En nuestro hogar y en la escuela, los padres de familia y maestros siempre nos dicen lo que debemos pensar, pero jamás en la vida nos enseñan cómo Pensar.
Saber qué pensar es relativamente muy fácil. Nuestros padres, maestros, tutores, autores de libros, etc., etc., etc., cada uno es un dictador a su modo. Cada cual quiere que pensemos en sus dictados, exigencias, teorías, prejuicios, etc.
Los dictadores de la Mente abundan como la mala hierba. Existe por doquiera una tendencia perversa a esclavizar la Mente ajena, a embotellarla, a obligarla a vivir dentro de determinadas normas, prejuicios, escuelas, etc. Los millares y millones de dictadores de la Mente jamás han querido respetar la Libertad Mental de nadie. Si alguien no piensa como ellos, es calificado de perverso, renegado, ignorante, etc., etc., etc.
Todo el mundo quiere esclavizar a todo el mundo; todo el mundo quiere atropellar la Libertad Intelectual de los demás. Nadie quiere respetar la Libertad del pensamiento ajeno. Cada cual se siente juicioso, sabio, maravilloso, y quiere, como es natural, que los demás sean como él, que lo conviertan en su modelo, que piensen como él.
Se ha abusado demasiado de la Mente. Observad a los comerciantes y su propaganda a través del periódico, la radio, la televisión, etc., etc., etc.
La propaganda comercial se hace en forma dictatorial: “¡Compre Ud. jabón tal!, ¡zapatos tal!, ¡tantos pesos!, ¡tantos dólares!, ¡compre ahora mismo!, ¡inmediatamente!, ¡no lo deje para mañana!, ¡tiene que ser inmediatamente!”, etc. Sólo falta que digan: “Si no obedece usted, lo metemos en la cárcel, o lo asesinamos”.
El padre quiere meterle al hijo sus ideas a la fuerza, y el maestro de escuela regaña, castiga y pone bajas calificaciones si el muchacho o la muchacha no aceptan dictatorialmente las ideas del maestro. Media humanidad quiere esclavizar a la mente ajena de la otra media humanidad. Esa tendencia a esclavizar la Mente de los demás resalta a simple vista cuando estudiamos la página negra de la negra historia.
Por doquiera han existido y existen sangrientas dictaduras empeñadas en esclavizar a los pueblos. Sangrientas dictaduras que dictan lo que la gente debe pensar. ¡Desgraciado aquel que intente pensar libremente!, ese va inevitablemente a los campos de concentración, a la Siberia, a la cárcel, a los trabajos forzados, a la horca, al fusilamiento, al destierro, etc.
Ni los maestros y maestras ni los padres de familia ni los libros, quieren enseñar el cómo pensar.
A la gente lo que le encanta es obligar a otros a pensar de acuerdo como cree que debe ser, y es claro que cada cual en esto es un dictador a su modo. Cada cual se cree la última palabra, cada cual cree firmemente que todos los demás deben pensar como él, porque él es lo mejor de lo mejor.
Padres de familia, maestros, patronos, etc., etc., etc., regañan y vuelven a regañar a sus subordinados.
Es espantosa esa horrible tendencia de la humanidad a faltarle el respeto a los demás, a atropellar la mente ajena, a enjaular, encerrar, esclavizar, encadenar el pensamiento ajeno.
El marido quiere meterle a la mujer sus ideas en la cabeza y a la fuerza, su doctrina, sus ideas, etc., y la mujer quiere hacer lo mismo.
Muchas veces marido y mujer se divorcian por incompatibilidad de ideas.
No quieren los cónyuges comprender la necesidad de respetar la Libertad
Intelectual ajena.
Ningún cónyuge tiene derecho a esclavizar la mente de otro cónyuge. Cada cual es de hecho digno de respeto. Cada cual tiene derecho a pensar como quiera, a profesar su religión, a pertenecer al partido político que quiera.
A los niños y niñas de la escuela se les obliga a pensar a la fuerza en tales y cuales ideas, pero no se les enseña a manejar la Mente.
La Mente de los niños es tierna, elástica, dúctil y la de los viejos está ya dura, fija como arcilla en un molde, ya no cambia, ya no puede cambiar. La Mente de los niños y jóvenes es susceptible de muchos cambios, puede cambiar.
A los niños y a los jóvenes se les puede enseñar cómo pensar. A los viejos es muy difícil enseñarles cómo pensar porque ellos ya son como son y así mueren. Es muy raro encontrar en la vida algún viejo interesado en cambiar radicalmente.
La Mente de las gentes es moldeada desde la niñez. Eso es lo que padres y maestros de escuela prefieren hacer. Ellos gozan dándole forma a la Mente de los niños y jóvenes.
Mente metida en un molde es de hecho Mente condicionada, Mente esclava.
Es necesario que los maestros y maestras de escuela rompan los grilletes de la Mente.
Es urgente que los maestros sepan dirigir la Mente de los niños hacia la Libertad Verdadera para que no se dejen esclavizar más.
Es indispensable que los maestros le enseñen a los alumnos y alumnas cómo se debe pensar.
Los maestros deben comprender la necesidad de enseñar a los alumnos y
alumnas el camino del análisis, la meditación, la comprensión. Ninguna persona comprensiva debe aceptar jamás en forma dogmática nada. Es urgente primero investigar, comprender, inquirir, antes de aceptar.
En otras palabras diremos que no hay necesidad de aceptar, sino de investigar, analizar, meditar y comprender. Cuando la Comprensión es plena, la aceptación es innecesaria.
De nada sirve llenarnos la cabeza de información intelectual si al salir de la escuela no sabemos pensar y continuamos como Autómatas Vivientes, como máquinas repitiendo la misma rutina de nuestros padres, abuelos y tatarabuelos, etc.
Repetir siempre lo mismo, vivir vida de máquinas, de la casa a la oficina y de la oficina a la casa, casarse para convertirse en maquinitas de hacer niños, eso no es vivir, y si para eso estudiamos y para eso vamos a la escuela y al colegio y a la universidad durante diez o quince años, mejor sería no estudiar.
El Mahatma Ghandi fue un hombre muy singular. Muchas veces los pastores protestantes se sentaron en su puerta horas y horas enteras luchando por convertirlo al Cristianismo en su forma protestante.
Ghandi no aceptaba la enseñanza de los pastores, tampoco la rechazaba; la comprendía, la respetaba y eso es todo.
Muchas veces decía el Mahatma: “Yo soy brahmán, judío, cristiano, mahometano, etc., etc., etc.”
El Mahatma comprendía que todas las religiones son necesarias porque todas conservan los mismos Valores Eternos.
Eso de aceptar o rechazar alguna doctrina o concepto, revela falta de madurez mental.
Cuando rechazamos o aceptamos algo es porque no lo hemos comprendido.
Donde hay Comprensión la aceptación o rechazo salen sobrando.
La Mente que cree, la Mente que no cree, la Mente que duda, es Mente ignorante.
El Camino de la Sabiduría no consiste en creer o no creer o dudar.
El Camino de la Sabiduría consiste en inquirir, analizar, meditar y experimentar.
La Verdad es lo desconocido de momento en momento. La Verdad nada tiene que ver con lo que uno crea o deja de creer, ni tampoco el escepticismo.
La Verdad no es cuestión de aceptar algo o de rechazarlo, la Verdad es cuestión de experimentar, vivenciar, comprender.
Todo el esfuerzo de los maestros debe en última síntesis llevar a los alumnos y alumnas a la experiencia de lo Real, de lo Verdadero.
Es urgente que los maestros y maestras abandonen esa tendencia anticuada y perniciosa dirigida siempre a modelar la mente plástica y dúctil de los niños.
Es absurdo que personas adultas llenas de prejuicios, pasiones, preconceptos anticuados, etc., atropellen así la Mente de los niños y de los jóvenes tratándoles de modelarles la Mente de acuerdo a sus ideas rancias, torpes, anticuadas.
Mejor es respetar la Libertad Intelectual de los alumnos y alumnas, respetar su prontitud mental, su espontaneidad creadora.
Los maestros y maestras no tienen derecho a enjaular la Mente de los alumnos y alumnas.
Lo fundamental no es dictarle a la Mente de los Alumnos lo que debe pensar, sino enseñarles en forma completa cómo pensar.
La Mente es el instrumento del Conocimiento y es necesario que los maestros y
maestras enseñen a sus alumnos y alumnas a manejar sabiamente ese instrumento.
Samael Aun Weor