TERCERA CÁTEDRA – LA CIENCIA MATERIALISTA

Ha llegado la hora de hacer ciertos análisis en relación con el hombre. Ciertamente y en nombre de la verdad, la Antropología meramente materialista nada sabe sobre lo que es el origen del hombre. Ya en pasadas cátedras hicimos nosotros algunos análisis someros y ahora vamos a ahondar algo más en esta cuestión.

Pensemos por un momento en los tiempos mesozoicos de nuestro mundo, en la era de los reptiles. Entonces en verdad existía el hombre. Claro, esto lo niega la antropología materialista. En verdad que la antropología meramente profana desconoce el origen real del ser humano. Quiere la antropología materialista que el hombre no exista antes de la era cuaternaria, se le niega la posibilidad de haber existido durante el período Cenozoico, lo cual resulta en el fondo manifiestamente absurdo.

Sin embargo hay cosas que lo dejan a uno pensando, y es lo siguiente: por qué ciertas especies, como el Plesiosauro y el Pterodáctilo, pudieron sobrevivir durante tanto tiempo y al fin murieron, quedando hoy nada más que sus restos en algunos museos. Sin embargo, el hombre, a pesar de que esas especies fallecieron, de que se extinguieron sobre la faz de la Tierra, todavía sigue existiendo. ¿Por qué se extinguieron las especies del período Mesoceno, de la época mesozoica? Y ¿cómo es que los seres humanos no se hayan extinguido? Tantas especies desaparecieron y los seres humanos continúan vivos. ¿Cómo es eso? ¿Qué explicación podría dar la ciencia materialista? No da ninguna.

Obviamente la especie humana debería haber desaparecido. Si desaparecieron sus contemporáneos dé la época cuaternaria y de la terciaria, pues también deberían haber desaparecido los seres humanos de la faz de la Tierra, pero continúan. Esto nos permite inferir la existencia del ser humano mucho antes de la época cuaternaria, y aún más, mucho antes de la época de los reptiles o de la edad carbonífera.

Hay derecho a alegar la existencia de los seres humanos en tiempos que están más allá del período Mesozoico. Tal derecho nos lo confiere precisamente el hecho concreto, repito, de que todas las especies de la época terciaria y cuaternaria hayan desaparecido y que sin embargo, su contemporáneo, el hombre, continúe todavía existiendo. Si las otras especies desaparecieron, por inducción debemos decir que al no haber desaparecido el animal intelectual llamado hombre, tuvo que haber existido más allá de la época mesozoica y de la época carbonífera. Lo están demostrando los hechos. Y hechos son hechos y ante los hechos tenemos nosotros que rendirnos.

Una cosa es terriblemente cierta. La Biblia nos habla por ejemplo de serpientes voladoras y Job cita al Leviatán. El Zohar afirma en forma enfática que la serpiente tentadora del Edén era un camello volador. A propósito no está de más recordar que en Alemania se encontró a una especie de camello volador. Me refiero a restos fósiles que pudieron ser perfectamente organizados por los antropólogos. Tiene un tamaño de setenta y ocho pies, es gigantesco, un cuello largo, muy largo, semejante al de los camellos, sin embargo está provisto de alas membranosas. Cuando se observa el cuerpo de aquellos restos óseos, se puede evidenciar que en verdad se trata de una serpiente voladora, parecida al camello en cuanto a su cuello largo.

¿Será tal vez el Leviatán? ¿Qué dirían a eso los antropólogos? Obviamente ese saurio, o mejor dijéramos Mesosaurio, es en el fondo únicamente el resto o lo que queda de lo que fueron las serpientes voladoras de tiempos arcaicos de nuestro mundo o Tierra. Concluimos diciendo que el Mesosaurio tiene mas relación con el Ofidio que con el Lacértido.

Ahondando en todo esto, hallamos otros aspectos muy interesantes dentro del campo de la Antropología. En la Biblioteca Imperial de Pekín, por ejemplo, existían pinturas en las que aparecían algunos Plesiosauros, y también algunos Pterodáctilos. ¿Cómo es posible que los antiguos, que no sabían nada sobre Paleontografía o Paleontología, conocieran especies ya extinguidas de la época misma de los reptiles?

Eso es algo que no tendría una explicación lógica si no conociéramos nosotros la posibilidad de desarrollar en el cerebro humano ciertas facultades de tipo trascendental, facultades que nos permitirían el estudio de la historia de la Naturaleza y del Hombre en el fondo mismo de las memorias que yacen ocultas en todo lo que es, ha sido y será.

En realidad de verdad, mis estimables amigos, tenernos nosotros que saber que éste, el hombre actual, en modo alguno es el Hombre real. En lo único que podríamos estar de acuerdo con los antropólogos meramente profanos es en la cuestión del Animal Intelectual. Que éste venga en realidad de verdad de la época cuaternaria o finales de la época terciarla es algo que en modo alguno negaría. Pero antes que todo, conveniente hacer una plena diferenciación entre el Hombre y el Animal Intelectual. El Hombre verdadero existió más allá de la época carbonífera y de la edad meramente mesozoica.

Este Hombre verdadero vivió en la época de los reptiles. Desgraciadamente algunos seres humanos auténticos degeneraron terriblemente al final de la época terciaria, durante el Mioceno. Se mezclaron entonces desgraciadamente, como ya dije en mi pasada plática, con algunas bestias de la Naturaleza. Y de ellos resultaron ciertos simios gigantescos (estoy repitiendo algo que ya dije), que tenían rostros azules o rojos, que caminaban sobre pies y manos o que se erguían como bípedos y que tenían la capacidad de hablar. A su vez tales especimenes hubieron de mezclarse con otras bestias sub-humanas y de todo ello resultaron ya los simios que conocemos o también a base de ciertas evoluciones algunos tipos de Humanoides.

Estos Humanoides siguieron reproduciéndose incesantemente durante la época cuaternaria. Posteriormente, en esta época en que nos encontramos, son estos Humanoides la humanidad actual; mezcla de Hombres auténticos con bestias de la Naturaleza.

Ahora verán, pues, la diferencia que existe entre los Hombres reales de la primera, segunda y tercera raza y los Animales Intelectuales de la cuarta y de la quinta raza en que nos encontramos. Sin embargo, no por eso hemos de desalentarnos. Los gérmenes para el Hombre están en las mismas glándulas sexuales, los cargamos. No hay quien no cargue tales gérmenes puesto que es el resultado de la mezcla del Hombre con el animal. Si carga tales gérmenes, existe la posibilidad de elevarse al estado humano verdadero. Sí, eso si, hay que trabajar con tales gérmenes, hay que conocer en realidad de verdad los Misterios del Sexo para poder crear al Hombre auténtico dentro de sí mismo.

Desgraciadamente los antropólogos materialistas creen que son hombres, desconocen absolutamente los Misterios del Sexo e inventan múltiples teorías sobre el origen de la humana especie que en modo alguno en verdad podrían resultar útiles. Pienso que todas esas teorías de los antropólogos materialistas están causando gravísimo daño a los pueblos. Es lamentable que la antropología materialista esté corrompiendo a la raza humana, ya bastante degenerada está. Con tales teorías se degenera cada día en forma peor.

Nosotros como antropólogos gnósticos tenemos que enjuiciar muy severamente a la antropología materialista, a esos que dicen que solamente creen en lo que ven y que sin embargo están creyendo en lo que nunca han visto, en utopías tan absurdas como aquella de que somos hijos del ratón o que nuestro antepasado el mandril es un elegante caballero.

Tenemos que buscar indudablemente el origen de esta raza humana, de esta quinta raza que es a la cual nosotros pertenecemos. Podemos hallar su cuna por la Cachemira, por la meseta central del Tibet, por el Euximio, etc. No quiero decir que la cuna completa de la raza actual haya tenido su origen absolutamente en esas regiones que he citado. Pero en nombre de la verdad debo decir que tales regiones de la Tierra constituyen una cuna muy importante de la especie humana, una de las varias cunas. Me refiero a la especie humana actual, a las gentes de la quinta raza.

Han habido cinco razas en el mundo, que corresponden a cinco épocas diferentes. En primer lugar dije que teníamos la raza protoplasmática fuego los hiperbóreos, posteriormente los lemures, más tarde los atlantes y por último tenemos esta raza que es la nuestra, la Aria. Nosotros iremos desarrollando a través de estas pláticas la historia de cada raza, aunque sea en forma somera, más una descripción completa de los escenarios en los cuales se ha desarrollado.

Hoy por hoy me limito a decir que los hombres de la primera raza propiamente dicha, existieron en el casquete polar del norte, en la Isla Sagrada. Entonces ese casquete polar del norte, los polos, mejor diríamos, ocupaban la zona ecuatorial. Incuestionablemente la forma de vida de aquella raza era muy distinta a la actual; nada sabe sobre eso la antropología materialista. Aún más, estas afirmaciones en modo alguno concordarían con la famosa Pangea y por lo tanto al hacer tales declaraciones, lo único a que nos exponemos es a la burla de los antropólogos profanos.

Es que ellos desconocen en verdad la mecánica celeste en forma total. No saben que existe el proceso de la revolución de los ejes de la Tierra. Piensan que la Tierra ha tenido siempre la misma posición con respecto al sol, y es obvio que por tal motivo han inventado su Pangea, que les resulta más cómodo que estudiar Astronomía.

Los hiperbóreos tuvieron su escenario en esa herradura que rodea al polo norte. Obviamente la misma Inglaterra y hasta Irlanda pertenecieron a la tierra de los hiperbóreos, a esa tierra perteneció también Alaska, pues todas esas regiones forman una herradura alrededor del casquete polar del norte.

La Lemuria existió más tarde en el Océano Pacífico, un enorme y gigantesco continente que cubría toda el área del Pacífico. La Atlántida existió más tarde en el océano que lleva su nombre. Así pues, la fisonomía del globo terráqueo ha cambiado muchas veces. Cinco aspectos o cinco escenarios ha tenido nuestro mundo, en los cuales se han desenvuelto cinco razas.

¿Podríamos nosotros aspirar a que ellos, los señores de la antropología materialista, aceptaran todo esto? Incuestionablemente que no, porque ellos creen que se las saben todas y de todas, todas, no solamente ignoran, sino lo que es peor: ignoran que ignoran.

Se propone atacar al Génesis bíblico, y en su afán anticlerical, han inventado todas esas teorías que abundan por aquí, por allá y acullá.

No quieren entender siquiera lo que significa la palabra Edén. Ed-en, en su etimología, hay una raíz griega que explica tal palabra: Voluptuosidad. Así que Edén significa Voluptuosidad. El Edén es el mismo sexo y todo el Génesis bíblico es una obra de Alquimia, nada tiene de histórico.

Aquel Edén que otrora se situara en la Mesopotamia entre el Tigris y el Eufrates, se convirtió más tarde en la escuela de los astrólogos y de los caldeos y de los magos. Ese Edén parece que tiene relación en verdad con el famoso Adi-Varsha de los antiguos lemures y hasta con el jardín de las Hespérides del continente atlante. El Edén es el sexo, mas esto no lo aceptarían jamás los antropólogos del materialismo, y mucho menos aceptarían los Grandes Misterios Sexuales de Caldea, de la India, de Babilonia, de México, de Persia, de Egipto, etc.

En la Lemuria existió el sistema de reproducción por Kriyasakti, esto es durante el Mesozoico, mucho antes de que la raza humana hubiera caído en la generación animal. Bien sabemos nosotros que esta raza cayó en la tercera parte del Eoceno o sea durante el Mioceno.

Las gentes, los Hombres verdaderos de la época mesozoica se reproducían ciertamente por Kriyasakti, el poder de la voluntad y de la inteligencia. Pero eran Hombres y su sistema de reproducción no sería aceptado hoy en día por los Animales Intelectuales. Porque el sistema de reproducción de los Hombres verdaderos es el de Kriyasakti: es un sistema sagrado que causaría risa y rechazo a los antropólogos materialistas, aún más, se sentirían ofendidos.

Entonces el sexo se consideraba sagrado, jamás se eyaculaba el Esperma Sagrado. El esperma era considerado como materia venerable. Cualquier zoospermo maduro se escapaba para hacer fecunda una matriz y la raza humana poseía ingentes poderes, facultades extra sensoriales que le permitían conocer todas las maravillas del Universo y del Cosmos. Por eso se dice que vivía en estado paradisíaco. Pero cuando el hombre cayó en la generación animal, es decir, cuando comenzó a eyacular la entidad del semen, se precipitó la involución. Fue en realidad en la tercera parte del Eoceno cuando el Hombre caído llegó a mezclarse hasta con las mismísimas bestias de la Naturaleza. De allí nació el Animal Intelectual.

Incuestionablemente el Animal Intelectual no podría jamás aceptar el sistema de reproducción por Kriyasakti precisamente por su condición de animal. El sistema de Kriyasakty no es para los Animales Intelectuales, es para los Hombres, son dos reinos distintos. Así que, en realidad, de verdad no debería sorprendernos que los Animales Intelectuales de la antropología materialista rechazaran el sistema de reproducción por Kriyasakti, y tienen hasta razón en rechazarlo, pues tal sistema no es para los Animales Intelectuales, repito, sino para los Hombres.

Sin embargo, como quiera que los gérmenes del Hombre, a pesar de todo, están en nuestras glándulas endocrinas, es obvio que, si trabajamos con el sistema sexual del Kriyasakti, que es el de los hombres, podemos en realidad de verdad regenerar el cerebro y desarrollar dentro de la naturaleza fisiológica y biológica y psicosomática al Hombre real, al Hombre verdadero; Pero repito, esto no les gusta a los Animales Intelectuales.

Nosotros, en la Gnosis, hemos difundido por todas partes los Misterios del Sexo. Si bien es cierto que el Gnosticismo Universal ha aceptado el sistema de reproducción por Kriyasakti, no es menos cierto que millones de Animales Intelectuales lo han rechazado y no podemos criticarlos puesto que ellos son Animales Intelectuales, el producto de la relación sexual de ciertos Hombres que degeneraron en la época terciaria y que se mezclaron con bestias de la Naturaleza. ¿Cómo podría ese producto de Hombres y bestias aceptar un sistema sexual que no les pertenece? ¡Imposible! Así que vale la pena que reflexionemos un poco.

Pero bueno, vamos a entrar a un punto más importante que he anotado hoy para que reflexionemos sobre él. Al fin y al cabo: ¿de dónde surgieron todas las especies vivientes?, ¿De dónde surgió esta Naturaleza?, ¿Por qué tendríamos que aceptar todas las utopías materialistas?, ¿Por qué habríamos de aceptar el dogma de la evolución?, ¿Por qué tendríamos que vivir nosotros dentro del mundo de las hipótesis?

Ha llegado el momento de ahondar un poco en toda esta cuestión. En mi pasada plática dije que la especie humana se había desenvuelto en otras dimensiones, también dije que los señores materialistas no aceptaban esas dimensiones superiores. Ellos quieren que a la fuerza estemos metidos dentro del dogma tridimensional de Euclides, son como el cerdo que quiere estar a todas horas en la pocilga y no quiere ver nada que no se parezca a pocilga. Pero nosotros no aceptamos esos dogmas. En primer lugar porque a ellos no les constan las hipótesis que han afirmado, de que el hombre venga del chango. Nunca Darwin dijo que el hombre viniera del mono, jamás. Dijo, sí, que el hombre y el mono tenían un antecesor común. Mas Darwin abrió una puerta, nada más.

Charles Robert Darwin siempre sintió una inconformidad con el relato bíblico de la creación pues Dios aparecía como castigador de los no creyentes. Sin embargo se negó a que Marx le dedicara la edición inglesa de El Capital, porque no deseaba que su nombre quedara vinculado con los ataques a la religión. No obstante siempre le quedó una fe vaga de la divinidad. En los estados de duda extrema nunca fue ateo, en el sentido que nunca negó la existencia de Dios, dice en su autobiografía. Sintió horror por todo lo que hiciera sufrir a otro. No admitió el sufrimiento que infligía el amo al esclavo o un hombre a un animal. Dicho horror fue una de las causas de que abandonara la religión. Darwin no era materialista, investigaba y abrió una puerta, eso es todo.

A nosotros nos toca aprovechar esa puerta y ahondar en el misterio, si todo lo que hay hasta ahora son hipótesis, como lo dice Haeckel, quien en verdad asegura en forma enfática que ni la Geología, ni la Filogenia serían jamás ciencias exactas.

Si las teorías de un día desaparecen al otro día, si estos señores están afirmando lo que nunca han visto, a pesar de que dicen que no creen sino en lo que ven, si están mintiendo en esa forma, entonces no podemos ni debemos darles crédito. Tenemos que apelar a la Sabiduría de los antiguos. Así lo enseña el Gnosticismo Universal. Que la raza humana se hubiera desenvuelto en otras dimensiones, esto es un imposible para la ciencia materialista, pero es una realidad para los gnósticos.

Si los sabios antiguos podían hablar del Plesiosauro, si podían mencionar a distintas bestias de las épocas de los reptiles y, aún más, del período Carbonífero, sin saber como ya dije Paleontología ni Paleontografía ni tener todas esas jergas en la cabeza, es porque poseían facultades extraordinarias que pueden ser desenvueltas y que residen dentro del cerebro humano.

¿Podrían los señores antropólogos materialistas afirmar que ya conocen totalmente el cerebro humano? Es obvio que no. Aún más, afirmo claramente que la ciencia médica todavía no conoce en realidad de verdad el cuerpo humano. Creerán que lo conocen, mas no lo conocen.

Al fin entonces ¿cuál es el origen de la humanidad, de la Tierra, de las razas, de la Naturaleza, de todo lo que ha sido, es y será? Esto es lo que hay que reflexionar en este capítulo.

¿Qué nos dicen los Nahuas sobre el Omeyocan? ¿Qué es el Omeyocan? Se dice que en el Omeyocan sólo hay viento y tinieblas así lo afirman los Nahuas. Llamase también al Omeyocan, debido al viento y a las tinieblas, Yoalli Ehecatl. Esto nos debe invitar a la reflexión.

¿Qué nos diría el mundo oriental sobre el Omeyocan, ya no únicamente los eruditos de nuestro país, México, sino los asiáticos? Una vez estuve hablando aquí sobre lo que es la materia en sí misma. Dije que podía ser destruida la forma, pero que como sustancia, la materia continuaba en otras dimensiones, y al fin la tierra sustancia o la tierra germen era depositada entre el espacio profundo del Universo, en la dimensión cero desconocida. Así lo afirmé, también dije que esa sustancia era el ILIASTER. La semilla que quedaría depositada en la profundidad del espacio, aguardando la hora de una nueva manifestación cósmica. Recuerden ustedes que aclaré un poco más esto al decir que así como cuando un árbol muere queda su semilla y que en ella existen todas las posibilidades de un nuevo desarrollo para un nuevo árbol.

Cuando un mundo muere, queda su semilla la materia homogénea, insípida, insustancial, inodora, incolora, depositada entre el seno de la Eterna Madre Espacio. Pues bien, esa semilla con relación al Uno es Dos. No debemos olvidar que para ser Uno hay que primero ser Dos y el Uno se siente Dos.

Esa Tierra Caótica Primigenia, es germen de mundo depositado entre la Madre Espacio, es el Omeyocan, un verdadero paraíso que durante el tiempo de inactividad vibra sin embargo con felicidad.

Llámese también, al Omeyocan, debido al viento y a las tinieblas, Yoalli Ehecatl. ¿Por qué? Porque Ehecatl es el Dios del movimiento cósmico, el Dios del viento. Yoalli Ehecatl, he ahí el gran movimiento cósmico en el Omeyocan, es allí en el Omeyocan donde reina la auténtica Felicidad del mundo. La dicha inagotable, profunda.

Existen días y existen noches cósmicas. Cuando la Tierra está en estado germinal, cuando un mundo cualquiera se encuentra en estado de germen depositado entre el seno del espacio profundo, duerme y siendo Dos es Uno. Después de cierto período de inactividad, el impulso eléctrico, el huracán eléctrico, hace que todos los aspectos positivo y negativo entren en actividad. Por eso se dice que en el Omeyocan hay tinieblas y viento, movimiento cósmico. No queremos decir tinieblas en el sentido completo de la palabra. Esta es tan sólo una forma alegórica de hablar. Recordemos que en los Misterios Egipcios el sacerdote se acercaba ante el neófito y a la oreja le decía: Osiris es un Dios Negro. No es que fuese Negro, realmente Osiris, pues es el Logos, mas sucede que la Luz del Espíritu Puro, la Luz de la Gran Realidad es tinieblas para el intelecto. Y si se dice que en el Omeyocan sólo hay tinieblas y viento, es decir, movimiento cósmico se quiere decir que allí está la Luz Increada y que allí se desarrolla el movimiento cósmico representado por Ehecatl.

En el Omeyocan se arremolina la quietud infinita antes de la manifestación del Gran Logos Solar. El Logos Solar, en la tierra sagrada de Anahuac, fue siempre llamado Quetzalcoatl. Así pues Quetzalcoatl, como Logos, existe indudablemente mucho antes de toda manifestación cósmica. Es el Logos. El Omeyocan es el ombligo cósmico del Universo donde lo infinitamente grande revienta en lo infinitamente pequeño, en recíprocos remolinos que vibran y palpitan intensamente. Allí lo grande y lo chico se encuentran, el macrocosmos y el microcosmos.

Con la aurora del Universo el huracán eléctrico hace palpitar todos los átomos en forma de remolinos dentro del Omeyocan, dentro del ombligo del Universo, dentro de la Matriz Cósmica que es el Dos. En el Omeyocan, el Tloque Nahuaque es tempestad nocturna de todas las posibilidades. ¿Por qué? Porque cuando el movimiento eléctrico, el huracán eléctrico, el torbellino eléctrico, hacen girar todos esos átomos dentro de la materia caótica, persisten todas las posibilidades de la Vida Universal. Así lo han escrito siempre los mejores autores de Cosmogénesis. Naturalmente, estamos diciendo algo que nunca aceptaría, en modo alguno, la ciencia materialista.

En el Omeyocan, el Señor de la Noche, el negro Tezcatlipoca se niega, revienta en Luz y nace el Universo que fecunda, que maneja Quetzalcoatl, el Logos Solar. Recordemos nosotros que este Tezcatlipoca representa en su aspecto femenino a la Luna y a Dios-Madre. El Omeyocan es precisamente eso, Dios-Madre, es precisamente la matriz del Mundo. Por eso se dice que Tezcatlipoca revienta en Luz, sí, la Madre se hincha como flor de loto y al fin nace este Universo, que de hecho fecunda el Logos. En Náhuatl se dice que Quetzalcoatl entonces dirige y maneja ese Universo que surge a la existencia.

El Logos, Unidad Múltiple Perfecta, es radical; mas se desdobla asimismo en los cuarenta y nueve fuegos para trabajar con este Universo naciente. Incuestionablemente es precisamente el Logos Quetzalcoatl quien dirige este Universo, es, mejor dijéramos, la Conciencia Cósmica gobernando, dirigiendo lo que es, ha sido y será…

Estoy perfectamente seguro de que la antropología materialista no aceptaría esta concepción de Quetzalcoatl. Estoy perfectamente seguro de que la antropología materialista rechaza al Logos, de que está en contra de la tradición mexicana, que no quiere nada con la sabiduría de México. La antropología materialista, al rechazar a Quetzalcoatl como verdadero gobernante del Universo, de hecho está en contra de México mismo.

Así, mis queridos amigos, vale que reflexionemos un poco. Tampoco conviene que nos formemos de nuestro señor Quetzalcoatl una concepción antropomórfica, no. Repito, Quetzalcoatl es una Unidad Múltiple perfecta, es el Demiurgo de los griegos, el Logos platónico, el Principio Ingente de la Naturaleza haciendo vibrar a cada átomo, haciendo estremecer cada Sol, es el Fuego creado del primer instante.

No podrían asegurarme jamás los señores del materialismo antropológico que conocen el fuego. Estoy seguro que no lo conocen, ni mucho menos la electricidad. A nosotros nos interesa el Fuego del fuego y el conocimiento profundo de la electricidad Ellos usan el fuego y lo consideran como elemento de combustión, mas se equivocan. En realidad de verdad, si nosotros rastrillamos un cerillo, veremos que surge el fuego. Dirían ellos ¡producto de la combustión! No señor, más bien la combustión es un producto del fuego, porque la mano que rastrilla el cerillo tiene fuego para moverse, y el fuego está latente dentro del cerillo mismo. Basta solamente eliminar ese estuche de materias químicas de fósforo mediante el rastrilleo para que surja el fuego. El fuego existe antes del cerillo, es algo desconocido para la Química. El fuego en sí mismo es el Logos, el Principio Inteligente Fundamental de la Naturaleza.

Conste que nosotros no estamos defendiendo a un Dios antropomorfo que tanto molestaría a los señores de la antropología materialista, no. Únicamente estarnos haciendo gran énfasis para decir que la Naturaleza tiene Principios Inteligentes y que toda esa suma de Inteligentes Principios de la Naturaleza es Quetzalcoatl, el Demiurgo de los griegos, el Logos de los platónicos, Unidad Múltiple Perfecta latente en todo átomo, en todo corpúsculo que viene a la vida, en toda criatura que exista bajo el sol.

No hay duda, mis queridos amigos, de que el monoteísmo causó gran daño a la humanidad, porque, como consecuencia del mismo, se provocó el materialismo, el ateísmo. Digo también que el politeísmo llevado al abuso, al extremo, causó daño a la humanidad, porque entonces de él surgió el monoteísmo y del monoteísmo, a su vez, surgió el ateísmo materialista. Vean ustedes como el politeísmo, habiendo degenerado, dio origen al monoteísmo antropomórfico y, por último, examinen ustedes cuidadosamente la secuencia, el monoteísmo antropomórfico originó a su vez, debido a los abusos de los diversos cleros religiosos, el ateísmo materialista.

Si nosotros aceptamos Principios Inteligentes en la Naturaleza y en el Cosmos como fundamento de toda esta maquinaria de la relatividad, no desconocemos que, en el fondo, la variedad es Unidad.

Conceptúo que, en un futuro inmediato, la humanidad tendrá que volver al politeísmo, pero en una forma monástica trascendental. Deberá equilibrarse la humanidad, desde el punto de vista espiritual, entre el monoteísmo y el politeísmo. Sólo así podrá en verdad iniciarse una renovación de principios y una revolución completa de la Conciencia.

Samael Aun Weor

Incluimos este glosario que encontramos en la pagina: http://www.samaelaunweor.org les agradecemos…

GLOSARIO TERCERA CÁTEDRA

ADI-VARCHA: La primera tierra, el primer país en donde residían las primeras razas.

ANAHUAC: Palabra Mejicana que significa junto o cerca del agua, con la que designaban los naturales del país la costa de México. Algunos autores han querido aplicar la palabra agua a las lagunas en medio de las cuales está edificada México y afirman que Anahuac designa la gran meseta Mejicana y así ya ha acostumbrado llamar a la extensa altiplanicie donde se encuentra la capital.

CACHEMIRA: Antiguo estado de la India, hoy dividido entre la república India Estado de Jammu y Cachemira y Pakistán.

CARBONÍFERO: Se dice de todo lo relativo a uno de los periodos por los que ha pasado la tierra, y durante el cual se han formado las grandes masas de carbón de piedra que existen en la corteza terrestre. Este periodo es el cuarto y último de la era primaria o paleozoica. Comienza a continuación del período devónico y precede a la era secundaria o mesozoica. Se llama también permo-carbonífero, por comprender la época pérmica, con la cual se formaba antes un periodo independiente.

COSMOGÉNESIS: Origen o formación del universo.

DÍA CÓSMICO: (Mahanvantara o Maha Kalpa). Período de manifestación cósmica durante el cual sale a la vida todo lo existente. (2).

HESPÉRIDES: Hijas de Atlas. Eran tres hermanas que poseían un jardín cuyos árboles, producían manzanas de oro. Estas frutas preciosas habían sido colocadas bajo vigilancia de un dragón de cien cabezas. Hércules se encaminó al Jardín, mató al dragón y se apoderó de las manzanas de oro, realizando así el undécimo de sus trabajos.

ILIASTER: Materia homogénea, sustancial, purísima, que cristaliza en las formas sensibles que todos conocemos.

ISLA SAGRADA: (Thule). Lugar donde se desarrolló la primera raza humana. En aquella época, hace más de trescientos millones de años, estaba ubicada en la línea ecuatorial; más tarde, con la revolución de los ejes de la tierra, dicha isla quedó en lo que hoy es el polo norte. Don Mario Roso de Luna dice que esta isla todavía existe, pero se halla en estado de Jinas. (3)

KRIYA-SHAKTI: Véase Kriya-zakti.

KRIYA-ZAKTI: (sane.) El poder del pensamiento; una de las siete fuerzas de la naturaleza. La potencia creadora de los siddhis (poderes) de los Yoguis perfectos. (En el libro de Dzyan, segunda parte, estancia VII, N° 21, se lee: “La Tercera Raza vino a ser el vehículo de los Señores de la Sabiduría. Creó hijos de la Voluntad y del yoga, mediante el Kriya-zakti los creo…” Kriya-zakti es aquel misterioso y divino poder latente en la voluntad de cada hombre, y que, si no es llamado a la vida, avivado y desarrollado por la práctica del yoga, permanece inerte en los 999.998 de cada millón de hombres, por cuya razón se llega a atrofiar. “Es aquel misterioso poder del pensamiento que, en virtud de su propia energía inherente, le permite producir resultados fenomenales externo, perceptible”. Los antiguos sostenían que una idea cualquiera se manifestará exteriormente si la atención (y la voluntad) de uno esta profundamente concentrada en ella. De igual modo, una volición intensa será seguida del resultado apetecido. Por medio de este poder y el del Ichchhasaktí (poder de la voluntad) es como el yogui obra generalmente sus prodigios. (Doctrina secreta, I, 313 y II, 182).

LACÉRTIDOS: Familia del suborden fisilingües, orden de los saurios, clase de los reptiles. Habitan en Europa, Asia, África y América, prefieren los sitios muy soleados y se alimentan casi exclusivamente de insectos y gusanos.

LEVIATÁN: Monstruo marino emblema de la maldad, resumen de todos los vicios y pecados.

NAHUAS O NAHUALTLAQUES: Conjunto de tribus de América. Se componía principalmente de los aztecas (cuyo nombre se hace con frecuencia sinónimo al de nahuas), fundadores del imperio Mexicano, de los niquiros de Nicaragua, de los pipiles, también de la América Central, algunas tribus chichimecas, sino todas.

NOCHE CÓSMICA: (Pralaya). Disolución del universo. Al llegar a éste el océano del espíritu universal de vida, se sumerge entre el espacio abstracto absoluto. (2)

OFIDIOS: Orden de los vertebrados de la clase de los reptiles.

OMEYOCAN: El ombligo del mundo.

PALEONTOGRAFÍA: Tratado de los seres orgánicos que existieron en épocas más o menos remotas, en esta pueden distinguirse dos ramas: la que se refiere a los restos animales, o sea la paleozoología, y la que se refiere a los vegetales, o sea la paleontología.

PLESIOSAURIDOS: Familia de los vertebrados de la clase de los reptiles, orden de los Sauropterigios, que se caracteriza por tener miembros en forma de aletas, huesos del antebrazo y de la pierna cortos, casi tan anchos como largos, cintura pectoral generalmente sin clavícula distinta, coracoides muy grandes, unidos directamente al esternón o a la parte dital de las clavículas por una apófisis anterior mediana.

PTERODÁCTILO: Género de los vertebrados de la clase de los reptiles, orden de los Plesiosauros, familia de los pterodactilitos. El número de especies de pterodáctilos conocido hasta ahora y que procede de los depósitos secundarios medios correspondientes al jurásico superior pasa de veinte, siendo las calizas litográficas Alemanas las que mayor cantidad de formas han proporcionado.

QUETZALCOATL: Divinidad de los antiguos Mexicanos, adorado por los; toltecas y significa literalmente “serpiente emplumada”.

TEZCATLIPOCA: Dios adorado por los Mejicanos en la época precolombina. En los tiempos de la conquista era el verdadero rey del Olimpo Mejicano. Se le presentaba joven, con un gran espejo en la mano izquierda, con cuatro saetas y un escudo en la mano derecha; con una oreja medio ahumada, cuesta en los cabos de la cinta con que estaban prendidos sus cabellos.

ZOHAR: Obra principal de la Kábala, escrita en arameo y en forma de comentario al Pentateuco. Tiene una gran riqueza de pensamientos y explicaciones de la Biblia de orden neoplatónico y gnóstico. El compilador del Zohar fue Moisés el-chemtob, de León (España).

El Zohar comprende tres partes: 1; echar propiamente dicho: 2. Baja mchemma (El ¿pastor fiel) y 2. Midrash neelam (El -Midrash secreto).

(1) Véase el libro “Quetzalcoatl” por José López -Portillo.

(2) Véase el libro “Mensaje de Navidad 1869-1970 por Samael Aun Weor.

(3) Véase el libro “Matrimonio Perfecto” por Samael Aun Weor.

Leave a Reply