Podemos y hasta debemos eliminar radicalmente a todos los agregados psíquicos subjetivos, tenebrosos y perversos que llevamos dentro; empero, es incuestionable que jamás podríamos disolver en nosotros mismos, a la sombra del Logos íntimo.
Resulta a todas luces claro y evidente que LUCIFER es la antítesis del Demiurgo Creador, su sombra viviente proyectada en el fondo profundo del MICRO-COSMOS-HOMBRE.
LUCIFER es el Guardián de la Puerta y de las llaves del Santuario, para que no penetren en él sino los ungidos que poseen el secreto de Hermes.
Y ya que hemos escrito este tan aborrecible nombre para los oídos piadosos del vulgo, necesario sería consignar también que el LUCIFER esotérico de la Doctrina Arcaica es todo lo contrario de lo que los Teólogos, cual el famoso DEMOUSS-EAUX y el Marqués de MIRVILLE suponen equivocadamente, pues es la alegoría del bien, el símbolo del más alto sacrificio (CHRISTOS-LUCIFER) de los Gnósticos y el Dios de la sabiduría bajo infinitos nombres. Luz y sombra, misteriosa simbiosis del Logos Solar, unidad múltiple perfecta, INRI es LUCIFER.
SAMAEL AUN WEOR