Y Jesús continuó de nuevo diciendo a sus discípulos: “Aún más ¡Oh! mis discípulos, sed sobrios y traed cada uno hacia acá la fuerza de sentir la Luz delante de él, pues vosotros podéis percibirla con seguridad, porque de ahora en adelante os hablaré en verdad de toda la región del Inefable y como es ella“.
Los discípulos pierden valor.
Sucedió entonces cuando los discípulos oyeron a Jesús pronunciar estas palabras que cedieron desanimándose enteramente.
María Magdalena entonces se adelantó arrojándose a los pies de Jesús, los besó y lamentándose en voz alta dijo: “Ten misericordia de mí Señor, porque mis hermanos han escuchado las palabras que les has dicho y se han desalentado. Por tanto Mi Señor, con relación a la Gnosis de todas las cosas que has hablado con el fin de que ellos estén en el misterio del Inefable, he oído que me has dicho: «De ahora en adelante iniciaré mis pláticas con vosotros sobre la Gnosis total del misterio del Inefable» esta palabra que tú has dicho nos la has mencionado para que sea completada. Por este motivo mis hermanos han escuchado y no han percibido el modo en que les hablaste. Por lo concerniente a la palabra que les pronunciaste mi Señor, si la Gnosis de todo esto está en ese misterio, ¿dónde está el hombre que está en el mundo, que tiene la capacidad de entender ese misterio con toda su Gnosis y el símbolo de todas estas palabras que tú has pronunciado?“.
Jeshua Ben Pandirá (V.M. Aberamentho)