LOS ESTADOS DE JINAS

“Tal como es arriba es abajo”. Lo infinitamente pequeño es análogo a lo infinitamente grande. Un átomo es todo un sistema solar en miniatura.

Existe la Jerusalem Celestial en el macrocosmos. Existe la Jerusalem Celestial en el microcosmos- hombre.

Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. Es la futura Jerusalem Celestial del macrocosmos.

Cuando un hombre se Cristifica se convierte en la nueva Jerusalem Celestial d el microcosmos. “Tal como es arriba es abajo“. Esa es la ley.

La Nueva Jerusalem -tanto en el macrocosmos como en el microcosmos- desciende de los mundos superiores; y está llena de poderes terriblemente divinos.

La Nueva Jerusalem -tanto en el futuro planeta tierra, como en el planeta hombre- está iluminada por el Cordero Inmolado.

El planeta purificado del futuro, más los cuerpos internos del planeta, son la Jerusalem Celestial del futuro en el macrocosmos.

El cuerpo Crístificado del hombre, más sus cuerpos internos Cristificados constituyen la Jerusalem Celestial del microcosmos hombre.

Todo lo que sucede en el planeta tierra, se repite en el planeta hombre. Todo lo que sucede en la Jerusalem Celestial del macrocosmos, se repite en la Jerusalem Celestial del micro-cosmos-hombre. “Tal como es arriba es abajo”.

En la Jerusalem Celestial del Planeta Tierra del futuro, sólo morarán las almas Cristificadas. En la Jerusalem Celestial del cuerpo humano sólo mora el alma Cristificada del iniciado.

El cuerpo humano de un Crístificado es la Jerusalem Celestial del microcosmos. Ese cuerpo Crístico está lleno de terribles poderes.

Los ocho poderes mayores del místico, son los siguientes:

Primero: “Anima”. Poder para reducir el tamaño de su cuerpo físico hasta alcanzar el tamaño de un átomo.

Segundo: “Mahima”. Poder para agigantarse hasta tocar el sol y la luna con sus manos.

Tercero: “Laghima”. Poder para volver el cuerpo tan liviano como una pluma. Con este poder podemos flotar con el cuerpo por los aires.

Cuarto: “Gharima”. Poder para aumentar el peso del cuerpo a voluntad, hasta pesar como una montaña.

Quinto: “Prapti”. Profecía, clarividencia oído sagrado, psicometría, telepatía, intuición, poder para entender el lenguaje de los animales, como Apolonio de Tiana, como Francisco de Asís, que también podía conversar con los animales del bosque.

Sexto: “Prakanya”. Poder que le permite al místico sumergirse en el agua y hasta vivir debajo de las aguas sin recibir ningún daño.

El Gran Gurú Deva Sivananda nos cuenta el caso del Swami Tilinga de Benarés (India) que acostumbraba vivir seis meses del año debajo de las aguas del Ganges.

Séptimo: “Vasitwan”. Poder con el cual el místico puede dominar los animales más feroces. Poder para pronunciar palabras que entumecen y encantan a las serpientes venenosas.

Octavo: “Ishatwan”. Poder que le permite a los santos resucitar a los muertos. El que ha llegado a estas alturas, es un liberado, un Señor de los vivos y de los muertos.

Todos aquellos que ya están caminando la senda de cristificación, deben desarrollar estos ocho poderes. Estos poderes de la Jerusalem Celestial se logran y se conquistan con la meditación interna (a condición de una castidad absoluta).

El cuerpo humano convertido en la Jerusalem Celestial, es un cuerpo Crístico maravilloso.

PRÁCTICA

  1. Acuéstese el místico en su lecho tranquilamente.
  2. Pídale al Cordero Interno la asistencia de un Ángel especialista en los estados de Jinas.
  3. Suplicad al Ángel y al Cordero Inmolado que os lleven con el cuerpo físico, a los mundos superiores.
  4. Nosotros los Hermanos del Templo, os aconsejamos invocar al Ángel Harpócrates que es especialista en los estados de Jinas. Rogad al cordero. Suplicadle que os envíe a Harpócrates.
  5. Retirad de vuestra mente todos los pensamientos (poned la mente en blanco). Es necesario que lleguéis a tener la mente quieta y tranquila.
  6. Provocad el sueño. Adormeceos sin pensar en nada.
  7. Levantaos de vuestro lecho y salid de vuestra recámara conservando el sueño como un tesoro precioso.

Si la práctica ha sido bien hecha, vuestro cuerpo entrará en estado de Jinas, es decir, se sumergirá dentro de los mundos suprasensibles.

Un cuerpo en estado de Jinas puede flotar en los aires (Laghima), o sumergirse en las aguas (Prakanya), o pasar por entre el fuego sin quemarse, o reducirse al tamaño de un átomo (Anima), o agrandarse hasta tocar el sol y la luna con las manos (Mahima).

Un cuerpo sumergido dentro de los mundos suprasensibles está sometido a las leyes de esos mundos. Entonces es plástico, elástico, puede cambiar de forma, disminuir de peso (Laghima), o aumentar de peso (Gharima) a voluntad.

El yogui de Benarés, que se sumergía seis meses debajo de las aguas, podía hacerlo porque primero ponía su cuerpo en estado de Jinas.

Algunos devotos que estuvieron haciendo las prácticas de meditación para entrar en estado de Jinas, se sintieron de pronto como muy gordos, tuvieron la sensación de estarse inflando como globos. Si esos devotos se hubieran levantado de su cama en esos precisos instantes, entonces hubieran tenido la dicha de entrar en estado de Jinas.

Cuando Jesús caminó sobre las aguas del Mar de Galilea, iba con su cuerpo en estado de Jinas.

Pedro pudo librarse de los grillos, y salir de su prisión, gracias a un ángel que lo ayudó a poner su cuerpo en estado de Jinas.

La Jerusalem Celestial del microcosmos-hombre, está llena de formidables poderes divinos.

Con la meditación interna lograréis desarrollar los ocho grandes poderes místicos y os convertiréis en modelos vivientes de la futura Jerusalem Celestial.

Se necesita mucha paciencia y muchos años de práctica para educar, desarrollar y vigorizar los ocho grandes poderes místicos.

En estas prácticas de Jinas, los devotos deben ser pacientes. Hay que perseverar días, meses y años, hasta educar, desarrollar y vigorizar totalmente los ocho grandes poderes místicos. En estado de Jinas obramos sobre la naturaleza con los poderes de las siete iglesias.

Se necesita fe, tenacidad, paciencia, castidad, caridad y supremo amor por la humanidad. Estas virtudes son indispensables. Así lograréis desarrollar los ocho poderes místicos de vuestra propia Jerusalem Celestial. Esos ocho místicos poderes pertenecen a las siete iglesias.

Aquellos que se cansan, los inconstantes, aquellos que adulteran con Jezabel (que se dice Profetisa), jamás lograrán los ocho místicos poderes de los santos.

En estado de Jinas ejercemos el sacerdocio perfecto de las siete iglesias. Todo hombre que se Cristifica, se convierte en un vivo exponente, en un vivo ejemplar de la futura Jerusalem.

Todos los vehículos internos del hombre, cuando ya están Cristificados y estigmatizados, resplandecen con la gloria del Cordero. Realmente ese es el Santo Tabernáculo de Dios con los hombres. El Señor mora en su Santo Tabernáculo. Esa es la Jerusalem Celestial dotada de poderes terriblemente divinos. Y la Jerusalem Celestial no tiene necesidad de sol ni de luna para que resplandezca en ella, porque la claridad inmaculada del Eterno la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

El santo ocho es el signo del infinito. En la médula espinal se enroscan los dos testigos del Apocalipsis formando el santo ocho. De ese santo ocho brotan todos los místicos poderes de la Jerusalem Celestial del microcosmos hombre. Ahora comprenderán los devotos por qué hablamos de ocho místicos poderes inefables.

“El muro de la ciudad tiene 144 codos, medida de hombre, la cual es de ángel” (Ap. 21: 17). 1 + 4 + 4 = 9.

Hay que bajar a la novena esfera (el sexo) a trabajar con el agua y el fuego, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca comienza por allí.

El Hijo del Hombre nace del agua y del fuego. “Y el que hablaba conmigo tenía una medida de una caña de oro, para medir la ciudad, y sus puertas y sus muros” (Ap. 21: 15). Esa caña de oro es la médula espinal. Por allí suben los siete grados del poder del fuego. Empuñad vuestra caña para que ejerzáis el sacerdocio de los santos.

Vosotros podéis convertiros en ciudadanos anticipados de la futura Jerusalem.

Así como antes de salir el sol, raya la aurora en el Oriente, alegrando a los pájaros, que comienzan entonces a llenar el bosque con la dulzura de sus conmovedores cantos; así también antes de la futura Jerusalem inefable, raya la aurora del Eterno con algunos vivos ejemplos de lo que habrá de ser la Nueva Jerusalem.

Desarrollad vuestros poderes internos. No codicies los poderes. No desees poderes, Cultivad las flores del loto con amor desinteresado. Cultivad vuestro precioso jardín interno y delicado, así como el pobre jardinero cultiva su jardín.

Cuando tus flores de loto resplandezcan, recuerda que todos tus poderes no son sino míseras bujías de sebo brillando como luciérnagas ante el sol resplandeciente de tu Cordero Inmolado.

Tú no eres el Maestro; tú eres tan sólo la sombra pecadora de aquel que jamás ha pecado. Recuerda que sólo tu Cordero Interno es el Maestro.

Recuerda que aunque tu Dios Interno es un jerarca del fuego, tú, pobre gusano, eres únicamente un hombre, y como tal se te juzgará siempre.

Tu Cordero Interno puede ser un Dios planetario; pero tú, pobre gusano del lodo, recuerda, y no lo olvides que tú tan sólo eres la sombra de tu Dios. ¡Pobre sombra pecadora!

No digas yo soy el Dios tal, o yo soy el Maestro tal, porque tú no eres sino una sombra que debe resolverse a morir decapitada para no servir de obstáculo a tu Dios Interno. Es necesario que llegues a la suprema humildad.

Samael Aun Weor

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