En cierta ocasión sucedió en Barranquilla un caso curioso: una niña enfermó gravemente, sin que la ciencia oficial pudiera curarla. La niña presentaba como síntomas, vómitos, diarrea, enflaquecimiento general y debilidad extrema.
Los médicos oficiales procedieron como de costumbre, aplicándole penicilina, sueros, etc., etc., sin obtener ningún resultado. Al fin, conversando con la madre detenidamente, vinieron a darse cuenta de que ésta daba el pecho a su hija a pesar de hallarse en cinta.
El embarazo de la señora era de criatura de sexo masculino, y como es lógico, esa leche no podía servirle a una criatura de sexo opuesto, pues la constitución de la leche materna es diferente en cada caso.
Hubo junta de médicos, y llegaron a la conclusión de que había que eliminar esa leche dañada del organismo de la niña enferma, y procedieron como siempre con innumerables remedios y recetas que en lugar de curar, empeoraban el organismo de la niña.
Alguien informó a los médicos de que en la ciudad se encontraba un “indio”, y que éste sabía mucha medicina. El “indio” fue llamado por los médicos, y éste entró en el cuarto de la enferma cuando los galenos se hallaban en plena junta de médicos alrededor del lecho de la niña enferma. Y viéndola dijo el indio (oriundo del Departamento de Bolívar, Colombia) así: “Esta niña se ha alimentado con leche mala de mujer en cinta, pero yo voy a sacarle la leche ahora mismo”; y mandó un niño a su casa para que le trajese determinado medicamento.
Luego dio a beber el remedio a la niña, y después de algunos minutos, la niña sintió deseos de defecar; al realizar esta función fisiológica, excretó la leche dañada, ante los asombrados médicos que con lápices en mano le solicitaron al “indio” la fórmula del medicamento. Pero el “indio” después de mostrarles la leche dañada en una botella, les miró con el más profundo desprecio y salió del recinto, sin que los asombrados médicos hubieran podido conocer la fórmula misteriosa.
La niña sanó totalmente y la “ciencia médica” quedó burlada. Más tarde el “indio” no tuvo ningún inconveniente en revelarme la fórmula que es la siguiente:
Calostros de leche de pecho del mismo sexo de la criatura enferma, mezclados con leche del árbol “perillo”; muy conocido en Antioquia (Colombia)
Indicación:
Si el niño es varón y ha bebido leche de mujer en cinta cuyo embarazo es de feto hembra, se le dará al niño enfermo calostros de la leche de otra mujer que esté criando varón, y viceversa, si es niña la criatura enferma, se le darán calostros de una mujer que esté criando niña.
Estos remedios siempre deberá el médico Gnóstico tenerlos preparados.
Samael Aun Weor