En un periódico de cierto país del mundo occidental hemos encontrado un alarmante artículo titulado: “venenos a la carta”. Nos pareció tan interesante este artículo que francamente no pudimos resistir la tentación de transcribirlo y comentarlo. Veamos:
“Resulta verdaderamente alarmante que la mitad de los habitantes de la ciudad pudieron haber sido envenenados, en distintos grados, con carne descompuesta”.
“Por fortuna esa carne en mal estado fue oportunamente decomisada por la sección de alimentos de origen animal de la dirección de salubridad en esta capital”.
“Al hacer una inspección de los animales destinados a la matanza en los rastros que surten a gran parte de las carnicerías de la ciudad, se descubrió que los citados animales sufrían graves padecimientos que habrían transmitido a quienes consumiesen su carne”.
“Durante el pasado mes de septiembre la carne decomisada fue incinerada, evitándose así un grave daño a los habitantes capitalinos”.
“De haber salido al mercado este producto enfermo, los consumidores habrían adquirido enfermedades de muy difícil diagnóstico y quizá hasta hubiesen muerto. Y lo que es peor, en ocasiones no habría sido posible determinar el origen de las enfermedades causantes de las defunciones”
“Decomisaron los inspectores en los rastros 2,076 reses que padecían Fasciolasis, hidrofernosis, ictericia, septicemia, septicemia hemorrágica, tuberculosis, cirrosis hepática, cisticercosis, y otros males”.
“También fueron decomisados 2,016 cerdos cuyo estado era lamentable porque sufrían abscesos hepáticos, cisticercosis, tuberculosis, triquina, etc., etc., etc.”
“Igual suerte que los animales anteriores corrieron 11,000 gallinas con septicemia, cólera, lecosis y tuberculosis”. Hasta aquí el alarmante artículo periodístico.
Nosotros hemos visto con horror a infelices mujeres hambrientas lanzarse a los canales de aguas negras de las grandes metrópolis del mundo para sacar el cadáver de algún cerdo en descomposición o de alguna gallina apestada. Las gentes hambrientas se comen toda esa inmundicia, o la llevan a los elegantes restaurantes donde les compran dichos cadáveres para prepararlos lo mejor posible con alguna salsita bien fuerte; siempre se rotula eso con algún buen nombrecito francés o inglés, y los clientes devoran su ultramoderna comida con mucha presunción y refinada elegancia.
Las gentes no han aprendido a comer todavía a pesar de tantos millones de años que han transcurrido desde que la humanidad existe sobre la tierra. La humanidad no ha querido comprender la necesidad de la comida vegetariana.
Realmente la naturaleza nos proporciona todo lo que el ser humano necesita para la vida. En las frutas, en las flores, en los vegetales de toda especie, en los granos, en el agua pura, etc., están todas las vitaminas necesarias para el sostenimiento del cuerpo físico.
Es absurdo alimentarnos de la podredumbre cuando la naturaleza es tan rica y maravillosa. Ha llegado la hora de abrir por todas partes restaurantes vegetarianos. Cuando la cocina vegetariana es completa en el sentido más científico de la palabra, la alimentación carnívora es innecesaria.
Los hermanos de todas las escuelas, religiones y sectas deben abrir por todas partes restaurantes vegetarianos. También hay muchas personas que han estudiado la ciencia del ayuno.
Muchas enfermedades pueden ser curadas mediante el ayuno, el organismo humano dispone de magníficas reservas de vitalidad que sólo necesitan de libertad de acción.
El ayuno libera esas fuerzas vitales para que sanen los órganos enfermos.
Es aconsejable practicar un ayuno de nueve días sin comer absolutamente nada. Durante ese ayuno sólo se debe beber agua pura. El resultado suele ser maravilloso, el organismo se desintoxica durante el ayuno y las fuerzas vitales de reserva lo curan totalmente.
En el mundo de las inquietudes espirituales se habla mucho de materializaciones de mahatmas, esas materializaciones son posibles con el ayuno, mas la meditación y la oración.
EL CUERPO PLANETARIO, (CUERPO FÍSICO), vibra normalmente con las siete notas de la escala musical Do- Re- Mi- Fa- Sol- La- Si. Dicha escala puede repetirse en octavas superiores desde el Do hasta el Si. Normalmente los ángeles y mahatmas viven en una octava superior y por ello son invisibles para los ojos físicos, empero nosotros podemos elevar la tasa de vibraciones de nuestro cuerpo planetario, (cuerpo físico), Para pasarlo a la octava superior musical donde viven los ángeles y mahatmas.
Quien quiera elevar la tasa de vibraciones del cuerpo físico para pasarlo a la octava superior, debe utilizar para ello el ayuno, el silencio, la oración, la meditación, y el buen incienso, se hace necesario quemar buen incienso dentro de su recámara, y no hablar con nadie durante el ayuno. Se hace necesario CONCENTRARSE ÚNICAMENTE EN EL ÁNGEL O MAESTRO con el cual deseamos relacionarnos, así se eleva nuestra tasa de vibraciones y pasamos a una octava musical superior, entonces nosotros subimos y el maestro baja para platicar con nosotros, así se obtienen las famosas materializaciones de que tanto se habla en la literatura ocultista, Teosofista, etc., etc., etc.
Nosotros aconsejamos siempre la comida vegetariana, empero aclaramos que se necesita una comida vegetariana completa a fin de poder sostenernos llenos de vitalidad.
Nosotros aconsejamos la ciencia del ayuno para sanar de las peores enfermedades.
Nosotros aconsejamos el ayuno, la meditación y la oración para obtener materializaciones de grandes maestros.
Es necesario abandonar la mecanicidad durante el acto de comer, realmente conviene concentrarnos en los alimentos que estamos comiendo, a fin de que la mente trabaje armoniosamente produciendo por medio del cerebro todos los elementos bioquímicos necesarios para la digestión.
SAMAEL AUN WEOR