Todo planeta tiene siete razas y siete sub-razas. Nuestro planeta Tierra ya dio cinco razas, faltan dos.
Después de las siete razas y ya transformada por los cataclismos, se convertirá la Tierra a través de millones de años en una nueva luna.
Toda la vida involucionante y evolucionante vino de la Luna. Cuando la gran vida abandonó la Luna, ésta murió, se convirtió en desierto. En la Luna también existieron siete razas y cada una con sus siete sub-razas. El alma, la vida lunar, está ahora involucionando y evolucionando en nuestro planeta Tierra, Así es como se reencarnan los mundos.
Los aztecas dicen que los hombres de la primera raza fueron gigantes extraordinarios de color negro. Muy civilizada, una raza andrógina, asexual, semifísica, semi-etérica. Los individuos podían reducir su tamaño al de una persona normal de la actual raza aria. Los rituales y sabiduría fueron portentosos. La barbarie no existía en aquella época. Esta raza fue devorada por los tigres de la sabiduría.
El regente de esta raza fue el dios Tezcatlipoca. Cada individuo era un Maestro de Sabiduría. La reproducción se realizaba por el acto fisíparo, similar al sistema de reproducción de las células orgánicas mediante el proceso de división celular; así, el organismo padre-madre se dividía en dos. El hijo andrógino seguía sosteniéndose por un tiempo del padre-madre.
La primera raza vivió en la Isla Sagrada, situada en el casquete polar norte. Todavía existe dicha isla, pero en estado de jinas, dentro de la cuarta vertical.
La segunda raza fue gobernada por Quetzalcóatl. Fue la humanidad hiperbórea, La segunda raza se degeneró y se convirtieron en monos, antepasados de los monos actuales. Se reproducían por el proceso de brotación, tan común en los vegetales, del tronco brotan muchas ramas. Fueron arrasados por fuertes huracanes.
La tercera raza fue la raza lemur, que habitó lo que hoy es el Océano Pacífico. Perecieron arrasados por el sol de lluvia de fuego (volcanes y terremotos). Esta raza estuvo gobernada por el dios azteca Tláloc. La reproducción era por gemación. La Lemuria fue un continente muy extenso.
Los lémures se degeneraron y tuvieron después rostros semejantes a pájaros, por eso los salvajes, recordando la tradición, se adornaban con plumas en la cabeza.
La cuarta raza fueron los atlantes y estuvo gobernada por el dios azteca Atonatiuh. Terminó con una gran inundación. Las tribus precolombinas de América son descendientes de esta raza, también los chinos primitivos y los primitivos egipcios, etc.
Quinta raza aria: somos nosotros. Terminará con un gran cataclismo.
Está perfectamente descrita en el Ahau Katún, que es el decimotercero que se cuenta, Calixbach Chachalaca, poblado Kinchil Cobá, Chachalaca de Rostro Solar, es el asiento del decimotercer katún:
“Se ennegrecerá el ramillete de los señores de la Tierra por la universal justicia de Dios Nuestro Señor. Se volteará el Sol, se volteará el rostro de la Luna.
“Bajará la sangre por los árboles y las piedras, arderán los cielos y la Tierra, por la palabra del Dios Padre, del Dios hijo y del Dios Espíritu Santo, Santa Justicia, Santo Juicio de Dios Nuestro Señor.
“Nula será la fuerza del cielo y de la Tierra, cuando entren en el cristianismo las ciudades grandes y los pueblos ocultos. La gran ciudad llamada Maax, mono, y también la totalidad de los pequeños pueblos en toda la extensión del país llano de maya Cusamil, mayapán, Golondrina maya, su lugar estandarte venado.
“Será el tiempo en que se alcen los hombres de dos días (los homosexuales y lesbianas) en el rigor de la lascivia, hijos de ruines y perversos, colmo de nuestra perdición y vergüenza”.
“Dedicados serán nuestros infantes a la “flor de mayo” y no habrá bien para nosotros”.
“Será el origen de la muerte por la mala sangre al salir de la Luna, y al entrar la Luna llena acontecerá la sangre entera”.
“También los astros buenos lucirán su bondad sobre los vivos y sobre los muertos”.
Esto dice textualmente el Libro de los libros del Chilam Balam, joya sagrada del pueblo maya.
Sexta raza: koradi. Saldrá después del cataclismo de la quinta raza, vivirá en una Tierra transformada.
La séptima raza será la última.
Necesario es hablar de las siete rondas planetarias.
Después de estas siete razas la Tierra se convertirá en una nueva luna. En la primera ronda, nuestra Tierra fue creada con materia del plano mental. En la segunda ronda, nuestra Tierra se condensó en sustancia del plano astral. En la tercera ronda, nuestra Tierra se condensó en forma etérea. Y en la actual cuarta ronda la Tierra cristalizó en forma física y química. Es urgente saber que la Tierra fisicoquímica evoluciona bajo las leyes del karma planetario. La futura quinta ronda se desarrollará en el mundo etérico. La sexta ronda en el mundo astral y la séptima ronda en el mundo mental. Después vendrá la gran noche cósmica.
En la primera ronda las evoluciones fueron muy pobres, lo mismo que en la segunda y en la tercera. El fuego dio muy pocos rendimientos en esas tres precedentes rondas planetarias. El resultado lo tenemos a la vista en esta cuarta ronda en que vivimos. Es espantoso el hombre luciférico de esta cuarta ronda.
El fuego planetario, poco desarrollado y sobrecargado de karma planetario por los pobres rendimientos de las rondas precedentes, ha producido en nuestro mundo físico una evolución lenta, pesada, terrible. Las otras tres rondas darán poco rendimiento debido al karma planetario.
Los dioses de la naturaleza han trabajado muchísimo para crear seres auto conscientes. Los dioses han tenido que hacer difíciles experimentos en los laboratorios de la naturaleza. Empero, es bueno saber que la lucha de los dioses por crear al hombre no ha terminado. Todavía el ser humano, o llamado humano, tiene que desechar mucho, tanto que estará en los jardines zoológicos del futuro.
El reino de Malkuth es un filtro terrible. Quien quiera liberarse de esta rueda fatal del Samsára, tiene que disolver el ego, encarnar su alma. Raros son aquellos que lo logran. El desecho del filtro es lo común y corriente y a éste se lo traga el abismo.
El oro, lo selecto, el hombre verdadero, es aquel que tiene encarnados su alma y su espíritu y después de la muerte vive despierto en los mundos internos.
La naturaleza es implacable y el nacimiento de un ángel-hombre cuesta millones de víctimas. “Muchos son los llamados y pocos los escogidos.”
Aquellos que sostienen que el hombre viene del mono, están totalmente equivocados, realmente es el mono quien viene del hombre. La transformación de las especies y la evolución darwinista son falsas. Nadie ha visto nacer una nueva especie, nadie ha visto nacer de la familia de los monos a un hombre. Se abusa de la anatomía comparada, se abusa de la ley de las analogías para documentar sus posiciones falsas, empero, nadie ha visto jamás nacer una nueva especie. Realmente todas las especies vivientes, con excepción de algunas pocas, son desechos vivientes del reino humano.
El hombre actual desciende de los gigantes antediluvianos, como anteriormente explicamos.
Toda raza tiene siete sub-razas. La semilla de nuestra raza aria es nórdica, pero al mezclarse con los sobrevivientes atlantes dio origen a las sub-razas del tronco ario.
Primera sub-raza: Floreció en el Asia central, en aquellos reinos hoy desaparecidos del Asia Central y cuyas ruinas todavía existen en los Himalayas, alrededor del país del Tíbet. Ahí existieron las poderosas civilizaciones espirituales de la primera subraza aria.
Segunda sub-raza: Floreció en la India y en todo el Sur del Asia. En Perlandia, la tierra sagrada de los Vedas, en el viejo Indostán, existieron formidables culturas esotéricas y tremendas civilizaciones. Allí se desenvolvió la segunda sub-raza aria.
Tercera sub-raza: Creó poderosas civilizaciones. Babilonia, Caldea, Egipto, etc., etc., fueron escenario de muy ricas y poderosas civilizaciones creadas por la tercera sub-raza aria.
Cuarta sub-raza: Se desarrolló en Roma, Grecia, Italia, Atenas la gran ciudad fundada por la diosa Atenea. Antes de su degeneración y destrucción fueron escenario maravilloso donde se desarrollaron las poderosas civilizaciones de la cuarta sub-raza aria.
Quinta sub-raza: Es la anglo-sajona y teutona. La primera y segunda guerras mundiales, con toda su barbarie y corrupción moral, señalan con su dedo acusador a los hombres y mujeres de la quinta sub-raza aria.
Sexta sub-raza: Resulta de la mezcla de los conquistadores españoles con las tribus indoamericanas. El trabajo de formación de la sexta sub-raza en el territorio piel roja fue muy difícil, porque los conquistadores ingleses en vez de mezclarse con los indígenas, los destruyeron, los asesinaron. Sólo en forma muy insignificante e incipiente se realizó tal mezcla de sangre. Por ello la Fraternidad Oculta se vio en la necesidad de convertir al territorio norteamericano en un crisol de fundición de razas.
En los Estados Unidos todas las razas del mundo se han mezclado para formar la sexta sub-raza con enormes dificultades. La sexta sub-raza en América Latina se formó fácilmente y esto es algo que no deben ignorar los tratadistas de la antropogénesis y del ocultismo.
Séptima sub-raza: Todavía no existe, pero existirá. Estará formada por los sobrevivientes del nuevo gran cataclismo que muy pronto destruirá a la raza aria.
De manera pues que la raza aria, en vez de evolucionar, ha involucionado y su corrupción ahora es peor que la de los atlantes en su época. Su maldad es tan grande que ya llegó hasta el cielo.
La raza aria será destruida para que se cumplan las profecías que Ra-Mu hiciera en la sumergida Atlántida: “Si ellos se olvidan de que deben ser superiores, no por lo que adquieren sino por lo que dan, la misma suerte les tocará’.
Melchizedek, el genio de la Tierra, el rey del mundo, hizo en el Tíbet la siguiente profecía:
“Los hombres (o mejor dijéramos, los mamíferos racionales) cada vez más olvidarán sus almas para ocuparse sólo de sus cuerpos”.
“La mayor corrupción va a reinar sobre la Tierra”.
“Los hombres se asemejarán a las bestias feroces, sedientos de la sangre de sus hermanos”.
“La Medía Luna se apagará cayendo sus adeptos en la guerra perpetua, caerán sobre ellos las mayores desgracias y acabarán luchando entre sí”.
“Las coronas de los reyes, grandes y pequeñas, caerán: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho. Estallará una terrible guerra entre todos los pueblos”.
“Los océanos rugirán. La Tierra y el fondo de los mares se cubrirán de osamentas. Desaparecerán reinos, morirán pueblos enteros. El hambre, la enfermedad, crímenes no previstos en las leyes, no vistos ni soñados aún por los hombres”. “Vendrán entonces los enemigos de Dios y del Espíritu Divino, los cuales yacen en los propios hombres. Aquellos que levanten la mano sobre otro, perecerán también”.
“Los olvidados, los perseguidos, se erguirán después y atraerán la atención del mundo entero. Habrán espesas nieblas, tempestades horribles, montañas hasta entonces sin vegetación se cubrirán de florestas”.
“La Tierra toda se estremecerá. Millones de hombres cambiarán las cadenas de la esclavitud y las humillaciones, por el hambre, la peste y la muerte”.
“Las carreteras se llenarán de multitud de personas caminando al acaso de un lado para otro”.
“Las mayores, las más bellas ciudades desaparecerán por el fuego: uno, dos, tres, De cada diez mil hombres sobrevivirá uno, el cual quedará desnudo, destituido de todo entendimiento, sin fuerzas para construir su vivienda o para buscar alimentos. Y estos hombres sobrevivientes aullarán como los lobos feroces, devorarán cadáveres y mordiendo su propia carne desafiarán a Dios para el combate”.
“La Tierra toda quedará desierta y hasta Dios huirá de ella”.
“Sobre la Tierra vacía, la noche y la muerte. Entonces yo enviaré un pueblo desconocido hasta ahora (el Ejército de Salvación Mundial), el cual con mano fuerte arrancará las malas hierbas del vicio del terreno de cultivo y conducirá a los pocos que permanecen fíeles al espíritu del hombre a la batalla contra el mal”.
“Fundarán una nueva vida sobre la Tierra purificada por la muerte de las naciones.”