LA VERDAD

Desde la infancia y juventud comienza el vía  crucis de nuestra miserable existencia con muchas torceduras mentales, íntimas tragedias de familia, contrariedade s en el hogar y en la escuela, etc.

Es claro que en la infancia y juventud, salvo muy raras excepciones, todos estos problemas no alcanzan a afectarnos en forma realmente profunda; pero cuando ya nos hacemos personas mayores, comienzan las interrogantes: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Por qué tengo que sufrir? ¿Cuál es el objeto de la existencia? etc., etc.

Todos en el camino de la vida nos hemos hecho estas preguntas. Todos alguna vez hemos querido investigar, inquirir, conocer el por qué de tantas amarguras, sinsabores, luchas y sufrimientos, pero desgraciadamente siempre terminamos embotellados en alguna teoría, en alguna opinión, en alguna creencia, en lo que dijo el vecino, en lo que nos contestó algún viejo decrépito, etc.

Hemos perdido la Inocencia Verdadera y la Paz del corazón tranquilo y por ello no somos capaces de experimentar directamente la Verdad en toda su crudeza. Dependemos de lo que digan los demás y es claro que vamos por el camino equivocado.

La sociedad capitalista condena radicalmente a los ateos, a los que no creen en Dios.

La sociedad marxista-leninista condena a los que sí creen en Dios. Mas en el fondo, ambas cosas son lo mismo, cuestión de opiniones, caprichos de la gente, proyecciones de la Mente. Ni la credulidad, ni la incredulidad ni el escepticismo, significan haber experimentado la Verdad.

La Mente puede darse el lujo de creer, dudar, opinar, hacer conjeturas, etc., pero eso no es experimentar la Verdad.

También podemos darnos el lujo de creer en el Sol o de no creer en él y hasta dudar de é., pero el Astro Rey seguirá dando su luz y vida a todo lo existente sin que nuestras opiniones tengan para él la menor importancia.

Tras de la creencia ciega, tras de la incredulidad y el escepticismo, se esconden muchos matices de falsa moral y muchos conceptos, equivocados de falsa respetabilidad a cuya sombra se robustece el Yo.

La sociedad de tipo capitalista y la sociedad de tipo comunista tienen cada una a su modo y de acuerdo a sus caprichos, prejuicios y teorías, su tipo especial de moral. Lo que es moral dentro del bloque capitalista es inmoral dentro del bloque comunista y viceversa.

La moral depende de las costumbres, del lugar, de la época. Lo que en un país es moral, en otro país es inmoral, y lo que en una época fue moral en otra época es inmoral. La moral no tiene valor esencial alguno; analizándola a fondo, resulta estúpida en un ciento por ciento.

La Educación Fundamental no enseña moral. La Educación Fundamental enseña ÉTICA REVOLUCIONARIA y eso es lo que necesitan las nuevas generaciones.

Desde la noche aterradora de los siglos, en todos los tiempos, siempre hubo hombres que se alejaron del mundo para buscar la Verdad.

Es absurdo alejarse del mundo para buscar la Verdad porque ella se encuentra dentro del mundo y dentro del hombre aquí y ahora.

La Verdad es lo desconocido de momento en momento y no es separándonos del mundo ni abandonando a nuestros semejantes como podemos descubrirla.

Es absurdo decir que toda Verdad es verdad a medias y que toda Verdad es medio error.

La Verdad es radical, y es, o no es. Jamás puede ser a medias, jamás puede ser medio error.

Es absurdo decir que la Verdad es del tiempo y que lo que en un tiempo fue, en otro tiempo no lo es.

La Verdad nada tiene que ver con el tiempo. La Verdad es atemporal. El Yo es tiempo y por lo tanto no puede conocer la Verdad.

Es absurdo suponer Verdades convencionales, temporales, relativas Las gentes confunden a los conceptos y opiniones con eso que es la Verdad.

La Verdad nada tiene que ver con las opiniones ni con las así llamadas verdades convencionales, porque éstas son únicamente proyecciones intranscendentes de la Mente.

La Verdad es lo desconocido de momento en momento y sólo puede ser experimentada en ausencia del Yo Psicológico.

La Verdad no es cuestión de sofismas, conceptos, opiniones. La Verdad sólo puede ser conocida a través de la Experiencia Directa.

La Mente sólo puede opinar y las opiniones nada tienen que ver con la Verdad.

La Mente jamás puede concebir la Verdad.

Los maestros y maestras de escuelas, colegios y universidades deben experimentar la Verdad y señalar el camino a sus discípulos y discípulas.

La Verdad es cuestión de Experiencia Directa, no es cuestión de teorías, opiniones o conceptos.

Podemos y debemos estudiar, pero es urgente experimentar por sí mismos y en forma directa lo que haya de verdad en cada teoría, concepto, opinión, etc., etc., etc.

Debemos estudiar, analizar, inquirir, pero también necesitamos con urgencia inaplazable experimentar la Verdad contenida en todo aquello que estudiamos.

Es imposible experimentar la Verdad mientras la Mente se encuentra agitada, convulsionada, atormentada por las opiniones contrapuestas.

Sólo es posible experimentar la Verdad cuando la Mente está quieta, cuando la Mente está en silencio.

Los maestros y maestras de escuelas, colegios y universidades, deben indicar a los alumnos y alumnas el camino de la Meditación Interior Profunda.

El camino de la Meditación Interior Profunda nos conduce a la quietud y el silencio de la Mente.

Cuando la Mente está quieta, vacía de pensamientos, deseos opiniones, etc., cuando la Mente está en silencio, adviene a nosotros la Verdad.

Samael Aun Weor

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