Juan interroga a Jesús.
Y cuando Jesús terminó de decir estas palabras a sus discípulos, Juan se adelantó y dijo: “Mi Señor, imagina a un hombre pecador e infractor de tu ley, repleto de iniquidades, pero que ha cesado en el mal por el Reino de los cielos, y que ha renunciado a todo el mundo y las cosas que hay en él, y al cual desde el principio le damos los misterios de la Luz que están en el primer espacio exterior; si él recibe los misterios y poco después vuelve a transgredir pero de nuevo vuelve a cesar en sus pecados y renuncia a todo el mundo y las cosas materiales que hay en él, de manera que vuelve arrepentido, y como sabemos que en verdad anhela las cosas de Dios, le damos el segundo misterio del primer espacio que está en el exterior; y en forma semejante vuelve a transgredir y a los pecados del mundo, pero regresa entonces y cesa de estar en pecado y de nuevo renuncia al mundo entero y lo material que hay en él y se arrepiente otra vez, y sabiendo con certeza que no es farsante le damos los misterios del principio que están en el primer espacio exterior; y en forma semejante vuelve a pecar toda clase de pecados, ¿Desearías tú que lo perdonásemos hasta siete veces y le diésemos los misterios que están en el primer espacio exterior siete veces, o no?“.
Los discípulos perdonarán muchas veces siete veces siete.
El Salvador respondió a Juan diciendo: “No sólo lo perdonaréis siete veces sino amén os digo: Perdonadlo muchas veces siete veces y dadle los misterios que desde el principio están en el primer espacio exterior. Tal vez ganéis el alma de ese hermano y herede el Reino de la Luz“.
“Por tal razón, cuando me habéis preguntado antes: «Si nuestro hermano pecara contra nosotros. ¿Desearías que lo perdonásemos hasta siete veces?». Yo contesté y os dije igualmente: «No sólo siete veces, sino setenta veces siete»”.
“Así pues, perdonadle muchas veces y dadle cada vez los misterios que están en el primer espacio que está en el exterior. Tal vez ganéis el alma de ese hermano y herede el Reino de la Luz“.
De la recompensa a los salvadores de almas.
“Amén, amén os digo: Aquél que se conserva en la vida y salva sólo un alma, además de la dignidad que él posee en el Reino de la Luz, recibirá otra dignidad por el alma que ha salvado; así que aquél que salva muchas almas, además de la dignidad que posee en la Luz, recibirá muchas otras dignidades por las almas que ha salvado“.
Jeshua Ben Pandirá