Entremos en escena: El lugar de la acción podemos y debemos ubicarlo en las azulosas montañas inefables del septentrión; en la España Gótica…
Resulta incuestionable el que precisamente allí y no en ninguna otra parte, vea Wagner los dominios y el castillo de Montsalvat, ocupado por los sublimes caballeros templarios, terribles custodios del Santo Grial.
Escrito está con caracteres de fuego en el gran libro de la naturaleza, la Ley de los Contrastes.
Es obvio que el límite de la luz son las tinieblas; la sombra de todo Santuario de gloria es siempre un antro tenebroso.
No es pues, en modo alguno algo extraño el que por ahí mismo en la vertiente meridional del mismo monte, mirando hacia la España árabe se encuentre también el castillo encantado del nigromante Klingsor…
Don Mario Roso de Luna, el insigne escritor teosófico, dice: “Las vestiduras de los caballeros del Grial y de sus escuderos son túnicas y mantos blancos, semejantes a las de los templarios, pero en vez de la roja TAU de éstos, ostentan una paloma en vuelo cernido en las armas y bordada en los mantos”.
El paraje aquel de la escena, más que lóbrego resulta ciertamente bastante severo y misterioso…
El terreno austero, indispensablemente rocoso, de acuerdo con las tradiciones Iniciáticas, resplandece en el centro con un espacio muy claro.
Cualquier iluminado puede ver hacia la izquierda, el doloroso camino que llega hasta el castillo del Santo Grial.
En el fondo se inclina el terreno deliciosamente hacia un lago sagrado de la montaña…
La piscina sagrada, el Iniciático lago de la representación de los misterios, eterno escenario de todo templo, como aún se ve en los actuales santuarios Indostánicos, no podía faltar en esos dominios del Santo Grial.
“Después del sol y su fuego, o sea sus vibraciones fecundas despertadoras de la vida en todos los ámbitos del planeta, el agua, el elemento femenino terrestre, la Gran Madre o Vaca nutridora, es la base misma de la vida, simbolizada en todas las teogonías con mil nombres lunares: IO, Maya, Isis, Diana, Lucina, Ataecina, Calquihuitl, y tantos más”…
Es obvio, y todo el mundo lo sabe, que en este nuestro mundo, el fluido elemento cristalino se presenta siempre bajo dos aspectos contrapuestos; Quiero referirme al estático y al dinámico.
No está de más recordar al profundo y delicioso lago siempre apacible y al tormentoso río…
El estado de lacustre calma nos invita a la reflexión… en realidad nunca es más activa el agua que cuando se nos muestra en la tranquila fuente.
Entrando pues, en este tema de meditación profunda, advertimos, por de pronto, que el legítimo concepto de “LAGO” puede y hasta debe ser ampliado filosóficamente en forma esotérica de fondo.
Conviene saber con entera claridad que de las tales aguas estáticas, espermáticas, genesíacas o lacustres, viene el espléndido jeroglífico substancial del cero eternal…
Es urgente comprender que de las aguas dinámicas o fecundadoras del tormentoso río, surge como por encanto la línea doble de acuario, inicial jeroglífica de la letra M con la cual se designa por doquiera el elemento femenino eterno: Madre, Mater, Mamá, María, Maya, Mar.
La línea recta del arroyo cantarín, atravesando atrevidamente el apacible lago, viene a formar el primitivo jeroglífico de IO, o sea el santo IO, fundamento tremendo de nuestro sistema decimal.
Esto viene a recordarnos los símbolos terriblemente divinos de SHIVA, el Espíritu Santo: El Lingam negro embutido en el Yoni.
Resulta lleno de honda significación en el evangelio cristiano, el hecho concreto de que en los momentos más extraordinarios de la predicación del Gran KABIR JESÚS, juegan el LAGO y el MAR un papel formidable y misterioso…
El evangelio habla claro y nos dice que al iniciar JESÚS su misión, fue a Cafarnaum, ciudad marítima de la Galilea, de la que el profeta Isaías había dicho sabiamente: “Pueblo que estaba en las tinieblas, vio una gran luz, y luz les nació a cuantos en sombra de muerte moraban en la tierra”. (Mateo IV, 16).
Yendo entonces el gran KABIR por la ribera del mar de Galilea, tomó como primeros discípulos a los pescadores Pedro y Andrés, “para hacerles pescadores de hombres”.
Cuando el Bautista fue decapitado, el Gran KABIR se retira en un barco a un lugar desierto y apartado, es decir, a la tierra de los JINAS, donde opera con las hambrientas multitudes el milagro extraordinario y asombroso de los cinco panes y de los dos peces, de los que comieron nada menos que cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, sobrando además doce cestos llenos de pedazos. (Ibíd. XIV, 15-21).
Sería pues, algo más que imposible que en los dominios del castillo de Montsalvat, faltase el lago sagrado de los grandes misterios arcaicos.
El agua esotérica en sí misma es el ENS SEMINIS de los viejos Alquimistas Medievales dentro del cual se encuentra el ENS VIRTUTIS del fuego.
Samael Aún Weor