestro Padre que está en secreto escoja para nosotros lo más conveniente.
P- Maestro, se nos ha dicho que los dioses también se equivocan. ¿Quién sería entonces el que no se equivoca?
M- Amigos, esta pregunta me parece verdaderamente importante y vamos a darle su conveniente respuesta. Ruego atención a todo el auditorio.
Sólo el Padre que está en secreto no se equívoca. Él es infalible, omnisciente y omnipotente.
Por ello es que insisto en la necesidad de hacer la voluntad del Padre tanto en los Cielos como en la Tierra.
Cuando uno se olvida de su Padre que está en secreto, comete errores. Mejor es consultar y dejar todo en manos del Padre.
P- Maestro, ¿cuál es la diferencia entre Embrión Áureo y la Conciencia?
M- Amigos, no existe diferencia alguna entre el Embrión Áureo y la Conciencia, porque aquél es la misma Esencia organizada, la misma Conciencia objetivizada, liberada radicalmente de todo proceso subconsciente.
P- Maestro, dice la Maestra H.P.R. que la única manera de no sufrir en este mundo es dejar de reencarnar. ¿Qué nos puede usted decir al respecto?
M- Quiero que ustedes sepan, caballeros, que la felicidad absoluta solamente se consigue cuando uno tiene a Dios adentro. Podría uno vivir en el Nirvana, el mundo de la felicidad, mas si no tiene a Dios adentro no sería feliz.
Podría uno dejar de reencarnarse y, sí no tiene a Dios adentro, tampoco sería feliz.
Aunque uno viviera en una mazmorra inmunda, en medio de las desgracias más terribles o estar en los Mundos Infiernos, teniendo a Dios adentro seria infinitamente feliz.
No está de más recordarles a ustedes, amigos, que ahí en los Mundos Infiernos viven algunos maestros de compasión trabajando por los decididamente perdidos, ayudando, auxiliando, pero, como tienen a Dios adentro, son felices.
Samael Aun Weor