Los Misterios de la Vida y la Muerte II

Durante los siete primeros años, se forma la personalidad humana, a los 14 años aparece la energía personal y fluyendo avasalladoramente por el sistema neuro-simpático, a los 35 años, aparece el sexo en su forma trascendental de emoción creadora.

Es al llegar a esta edad, cuando podemos fabricar eso que se llama alma. El hombre normal no tiene alma, mejor dicho, todavía no es hombre, ni tiene alma.

El animal intelectual falsamente llamado hombre normal, es una máquina controlada por la legión del Yo. Este es pluralizado. Debo leer un libro, dice la función intelectual. Me voy a una partida de football, dice la función motriz, tengo hambre, no iré a ninguna parte, declara la digestión, prefiero ir a donde una mujer, declara el Yo pasional, etc., etc. Todos estos Yoes riñen entre sí. El Yo que hoy jura fidelidad a la Gnosis, es desplazado por otro que odia la Gnosis. El Yo que hoy adora a una mujer, es desplazado después por otro que la aborrece. Sólo fabricando alma establecemos un principio permanente de conciencia dentro de nosotros mismos. Aquel que tiene alma vive consciente después de la muerte. El alma puede ser creada con la acumulación de energías más sutiles que el organismo produce y su cristalización a través de supremos esfuerzos, para hacerse auto-consciente en forma total y definitiva. Desgraciadamente el animal intelectual llamado hombre, gasta torpemente estas energías en apetencias, temores, ira, odio, envidia, pasiones, celos, etc.

Es urgente crear la voluntad consciente, es indispensable someter todos nuestros pensamientos y actos a el Juicio Interno. Sólo así podemos crear eso que se llama alma. Necesitamos auto-conocernos profundamente para crear alma.

RAYO DE LA MUERTE

El Rayo de la Muerte, reduce al llamado hombre, a una simple quinta esencia molecular. Así como una tonelada de flores puede reducirse a una simple gota de perfume esencial. La energía de la muerte, por ser tan fuerte, destruye totalmente el organismo humano. Es una corriente de tan altísimo voltaje, que inevitablemente destruye el organismo cuando llega a circular por éste. Así como un rayo puede despedazar un árbol, así también el rayo de la muerte, reduce a cenizas, el cuerpo humano. Es el único tipo de energía que el organismo no puede resistir. Este rayo conecta la muerte con la concepción. Los dos extremos se tocan. Cuando la esencia se desprende del viejo cuerpo, bajo impacto terrible del rayo de la muerte, se produce una tensión eléctrica tremenda a una nota clave, cuyo resultado axiomático es el movimiento y combinación de los genes determinantes del futuro cuerpo físico. Así es como los sutiles constituyentes del huevo fecundo, se acomodan en disposición correspondiente, teniendo como base la tensión eléctrica y la nota clave de la muerte.

LO QUE CONTINUA

Dos cosas van al sepulcro. La primera es el cuerpo físico, la segunda, es la personalidad humana. Esta última como ya dijimos, se forma durante los primeros siete años de la infancia y se robustece con las experiencias. A veces la personalidad deambula por el cementerio; otras, salen de su sepulcro, cuando sus dolientes las visitan y les llevan flores. Pero poco a poco, la personalidad se va desintegrando. La personalidad es energética y atómica. La personalidad es perecedera. No existe ningún mañana para la personalidad del difunto, ella es mortal.

La personalidad no se reencarna. La personalidad es hija de su tiempo y muere en su tiempo. Aquello que continúa es la Esencia, es decir, el Fantasma del Muerto. Dentro de dicho fantasma, se desenvuelven el Ego reencarnante, el Yo, el Mi Mismo. Este último es legión de diablos que continúan. Es falso dividirnos entre dos Yoes, uno de tipo inferior y otro de tipo superior. El Yo es legión de diablos, que se desarrollan normalmente dentro de nosotros mismos, eso es todo.

Mucho se habla en la literatura ocultista de un Yo Superior, de un Yo Divino, pero resulta que ese tal Yo Superior no es tal Yo. La Deidad, trasciende todo Yoismo. Aquello que no tiene nombre profano, es el Ser, el Eterno.

La Esencia es molecular. La Esencia, el fantasma del muerto, vive normalmente en el mundo molecular, así pues, al morir salimos del mundo celular y entramos en el mundo molecular, en el mundo molecular, usamos un cuerpo molecular.

El libro tibetano de los muertos dice textualmente lo siguiente: Oh! noble por nacimiento, tu cuerpo presente, siendo un cuerpo de deseo no es un cuerpo de materia grosera, así que ahora tú tienes el poder de atravesar cualquier masa de rocas, colinas, peñascos, tierra, casas y el Monte Meru mismo, sin encontrar obstáculo, estás ahora provisto del poder de las acciones milagrosas, que, empero, no es fruto de ningún Samadhí, sino del poder que viene a ti naturalmente. . . tú puedes instantáneamente llegar a cualquier lugar que desees; tienes el poder de llegar allí en el tiempo que un hombre tardaría en abrir o cerrar la mano. Estos varios poderes de ilusiones y de cambio de forma no los deseéis, no lo deseéis.

EL CUERPO VITAL

En el organismo humano existe un cuerpo Termoeléctrico Magnético. Este es el Cuerpo Vital. Dicho cuerpo es el asiento de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir sin el cuerpo vital. Cada átomo del cuerpo vital, penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico, para hacerlo vibrar intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y biológicos, todo fenómeno de percepción, todo proceso metabólico, toda acción de las calorías, etc., tienen su base en el cuerpo vital. Este cuerpo es realmente la sección superior del cuerpo físico, el cuerpo tridimensional. En el último instante de la vida, dicho cuerpo se escapa del organismo físico.

El cuerpo vital no entra al sepulcro. El cuerpo vital flota cerca del sepulcro y se va desintegrando lentamente conforme el cadáver se va desintegrando. Al sepulcro solo entran el cadáver y la personalidad del fallecido. El cuerpo vital, tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos muy bien que cada siete años cambia totalmente el cuerpo físico y no queda ni un solo átomo antiguo en dicho cuerpo. Empero, el cuerpo vital no cambia. En dicho cuerpo están contenidos todos los átomos de la niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez y decrepitud. El cuerpo físico pertenece al mundo de tres dimensiones. El cuerpo vital es cuerpo de la cuarta dimensión.

LA QUINTA DIMENSIÓN

Los fantasmas de los fallecidos viven en la quinta dimensión, esta es la Eternidad. Largo, ancho y alto forman las tres dimensiones del mundo celular. El tiempo es la cuarta dimensión; la eternidad la quinta dimensión y aquello que está más allá de la eternidad y del tiempo corresponde a la sexta dimensión.

Realmente la liberación comienza en la sexta dimensión, el mundo del espíritu divino, es el mundo electrónico, es el mundo de la sexta dimensión. Todo aquel que muere entra en la quinta dimensión. La eternidad se abre para devorar a los fallecidos y luego los expulsa de su seno para regresarlos al mundo del tiempo y de la forma física. Los fallecidos son expulsados de la eternidad porque todavía no poseen el Ser. Solo quiénes poseen el Ser pueden vivir en la eternidad. El Ser es el Intimo, el Espíritu. Es necesario trabajar primero con la materia molecular para fabricar alma y luego refinar la energía de esta alma a un grado más alto para fabricar espíritu. Hay que transmutar la materia molecular en electrónica y fusionar el átomo para liberar el fuego sagrado que nos convierte en espíritus divinos.

Capítulo Segundo

LOS ÁNGELES DE LA MUERTE

La filosofía positiva contemporánea se funda en la existencia de la materia (Materialismo) y de la energía. Mucho es lo que se ha discutido sobre la fuerza y materia, pero estas continúan a pesar de todas las especulaciones siendo la X, Y, desconocidas. Los secuaces reaccionarios de la filosofía positiva, viven siempre tratando de definir la una por la otra, es ridículo, espantosamente ridículo definir lo desconocido. La filosofía materialista dice : “Materia es aquello en que se lleva a cabo los cambios llamados movimientos; y movimientos son aquellos cambios que se llevan a cabo en la materia”. Esta es la identidad de lo desconocido: X= Y, Y= X. Total, ignorancia, círculo vicioso, absurdo. Realmente, nadie ha visto la materia ni la energía. El ser humano solo percibe fenómenos, cosas, formas, imágenes, etc., nunca hemos visto las substancias de las cosas. La substancia dada, no es precisamente materia, sino madera, cobre, estaño, piedra, etc., tampoco hemos visto jamás la energía separada del movimiento. Jamás hemos visto la materia separada de las formas y de los objetos.

Un puñado de tierra tiene una forma definida; una estatua, tiene una forma definida, el planeta tierra tiene una forma definida, etc., etc.

Realmente la llamada materia solo es un concepto tan abstracto, como la belleza, la bondad, el valor o el trabajo, etc., nadie es capaz de ver la substancia de las cosas en sí misma. Nadie conoce la “Cosa en Sí”.

Vemos la imagen física de un hombre, pero no vemos la cosa en sí, el cuerpo en sí del hombre. Solo desarrollando el sentido espacial podemos ver el cuerpo en sí mismo, la cosa en sí.

El espacio es el vehículo de la mente y solo con el sentido del espacio podemos aprender la cosa en sí. Esta es el cuerpo vital del hombre, ¿cuál sería la cosa en sí de una planta? El cuerpo vital de ella. ¿Cuál la cosa en sí de un animal? El cuerpo vital de un animal. ¿Cuál la cosa en sí de la tierra? La tierra vital.

El mundo vital representa a la tierra en sí misma. De esta tierra vital depende la vida de todos los organismos. La tierra vital se halla en la cuarta dimensión. El punto en movimiento deja una huella, esta es la línea. La línea en movimiento deja una huella, esta es la superficie. La superficie en movimiento se convierte en sólido y el sólido en movimiento se convierte en hipersólido. Realmente el hipersólido es la cosa en sí, el hipersólido pertenece a la cuarta dimensión. Solo podemos ver los hipersólidos con el sentido espacial. Este es superior al sentido temporal. Realmente el sentido temporal es solo la superficie del sentido espacial.

El punto al salirse de sí mismo se convierte en línea. La línea al salirse de sí misma se convierte en superficie, la superficie al salirse de sí misma se convierte en sólido. El sólido saliéndose de sí mismo con un movimiento en el espacio se convierte en hipersólido.

Los hipersólidos están contenidos dentro de los cuerpos sólidos. Saliendo el cuerpo vital dentro de un organismo, este se desintegra inevitablemente. El cuerpo vital, pertenece a la cuarta dimensión y la esencia humana a la quinta dimensión.

Los ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la cuarta dimensión y los que gobiernan la muerte en la quinta dimensión. Los primeros conectan al Ego con el Zoospermo, los segundos rompen la conección que existe entre el Ego y el cuerpo físico.

Los ángeles de la muerte son en sí mismos hombres perfectos, es muy amarga la pérdida de un ser querido y parecería como si los ángeles de la muerte fuesen demasiado crueles, pero ellos realmente no lo son, aún cuando parezca increíble. Los ángeles de la muerte trabajan de acuerdo con la ley, con suprema sabiduría y muchísimo amor y caridad. Esto solo lo podemos entender claramente cuando nos identificamos con ellos en el mundo molecular y en el mundo electrónico. Los ángeles de la vida le dan al ser humano un cuerpo vital para que pueda vivir. Los ángeles de la muerte le quitan al ser humano la vida. Esto lo hacen cortando el cordón de plata. Dicho cordón se corresponde con el cordón umbilical y es séptuple en su interna constitución íntima. Los ángeles de la vida conectan al cuerpo molecular de los desencarnados con el zoospermo. Así estos, vuelven a tener un nuevo cuerpo, realmente el cordón de plata es el hilo de la vida que los ángeles de la muerte rompen en su día y en su hora de acuerdo con la ley del destino. Este hilo maravilloso pertenece a las dimensiones superiores del espacio y solo puede ser visto con el sentido espacial.

Los moribundos suelen ver el ángel de la muerte como una figura esquelética espectral bastante horrible. Realmente lo que sucede es que éste se reviste con el traje que corresponde a su oficio. En la vida práctica el policía viste su uniforme, el médico, su bata blanca, el juez, su toga, el sacerdote su hábito religioso, etc. Las vestiduras funerales y la esquelética figura de los ángeles de la muerte, horrorizan a aquellos que todavía no han despertado la conciencia. Los símbolos funerales de los ángeles de la muerte son: la hoz que siega vidas, la calavera de la muerte, el búho, la lechuza, etc. Fuera de su trabajo, la apariencia de los ángeles de la muerte es la de hermosos niños, sublimes doncellas, venerables maestros, etc., etc.

Los ángeles de la muerte están escalonados, en forma de jerarquías. Entre ellos hay grados y grados, escalas y escalas, etc.

Los ángeles de la muerte tienen sus templos en el mundo molecular, también tienen sus escalas, palacios y bibliotecas.

Allí en la inmensidad del gran océano de la vida existe un palacio funeral donde tiene su morada uno de los genios principales de la muerte, su rostro es como el de una doncella inefable y su cuerpo como el de un varón terrible. Este ser maravilloso usa un cuerpo electrónico totalmente andrógino. Este Ser es un Andrógino Divino. Bajo su dirección trabajan millares de ángeles de la muerte. En su biblioteca existen millares de volúmenes moleculares donde están escritos los nombres y datos kármicos de todos aquellos que deben morir, cada cual a su día y a su hora, de acuerdo con la ley del destino. La ciencia de la muerte es terriblemente divina.

El animal intelectual falsamente llamado hombre, muere inconsciente y nace inconsciente y así marcha ciego desde la cuna hasta el sepulcro, sin saber de dónde viene ni para dónde va. Cuando fabricamos alma, despertamos conciencia y solo entonces nos hacemos concientes de los misterios de la vida y de la muerte. Todo hombre con alma puede negociar con los ángeles de la muerte y desencarnar a voluntad, de acuerdo con sus necesidades. Esto significa, poder para alargar la vida si así se considera necesario para realizar o terminar alguna labor en el mundo físico.

Quiénes se han transfigurado en el mundo electrónico, quiénes ya poseen un cuerpo electrónico por haber fabricado un espíritu, pueden mandar a los ángeles de la muerte y conservar cuerpo físico durante millones de años. Esos son los grandes salvadores de la humanidad. Los grandes rectores del mundo, recordemos el Rey del Mundo, citado por Ossendewski en su libro titulado “Bestias, hombres y dioses”. Este gran ser vive en Agharti y posee un cuerpo de edad indescifrable. A este gran ser lo mencionan antiquísimas escrituras religiosas. Recordemos a Sanat Kummara; el anciano de los días, el gran inmolado, el fundador del Colegio de los Iniciados de la Gran Logia Blanca. Dicho adepto vive en el desierto de Gobi, en un oasis solitario. El cuerpo de este gran ser tienen una edad de más de diez y ocho millones de años. En su compañía residen en el mismo oasis un grupo de adeptos con cuerpos lémures inmortales. Todos esos adeptos viajan con su cuerpo físico por entre las dimensiones superiores del espacio. Ellos tienen el poder de tele-transportarse con su cuerpo físico por entre la cuarta o quinta dimensión. Todos ellos ejercen poder sobre los ángeles de la muerte. Ellos son adeptos de los Misterios de la Vida y de la Muerte. Todos ellos tuvieron que trabajar con el Gran Arcano.


Capítulo Tercero

LOS TRIBUNALES DEL KARMA

El libro tibetano de los muertos dice: “Has estado en un desmayo durante los últimos tres y medio días. Tan pronto como te recobres de este desmayo, tendrás el pensamiento” ¿que ha pasado? (pues) en ese momento todo el Samsara (Universo Fenoménico) estará en revolución.

El ingreso a los mundos electrónicos y molecular en el momento de la muerte, es una prueba tremenda para la conciencia del hombre. El libro tibetano de los muertos, asegura que todos los hombres caen en el momento de la muerte, en un desmayo que dura tres días y medio. Max Heindel, Rudolf Esteiner y muchísimos otros autores sostienen que durante estos tres días y medio el Ego desencarnado, ve pasar toda su vida en forma de imágenes y en orden retrospectivo. Aseguran dichos autores que dichos recuerdos se hallan contenidos en el cuerpo vital. Esto es cierto, pero solo es una parte de la verdad. Las imágenes y recuerdos contenidos en el cuerpo vital y su visión retrospectiva, solo es repetición automática de algo semejante en el mundo electrónico.

En el momento de la muerte y durante los tres días y medio siguientes a la muerte, nuestra conciencia y nuestro juicio interno, son liberados por la descarga electrónica. Entonces vemos pasar toda nuestra vida en forma retrospectiva. La descarga es tan fuerte que el hombre cae después en un estado de coma y de sueños incoherentes. Solo aquellos que poseen eso que se llama alma, pueden resistir la descarga electrónica sin perder la conciencia.

Pasados los tres días y medio la esencia entra en un estado de conciencia de tipo lunar. En el momento de la muerte, revivimos la vida en forma retrospectiva, bajo la descarga electrónica, pero en forma muy rápida y terrible. En el mundo molecular volvemos a revivir nuestra vida que acaba de pasar en forma más lenta porque el tiempo en el mundo molecular es más lento que en mundo electrónico.

Bajo la influencia lunar revivimos nuestra vida desde la ancianidad hasta la niñez y nacimiento. Los desencarnados visitan entonces todos aquellos lugares, con los cuales se relacionaron. Reviven cada escena de su vida, dicen y hacen lo mismo que hicieron, sintiendo alegría por las buenas obras y profundo dolor moral por las malas.

Terminando el trabajo retrospectivo es claro que tenemos plena conciencia del resultado final de la vida que acaba de pasar. Es entonces y solo entonces, cuando todo aquel que no esté decididamente perdido, toma la decisión de enmendar sus errores y pagar lo que debe. Solo los completamente perdidos no responden a los impactos terribles de los mundos molecular y electrónico. Realmente esos seres ya están tan materializados, que de hecho, retornan al mundo mineral. Este es el infierno cristiano, Ammit, el monstruo egipcio, devorador de los muertos, con sus gigantescas mandíbulas, el buitre cósmico que consume los desechos o despojos de la humanidad, el Averno romano, el Avitchi Indostán, etc.

Todos los planos de existencia cósmica, mencionados por la teosofía, pueden ser perfectamente sintetizados en cuatro regiones: Infierno, Tierra, Paraíso, Cielo. Es decir, mundo mineral, mundo celular, mundo molecular y mundo electrónico.

El juicio final es el que decide la suerte de los desencarnados. Terminado el trabajo retrospectivo, tenemos que presentarnos ante los tribunales del karma. En dichos tribunales tenemos que responder de cargos, la sentencia de los jueces es definitiva. Realmente no es exacto afirmar que todos los seres pasen a las regiones del paraíso o a los estados de felicidad de tipo celestial después del juicio. Realmente solo pasan a las regiones inefables mencionadas por la teosofía una muy pequeña minoría de seres. El juicio final divide a los desencarnados en tres grupos:

1. Los que se reencarnan inmediatamente;

2. Los que suben a los estados paradisiacos y celestes, y los que reencarnan mucho tiempo después;

3. Los que entran al reino mineral (infierno).

Capítulo 4

LOS CUATRO CÍRCULOS

Nuestro sistema solar es un cuerpo completo con cuatro círculos completos. La circunferencia de cada uno de los círculos, tiene su respectivo patrón de tiempo. El círculo de la región mineral llamado infierno o Avitchi, etc., tiene una escala de tiempo que va de 80,000, a 800 y 80 años tiempo terriblemente lento, muy apropiado para todos esos procesos minerales que se realizan dentro de la corteza terrestre en aquel reino llamado infierno o Avitchi. El círculo de la vida celular, se extiende de 60 años a un mes dentro de este tiempo se desenvuelven normalmente los organismos que viven en la superficie de la tierra. El círculo de la vida molecular se extiende de un mes a 40 minutos y mide todos los fenómenos y sucesos del mundo molecular. El mundo molecular es la región o las regiones de la atmósfera, el Paraíso de todas la religiones. El círculo de la vida electrónica, oscila entre 40 y dos segundos y medio. Este es tiempo de regiones celestes con los cuales se miden fenómenos de la luz y acontecimientos solares.

AVITCHI

La región infernal del Avitchi, está dentro de las capas minerales de la tierra. El Avitchi, está por debajo de los límites de la percepción sensorial externa. El Avitchi, corresponde a las más densas regiones minerales. El Avitchi no podría ser jamás descubierto con los sentidos físicos porque pertenece a las regiones de la Ultra. El Avitchi tiene siete regiones terriblemente densas. el Avitchi está simbolizado por los infiernos de las grandes religiones. Infierno viene de infiernos, región inferior, infiernos atómicos de la naturaleza. Estos son los mundos sumergidos, situados dentro del interior de la tierra.

Cuando un ser humano se ha vuelto demasiado materialista, demasiado perezoso, entonces después del juicio entra en el Avitchi. El libro tibetano de los muertos dice: “Al caer ahí, tendrás que sufrir padecimientos insoportables y donde no hay tiempo cierto de escapar”.

Aquellos que en cada reencarnación se volvieron más y más densos y malvados, terminan por entrar en el reino que les es afín. Este es el reino de las rocas, donde viven los restos fósiles petrificados de los que fueron criaturas vivas. Estas son las gentes de corazón de piedra, corazón de pedernal, etc. Estas gentes ya no responden a ningún tipo de castigo y cada vez que se reencarnan lo único que hacen es trabajar en el mal y para el mal. Aman el mal por amor al mismo mal. Por la persistencia en el crimen, por su exagerado materialismo se ha hecho en alguna forma minerales, han entrado en el reino mineral dispuestos a correr la misma suerte del mineral. Este es el crisol de fundición, cuyo propósito es liberar una fracción del principio causal, la materia prima, el producto psíquico, especie de embrión del alma encerrado dentro del Fantasma Diabólico Mineralizado.

En el Avitchi involucionan en el tiempo, los perdidos. Del estado humano pasan involucionando hasta el estado animal, regresan luego al reino vegetal y por último al mineral. Después se desintegran, se reducen a polvareda cósmica. Cuando esos tenebrosos, se desintegran, algo se escapa hacia adentro y hacia arriba. Eso que se escapa, es el embrión para el alma, la materia prima que regresa al mundo del espíritu.

Recordemos la visión de Er, que dice así:

“Y dijo que todas conforme llegaban se volvían con alegría hacia la pradera y acampaban ahí como en una congregación… y así discutían entre ellas algunas gimiendo y llorando cuando recordaban todas las cosas terribles que habían sufrido y visto en su viaje debajo de la tierra, decían que su viaje había sido de mil años. . . pues de acuerdo con el número de errores que cada hombre había cometido y el número de aquellos a quiénes había hecho daño, sufría un castigo por todo, sucesivamente, diez veces por cada uno. Ahora bien, cada cien años pagaban, pues cien años se cuentan como la vida de un hombre, y así sucedía que el precio del obrar mal se pagaba diez veces”.

LA REGIÓN CELULAR

La reencarnación de la esencia humana, empieza por la concepción. Es maravilloso el trío que inicia nuestra vida: concepción, gestación, nacimiento. Resulta asombroso pensar que el hombre comienza como una célula, sujeto al veloz tiempo de las células y viviendo en el mundo de las células. Es extraordinario saber que después de unos ochenta años, termina su vida humana, sobrecargado de recuerdos. Los procesos internos que inician la concepción son tremendamente veloces, pero conforme transcurre el tiempo, este último se va volviendo más lento. Todos los procesos orgánicos se hacen más lentos.

Realmente existe la relatividad del tiempo. La gestación humana dura diez meses lunares; la infancia 100 meses lunares, la vida poco más o menos 1,000 meses lunares.

La huella electro-magnética que deja la vida de un hombre en el instante de la muerte, se imprime tremendamente en la concepción del feto. El sendero de la vida, está formado con las huellas de los cascos del caballo de la muerte. Muerte, juicio y concepción, constituyen un trío perfecto.

En el momento de la muerte, dice una doctrina tibetana, los cuatro sonidos llamados “sonidos que inspiran terror sagrado” se escuchan: el de la fuerza vital del elemento tierra, un sonido como el derrumbamiento de una montaña; el de la fuerza vital del elemento agua, un sonido como el de las olas del océano; el de la fuerza vital del elemento fuego, un sonido como el del incendio de una selva; el de la fuerza vital del elemento aire, un sonido como el de mil truenos reverberando simultáneamente. El lugar a donde uno se refugia huyendo de estos ruidos es la matriz.

Cuando el zoospermo se une con el huevo, comienza la gestación. La célula con la cual comienza la vida humana contiene 48 cromosomas. Estos nos habla claro de las 48 leyes que rigen el organismo humano. Existen 48 controles que regulan el organismo humano. Los cromosomas de dividen en genes. Un centenar o algo más, constituyen un cromosoma. La total constitución del organismo humano está determinado por los genes.

Los Genes son muy difíciles de estudiar porque están constituidos por pocas moléculas. Vibran rápidamente y vienen a constituir una zona intermedia entre el mundo molecular y el mundo celular. Estos genes se mueven y combinan bajo las ondas radioactivas que emiten el moribundo en sus últimos instantes. Así el nuevo cuerpo físico, es el resultado exacto de nuestra pasada reencarnación. El fiel instrumento de nuestro karma.

La vida de cada ser humano en el mundo físico, es una repetición de la pasada vida, mas sus consecuencias buenas y malas. El tiempo es redondo y los acontecimientos se repiten, cada cual en su vida y en su hora. Esa es la ley de recurrencia. Todo vuelve a ocurrir tal como sucedió, pero con sus consecuencias, tanto buenas, como malas. Esa es la ley del karma, la ley de acción y consecuencia.

Realmente la repetición automática de hechos tiene por objeto hacernos conscientes de nuestros propios errores, esa es la ley. Desgraciadamente ya nada podemos hacer. Todo se repite en su tiempo y en su hora, conforme giran las manecillas del reloj. Para cambiar las circunstancias externas tenemos nosotros que cambiar primero internamente. Solo podemos cambiar internamente fabricando Alma y Espíritu, es decir, poseyendo el Ser. Solo el Ser puede hacer. Solo el Ser puede cambiar todas las cosas. Quien quiera poseer el Ser tiene que transmutar sus energías sexuales, volitivas, emocionales, mentales, pasionales, motrices, sentimentales, etc. Tenemos que transmutar los metales viles, es decir, nuestros defectos en el oro más puro del Espíritu. Solo así poseeremos Alma y Espíritu. Es necesario que muera el Yo pluralizado. Es urgente que nazca dentro de nosotros el Ser. La vida en el mundo celular es una tremenda repetición de sucesos y solo disolviendo el Yo a base de suprema Comprensión y Santidad y fabricando Alma y Espíritu, podemos liberarnos de esta trágica rueda de la fatalidad. Este es un círculo vicioso horrible, esta es la rueda del Samsara.

LA REGIÓN MOLECULAR

La leyenda de Zoroastro dice: “todo aquel cuyas buenas obras excedan en tres gramos a su pecado, va al cielo; todo aquel cuyo pecado es mayor, al infierno, en tanto que aquel en el que ambos sean iguales, permanece en el Hamistikan hasta el cuerpo futuro o resurrección”.

La región molecular es la región del Paraíso. Aquellos seres que sufrieron mucho en la vida y que fueron relativamente muy buenos en la vida, se sumergen en la felicidad del mundo molecular. Antes de volver a tomar un nuevo cuerpo físico. Las regiones moleculares están saturadas de felicidad. Las esencias humanas en ausencia del Yo pluralizado gozan en esas regiones inefables.

Los Egos de esas Esencias, es decir, los Yoes, permanecen entretanto en el umbral del misterio, aguardando la nueva reencarnación. En ausencia del Yo, las esencias se desenvuelven felices en el Paraíso. Esos seres usan cuerpo molecular. Quiénes poseen el Astral Cristo, resplandecen de gloria y son todavía más felices en el paraíso. Dicho cuerpo solo reside en estado germinal dentro de su semilla sexual.

Pero germina, nace, cuando el iniciado conoce los misterios del sexo. El Astral Cristo es un cuerpo maravilloso. Las personas que poseen ese cuerpo son verdaderamente inmortales, pues jamás pierden la conciencia.

El Paraíso por ser molecular penetra y compenetra toda la atmósfera terrestre estando relacionado muy especialmente en la Ionosfera que se encuentra a sesenta millas por encima de la superficie terrestre. Esa región es especialmente muy pura. Los astronautas aún cuando viajen por dichas zonas jamás podrían descubrir el Paraíso con los sentidos físicos. Solo con el sentido espacial podemos ver el Paraíso. El Movimiento Gnóstico enseña diversas técnicas científicas para abrir el sentido espacial.

La región molecular tiene distintos países inefables. Estos son los planos y sub-planos de que hablan Teósofos y Rosacruces. En esas regiones de dicha sin límites viven dichosos los desencarnados hasta que su tiempo se agota. El amanecer, el día, la tarde y la noche; la infancia, la adolescencia, la madurez y la senectud, gobiernan todo el cosmos y hasta aquellos que desencarnan, están sometidos a esta ley. A su tiempo esos seres dichosos tienen que volver a la reencarnación.

Todo lo que ven los desencarnados está dentro de su propia mente. Los estados Devakanicos de que hablan los libros Teosóficos y Rosacruces, así lo aseguran. El estado de inconsciencia en que caen los desencarnados bajo el choque electrónico es algo muy lamentable porque aún cuando estos gozan con la dicha de las regiones moleculares, no están suficientemente conscientes como lo estaría un adepto de la Logia Blanca. Solo quiénes han adquirido alma, viven conscientes de las Regiones Superiores del Universo.

Los desencarnados comunes y corrientes, proyectan en la atmósfera molecular sus propios anhelos y aspiraciones y sueñas con ellos viviendo en perfecta felicidad. Los adeptos no sueñan porque despertaron la conciencia y viven dedicados en esta región a trabajar de acuerdo con las grandes leyes cósmicas en el Laboratorio de la Naturaleza. Esto no significa que los desencarnados no gocen con el paisaje o los paisajes en el Paraíso. Naturalmente ellos son infinitamente felices con su ambiente de felicidad.

El libro Egipcio de los Muertos y el libro el Arte de Morir de los tiempos medios, les enseñan la preparación para la muerte. Los hombres dedicados únicamente a las cosas materiales no tendrán la dicha de experimentar la felicidad del Mundo electrónico, debido al estado de inconsciencia en que caen. Cuando esas gentes viven en el mundo molecular, pasan allí sus vacaciones soñando, beben en la fuente del olvido y sueñan deliciosamente. El cuerpo molecular es microscopio y telescopio a la vez. Con ese cuerpo podemos ver lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande. En el Paraíso, los desencarnados participan de la naturaleza íntima de todo lo creado penetrando en el corazón de todo lo existente. Es mejor conocer las cosas por penetración, en vez de por percepción externa. La vida en el paraíso sería mejor si el desencarnado no proyectara en el mundo molecular su propio escenario. Allí cada cual proyecta en la atmósfera imágenes de su propia mente.

EL MUNDO ELECTRÓNICO

El Mundo Electrónico es el mundo Solar de la Luz, el mundo del espíritu.

Quienes tienen espíritu, quienes poseen un cuerpo electrónico, ejercen poder sobre los mundos molecular, celular y mineral. Quienes poseen cuerpo electrónico, están en condiciones de ayudar a sus discípulos a crear sus propias almas. Todo verdadero instructor enseña a sus discípulos a crear alma. Todo hombre con alma es un verdadero reformador. El hombre con alma, puede ayudar a sus discípulos enseñándoles la teoría de la adquisición de su alma. Pero solo un hombre que tenga un cuerpo electrónico, podrá trabajar con esos embriones de almas en la misma forma en que un hombre con cuerpo celular puede trabajar con los minerales de la tierra.

Se han exagerado ciertas afirmaciones que dicen que el ser humano, tiene alma y espíritu. Realmente dentro de la esencia humana, existe una fracción del Ser causal, pero esa fracción solo es la materia prima que la vida nos ha dado para fabricar alma.

Quien fabrica alma se fusiona con la Gran Alma Universal. Quien fabrica espíritu, se une con el Espíritu Universal de la vida.

“Porque a cualquiera que tuviere, le será dado y tendrá más; y al que no tuviere, aún lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil hechadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes”.

(Mateo cap. 25 Vers. 29-30).

La dicha de la esencia humana en el mundo electrónico, después de la muerte es muy pasajera porque el ser humano no está todavía preparado para vivir continuamente en esa región solar.

Existen escuelas para la creación del alma y también existen escuelas de regeneración sexual para la creación de espíritu. La Escuela Gnóstica Rosacruz, es templo y escuela a la vez. El Movimiento Gnóstico está íntimamente unido a la auténtica y legítima Escuela Rosacruz, que solo existe en los mundos superiores. Nuestro Movimiento Gnóstico Cristiano Universal, enseña el camino real de la regeneración. Nuestra escuela enseña a crear Alma y Espíritu. Nuestro movimiento tiene la escuela esotérica más completa. Nuestro movimiento está iniciando la nueva Era Acuaria, entre el augusto tronar del pensamiento.

El mundo electrónico es maravilloso. En el mundo molecular la luz y el sonido se difunden 100 veces más rápido que en la región celular, pero en la región electrónica, viaja instantáneamente no a lo largo de una línea como en la región celular, ni por un área como el olor sino a través de un volumen de espacio y siendo independiente de toda atmósfera puede viajar al sol en siete minutos.

En el mundo electrónico somos Luz y vivimos en todas las cosas. Allí vivenciamos tremendamente la realidad de la unidad de la vida. Los cuerpos electrónicos se mueven libremente con la Gran Luz en el Espacio Divinal. La conciencia humana vestida con un cuerpo electrónico incluyendo dentro de sí misma, la vida y la conciencia de todos los seres del universo. Esto es el Yoga, la unión con Dios. Todo aquel que adquiera espíritu, tiene que vivir el Drama del Cristo Interno. En su vida práctica, en su hogar, en su pueblo, entre sus gentes. Este es un drama cósmico que existe desde antes de la venida de Jesús. La esencia del drama, su evento principal es la muerte del Iniciado y su entrega suprema al Padre. Este acontecimiento se sucede entre rayos, truenos y grandes terremotos.

La transfiguración del personaje principal al mundo electrónico, la adquisición del espíritu, es algo grandioso y terriblemente divino. Es esos instantes la fuerza electrónica se desplaza y la fractura vertical a través de todos los planos de conciencia cósmica, abren por un momento los mundos internos a la percepción ordinaria del hombre de la calle común y corriente. Entonces se producen todas las cosas maravillosas que narran los evangelios cuando Jesús expiro en su cruz. Tiembla la tierra, se abre los sepulcros, resucitan los santos y todos exclaman: “Verdaderamente: Este es el Hijo de Dios”.

Samael Aun Weor

Sugerimos complementar esta clase con alguna de las prácticas gnósticas que puedes encontrar en esta liga:

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