Por: V. M. Samael aun Weor
Quiero que ustedes sepan que, ciertamente, LA LABOR DEL MISIONERO ES GRANDIOSA. En estos instantes de crisis mundial y de bancarrota de todos los principios, estamos, en realidad, organizando el EJÉRCITO DE SALVACIÓN MUNDIAL.
No hay duda de que estamos en un momento dificilísimo de la historia, en un momento crítico terrible: las naciones se han levantado contra las naciones, los pueblos contra los pueblos y por doquiera existe el llanto y el crujir de dientes; las enfermedades desconocidas abundan por todas partes; terremotos, pestilencias de toda índole; dificultades económicas, etc.; el caos, la anarquía gobierna en estos momentos en el mundo entero; la maldad se ha multiplicado hasta el máximo y la tierra se conmueve en sus entrañas cada vez más y más…
Ahora comprenderán ustedes, como Misioneros, cual es nuestra labor. Se necesita formar un núcleo de GENTE SELECTA, que sirva de BASE PARA LA FUTURA SEXTA RAZA RAÍZ; he ahí la labor del Misionero…
Son precisamente ellos, los Misioneros, quienes deben organizar el Ejército de Salvación Mundial. Antes de la Gran Catástrofe, ese Ejército debe estar ya formado; antes de la Gran Catástrofe, el Pueblo Selecto será llevado a un lugar secreto en el Pacífico; en dicho lugar nada sucederá, desde allí podremos ver la Gran Tragedia. Después de ese evento cósmico terrible, la Tierra toda quedará envuelta en fuego y vapor de agua…
Nos estamos preparando, mis queridos hermanos gnósticos, para crear una NUEVA CIVILIZACIÓN y una NUEVA CULTURA. Sin embargo, antes que todo, debemos darle forma al Ejército. Sólo después de haber surgido la Edad de Oro, podremos fundar en el mundo, una nueva civilización y una nueva cultura.
Los Misioneros que trabajan por formar el Ejército, obviamente se convertirán en los PALADINES DE LA EDAD DE ORO… ¡Vean ustedes cuán grandiosa es la labor de los Misioneros! Esos hermanos abandonan todo por el Cristo: Abandonan su Patria, su familia, sus bienes, todo, para formar el Ejército de Salvación Mundial.
Indubitablemente, ellos, con su trabajo desinteresado, con su trabajo fecundo y creador, podrán, obviamente, CANCELAR SUS DEUDAS VIEJAS, para quedar limpios completamente de karma…
Es por eso gloriosa la labor del Misionero: A base de sacrificio, terrible muchas veces, laboran en la Gran Obra del Padre. Los Misioneros Gnósticos están llamados, pues, a crear la nueva civilización y la nueva cultura; empero ellos deben EMPEZAR, PRIMERO, POR LA FORMACIÓN DE ESE NÚCLEO que necesitamos para iniciar la Nueva Era.
Es por eso que los Misioneros trabajan; ellos quieren formar ese núcleo que servirá de raíz para la Sexta Raza del mañana. Los que quieran trabajar, son SELECCIONADOS, de hecho, POR AQUEL CÍRCULO CONSCIENTE de la Humanidad Solar, que opera sobre los Centros Superiores del Ser (ese Círculo Inmortal vigila)…
No hay duda que los Misioneros Gnósticos brillan entre las tinieblas pavorosas de este mundo; ellos se destacan, refulgen, parecen llamas, diferentes a toda esta humanidad perversa… Es una GRAN OPORTUNIDAD la que se le da al Misionero y el Misionero debe aprovecharla.
La labor de los Misioneros debe ser ordenada; los Misioneros que salen a formar el Ejército, NO VAN COMO REFORMADORES DE LUMISIALES; todo Lumisial depende de un Director y éste, en sí mismo y por sí mismo, debe responder ante la Gran Ley por su trabajo.
En modo alguno se autoriza jamás a los Misioneros para ir a reformar Lumisiales O PARA DIVIDIR GRUPOS, o algo así por el estilo.
Que el Director de cada Lumisial responda por su obra. Más ningún Misionero está autorizado, para ir a reformarle el trabajo a algún Director de Lumisial. Los Misioneros no van de reformadores de grupos, los Misioneros van a formar nuevos grupos, que es diferente…
Todo Misionero tiene libertad para FORMAR GRUPOS. Así, el Misionero que forma un grupo, podrá establecer una cuota para ese grupo. Y con esa cuota podrán mantenerse a sí mismo, porque es obvio que tendrá que abastecerse económicamente.
Así pues, el Misionero tiene que manejar con equilibrio su balanza económica. Necesitan los Misioneros, comer, vestir, vivir, y obviamente, por eso, las cuotas son necesarias. Pero hay que evitar todo abuso.
Cualquier Misionero que cometiere abusos, que explotare al prójimo y que debidamente quede demostrada su explotación (no por chismografías sino por hechos claros concretos y definitivos), podría ser sancionado por la Sede Patriarcal; porque la Sede Patriarcal, en modo alguno, quiere la explotación.
Sabemos que los Misioneros necesitan vivir y por eso no nos oponemos a las cuotas; pero, sólo deseamos que no se dedique nadie a la explotación del prójimo; que haya justicia, perfecto equilibrio.
Todo Misionero tiene derecho a abrir cuantos Lumisiales quiera; y todo Misionero puede sentarse en la mesa para COMER DEL FRUTO DE SU TRABAJO. Quien sirve al Altar, tiene derecho a comer del Altar. Lo único que no tiene derecho es a vender el Altar o a alquilarlo, o algo así por el estilo.
En el Canadá, ya está el primer núcleo Gnóstico establecido. Allí vamos a poner una cabecera de puente (hablando en estilo estrictamente militar), que servirá de entrenamiento para todos los Misioneros Gnósticos que vayan a Europa.
Como quiera que en el Canadá existen distintas colonias europeas, es posible lograr por medio de las mismas, ciertos contactos útiles para Europa.
Además, en el Canadá, se van a entrenar todos nuestros Misioneros Gnósticos, no solamente en relación con la cuestión de los lenguajes, de los idiomas, sino, además, con la psicología de las distintas colonias Europeas. Esto es fundamental para las labores en el viejo mundo.
Obviamente, tendremos que establecer el Movimiento en toda Europa. Cuando ese plan se haya cumplido (que espero sea en tiempo breve), nos situaremos precisamente en el Japón para iniciar labores en todo el Continente Asiático.
Lo último que me tocará hacer a mí, en relación con la difusión del Evangelio Crístico Solar, será adentrarme en los Himalayas. Estoy en contacto ya, con ciertos Lamas Tibetanos que me aguardan. Cuando haya llegado al Tíbet, el Dalai Lama habrá sido restaurado en su trono y los Chinos comunistas habrán salido de allí. En todo caso, la misión que tienen por delante ustedes, mis queridos hermanos, es grandiosa, sublime: la formación del Ejército, primero que todo; más tarde la creación de una nueva civilización y de una nueva cultura.
Los Misioneros deben TRABAJAR asiduamente sobre sí mismos, DESTRUYENDO EL EGO, reduciéndolo a cenizas, convirtiéndolo en polvareda cósmica.
Samael Aún Weor